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Frisque Jean Protestante Teologia De La Historia Oscar Cullmann

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66 UNA TEOLOGÍA DE LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN<br />

la salvación, lo que permitirá estructurarlas en un todo orgánico;<br />

esto es con propiedad la teología del Nuevo Testamento. En<br />

muchos casos, la explicación teológica consistirá en «hacer resaltar»<br />

M un encadenamiento histórico de los hechos del pasado, del<br />

presente y del futuro. Dado que el plan divino de la salvación<br />

se encarna en una historia, es necesario tomarse en serio ese<br />

proceso histórico y expresarlo en «categorías teológicas e históricas»<br />

". «Para llegar a ver cómo se suceden algunos hechos según<br />

ese plan de salvación, hay que saber combinar, con un pensamiento<br />

teológico, una visión histórica que presupone el conocimiento<br />

de los hechos y la capacidad de relacionarlos en una perspectiva<br />

determinada. Dicho de otra manera: hay que ser teólogo<br />

e historiador para llegar a ver la línea que va de Israel a Cristo,<br />

y de Cristo a la Iglesia» 6S . <strong>Historia</strong>dor, o sea, conocedor de los<br />

hechos; teólogo o, lo que es lo mismo, ser capaz de relacionarlos<br />

entre sí en una perspectiva determinada. <strong>La</strong> noción de teología<br />

aparece esencialmente como un «principio de estructuración»<br />

de los acontecimientos de la salvación. <strong>La</strong> coordenada religiosa<br />

de un hecho de la historia de la salvación es un dato<br />

perfectamente inteligible, puesto que se reduce a señalar un acontecimiento<br />

dado con un índice de situación y de importancia en<br />

el encadenamiento histórico; y un dato, al mismo tiempo, totalmente<br />

irracional (por lo tanto, ha de ser objetivamente revelado),<br />

puesto que sólo revela los planes de Dios sobre la historia,<br />

y porque es objeto de fe.<br />

Si nos preguntamos de qué naturaleza es la diferencia entre<br />

la «historia universal» y la «historia de la salvación», debemos<br />

tener muy en cuenta que esta diferencia «no afecta, en efecto,<br />

ni al carácter histórico de los hechos comunes a las dos historias,<br />

ni al carácter temporal del encadenamiento de los mismos,<br />

sino más bien a la «selección» de estos hechos y a la «perspectiva»<br />

con que se les considera a partir del lugar central que<br />

ocupa la muerte de Cristo» 69 . Esta observación muestra suficien-<br />

66. «<strong>La</strong> nécessité et la fonction...», 46, p. 8.<br />

67. «<strong>La</strong> nécessité et la fonction...», 46, p. 9.<br />

68. «<strong>La</strong> nécessité et la fonction...», 46, p. 9.<br />

69. «<strong>La</strong> nécessité et la fonction...», 46, p, 9, n. 1.<br />

LA OPCIÓN PERSONAL DE CULLMANN 67<br />

temente que la explicación teológica de los hechos históricos consiste<br />

en su ordenación temporal y normativa dentro de la línea<br />

de la salvación.<br />

Ahora, pues, ya que «la teología es una historia y esta historia<br />

es la esencia de la teología» ,0 , no cabe la distinción entre libros<br />

históricos y libros didácticos. Cuando comparamos cómo<br />

viene planteada la cuestión de la distinción entre los documentos<br />

en 1928 y en el artículo de 1949, caemos en la cuenta de que<br />

el problema casi se ha invertido. En 1928, se insistía en el hecho<br />

de que la mayoría de los libros históricos, si no todos, son portadores<br />

de un mensaje religioso; pero, inversamente, ahora se<br />

nos da a entender que los libros didácticos, en último análisis,<br />

tienen por objeto la revelación de Dios en IT, historia bíblica,<br />

o sea, una acción histórica y no «ideas» religiosas, separadas<br />

de alguna manera.<br />

Todo esto deja bien sentado el valor de «la necesidad del<br />

método histórico». Dicho método nos permite comprender la historia<br />

de la salvación, tal como ha sido comprendida por los<br />

primeros cristianos. <strong>La</strong> interpretación teológica adquiere consistencia<br />

en el nivel de esta misma historia, que se manifiesta con<br />

sus propios criterios de estructuración. Resulta pues esencial,<br />

para el objetivo último que persigue el exegeta, ser fiel al texto;<br />

la gran misión de la interpretación filológica e histórica estriba<br />

en facilitarle esta fidelidad ". <strong>La</strong> importancia teológica del estudio<br />

filológico e histórico aparecerá más clara, si se considera<br />

que la revelación de la historia de la salvación ha sido formulada<br />

«en un momento determinado de la historia, por hombres pertenecientes<br />

a su tiempo y en una lengua humana propia de aquella<br />

época» 72 , elementos, todos ellos, escandalosamente contingentes,<br />

de la misma revelación n . Hay pues un respeto por lo accidental,<br />

por lo contingente, que forma parte de la fe; es una parte<br />

del escándalo que no puede dejar de suscitar.<br />

70. «<strong>La</strong> nécessité et la fonction...», 46, p. 7.<br />

71. «<strong>La</strong> nécessité et la fonction...», 46, p. 13.<br />

72. «<strong>La</strong> nécessité et la fonction...», 46, p. 7.<br />

73. Podría añadirse: el proceso banalmente histórico con el que se formaron los libros<br />

particulares, y más tarde las compilaciones canónicas del Antiguo y del Nuevo Testamento<br />

(«<strong>La</strong> nécessité et la fonction...», 46, p. 7); cf. también «Die Pluralitat der Evangelien...», 32.

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