Infoboletín ABES (No. 2)
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Número 2, Enero—Mayo 2016 INFOBOLETÍN <strong>ABES</strong><br />
Página 8<br />
El oficio del historiador<br />
El historiador, en su labor epistemológica, debe encontrarse con las fuentes de información<br />
que van a darle sustento a los postulados. En la mayoría de los casos estas fuentes son<br />
documentos en cualquier soporte y medio (Cultura, 2007:20). La labor del gestor<br />
documental, llámese bibliotecólogo o archivista, es de vital importancia para el historiador<br />
en la fase de recolección de información, que sin duda es “el tramo más largo dentro de la<br />
investigación científica” (Cardoso, 1981:171). El trabajo de construcción de un relato<br />
histórico no se hace de manera individual en lo alto de la torre de marfil, sino que se hace<br />
trabajando en equipo, con ayuda mutua que se va complementando hasta obtener el<br />
resultado epistemológico deseado (Goff, 1996:23).<br />
El historiador se convierte en usuario de las unidades de información: bibliotecas, archivos ,<br />
centros de documentación e información y museos, tanto en la fase de recolección de datos<br />
como en la delimitación teórico-metodológica. Por esa razón, y para que una investigación<br />
histórica se lleve a buen término, es necesaria una efectiva gestión documental. Es aquí<br />
donde la importancia de las unidades de información y gestores documentales para la<br />
investigación científica manifiesta un punto de coincidencia dándole vida a la clásica cadena<br />
documental en sus diferentes etapas: entrada de los documentos, selección, tratamiento,<br />
recuperación y oportuna difusión (Corrochano, 1995). Es en esta difusión oportuna donde<br />
se logra una interrelación directa entre el historiador y el gestor documental.<br />
La función principal del historiador es la reconstrucción del pasado utilizando el método<br />
histórico. En palabras del historiador Ciro Cardoso (1981:172) el proceso de investigación<br />
tiene una etapa denominada fase documental, la cual consiste que el historiador se<br />
convierte en usuario de los procesos sistematizados de la archivística y la bibliotecología.<br />
Los documentos a los que el historiador tiene acceso dentro de los archivos y en las<br />
bibliotecas en el proceso investigativo, son denominados como fuentes de información y<br />
cuya división más clásica y utilizada es la de fuentes de información primarias y<br />
secundarias. Es decir que, a partir de una perspectiva teórico–metodológica, el historiador<br />
hace uso de materiales bibliográficos, documentales y electrónicos, los cuales son<br />
conocidos generalmente dentro del método histórico como fuentes de información<br />
secundarias y comúnmente son: libros, revistas, recursos electrónicos, etc.