Boletin 2-2016

Año de la Misericordia
amo mucho” que nosotros también se lo podíamos decir,
sin ningún problema” EL SEÑOR NOS AYUDA Y
EL CORAZÓN DE ESTOS NIÑOS ESTÁN SEDIENTOS
DE ÉL.
El domingo de Ramos lo comenzamos en la catequesis
de primera comunión, preparando juntos los ramos
para ser entregados al día siguiente. Los niños muy
entusiasmados, después de recibir las reflexiones de
semana santa, comenzaron el trabajo de aprontar pequeños
ramos atados con cintas. Todos los niveles
estuvieron juntos.
El domingo propiamente, la celebración se inició en el
Hogar de ancianas…
Con la bendición de Ramos el hogar nos quedó chico;
con todos los fieles de la capilla y las abuelas que
podían trasladarse, fuimos en procesión hasta la capilla;
muchas de ellas pudieron ir en procesión con el
pueblo, con sus bastones, sillas de ruedas o andadores…
La capilla estaba colmada, todos participando con
gozo, cantando y rezando…
En el lavatorio de los pies participaron algunas abuelas
y algunos chicos de la catequesis... Algunas abuelas nos
acompañaron durante el triduo pascual. No pudieron
asistir a la Vigilia Pascual porque estaba lloviendo mucho...
situación que impidió que pudieran acercarse a la
capilla, pero bendición después de una prolongada sequía...
El viernes santo rezamos laudes frente al monumento,
y luego las abuelas, junto con otros fieles compartieron
el rosario con las hermanas.
Después de la celebración de la pasión tres hermanas
fueron al hogar a rezar el viacrucis con todas las abuelas
y dos hermanas participaron en el de la parroquia.
Sí pudimos compartir todos (fieles de la capilla y hogar
de ancianas en pleno, solo faltaron las 2 que están en
cama y 5 que no
pueden ya estar
entre muchas
personas)... el
salón del hogar se llenó para la misa del día de pascua, las
abuelas se vistieron con sus mejores galas. Frente a esa comunidad
completamente heterogénea, las hermanas renovamos
nuestros votos, uniéndonos a cada una de las hermanas
de la Congregación... Todo fue de alegría y entusiasmo...
CÓRDOBA
"El Misterio que adoramos en esta Semana Santa es una
gran historia de amor que no conoce obstáculos” puesto
que “es una gran historia de compartir con los sufrimientos
de toda la humanidad y una permanente presencia en los
sucesos de la vida personal de cada uno de nosotros”.
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