07.12.2012 Views

Aprendiendo-a-ser-lo-que-elegiste-ser

Aprendiendo-a-ser-lo-que-elegiste-ser

Aprendiendo-a-ser-lo-que-elegiste-ser

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

El amarse a sí mismo comienza con no criticarnos más. La crítica nos encierra en el mismo patrón <strong>que</strong><br />

estamos <strong>que</strong>riendo cambiar. El <strong>ser</strong> comprensivos y amables con nosotros mismos, nos ayuda a <strong>lo</strong>grar el<br />

cambio. Recuerda <strong>que</strong> te has estado criticando por muchos años y no ha funcionado. Trátate con<br />

aprobación y ob<strong>ser</strong>va tus resultados.<br />

Respétate y respeta a <strong>lo</strong>s demás<br />

Só<strong>lo</strong> podemos respetar a <strong>lo</strong>s demás<br />

cuando uno se respeta a sí mismo.<br />

Só<strong>lo</strong> podemos dar, cuando nos damos a nosotros mismos.<br />

Só<strong>lo</strong> podemos amar, cuando nos amamos a nosotros mismos<br />

Abraham Mas<strong>lo</strong>w<br />

Todo <strong>ser</strong> humano <strong>que</strong> ves a tu alrededor, tiene un secreto. Este secreto, <strong>que</strong> rara vez se admite aun a sí<br />

mismo, es <strong>que</strong> él es una encarnación de Dios. Él sabe <strong>que</strong> la inspiración creativa del mundo emana de él.<br />

En <strong>lo</strong> profundo de su alma está escondido un orgul<strong>lo</strong> feroz y hermoso de <strong>ser</strong> él mismo. Una manera<br />

segura de llegar al corazón de cualquier persona es demostrarle <strong>que</strong> están activamente conscientes de su<br />

magnificencia escondida. Estar activamente consciente significa mostrarle activamente respeto.<br />

Cualquier cosa <strong>que</strong> hagas a otros, también <strong>lo</strong> haces para ti. No es posible <strong>que</strong> respetes a otra persona a<br />

menos <strong>que</strong> primero te consideres a ti mismo respetado y respetable. Si deseas <strong>ser</strong> respetado, empieza<br />

por respetar a <strong>lo</strong>s otros <strong>lo</strong> más conscientemente posible.<br />

Una forma de mostrar el máximo respeto por otra persona es escuchando sus deseos, sus palabras y<br />

algunas veces yendo más allá de las palabras y escuchando la canción <strong>que</strong> hay en su alma.<br />

Da afecto y recíbe<strong>lo</strong><br />

No se puede amar algo por decreto.<br />

El amor es una expresión voluntaria del corazón.<br />

Juan Antonio Razo<br />

Este fue un experimento de René Spitz con <strong>lo</strong>s niños huérfanos como consecuencia de la Segunda<br />

Guerra Mundial, asilados en <strong>lo</strong>s hospitales, en Inglaterra, atendida por una orden de religiosas del sig<strong>lo</strong><br />

pasado. La casa tenía una mortalidad infantil <strong>que</strong> sobrepasaba el 90%. Las hermanas se habían<br />

resignado tristemente a tal situación, pues creían <strong>que</strong> la causa era el hecho de <strong>que</strong> <strong>lo</strong>s niños habían sido<br />

encontrados en <strong>lo</strong>s quicios de las puertas y en las calles y era evidente <strong>que</strong> habían sido expuestos a<br />

incontables enfermedades y privaciones antes de su llegada, <strong>lo</strong> cual era la causa de su enfermedad y las<br />

muertes prematuras.<br />

Siguiendo con el relato, una mujer <strong>que</strong> había criado a su propia familia llegó a trabajar al orfanatorio. Sus<br />

deberes se limitaban a trapear y a lavar, pero sus instintos maternales eran constantemente despertados<br />

por el llanto de <strong>lo</strong>s bebés. Cuando empezó a consolar<strong>lo</strong>s le dijeron <strong>que</strong> <strong>lo</strong>s infantes probablemente<br />

morirían de todas maneras y <strong>que</strong>, con la cantidad de trabajo <strong>que</strong> había <strong>que</strong> hacer, no había tiempo para<br />

atender<strong>lo</strong>s de otra forma <strong>que</strong> no fuera alimentar<strong>lo</strong>s.<br />

Sin embargo, obtuvo permiso y mientras hacía sus tareas pasaba algún tiempo cargando y calmando a<br />

<strong>lo</strong>s pe<strong>que</strong>ños. Para el asombro de todo el mundo, excepto de la mujer <strong>que</strong> limpiaba, <strong>lo</strong>s niños empezaron<br />

a progresar. Ganaron peso y empezaron a balbucear y a jugar. El grado de mortalidad bajó del 90% al<br />

10% casi de un día para otro.<br />

Nosotros no somos diferentes de esos niños. Debemos compartir afecto con a<strong>que</strong>l<strong>lo</strong>s de nuestro universo<br />

o moriremos. La muerte, como resultado de una falta de afecto, no vendrá tan rápida o mi<strong>ser</strong>icordiosa en<br />

<strong>lo</strong>s adultos como <strong>lo</strong> es para <strong>lo</strong>s niños. Sin embargo, es igualmente predecible.<br />

Nos pasamos esta fuerza de vida de unos a otros a través de las muestras de afecto. Es de vital<br />

importancia para la salud el <strong>que</strong> muestres afecto y <strong>que</strong> <strong>lo</strong> recibas. El verdadero afecto no es<br />

necesariamente el intercambio de abrazos y besos. Esos actos pueden muy bien intercambiarse sin <strong>que</strong><br />

exista ningún afecto de por medio.<br />

Algunas personas encuentran al compartir su cariño con otros <strong>ser</strong>es humanos tan difícil, <strong>que</strong> vuelcan su<br />

afecto hacia <strong>lo</strong>s animales. Estas personas llenan sus necesidades de afecto dándo<strong>lo</strong> a <strong>lo</strong>s objetos<br />

amados de sus vidas, sus mascotas. Al hacer<strong>lo</strong>, intercambian la misma energía vital <strong>que</strong> nutre a <strong>lo</strong>s <strong>ser</strong>es<br />

humanos, no podría provenir de ninguna otra criatura diferente o <strong>que</strong> no formara parte del mismo patrón<br />

vibrante de <strong>lo</strong>s <strong>ser</strong>es humanos. Así como nuestros niños son criados con las leches de otras criaturas no<br />

humanas, nuestros espíritus pueden nutrirse de su afecto. Somos la misma familia.<br />

Só<strong>lo</strong> es posible dar a otras personas a<strong>que</strong>l<strong>lo</strong> <strong>que</strong> tenemos para nosotros mismos. Un hombre pobre no<br />

puede darte o prestarte dinero. Un hombre <strong>que</strong> no posee un huerto, no puede darte frutas, por<br />

consiguiente; para poder dar afecto necesitamos tener<strong>lo</strong>.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!