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033 Revista Evangelizar

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Mayo | 1<br />

<strong>Revista</strong> de Ayudas Pastorales<br />

Diócesis de Sonsón-Rionegro<br />

Mayo<br />

2016<br />

N° 33<br />

Enseñar<br />

al que no sabe


2 | <strong>Evangelizar</strong><br />

Asesor General<br />

Mons. Fidel León Cadavid Marín<br />

Director<br />

P. John Jairo Olaya Ballesteros<br />

Diagramación<br />

Silvia Giraldo<br />

A LOS SACERDOTES<br />

+Rino Fisichella<br />

EL PERDÓN DE LOS PECADOS POR PARTE DE JESÚS<br />

LITURGIA DEL DOMINGO<br />

Pbro. Javier Arturo Marín Carvajal<br />

VI DOMINGO DE PASCUA<br />

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR<br />

PENTECOSTÉS<br />

LA SANTÍSIMA TRINIDAD<br />

EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO<br />

FORMACIÓN DOCTRINAL<br />

Pbro. Edwin Yair Hidalgo Giraldo<br />

VESTIR AL DESNUDO<br />

ENSEÑAR AL QUE NO SABE<br />

VISITAR A LOS PRESOS<br />

CONTROVERSIAS RELIGIOSAS<br />

Pbro. Óscar Chalarca<br />

¿SERÁ VERDAD QUE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN<br />

NO HA SIDO PRIORITARIA EN LA IGLESIA?<br />

Consejo editorial<br />

Delegados de Pastoral<br />

Coordinador general<br />

Vicaría de Pastoral<br />

Impresión<br />

Periódico El Mundo<br />

Dirección<br />

Diócesis de Sonsón-Rionegro<br />

Curia Episcopal<br />

Calle 51 No 47-31<br />

Tel: 531 5252<br />

www.diosonrio.org.co<br />

Fotografía<br />

Diócesis de Sonsón-Rionegro<br />

Sugerencias<br />

vipastoral@diosonrio.org.co<br />

NUESTRA REALIDAD<br />

Mons. Gilberto Muñoz Ospina<br />

“LA LAUDATO SI”<br />

CONVERSIÓN Y ESPIRITUALIDAD ECOLÓGICA<br />

VIDA FAMILIAR<br />

Pbro. Nelson Patiño Villa<br />

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL<br />

AMORIS LAETITIA<br />

ESPACIOS PARA CRECER<br />

Pbro. Jorge Iván Martínez López<br />

CONGREGACIÓN SIERVAS DEL SANTÍSIMO<br />

Y DE LA CARIDAD


Mayo | 3<br />

EL PERDÓN DE LOS PECADOS POR PARTE DE JESÚS<br />

En el interior del capítulo titulado “Los sacramentos de<br />

curación“(CEC 1420-1532), el Catecismo de la Iglesia<br />

Católica trata del sacramento de la Reconciliación.<br />

La argumentación se circunscribe a dos referencias<br />

evangélicas. Que se refieren al paralítico curado<br />

por Jesús en Cafarnaúm (Mc 2, 1-12). Entre Jesús y<br />

los escribas estalla una polémica sobre el tema del<br />

“perdón de los pecados”. El tema del perdón de los<br />

pecados ha sido desde siempre un argumento que crea<br />

conflictos y acarrea dificultades; ya está planteado en<br />

el evangelio más antiguo, el de San Marcos. De hecho,<br />

es significativo que la primera controversia haya sido<br />

provocada por el mismo Jesús en referencia al “perdón<br />

de los pecados” (Mc 2, 1-12).<br />

DESDE EL ESCÁNDALO<br />

En Cafarnaúm, dirigiéndose a un paralítico que le han<br />

presentado, Jesús le dice:” Hijo, tus pecados te son<br />

perdonados”. Estas palabras escandalizan a algunos<br />

escribas presentes que, en su corazón, objetan:<br />

“¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando!<br />

¡¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?!”<br />

(v.7). Consideradas blasfemas, las palabras de Jesús<br />

provocan desconcierto y desprecio en los doctores de<br />

la Ley. Pero la fuerte reacción resulta comprensible, si<br />

se compara con las enseñanzas de la tradición hebrea.<br />

En efecto, en ésta se consideraba que el perdón de<br />

los pecados era exclusivo privilegio de Dios, y ¿sólo<br />

de Dios! (“Soy Yo, sólo Yo el que borro tus crímenes<br />

por consideración a mí, y ya no me acordaré de<br />

tus pecados”, (Is 43,25). Ellos, ciertamente, habrían<br />

manifestado esto en la era mesiánica porque la<br />

salvación de Dios obrada para el pueblo habría incluido<br />

el perdón de los pecados. (“¿Qué dios es como tú, que<br />

perdonas la falta y pasas por alto la rebeldía del resto<br />

de tu herencia? Él no mantiene su ira para siempre,<br />

porque ama la fidelidad. Él volverá a compadecerse<br />

de nosotros y pisoteará nuestras faltas. Tú arrojarás en<br />

lo más profundo del mar todos nuestros pecados”,( Mi<br />

7,18-19) . Sin embargo, a pesar de que las expectativas<br />

sobre el Mesías eran múltiples y variadas (un liberador<br />

del habitante extranjero, aquel que reuniría al pueblo<br />

disperso, el fiel intérprete de la Ley), nunca nadie se<br />

había osado a atribuir al ungido de Dios el poder de<br />

perdonar los pecados a alguien. Se trataba de una<br />

prerrogativa absoluta de Dios, el Único! Juzgando<br />

como blasfemas las palabras de Jesús, los escribas<br />

manifiestan tener clara conciencia de la condición del<br />

hombre “sobre la tierra“ y del carácter de la auténtica<br />

experiencia religiosa. De hecho, toman en serio la<br />

distancia abismal que separa al hombre, pecador por<br />

su naturaleza, del Dios tres veces santo (Is 6, 3).<br />

Los escribas reconocen sólo a Dios el papel de ejecutor<br />

de la salvación. Por consiguiente, ante sus oídos, las<br />

palabras de Jesús hacia el paralítico son inaceptables<br />

e insostenibles, porque parecen querer engañar<br />

respecto a su condición, y sobre todo porque ponen a<br />

quien las pronuncia a la misma altura de Dios “Único“<br />

de Israel.


4 | <strong>Evangelizar</strong><br />

VI DOMINGO DE PASCUA<br />

Evangelio según San Juan (14, 23-29)<br />

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:<br />

— «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre<br />

lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.<br />

El que no me ama no guardará mis palabras. Y la<br />

palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre<br />

que me envió.<br />

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro<br />

lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que<br />

enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo<br />

Pautas de reflexión<br />

El verdadero amor se manifiesta en los actos más que<br />

en las palabras y esta es la condición que Jesús nos pide<br />

para poder realizar en nosotros su obra: «El que me ama<br />

guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos<br />

a él y haremos morada en él. Pero cuál es el amor<br />

que se nos pide: “Ama al Señor tu Dios con todo tu<br />

corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le<br />

respondió Jesús. Éste es el primero y el más importante<br />

de los mandamientos. El segundo se parece a éste:<br />

“Ama a tu prójimo como a ti mismo.” Pero qué difícil<br />

es amar, cuando debemos superar nuestra tendencia al<br />

egoísmo, cuando nos toca enfrentarnos con el esquema<br />

del mundo donde se confunde el amor con el interés y<br />

se nos olvida que el amor es la fuerza que nos ayuda a<br />

vivir según el Evangelio y a configurarnos cada vez más<br />

con Aquel que nos “amó hasta el extremo”; el que no<br />

enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os<br />

he dicho.<br />

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como<br />

la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón<br />

ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y<br />

vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais<br />

de que vaya al Padre, porque el Padre es más que<br />

yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para<br />

que cuando suceda, sigáis creyendo”.<br />

Palabra del Señor<br />

ama nunca podrá experimentar la presencia de Dios, es<br />

más ni siquiera conoce a Dios, puesto que Dios es amor.<br />

Y en el marco de este pedido Jesús nos hace la promesa:<br />

“Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado,<br />

pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre<br />

en mi nombre, será quien os lo enseñe todo”. El Espíritu<br />

Santo será quien llene nuestro corazón de amor y lo<br />

avive con su fuego divino, El será nuestro inspirador,<br />

él nos lo recordará todo, El será quien dirija nuestras<br />

acciones inspiradas en el amor y por el amor. Hace las<br />

veces de Maestro en la escuela del amor. Una persona<br />

que ama verdaderamente, es una persona llena del<br />

Espíritu. La tarea no es fácil, pero no imposible, sólo<br />

permitamos que Dios nos moldee como el barro en las<br />

manos del Alfarero.


Mayo | 5<br />

Vestir al desnudo (Mt 25,36)<br />

“Traigan el mejor vestido y vístanlo”<br />

La Sagrada Escritura nos presenta la desnudez de<br />

manera negativa, de un lado como fruto del pecado (cfr.<br />

Gén 3,7), y de otro por la relación con el esclavo que no<br />

tiene derecho a propiedad y está sujeto a explotación<br />

(cfr. Gén 37,23); la desnudez se relaciona con la situación<br />

del encarcelado (cfr. Is 20,4; Hch 12,8) y del enfermo<br />

mental que viven en condición de alienación (cfr. Mc<br />

5,1-20). En efecto, hablamos de la desnudez humillada<br />

del marginado, tal como se cuenta en el libro de Job<br />

hablando de los pobres: “Pasan la noche desnudos, sin<br />

nada de ropa qué ponerse, sin cobertor, a merced del<br />

frío... Andan desnudos, sin ropas y hambrientos” (Job<br />

24,7.10).<br />

Observando la miseria del que carece de vestido,<br />

las Sagradas Escrituras proponen una actitud de<br />

compasión para con la desnudez: “Comparte tu ropa<br />

con el que está desnudo” (cfr. Tob 4,16), alaba al que<br />

“viste al desnudo” (Ez 18,16) y “al que lo cubre” (Is<br />

58,7). De allí que, en el juicio final, tal acción es vista<br />

como una obra de misericordia (cfr. Mt 25,36). Para<br />

la Biblia el vestido es signo de la condición espiritual<br />

del ser humano, particularmente cuando se utiliza el<br />

color blanco, que remite a la dimensión escatológica<br />

salvadora como marca de los seres asociados a Dios<br />

(cfr. Ap 2,17; 14,14). En este contexto, el contraste entre<br />

el “joven desnudo” (Mc 14,51s) –símbolo de la muerte<br />

de Jesús– y el “joven vestido de blanco” (Mc 16,5) –<br />

anunciador de la resurrección de Jesucristo–, sugiere<br />

plásticamente el significado profundo de “la atención<br />

para con el desnudo” (Mt 25,36).<br />

Dice Marko Rupnik s.j: “el vestido tiene que ver con la<br />

identidad más profunda de la persona. Tan es así que<br />

la desnudez es la pérdida de esa identidad y expresa<br />

su cercanía a la muerte”. Entonces, lo de vestir al<br />

desnudo ya no es solamente dar nuestra ropa pasada<br />

de moda, sino que se convierte en la obra de ayudar a<br />

recuperar la intimidad y la profundidad de la persona,<br />

crear espacios, situaciones, relaciones que colaboren<br />

en la rehabilitación del que ha perdido sus rasgos más<br />

íntimos.<br />

Vestir al desnudo exige un profundo respeto, pues no<br />

se trata de imponer mis gustos o mi visión de la vida.<br />

Se trata de acompañar a quien necesita restaurar su<br />

humanidad, lo mejor de su modo de proceder y de<br />

situarse ante la vida; es ofrecer abrigo al que siente frio<br />

para que no bajen sus defensas. Vestir al desnudo no es<br />

hacer de estilista que crea algo nuevo, que experimenta<br />

con colores, tejidos y peinados, sino ayudar a descubrir<br />

o redescubrir el fin para el que ha sido creado, a vivir<br />

vidas con sentido y horizonte, a ver lo que Dios nos ha<br />

dado para que nuestra vida sea más plena.<br />

Para compartir<br />

Si hacemos un balance entre lo que hemos comprado útilmente y lo<br />

que hemos compartido con los más necesitados ¿cuál es el resultado?<br />

¿Doy de lo que me sobra? ¿pienso en deshacerme de las cosas que ya<br />

no uso, o pienso realmente en lo que al otro le está faltando?<br />

¿Somos conscientes del llamado que Cristo nos hace a cubrir la<br />

desnudez del prójimo?


6 | <strong>Evangelizar</strong><br />

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR<br />

Conclusión del santo Evangelio según San Lucas (24, 46-53)<br />

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:<br />

—“Así estaba escrito: el Mesías padecerá,<br />

resucitará de entre los muertos al tercer día<br />

y en su nombre se predicará la conversión y<br />

el perdón de los pecados a todos los pueblos,<br />

comenzando por Jerusalén.<br />

Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré<br />

lo que mi Padre ha prometido; vosotros<br />

quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis<br />

de la fuerza de lo alto».<br />

Después los sacó hacia Betania y, levantando<br />

las manos, los bendijo.<br />

Y mientras los bendecía se separó de ellos,<br />

subiendo hacia el cielo.<br />

Ellos se postraron ante Él y se volvieron a<br />

Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre<br />

en el templo bendiciendo a Dios”.<br />

Palabra del Señor<br />

Pautas de reflexión<br />

Decir adiós es una constante en nuestra vida,<br />

despedidas van y vienen, desde la relación que se<br />

rompe, hasta los enamorados que se juran amor<br />

eterno en un puerto viendo marchar al otro tomando<br />

un nuevo rumbo que separa sus cuerpos, pero no sus<br />

corazones. La despedida al ser querido en las puertas<br />

del cementerio, con la certeza de la fe, que anhela el<br />

reencuentro con ese padre, madre, hijo o hermano, y<br />

entre lágrimas y sollozos se pronuncian las palabras<br />

más emotivas como queriendo eternizar los instantes<br />

más significativos que la caducidad, que el tiempo<br />

quiere arrebatar. Lo que más preocupa al que se<br />

va y al que se queda, no es la ausencia sino<br />

el olvido. Lastimosamente en muchos de los casos<br />

los recuerdos se van archivando en el aposento de<br />

las nostalgias cubiertos por la manta del tiempo que<br />

va opacando el brillo de aquellos días vividos con<br />

intensidad.<br />

Pero hubo una despedida, conocida y actualizada<br />

por nosotros en esta celebración de la Ascensión,<br />

despedida sí, pero no ausencia; separación, pero no<br />

abandono. Presencia invisible pero no lejana. Anhelo<br />

de salir a proclamarle al mundo la alegría del Amor<br />

que deja abierto el camino a la Casa del Padre.<br />

Esta gran solemnidad nos debe llevar a no quedarnos<br />

en nuestros sentimentalismos, que muchas veces se<br />

apoderan de nuestras expresiones de fe, y corremos<br />

el peligro de quedarnos mirando sólo hacia el cielo<br />

y se nos olvida cumplir la misión encomendada, la<br />

de ser testigos, discípulos, enviados de Aquel que<br />

sube al cielo, pero a su vez se queda presente en<br />

la gran promesa : “Yo os enviaré lo que mi Padre ha<br />

prometido” EL ESPÍRITU SANTO.


Mayo | 7<br />

Catequesis 2<br />

Enseñar al que no sabe<br />

“Los que enseñan brillaran como el resplandor del firmamento”<br />

Cuando Felipe le preguntó al funcionario que leía<br />

al profeta Isaías si entendía lo que leía (Hch 8,30),<br />

éste le respondió: “¿Y cómo voy a entenderlo si nadie<br />

me lo explica?” (Hch 8,31). En esta línea de guía de<br />

conciencias, se debe recordar el texto paradigmático<br />

de Jesús cuando afirma: “No se dejen llamar maestros,<br />

porque sólo uno es el maestro de ustedes” (Mt 23,10).<br />

Se marca así, con contundencia, que quien de forma<br />

definitiva “enseña al que no sabe” es Jesús el Mesías,<br />

dado que “ya vivamos o ya muramos, somos del Señor”<br />

(Rm 14,8).<br />

En este marco surge la tarea fundamental de enseñar al<br />

que no sabe. El texto bíblico añade que, en la práctica<br />

educativa, resaltan sobremanera aquellos que “dan<br />

razón de la esperanza en Cristo” (cfr. 1Pe 3,15). San Juan<br />

Pablo II, en la Encíclica Fides et ratio (1998), puso muy<br />

de relieve esta decisiva tarea para nuestro mundo: “Es<br />

ilusorio pensar que la fe, ante una razón débil, tenga<br />

mayor incisión; al contrario, cae en el grave peligro de<br />

ser reducida a mito o superstición” (no. 48). Por esto,<br />

concluye afirmando: “Lo más urgente hoy es llevar a<br />

los hombres a descubrir su capacidad de conocer la<br />

verdad y su anhelo de un sentido último y definitivo de<br />

la existencia” (no. 102). Podemos vivir en este mundo<br />

en una confusión total, creyendo que sabemos mucho<br />

e ignorando todo el sufrimiento de los más débiles<br />

de la historia. Haciendo de nuestro saber un pedestal<br />

que nos separa de los demás, enalteciéndonos en<br />

una insolidaridad y una indiferencia que no es digna<br />

de lo humano. Vivir como si los demás no existieran,<br />

especialmente los pobres; o vivir de tal forma que<br />

con nuestro modo de vida seamos causa del dolor,<br />

la ignorancia y la pobreza y de muchos de nuestros<br />

hermanos contemporáneos. En este sentido erramos y<br />

necesitamos que nos corrijan y nos saquen de nuestro<br />

error.<br />

Para compartir<br />

Como Iglesia ¿qué estamos haciendo para ayudar a la formación profesional de aquellos que no<br />

tienen recursos y posibilidades?<br />

Al momento de elegir escuelas, colegios y universidades para los nuestros ¿nos cercioramos de<br />

que sea una formación con ética y con verdadera dimensión social?<br />

Cuando realizamos un estudio lo hacemos con verdadero sentido solidario, pensando en<br />

estudiar para y por los más pobres, para hacer una sociedad más justa.


8 | <strong>Evangelizar</strong><br />

PENTECOSTÉS<br />

Evangelio según San Juan (20, 19-23)<br />

“Al anochecer de aquel día, el día primero de la<br />

semana, estaban los discípulos en una casa, con las<br />

puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto<br />

entró Jesús, se puso en medio y les dijo:<br />

—«Paz a vosotros.»<br />

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado.<br />

Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al<br />

Señor. Jesús repitió:<br />

—«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado,<br />

así también os envío yo».<br />

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les<br />

dijo:<br />

—”Recibid el Espíritu Santo; a quienes les<br />

perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a<br />

quienes se los retengáis, les quedan retenidos”.<br />

Palabra del Señor<br />

Pautas de reflexión<br />

“Los judíos celebraban una fiesta para dar gracias por<br />

las cosechas, 50 días después de la pascua. De ahí<br />

viene el nombre de Pentecostés. Luego, el sentido<br />

de la celebración cambió por el dar gracias por la Ley<br />

entregada a Moisés. En esta fiesta recordaban el día<br />

en que Moisés subió al Monte Sinaí y recibió las tablas<br />

de la Ley y le enseñó al pueblo de Israel lo que Dios<br />

quería de ellos. Celebraban así, la alianza del Antiguo<br />

Testamento que el pueblo estableció con Dios: ellos<br />

se comprometieron a vivir según sus mandamientos y<br />

Dios se comprometió a estar con ellos siempre”.<br />

Para nosotros los cristianos, Pentecostés es la fiesta<br />

de los frutos de la pascua, es la fiesta de la Nueva<br />

ley dada, ya no en el Sinaí, sino en el calvario,<br />

donde todos los preceptos quedaron consignados<br />

en uno solo: El Amor, este amor manifestado en el<br />

gran regalo del Resucitado que indudablemente es<br />

su Espíritu, sin él, la Iglesia no existiría, sería como<br />

un cuerpo sin alma, es más sin el Espíritu Santo<br />

la Iglesia no respondería al llamado hecho por su<br />

fundador y Jesucristo sería sólo un vago recuerdo,<br />

un personaje más en una historia muy bonita, muy<br />

heroica, pero no actual. Por la presencia del Espíritu<br />

Santo se realiza en la Iglesia la misión dada por Cristo.<br />

“El Espíritu Santo prepara a los hombres, los previene<br />

por su gracia, para atraerlos hacia Cristo. Le manifiesta<br />

al Señor resucitado, les recuerda su palabra y abre su<br />

mente para entender su Muerte y su Resurrección.<br />

Les hace presente el misterio de Cristo, sobre todo en<br />

la Eucaristía, para reconciliarlos, para conducirlos a la<br />

comunión con Dios, para que den “mucho fruto”.<br />

“La fundación de la Iglesia propiamente se realiza el día<br />

de Pentecostés, en este día se contempla y se revive<br />

en la efusión del Espíritu Santo que Cristo resucitado<br />

derramó sobre la Iglesia un acontecimiento de gracia<br />

que ha desbordado el cenáculo de Jerusalén para<br />

difundirse por todo el mundo. El Espíritu Santo es quien<br />

la construye, anima y santifica; le da vida y unidad, y la<br />

enriquece con sus dones.<br />

El Espíritu Santo sigue trabajando en la Iglesia de<br />

muchas maneras distintas, inspirando, motivando e<br />

impulsando a los cristianos, en forma individual o como<br />

Iglesia entera, al proclamar la buena nueva de Jesús”.


Mayo | 9<br />

Catequesis 3<br />

Visitar a los presos (Mt 25,36)<br />

“Proclamar la liberación a los cautivos”<br />

En el trasfondo de esta obra de misericordia corporal<br />

están aquellos lugares emblemáticos de la Biblia<br />

que anuncian a los prisioneros la liberación, tales<br />

como “proclamar la amnistía a los cautivos” (Is 61,1),<br />

“proclamar a los cautivos la libertad” (Lc 4,18) o el<br />

“acordarse de los presos por piedad” (cfr. Heb 13,3), sin<br />

olvidar la referencia fundamental en palabras de Jesús:<br />

“Estaba en la cárcel y vinieron a verme” (Mt 25,36).<br />

Otros ejemplos importantes de esta obra de<br />

misericordia son la proximidad de la comunidad por<br />

medio de la oración de intercesión a Pedro que estaba<br />

encarcelado: “Mientras Pedro estaba en la cárcel, la<br />

Iglesia oraba insistentemente a Dios por él” (Hch 12,5);<br />

o bien, la gratitud que el apóstol Pablo expresa por la<br />

proximidad y ayuda de los cristianos de Filipos durante<br />

su cautividad (cfr. Flp 1,13-17; 2,25; 4,15-18).<br />

Obviamente, la atención a los presos implica también el<br />

apoyo a sus familiares para que puedan asistir lo mejor<br />

posible a los presos... Además, la presencia cristiana en<br />

las cárceles pueden hacerse de múltiples y creativas<br />

formas, ya que, en definitiva, el “visitar a los presos”<br />

conlleva también un trabajo político y una reflexión<br />

que, en nombre de la dignidad de las personas y de<br />

los derechos humanos, busque entrever acciones que<br />

no priven de la libertad a los individuos y que prevean<br />

actos de reparación.<br />

Existe la tentación de pensar que quienes están<br />

presos se lo merecen, que algo habrán hecho para<br />

estar encerrados; por eso la misericordia nos dice<br />

que hay que visitarlos, porque no se lo merecen. La<br />

“misericordia”, no atiende a la lógica de los méritos<br />

y merecimientos. Es visitarlos por misericordia, por<br />

gratuidad, no por merecerlo o no; es independiente<br />

de si el castigo es justo o no, de si su pecado fue muy<br />

grande o pequeño, si tiene más motivos para estar<br />

entre rejas o menos… Esa no es la lógica de Dios, ni<br />

la de la misericordia. Parece que visitar a los presos<br />

rompe con todas las lógicas ya que el amor tiene un<br />

lenguaje propio muy particular, capaz de bendecir a los<br />

malditos, de acariciar a los que nadie quiere tocar, y de<br />

visitar a quien es separado y confinado para que nadie<br />

lo visite; se lo merezca o no.<br />

Para compartir<br />

Escribió el cardenal Nguyen Van Thuan: “Lo experimenté: en la prisión, todos esperan<br />

la liberación, cada día, cada minuto. En aquellos días, en aquellos meses muchos<br />

sentimientos confusos me enredaban la mente: tristeza, miedo, tensión…” ¿cuál es<br />

nuestra impresión frente a este pensamiento?


10 | <strong>Evangelizar</strong><br />

LA SANTÍSIMA TRINIDAD<br />

Evangelio según San Juan (16, 12-15)<br />

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:<br />

—«Muchas cosas me quedan por deciros, pero<br />

no podéis cargar con ellas por ahora; cuando<br />

venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta<br />

la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo:<br />

hablará de lo que oye y os comunicará lo que está<br />

por venir.<br />

Pautas de reflexión<br />

Desde niño nos hemos familiarizado con este gran<br />

misterio: Tres personas distintas y un solo Dios<br />

verdadero. Misterio tan profundo que el ser humano<br />

nunca será capaz de comprender, pero sí podrá<br />

contemplar y arrobarse místicamente en él, como decía<br />

sor Isabel de la Santísima Trinidad: “He hallado mi cielo<br />

en la tierra, Pues el cielo es Dios y Dios está en mi” .<br />

Misterio revelado no por la razón, sino por la fe, Dios<br />

que se revela al hombre desde el mismo instante de<br />

la Creación: “Hagamos al hombre a nuestra Imagen<br />

y Semejanza”, ese “Hagamos” que refleja comunidad,<br />

pero a la vez unidad, Dios que no está solo , y nos<br />

ofrece su comunión en el amor viniendo a cada ser<br />

humano a realizar la inhabitación divina: “Jn 14,23:<br />

Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le<br />

amará, y vendremos a Él, y haremos morada en Él. Y San<br />

Pablo: Ef. 3,17: Que Cristo habite por la fe en vuestros<br />

corazones. Igualmente leemos en el Apóstol San Juan:<br />

1 Jn 4,12-13, 15-16: A Dios nadie le ha visto nunca. Si<br />

Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os<br />

irá comunicado.<br />

Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he<br />

dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará”.<br />

Palabra del Señor.<br />

nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros<br />

y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto<br />

conocemos que permanecemos en él y él en nosotros:<br />

en que nos ha dado de su Espíritu.... Quien confiese<br />

que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él<br />

en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios<br />

nos tiene, y hemos creído en él. Dios es Amor y quien<br />

permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él”.<br />

En esta solemnidad debemos dejarnos amar por el<br />

amor manifestado en la Trinidad, misterio que sólo el<br />

amor puede comprender, misterio que sólo se puede<br />

“palpar” adentrándose en él, como quien se sumerge<br />

lentamente en el mar, permitiendo que este lo cubra.<br />

Experimentemos pues éste gran misterio tan lejos de<br />

la razón, pero tan cercano al corazón de aquellos que<br />

desde la humildad descubren que su vida es el sagrario<br />

de la presencia viva de Dios.


Mayo | 11<br />

“LA LAUDATO SI”<br />

Conversión y espiritualidad ecológica (Cap VI)<br />

Seguimos abordando el capítulo VI en estos fundamentales<br />

aspectos. Miremos dos dimensiones fundamentales de la<br />

espiritualidad ecológica:<br />

LÍNEAS DE ESPIRITUALIDAD: nacen de las convicciones<br />

de nuestra fe.<br />

() El Evangelio tiene consecuencias en nuestra forma<br />

de pensar, sentir y vivir” Esta verdad constituye según la<br />

Gaudium et Spes la realidad de la cultura. Que nos enseña<br />

que el cultivo de la vida humana implica igualmente el<br />

cultivo de la naturaleza que debe despertar en nosotros<br />

pasión por el cuidado del mundo (216).<br />

() “La crisis ecológica es un llamado a una profunda<br />

conversión interior” (217). Por eso es necesaria una<br />

permanente actitud de cambio y de coherencia.<br />

() “La conversión ecológica implica dejar brotar todas las<br />

consecuencias del encuentro con Jesucristo en relación<br />

con el mundo que nos rodea” (217). No basta ser buenos<br />

hermanos, piadosos, hay que crecer espiritualmente en<br />

contacto con el universo.<br />

() “Vivir la vocación de ser protectores de la obra de<br />

Dios, es parte esencial de una existencia virtuosa” (217).<br />

Por ende hay que vivir como virtud todo el trabajo que<br />

realizamos en bien del mundo creado.<br />

() ”Reconocer los propios errores, pecados, vicios,<br />

negligencias, arrepentirse de corazón, cambiar<br />

desde dentro” (218). Esta realidad nos conduce a la<br />

reconciliación con Dios, con el prójimo, con los demás y<br />

con la naturaleza.<br />

() “No basta que cada uno sea mejor. La conversión<br />

ecológica que se requiere para crear un dinamismo<br />

de cambio duradero, es también una conversión<br />

comunitaria” (220) Por ende, la familia, los grupos,<br />

asociaciones, instituciones, etc. Estamos todos obligados<br />

a una verdadera conversión, para que cuanto hagamos en<br />

bien de la naturaleza sea eficaz y duradero.<br />

ACTITUDES PARA LA CONVERSIÓN: No bastan las<br />

aptitudes, se requieren actitudes que lleven realmente al<br />

positivo cambio. Veamos:<br />

() “En primer lugar implica gratitud y gratuidad, es decir,<br />

reconocimiento del mundo como un don recibido del<br />

amor del Padre” (220). Por ende, nuestra labor en pro<br />

de la naturaleza, tiene que ser generosa, gratuita, y exige<br />

renuncias.<br />

() “Amorosa conciencia de no estar desconectados de<br />

las demás criaturas, de formar con los demás seres del<br />

universo una preciosa comunión universal”. Somos como<br />

seres creados, una unidad en Cristo Jesús por el poder del<br />

Santo Espíritu, que debemos vivir desde nuestro interior.<br />

() “Desarrollar su creatividad y su entusiasmo, para<br />

resolver los dramas del mundo, ofreciéndose a Dios<br />

como un sacrificio vivo, santo y agradable (Rom 12,1)”<br />

(220). Esto implica que la naturaleza tiene que formar<br />

parte de nuestro ofertorio a Dios, nuestra alabanza,<br />

nuestra plegaria confiada.<br />

() Tener “conciencia de que cada criatura refleja algo de<br />

Dios y tiene un mensaje qué enseñarnos” (221). Es vital<br />

saber que los vegetales tienen alma (vegetal) los animales<br />

tienen alma (animal) y nosotros alma (espiritual). Por ende<br />

todos participamos de la vida de Dios.<br />

() “El reconocimiento de que Dios ha creado el mundo<br />

inscribiendo en él un orden y un dinamismo que el<br />

ser humano no tiene derecho a ignorar” (221). Este es<br />

uno de los más graves males que generan la actual crisis<br />

ambiental: creernos dueños de la naturaleza, destruirla,<br />

arrebatarle sus leyes que la rigen. Por eso el orden querido<br />

por Dios para el universo no sólo tiene que ser respetado.<br />

Tiene que ser conocido, acrecentado, valorado.<br />

Por tanto hermanos consideremos hoy y siempre la<br />

llamada de Dios a vivir la espiritualidad ecológica con<br />

base en una auténtica conversión, que nos lleve a líneas<br />

de acción y actitudes, que produzcan un futuro mejor.


12 | <strong>Evangelizar</strong><br />

EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO<br />

Evangelio según San Lucas (9, 11b-17)<br />

“En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío<br />

del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban.<br />

Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle:<br />

—«Despide a la gente; que vayan a las aldeas<br />

y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y<br />

comida, porque aquí estamos en descampado».<br />

Él les contestó:<br />

—«Dadles vosotros de comer».<br />

Ellos replicaron:<br />

—«No tenemos más que cinco panes y dos peces; a<br />

no ser que vayamos a comprar de comer para todo<br />

este gentío».<br />

Pautas de reflexión<br />

La salvación que Dios nos ofrece es integral, abarca<br />

toda la totalidad del ser humano. Desde los albores<br />

de la historia en aquella trágica tarde del génesis, la<br />

providencia de Dios se manifiesta en esa hermosa<br />

figura en la cual se presenta al Creador diseñando<br />

vestidos para proteger la desnudez del hombre, Dios<br />

que vela por el bienestar de su hijos y esto sucede<br />

a lo largo de toda la historia de salvación, pasando<br />

por el cuidado de su pueblo por el desierto,<br />

alimentándolos con el manjar del cielo, cubriéndolos<br />

con su sombra, hasta llegar al más grande de los<br />

extremos, no sólo multiplica los panes, sino que Él<br />

mismo se nos da en alimento, se nos hace alimento,<br />

nos da su Cuerpo y su Sangre para alimentarnos<br />

y darnos la fuerza para emprender el camino<br />

marcado con las huellas de la cruz.<br />

Porque eran unos cinco mil hombres.<br />

Jesús dijo a sus discípulos:<br />

—«Decidles que se echen en grupos de unos<br />

cincuenta».<br />

Lo hicieron así, y todos se echaron.<br />

Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la<br />

mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos,<br />

los partió y se los dió a los discípulos para que se los<br />

sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y<br />

cogieron las sobras: doce cestos.”<br />

Palabra del Señor<br />

Este alimento celestial, manjar de ángeles, antídoto<br />

de inmortalidad fue profetizado desde el Antiguo<br />

Testamento en las más hermosas figuras: el maná,<br />

los panes de la proposición, el pan dado a Elías,<br />

entre otras, nos anuncia el más grande misterio:<br />

Jesús Eucaristía, presente, real, vivo y actuante en<br />

medio de su Iglesia. Realmente en cada celebración<br />

se repite la multiplicación de los panes, donde miles<br />

de personas nos unimos en un mismo pan y en un<br />

mismo cáliz, fortaleciendo no sólo nuestro espíritu<br />

sino también nuestro cuerpo, pan liberador que nos<br />

invita a salir a saciar el hambre y sed de un mundo<br />

“desnutrido” ansioso de alimento y de bebida, capaz<br />

de salvarlo de la inanición espiritual. Después de<br />

recibir a Cristo en la Eucaristía no podemos pasar<br />

desapercibidos ante el dolor de los demás. Como<br />

Jesús debemos también nosotros darles de comer.


Mayo | 13<br />

¿SERÁ VERDAD QUE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN NO HA SIDO PRIORITARIA EN LA IGLESIA?<br />

No se puede negar que el mundo de hoy,<br />

especialmente el de los medios de comunicación, no<br />

guarda agua en la boca para decir a los cuatro vientos<br />

lo que ellos juzgan que hay que decir.<br />

Hoy no existe la privacidad. Todos se creen dueños<br />

de la reputación de los demás, sea para alabar o para<br />

desprestigiar.<br />

Una revista ha dicho que la “Iglesia católica le tiene<br />

más miedo a los medios de comunicación que al<br />

infierno”.<br />

A la Iglesia y a sus jerarquías no se les considera<br />

“intocables” sino insumos de manipulación<br />

inmediata para alimentar los insaciables deseos de<br />

los consumidores.<br />

El mundo de hoy no conoce los límites entre lo<br />

profano y lo sagrado, como diría Mircía Eliade.<br />

Algo de historia<br />

Los Apóstoles fueron llevados a la cárcel por las<br />

autoridades judías, porque predicaban en el nombre<br />

de Jesús de Nazaret. Ellos dijeron: “es necesario<br />

obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hech 5. 29).<br />

Jesús fue abofeteado porque predicaba públicamente.<br />

Él respondió: “¿Si he hecho mal dímelo en qué y, si<br />

no, por qué me hieres? (Jo 18, 23).<br />

A partir del edicto de Milán (año 313), cuando la<br />

religión cristiana fue declarada la religión oficial del<br />

Imperio, las cosas cambiaron radicalmente. El Papa y<br />

los Obispos se convirtieron en dueños del poder, y no<br />

estaban dispuestos a soportar ninguna desviación<br />

doctrinal o comportamental.<br />

La Inquisición fue una manera lamentable de<br />

mantener la pureza doctrinal. No curó nada.<br />

Solamente le dejó a la Iglesia una leyenda negra, en<br />

casos, mentirosa.<br />

No es sino recordar a Juana de Arco, la “quema” de<br />

brujas, a Jerónimo Savonarola, a San Juan de la Cruz,<br />

a Juan de Hus, Henry de Lubac. El Sillabus de Pio<br />

IX fue un intento por elaborar una base de datos de<br />

los libros que los católicos no podían leer. El Concilio<br />

Vaticano II lo eliminó.<br />

El decreto INTER MIRIFICA del Concilio Vaticano II<br />

habla de los medios de comunicación y la importancia<br />

que tienen para la evangelización. Actualmente<br />

la Iglesia se encuentra presente en todas las redes<br />

sociales.<br />

La Iglesia católica no puede sustraerse a la influencia<br />

de los medios masivos de comunicación. Le toca, por<br />

ser “un espectáculo para el mundo, para los Ángeles<br />

y para los hombres”, (1 Co 4, 9b) estar en la boca<br />

de todos. A veces, por amor a Jesucristo o por sus<br />

equivocaciones, sufrir la crítica inmisericorde del<br />

mundo en el que vive y al que quiere salvar.<br />

No es fácil, en la actual situación del mundo, mantener<br />

el equilibrio frente a los improperios de los enemigos<br />

de la fe. Pero esto es mejor que dedicarse a satanizar<br />

y a condenar a todos aquellos que no piensan como ella.<br />

Ser creyente en el mundo de hoy es también ser<br />

testigo del dolor y del sufrimiento de Jesús, que “vino<br />

a los suyos y no lo recibieron” (Jo 1, 11). No le conviene<br />

a la Iglesia mostrarse todopoderosa y dueña de la<br />

verdad. El Señor le dice a la Iglesia: “Mi amor es todo<br />

lo que necesitas, pues mi poder se muestra mejor en<br />

los débiles. Así que me alegro de ser débil, para que<br />

en mí, se muestre el poder de Cristo” (2 Co 12, 9).


14 | <strong>Evangelizar</strong><br />

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL<br />

AMORIS LAETITIA<br />

DEL SANTO PADRE FRANCISCO<br />

A LOS OBISPOS, A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS<br />

A LAS PERSONAS CONSAGRADAS, A LOS ESPOSOS CRISTIANOS<br />

Y A TODOS LOS FIELES LAICOS<br />

SOBRE EL AMOR EN LA FAMILIA<br />

El Papa Francisco ha redactado la Exhortación Apostólica<br />

Postsinodal Amoris letitia, que en español traduce “la alegría<br />

del amor”. Este documento contiene los aportes de los dos<br />

recientes Sínodos sobre la familia, como ha sido el conocer la<br />

situación de las familias en el mundo actual, ampliar nuestra<br />

mirada y reavivar nuestra conciencia sobre la importancia<br />

del matrimonio y la familia. De igual forma la reflexión de<br />

los temas planteados no se cierra con esta Exhortación, al<br />

contario mostró la necesidad de seguir profundizando con<br />

libertad algunas cuestiones doctrinales, morales, espirituales<br />

y pastorales.<br />

Así mismo este documento nos recuerda que ninguna<br />

familia es una realidad celestial y confeccionada de una vez<br />

para siempre, sino que requiere una progresiva maduración<br />

de su capacidad de amar.<br />

Por ello invitamos a las familias a crear espacios de oración,<br />

un encuentro semanal de la familia con la Palabra de Dios<br />

que guía y acompaña a la familia en su camino de santidad.<br />

Queridas familias, el Papa Francisco nos ha regalado una<br />

oración a la Sagrada Familia, les propongo que en cada<br />

encuentro familiar o grupal empecemos por pedir a Dios<br />

su ayuda para cumplir la misión de esposos y ser la familia,<br />

como Dios la ha pensado.<br />

Jesús, María y José<br />

en vosotros contemplamos<br />

el esplendor del verdadero amor,<br />

a vosotros, confiados, nos dirigimos.<br />

Santa Familia de Nazaret,<br />

haz también de nuestras familias<br />

lugar de comunión y cenáculo de oración,<br />

auténticas escuelas del Evangelio<br />

y pequeñas iglesias domésticas.<br />

Santa Familia de Nazaret,<br />

que nunca más haya en las familias episodios<br />

de violencia, de cerrazón y división;<br />

que quien haya sido herido o escandalizado<br />

sea pronto consolado y curado.<br />

Santa Familia de Nazaret,<br />

haz tomar conciencia a todos<br />

del carácter sagrado e inviolable de la familia,<br />

de su belleza en el proyecto de Dios.<br />

Jesús, María y José,<br />

escuchad, acoged nuestra súplica.<br />

Amén.


Mayo | 15<br />

CONGREGACIÓN SIERVAS DEL SANTÍSIMO Y DE LA CARIDAD<br />

“De la Hostia de Jesús a los pobres de Jesús”<br />

María Jesús Upegui Moreno, Fundadora de la<br />

congregación Siervas del Santísimo y de la Caridad,<br />

nació en Medellín el 4 de enero de 1837, en el cálido<br />

hogar de los señores Lucio Upegui y María de Jesús<br />

Moreno, quien muere a las dos horas del nacimiento<br />

de la niña. Levantada en un hogar profundamente<br />

cristiano, religioso y ferviente. El Evangelio fue la<br />

escuela donde conoció a Jesucristo.<br />

Salida apenas de la niñez, germinan en su alma<br />

tres anhelos: La adoración eucarística, la caridad solícita<br />

con todos los necesitados, una secreta inclinación a<br />

la clausura del Carmelo; pero había sido elegida por<br />

Dios a vivir con plenitud la vida interior, consagrada<br />

a la más intensa actividad apostólica, sirviendo a los<br />

más pobres y desamparados de la sociedad de su<br />

tiempo. Fortalecida por su fe y abandono en la Divina<br />

Providencia emprendió el camino de seguimiento al<br />

Señor.<br />

El Instituto nace en Medellín el 19 de marzo<br />

de 1901, fecha en que el Excelentísimo Señor Bernardo<br />

Herrera Restrepo, Arzobispo de Medellín da permiso<br />

para una pía unión. El grupo de nueve candidatas<br />

religiosas se consagran al Santísimo Sacramento y a la<br />

práctica de la caridad en beneficio de los desvalidos. En<br />

diciembre de 1962 es aprobado el primer reglamento<br />

y el horario.<br />

El 30 de noviembre de 1922 el Ilustrísimo<br />

Monseñor Dr. D. Manuel José Caycedo E.S.P. Arzobispo<br />

de Medellín promulga el Decreto de Erección Canónica<br />

de la Congregación llamada: “Siervas del Santísimo<br />

Sacramento”.<br />

Su misión es ser en la iglesia una congregación<br />

religiosa fortalecida vocacionalmente creando nuevos<br />

proyectos pastorales autosostenibles a nivel nacional<br />

e internacional, siguiendo el ejemplo de la Madre<br />

fundadora María Jesús Upegui Moreno, en comunión<br />

con los laicos upeguianos.<br />

Son una congregación religiosa dedicada a la<br />

adoración y culto al Santísimo Sacramento y al servicio<br />

caritativo en salud, educación, misión, y obras sociales;<br />

siguiendo el carisma de la Madre fundadora María<br />

Jesús Upegui Moreno. El proyecto apostólico y la vida<br />

entera de las Siervas está dedicada totalmente a la<br />

caridad con los más necesitados, porque un amor que<br />

no se traduce en hechos es vano, por ello: “la fuerza<br />

que nos hace amar a Dios, es la misma que nos hace<br />

amar a sus hijos como hermanos” (Dir. 39).<br />

En la adoración y contemplación del Misterio<br />

Eucarístico se acoge el mandamiento nuevo del amor.<br />

Un amor universal, activo y sacrificado. El Sacramento<br />

de la Eucaristía vínculo de la Caridad, abre el corazón<br />

de cada una de las Hermanas para acogerlos a todos.<br />

Su acción principal es amar y hacer amar a<br />

Jesús en el Sacramento del Altar y servirlo en los más<br />

pobres.<br />

En la contemplación del Misterio Eucarístico<br />

encuentran la fuerza para salir de ellas mismas e<br />

ir al encuentro de los hermanos más necesitados,<br />

en diferentes obras apostólicas donde se proyecta<br />

la comunidad: Colegios, centros de bienestar del<br />

anciano, hogares para niñas en alto riesgo físico y<br />

moral, hospitales, clínicas siquiátricas, misión, pastoral<br />

juvenil vocacional.<br />

Están presentes en la diócesis en CBA Santa<br />

Ana La Ceja, CBA San José en El Carmen de Viboral, CBA<br />

San José en Granada, hospital San Juan de Dios en el<br />

Municipio de Cocorná. En estos lugares se caracterizan<br />

por la atención y asistencia física y espiritual de<br />

pacientes y abuelos y de la comunidad por medio de<br />

visitas. Además de su vinculación a las parroquias en<br />

procesos pastorales y catequéticos.


16 | <strong>Evangelizar</strong>

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