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LECTURA

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Lectura y vida cotidiana<br />

La lectura es un instrumento muy potente<br />

de aprendizaje: leyendo libros, periódicos o<br />

papeles es posible aprender cualquiera de las<br />

disciplinas del saber humano. Quien aprende<br />

a leer eficientemente y lo hace con constancia<br />

desarrolla, en parte, su pensamiento. Por<br />

eso, la lectura se convierte en un aprendizaje<br />

trascendental para la escolarización y para el<br />

crecimiento intelectual de la persona.<br />

La lectura constituye uno de los ejes fundamentales<br />

del currículo, ya que es considerado<br />

“uno de los aprendizajes más importantes,<br />

indiscutidos e indiscutibles, que proporciona la<br />

escolarización” (Cassany, Luna y Sanz, 2008,<br />

p. 193). Esta consideración no es arbitraria, sino<br />

que se basa en la concepción de la lectura<br />

como una de las principales herramientas de<br />

aprendizaje y que, además, propicia el desarrollo<br />

de destrezas cognitivas de orden superior:<br />

inferir, relacionar, reflexionar y desarrollar el<br />

pensamiento crítico, entre otras. Se espera<br />

que la lectura, entonces, contribuya de manera<br />

insustituible a la formación de hombres<br />

y mujeres integrales, capaces de constituirse<br />

en ciudadanos que colaboran efectivamente<br />

en la conformación de sociedades democráticas<br />

y participativas.<br />

Sin embargo, la realidad de la región es<br />

que, si bien a partir de esfuerzos sostenidos<br />

desde fines de la década de los 70 del siglo<br />

pasado se ha logrado la escolarización de la<br />

gran mayoría de los niños, y que esta se ha<br />

extendido en cuanto a años de estudio, muchos<br />

de los alumnos que egresan del sistema<br />

escolar pasan a formar parte de la categoría<br />

que se ha denominado analfabetos funcionales,<br />

es decir, como definen Cassany, Luna y<br />

Sanz (1994): “Personas que, a pesar de haber<br />

aprendido a leer y escribir, no saben ni pueden<br />

utilizar esas habilidades para defenderse en<br />

la vida diaria […] (que) no pueden comprender<br />

ni hacerse entender por escrito a la hora de la<br />

verdad” (p. 194). Categoría que, de acuerdo a<br />

la Comisión Económica para América Latina<br />

y el Caribe (CEPAL), incluiría a 38 millones de<br />

personas, con todo lo que eso significa para<br />

el desarrollo personal, social y económico de<br />

ellos mismos y de las naciones que conforman.<br />

Es decir, tal como lo manifiesta Emilia Ferreiro<br />

(2001), el estar alfabetizado para atravesar el<br />

circuito escolar no garantizaría de ninguna<br />

forma el estarlo para la vida cotidiana.<br />

La alfabetización de los niños y niñas,<br />

entonces, debe apuntar a capacitarlos para<br />

desenvolverse eficazmente en el mundo<br />

fuertemente letrado del siglo XXI, atendiendo,<br />

además, la naturaleza extremadamente<br />

dinámica que manifiesta la textualidad actual.<br />

En este sentido, la concepción de la lectura<br />

que se ha heredado de la escuela tradicional<br />

no permite desarrollar todas las habilidades<br />

que necesitan los alumnos en la actualidad y,<br />

por lo mismo, el desafío apunta a estimular<br />

su desarrollo sistemático desde los inicios<br />

de la escolaridad.<br />

En la vida cotidiana, los estudiantes son<br />

lectores de distintos tipos de textos, en distintos<br />

formatos y soportes. En su experiencia,<br />

la lectura ya no está asociada solamente a la<br />

literatura o a los textos expositivos en que<br />

se apoyan las distintas asignaturas del currículum.<br />

Por lo mismo, los niños y niñas de<br />

hoy (y los adultos del mañana) deben estar<br />

capacitados para ejercer su capacidad lectora<br />

en todos estos ámbitos, utilizando la lectura<br />

como una herramienta flexible y adaptable a<br />

sus necesidades de comprensión y comunicación,<br />

y no encerrada en el marco de conceptos<br />

rígidos en cuanto a qué se considera una<br />

buena lectura y qué no lo es. Los nuevos tipos<br />

de texto que han surgido de la mano del desarrollo<br />

de la tecnología, por ejemplo, exigirán<br />

una ampliación del concepto de estrategias<br />

en relación con la comprensión. Asumiendo<br />

que leer es comprender, esta comprensión va<br />

a darse en contextos cada vez más diversos<br />

y utilizando estrategias que muchas veces<br />

escaparán de lo que se considera el canon:<br />

“Leerlos de prisa, saltándonos muchísimas<br />

palabras, adelantar y retroceder en el texto,<br />

buscar solamente lo que nos interesa, dejar<br />

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