Boletin 3-2016 comp
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Año de la Misericordia<br />
ANA MARÍA Y LA MISERICORDIA<br />
Cuando pienso en algún acto de misericordia<br />
de la Madre Ana María, se me vienen<br />
muchos a la mente, sobre todo de su entrega<br />
generosa y de entrega gratuita en donde<br />
se donó por entera sin importar la idiosincrasia<br />
de su tiempo, corriendo riesgos con<br />
un gran coraje misionero, sintiéndose confiada<br />
del don que Dios le había entregado.<br />
Pero sin duda alguna, uno de los gestos que<br />
más me han ayudado en mi vocación docente,<br />
es el tratar a todos por igual sin excepción,<br />
la forma en que la madre trata y<br />
ayuda a los niños huérfanos, la firmeza en<br />
decisiones, en su actuar, en ser firme en la<br />
educación de niñas y niños que lo necesitan,<br />
a los más desposeídos, poder ayudar<br />
en la formación en este caso de niños que<br />
muchas veces no conocen a Jesús, que tienen<br />
una gran necesidad de ser escuchados,<br />
apreciados, acogidos, pero por sobre todo<br />
instruidos, generar en ellos las habilidades<br />
básicas que les permita forjar futuros<br />
aprendizajes. Niños y niñas que desde su<br />
sencillez, en su trato acogedor, en sus abrazos<br />
desinteresados pero sobre todo en sus<br />
miradas me reflejan el amor de Jesucristo<br />
que se hizo hombre y se entregó por todos<br />
nosotros, en esa mirada inocente, muchas<br />
veces triste, muchas otras felices que me<br />
ayudan a diario a seguir trabajando con alegría<br />
a pesar de todas las dificultades que se<br />
presentan, de diferentes formas a seguir<br />
por un bien mayor, atraer esas almas a Cristo<br />
y “hacerlos buenos cristianos”.<br />
Antes nombré la firmeza y es sin duda alguna<br />
uno de los aspectos que valoro de la Madre,<br />
en donde nos enseña “firmeza cuando<br />
sea necesario, dureza nunca, dulzura y caridad<br />
en todas partes”, nuevamente desde la<br />
educación nos muestra que en nuestro actuar,<br />
decidir, debemos ser firmes, firmes<br />
desde el conocimiento, firmes y convencidos<br />
en lo que creemos, en quien creemos, pero<br />
también nos aconseja que esa firmeza no debe<br />
transformarse en dureza. Muchas veces<br />
se confunden estas dos actitudes de vida y<br />
es ahí donde debemos aprender a mirar con<br />
ojos misericordiosos, aprender a diferenciar<br />
la firmeza de la dureza, la dureza que muchas<br />
veces rompe corazones, mata iniciativas<br />
y aleja esos corazones de Dios…. La madre<br />
también nos aconseja que en nuestro<br />
trato seamos amables con todos y cuando<br />
dice todos, nos invita a mirar a las<br />
“magdalenas, a los samaritanos, fariseos” a<br />
nuestro prójimo, al que muchas veces no<br />
nos nace tratar bien y es ahí en ese momento<br />
donde se pone a prueba mi/nuestra capacidad<br />
de amar, de entregarnos y simplemente<br />
de auto-educarme, realizar lo que más me<br />
cuesta en favor de los demás… No me he<br />
olvidado de la dulzura, dulzura y caridad<br />
en todas partes; algo que sin duda alguna<br />
tiene directa relación con el trato, con el<br />
Bienvenida tu misericordia...bienvenida tu consolación...<br />
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