EL ESTADO DEL ESTADO
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<strong>EL</strong> <strong>ESTADO</strong> D<strong>EL</strong> <strong>ESTADO</strong><br />
En diciembre de 2015, el nuevo gobierno encontró en el Estado nacional<br />
una actitud ambivalente con respecto al empleo público. Si bien en<br />
los años anteriores la planta de personal en todos los niveles del Estado<br />
había crecido sustancialmente –un 64%, de 2.200.000 a 3.600.000, entre<br />
2003 y 2015–, la calidad, la productividad y la coordinación de esos empleos<br />
no mejoró de ninguna manera notoria. Existía un discurso a favor<br />
del empleo público desmentido por sucesivas gestiones que mantenían<br />
al empleo público en situación de precariedad, mal remunerado, mal<br />
organizado, en algunos casos como un sostén de militancia política y, en<br />
muchos otros, con pocas oportunidades de crecimiento para los muchos<br />
empleados que se tomaban en serio su servicio público y querían progresar<br />
profesionalmente.<br />
La carrera pública, por ejemplo, estaba completamente desactualizada<br />
y no contemplaba el mérito y el esfuerzo de cada trabajador. La capacitación<br />
del personal estaba desarticulada y no perseguía objetivos de<br />
crecimiento profesional dentro de la administración pública. Los plazos<br />
de los concursos públicos eran demasiado extensos: algunos de ellos<br />
llevaban abiertos más de dos años sin que se alcanzara el nombramiento<br />
del personal. De los alrededor de 217.000 empleados de servicio civil en<br />
la administración centralizada y descentralizada, más de 70.000 tenían<br />
contratos precarios, que debían ser renovados cada año a voluntad de<br />
sus jefes de área. No había, además, ninguna coordinación: en diciembre<br />
de 2015 se localizaron en la Administración Pública Nacional 36 sistemas<br />
distintos de liquidaciones de sueldo y administración de personal. Había,<br />
además, 13.635 personas con la edad requerida para jubilarse y no lo<br />
habían hecho, impidiendo de esta manera la renovación natural de cualquier<br />
organización y la aparición de oportunidades para los empleados<br />
más jóvenes.<br />
Este sistema, que no podía ver más allá de sus narices ni planificar más<br />
allá de las liquidación de fin de mes, generaba o permitía situaciones<br />
curiosas. Por ejemplo, empleados en dependencias de todo tipo que<br />
Presidencia de la Nación