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Librodot <strong>Diario</strong> <strong>Ana</strong> Frank<br />
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Jueves, 18 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1943<br />
Querida Kitty:<br />
Turquía ha entrado en guerra. Gran agitación. Esperamos con gran ansiedad las noticias<br />
<strong>de</strong> la radio.<br />
Viernes, 19 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1943<br />
Querida Kitty:<br />
La alegría dio paso a la <strong>de</strong>cepción en menos <strong>de</strong> una hora. Turquía aún no ha entrado en<br />
guerra; el ministro <strong>de</strong> allí sólo mencionó la supresión inminente <strong>de</strong> la neutralidad. Un<br />
ven<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> periódicos <strong>de</strong> la plaza <strong>de</strong>l Dam exclamaba: «¿Turquía <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong><br />
Inglaterra!» La gente le arrebataba los ejemplares <strong>de</strong> las manos. Así fue cómo la grata<br />
noticia llegó también a nuestra casa.<br />
Los billetes <strong>de</strong> mil florines serán <strong>de</strong>clarados sin valor, lo que supondrá un gran chasco<br />
para los estraperlistas y similares, pero aún más para los que tienen dinero negro y para<br />
los escondidos. Los que quieran cambiar un billete <strong>de</strong> mil florines, tendrán que explicar y<br />
<strong>de</strong>mostrar cómo lo consiguieron exactamente. Para pagar los impuestos todavía se<br />
pue<strong>de</strong>n utilizar, pero la semana que viene eso habrá acabado. Y para esa misma fecha,<br />
también los billetes <strong>de</strong> quinientos florines habrán perdido su vali<strong>de</strong>z. Gies & Cía. aún tenía<br />
algunos billetes <strong>de</strong> mil en dinero negro, pero los han usado para pagar un montón <strong>de</strong><br />
impuestos por a<strong>de</strong>lantado, con lo que ha pasado a ser dinero limpio.<br />
A Dussel le han traído un pequeño taladro a pedal. Supongo que en poco tiempo más me<br />
tocará hacerme una revisión a fondo.<br />
Hablando <strong>de</strong> Dussel, no acata para nada las reglas <strong>de</strong>l escondite. No sólo le escribe cartas<br />
a la mujer, sino que también mantiene una asidua correspon<strong>de</strong>ncia con varias otras<br />
personas. Las cartas se las da a Margot, la profe <strong>de</strong> holandés <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> atrás, para que<br />
se las corrida. Papá le ha prohibido terminantemente a Dussel que siga con sus cartas. La<br />
tarea <strong>de</strong> corregir <strong>de</strong> Margot ha terminado, pero supongo que Dussel no estará mucho<br />
tiempo sin escribir.<br />
El «Führer <strong>de</strong> todos los alemanes» ha hablado con los soldados heridos. Daba pena oírlo.<br />
El juego <strong>de</strong> preguntas y respuestas era más o menos el siguiente:<br />
-Me llamo Heinrich Scheppel.<br />
-¿Lugar don<strong>de</strong> fue herido?<br />
-Cerca <strong>de</strong> Stalingrado.<br />
-¿Tipo <strong>de</strong> heridas?<br />
-Pérdida <strong>de</strong> los dos pies por congelamiento y rotura <strong>de</strong> la articulación <strong>de</strong>l brazo izquierdo.<br />
Exactamente así nos transmitía la radio este horrible teatro <strong>de</strong> marionetas. Los heridos<br />
parecían estar orgullosos <strong>de</strong> sus heridas. Cuantas más tenían, mejor. Uno estaba tan<br />
emocionado <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r estrecharle la mano al Führer (si es que aún la tenía), que casi no<br />
podía pronunciar palabra.<br />
Se me ha caído la pastilla <strong>de</strong> jabón <strong>de</strong> Dussel, y como luego la pisé, se le ha quedado en<br />
la mitad. Ya le he pedido a papá una in<strong>de</strong>mnización por a<strong>de</strong>lantado, sobre todo porque a<br />
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