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CÁTEDRA ALFONSO REYES

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la tragedia de frente y sin titubeos. ¿Por qué leer libros que nos describen con objetividad<br />

los eventos crueles de la vida: la violencia, el dolor, la pérdida, el sufrimiento, la soledad,<br />

la desesperación, los encuentros físicos y sexuales despreciables, la frontera entre<br />

la verdad y el engaño, el fracaso y la desesperanza? Ovejero contesta: porque leer o ver<br />

representados estos sentimientos nos purgan de la molicie, de la apatía y nos desacomodan.<br />

Nos avientan a un mundo desolado desde donde la sociedad puede criticarse, puede<br />

mostrársele lo que tiene de pretensión, de mito, de mentira. Este viaje requiere de cierta<br />

pureza del alma, de estar dispuesto a ver la verdad cueste lo que cueste sin esconderse<br />

en la mentira solidaria de la sociedad acomodada. Ovejero nos dice: “La literatura cruel es<br />

ética porque nos desenseña, como la filosofía, porque revienta nuestros mitos más tranquilizadores,<br />

porque pone en tela de juicio nuestros valores y creencias, y al hacerlo así<br />

invita o empuja a una transformación del lector y por tanto de la sociedad en la medida en<br />

que la sociedad se compone, parcialmente, de lectores”. No se trata pues de una violencia<br />

gratuita o de una crueldad de espectáculo que esté allí para entretenernos o para sentir la<br />

adrenalina del voyeur y complacer los deseos del espectador, sino de “romper los tabúes,<br />

trasgredir, ir más allá de lo que la sociedad está dispuesta a aceptar”, para provocar así<br />

su auto-crítica.<br />

Lo que Ovejero nos propone en su conferencia es acercarnos a una literatura que<br />

nos saque del espacio cómodo, de los “cuentos que acunan”, y buscar a los autores que<br />

nos acerquen a esas zonas oscuras que nos desacomodan, porque nos siembran un hábito<br />

intelectual y emocional de sospecha hacia los falsos maniqueísmos. No hay buenos y malos,<br />

sino una constante revisión de lo que consideramos bueno y malo dentro de la complejidad<br />

de los sentimientos y las acciones humanas. La crueldad nos recuerda el exceso de<br />

violencia innecesaria, y entonces nos hace críticos de las instituciones que la provocan, de<br />

los acomodos sociales que la cobijan, y por tanto de la posibilidad de una transformación<br />

de fondo.<br />

Escuchar la conferencia de Ovejero nos da el coraje para retar los juicios baratos<br />

(de libros y de realidades) y para buscar una crítica más sutil. Parece, a fin de cuentas,<br />

como si la ética de la crueldad nos invitara a proponer que lo que es, puede no ser.<br />

Bibliografía recomendada<br />

José Ovejero, La ética de la crueldad, Anagrama, 2012.<br />

Clément Rosset, El principio de crueldad, Pre-Textos, 1994.<br />

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