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Boletin 3-2016 comp

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“Yo quiero aprender tu idioma”<br />

Fueron sólo dos días, intensos, hermosos, el clima cambiaba<br />

repentinamente al ritmo de los sentimientos del<br />

corazón.<br />

Las enormes escalinatas de “El Porvenir” sus pasillos y<br />

callecitas forman un laberinto entre casas sostenidas<br />

milagrosamente por otras casas. Como un castillo de<br />

cartas, hacen equilibrio para no caer de la montaña.<br />

En ese mundo, miles de personas, palpitan al ritmo de<br />

sus alegrías y dolores, <strong>comp</strong>arten su fe, y su esperanza<br />

inquebrantable, pelean contra el mundo que decidió<br />

dejarlos afuera, que decide a diario perderse sus sonrisas.<br />

En medio de ellos aprendí que cuando el mundo te<br />

abandona, solo es posible confiar en Dios, me lo enseñaron<br />

Consuelo y Kevin, con sus vidas atravesadas por el<br />

sufrimiento.<br />

especialmente con el que más sufre, son el verdadero<br />

camino hacia Dios nuestro Padre, y por<br />

lo tanto el único sendero a la felicidad.<br />

Uno de esos días, después de un taller de zumba,<br />

los niños se acercaron a hablar con nosotros,<br />

les causaba mucha gracia como hablamos, por<br />

eso Luisa nos dijo: “yo quiero aprender tu idioma”.<br />

Después de todas estas lecciones, aunque tuviera<br />

un idioma para enseñarles, mi lección sería<br />

demasiado pobre <strong>comp</strong>arada con las que me<br />

llevo.<br />

Gracias por eso.<br />

María Verónica Derosa (Cosquín)<br />

Aprendí que el amor de una madre debe ser heroico,<br />

para soportar el dolor de ver la vida de tu hijo destrozada<br />

por las drogas.<br />

Aprendí que solo la comunidad puede librarnos de la<br />

profunda soledad en la que nos hunden los dolores cotidianos.<br />

Aprendí que el cansancio y el agobio que experimento<br />

en ocasiones son una bendición, porque son consecuencia<br />

de los trajines cotidianos con un trabajo estable y<br />

una familia que le da razón a mi vida, en cambio en “El<br />

Porvenir” el trajín cotidiano es para poder trabajar y<br />

sobrevivir, para sostener la vida de los seres queridos.<br />

Para algunos, el cansancio y el agobio, imagino, es simplemente<br />

por vivir.<br />

En medio de ellos una pequeña comunidad de hermanas<br />

palpita con ellos, camina sus calles, <strong>comp</strong>arte sus<br />

dolores, reproduce sus sonrisas. Trabajan y rezan juntas<br />

llevando el mensaje del evangelio y el carisma de la madre<br />

allí donde nadie más se atreve a estar. Con ellas<br />

aprendí, nuevamente, que el encuentro con el otro, y<br />

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