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Trinchera_Literaria_Tercer_Numero_Septiembre_2016

Este espacio pretende dar voz a prosistas y poetas emergentes que buscan una primera oportunidad para dar a conocer su trabajo.

Este espacio pretende dar voz a prosistas y poetas emergentes que buscan una primera oportunidad para dar a conocer su trabajo.

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SEPTIEMBRE <strong>2016</strong>, AÑO I<br />

REVISTA MENSUAL<br />

DISTRIBUCIÓN GRATUITA<br />

<strong>Trinchera</strong><br />

<strong>Literaria</strong>


<strong>Trinchera</strong><br />

<strong>Literaria</strong><br />

Redacción<br />

Rubén D. Ramírez<br />

Martínez<br />

Víctor M. González<br />

Morales<br />

Editor de Poesía<br />

Ramón Miranda Zavala<br />

Diseño Gráfico<br />

Josselyne Fernández<br />

Pastrana<br />

Editor en Jefe<br />

Gerardo Reyes Vaca<br />

Todas las ilustraciones contenidas en<br />

esta publicación poseen licencia gratuita.<br />

ISBN en trámite.<br />

número<br />

3


Sumario<br />

(<strong>Tercer</strong> número)<br />

Cuento<br />

Poesía<br />

Una historia de rutina…………….........................................1<br />

(Remington)<br />

La casa de Doña Inés……………………….............................3<br />

(Gerardo Reyes Vaca)<br />

Se me subió el muerto................................................................4<br />

(Ramón Miranda Zavala)<br />

Del inretorno…..........................................................................5<br />

(Gerardo Reyes Vaca)<br />

Dos…………………………………...................................................6<br />

(Yair Muñoz G.)<br />

Ole a tus labios.........................................................................7<br />

(David Meneses Gómez)<br />

Análisis<br />

Holden, el adolescente incomprendido de Salinger……………….8<br />

(Rubén Darío Ramírez Martínez)<br />

El núcleo de la literatura y el relato de Alice Munro……………....13<br />

(Ramón Miranda Zavala)


Carta al lector<br />

<strong>Trinchera</strong> <strong>Literaria</strong> es un<br />

espacio que pretende dar voz<br />

a jóvenes poetas y prosistas<br />

que buscan una oportunidad<br />

para dar a conocer su<br />

trabajo, especialmente<br />

inscritos en el ámbito<br />

universitario. Con el ánimo<br />

de ofrecer una mirada seria y<br />

accesible de la creación<br />

literaria de nuestro tiempo,<br />

creemos conveniente que la<br />

distribución de esta revista<br />

sea gratuita.<br />

Pretendemos rescatar<br />

especialmente a la poesía<br />

como género históricamente<br />

minoritario y de difícil acceso<br />

a través de la promoción de<br />

poemas claros en su decir y<br />

de esforzado pensamiento.<br />

Por otro lado, esta<br />

publicación se esforzará por<br />

devolver a los cuentistas un<br />

espacio de diversidad<br />

temática que, lejos de<br />

forzar sus creaciones,<br />

potencien la exploración de<br />

sus propias inquietudes.<br />

Carecemos de una postura<br />

política; nuestro quehacer<br />

es la literatura y nuestro<br />

cometido, sobrevivir la<br />

literatura de nuestro tiempo<br />

en la fugacidad de la era<br />

digital.<br />

Atte. Consejo Editorial


La revista <strong>Trinchera</strong> <strong>Literaria</strong><br />

está buscando colaboradores<br />

permanentemente en las<br />

categorías de poesía y<br />

cuento. Manda tus<br />

colaboraciones a:<br />

trincheraliteraria@gmail.com<br />

Sólo se aceptarán<br />

colaboraciones inéditas y<br />

escritas en español.<br />

¡Participa!


Una historia<br />

de rutina<br />

Remington<br />

La señora Hernández era de esa clase<br />

de personas que no solían darse el más<br />

mínimo tiempo para interrumpir su<br />

rutina, por urgente que fuera aquello<br />

que demandara su inmediata atención.<br />

A veces, sólo a veces, se reprochaba<br />

esa parte de su personalidad que la<br />

confinaba a deambular de la casa al<br />

trabajo y del trabajo a la casa. Pero lo<br />

cierto es que la mayoría del tiempo era<br />

bastante feliz cerrando la puerta de su<br />

despacho a las seis e punto y abriendo<br />

la de su casa a las seis y cuarto, luego<br />

de haber caminado las tres manzanas<br />

con paso regular. Por otra parte, la<br />

señora Hernández solía achacarle a su<br />

riguroso estilo de vida el hecho de<br />

haber llegado a los cuarenta y cinco<br />

años con la apariencia de una de<br />

cuarenta; y eran precisamente ésta y<br />

otras nimiedades las que la mantenían<br />

de buen humor la mayoría del tiempo.<br />

Aquella tarde hizo lo regular: cerró la<br />

puerta del despacho a las seis en<br />

punto, se despidió de Mari con un<br />

marcial apretón de manos y caminó del<br />

lado izquierdo de la acera las tres<br />

manzanas de rigor mirando, a un lado y<br />

otro, las regaderas automáticas de<br />

los jardines emerger como gusanos<br />

del suelo. Llegó a su casa, abrió la<br />

puerta a las seis y cuarto (como era<br />

debido), dejó su bolsa de los viernes<br />

y los expedientes del caso sobre el<br />

brazo del sillón mermelada, entró al<br />

cuarto de baño, se desnudó al vapor<br />

aunque con delicadeza y se dispuso<br />

a darse un baño. Al cíclico rumor del<br />

grifo llenando la bañera se sumó un<br />

insistente repiqueteo metálico<br />

proveniente de la puerta. Como era<br />

de suponerse, la señora Hernández<br />

hizo caso omiso a aquella<br />

profanación de su tiempo y, una vez<br />

estuvo conforme con la cantidad de<br />

agua que habría de sumergirla, se<br />

zambulló en la tina no sin cierto<br />

temor a quemarse las nalgas.<br />

El sonido metálico de la puerta,<br />

antes tan molesto, parecía haberse<br />

sumergido en la misma densidad de<br />

los vapores que rezumaba el cuarto.<br />

Casi entre sueños pensaba en las<br />

ventajas de vivir soltera, mismas que<br />

su madre, una mujer robusta y octo-<br />

1


-genaria, jamás había logrado<br />

comprender.<br />

Sin embargo, después de algunos<br />

minutos, la señora Hernández se vio<br />

forzada a interrumpir su rutina, cosa<br />

extraña en ella que era de ese tipo de<br />

personas que habían logrado, al cabo<br />

de los años, casarse con semejante<br />

manojo de manías y puntualidades.<br />

Veinticuatro horas más tarde, un<br />

médico forense examinaba el<br />

abandonado cuerpo de una mujer que<br />

pese a tener cuarenta y cinco años,<br />

aparentaba unos sesenta. La causa del<br />

deceso, dicaba el informe en letras<br />

renegridas, había sido el<br />

envenenamiento accidental del agua<br />

corriente del día 8 de julio, luego de<br />

que una fábrica de termómetros<br />

derramaba media tonelada de mercu-<br />

-rio en las tuberías que surten a la<br />

colonia Nápoles por una omisión a los<br />

rutinarios lineamientos del protocolo.<br />

En la parte superior derecha del informe,<br />

correspondiente a las indagaciones<br />

policiales, se leía que la fábrica de<br />

termómetros había logrado alertar a la<br />

mayoría de los vecinos afectados,<br />

excepto a la casa de la señora Hernández<br />

que estaba ausente. Se leía, asimismo,<br />

que la señora Sofía Salazar, vecina de la<br />

señora Hernández, había ido a tocar al<br />

domicilio de ésta con el propósito de<br />

alertarla de la situación sin obtener<br />

respuesta.<br />

En estos tiempos muchas personas<br />

mueren a manos de su rutina sin<br />

siquiera imaginárselo, hay que estar muy<br />

alerta. ~<br />

FIN


La casa de<br />

Doña Inés<br />

Gerardo Reyes V.<br />

Doña Inés tiene una casa grande, azul,<br />

muy limpia. Cuelgan del techo largas<br />

macetas, verdes corazones siempre<br />

vivos. A través de la ventana oeste se<br />

puede mirar un largo campo de<br />

geranios incendiándose en las sombras<br />

de la tarde. Inés suele mirar desde ese<br />

campo el continuo trajín y las andanzas<br />

de su madre viviendo en la cocina. El<br />

tiempo transcurrido entre el almuerzo<br />

y la merienda dan vida a la casa horas<br />

infinitas. Un sendero, flanqueado de<br />

azucenas, guía a los pasos del jardín a<br />

la vivienda y se reanuda, sólo a veces,<br />

al borde de la boca de un florero o la<br />

cabeza de una niña. A Inés le agrada<br />

contemplar su casa como a ninguna<br />

otra cosa que no sea estar en ella. Con<br />

frecuencia, pisa los pasos de su padre<br />

regados de la puerta al tapanco, donde<br />

suele detenerse a preguntarle cosas<br />

del tiempo.<br />

Inés suele mirar la puerta de su casa<br />

siempre abierta y suele figurarse ver<br />

en ella una bahía irremediablemente<br />

abierta a sus ojos, por ella pasa el<br />

viento y trae el polvo o se escapa el<br />

rumor de una partida; por ella salen<br />

siempre un alto niño y una madre que<br />

vuelve acalorada.<br />

Lejos de esa casa el mundo es otro y<br />

ella lo sabe cada vez que avista ese<br />

sendero sin poder andarlo, cuando<br />

mira a su madre en la distancia tan<br />

atareada que no la mira y cada vez<br />

que las respuestas de su padre, a<br />

punto de decirse, enmudecen. Pero a<br />

Doña Inés en serio le agrada esa casa,<br />

sus verdes macetones siempre vivos,<br />

sus helechos jadeantes.<br />

A veces quisiera regarlos, pero el<br />

recuerdo no concede tanta dicha. ~<br />

Por las mañanas no hay modo de<br />

librarse del sol que recalienta los<br />

cristales y traduce a las arañas en<br />

diminutas tragaluces.<br />

3


poesía


Se me subió el muerto<br />

Ramón Miranda Z.<br />

Los ojos han despertado antes que el cerebro,<br />

la verdad pasa frente a nosotros una y otra vez<br />

pero no podemos decodificarla ni interpretarla.<br />

Ha pasado de nuevo: se me subió el muerto<br />

y ya no sé si mis sueños sean demasiado reales<br />

o si la realidad sea un sueño enmascarado.<br />

Siento ansiedad de no poder mover mis manos,<br />

siento pánico de no poder gritar y pedir ayuda,<br />

siento miedo de ver todo y no poder hacer nada.<br />

Sudo hasta la última gota de mi ateísmo<br />

e invoco a los dioses de todas las religiones<br />

veo, siento y respiro, pero no puedo hacer nada<br />

leo, vivo y escribo, pero no puedo entender nada,<br />

los ojos han despertado antes que el cerebro. ~<br />

4


Del inretorno<br />

Gerardo Reyes V.<br />

¿Quién pisa el césped aquí<br />

a estas horas?<br />

el aroma de un ayer<br />

bajo una calza<br />

me demora<br />

y soy un niño;<br />

allá a lo lejos<br />

otros aires me transportan<br />

y me devuelven<br />

a un viejo triste<br />

que me recuerda.<br />

Soy yo mismo. ~


Dos<br />

Yair Muñoz G.<br />

Hay días en los que me siento cansado del alma<br />

en los que ni siquiera puedo levantarme de la cama,<br />

hay otros en los que quiero ser el rey del mundo,<br />

salir y conquistar la vida misma<br />

para hacerla parecer un pequeño pañuelo<br />

en el que puedo secar las penas, las frustraciones<br />

y los llantos,<br />

pero sin ninguna duda los que más añoro<br />

son aquellos sencillos momentos<br />

en los que puedo adentrarme en esos pequeños<br />

y felices ojos<br />

los que me miran con desinterés y transparente<br />

amor. ~<br />

6


Olé a tus labios<br />

Te brindo la faena<br />

que de mi pecho taurino<br />

surja un olé a tus labios,<br />

pasodoble de latidos<br />

para ir en tu camino.<br />

David Meneses G.<br />

a Mary<br />

He tomado el capote blanco<br />

para salir al ruedo,<br />

cojo mi espada<br />

primera de mis letras.<br />

La voz poética del clarín<br />

aviva al astado,<br />

me mira el pecho,<br />

clava sus pitones,<br />

buscando la vida líquida.<br />

En el primer tercio de mi vida<br />

encaro al toro,<br />

le lanzo chicuelinas<br />

y me envuelvo en verónicas,<br />

mientras la poesía está<br />

de sol y sombra.<br />

Una estocada en cada palabra.<br />

La vida es un arte<br />

y la fiesta brava su locura.<br />

La poesía es el quite ante<br />

la embestida de la melancolía. ~


análisis


Reseña <strong>Literaria</strong><br />

-Holden, el adolescente incomprendido de Salinger-<br />

Rubén D. Ramírez M.<br />

El guardián entre el centeno (The Catcher in the Rye) es una novela escrita por el<br />

neoyorkino J. D. (Jerome David) Salinger, publicada en 1951. Ambientada en la<br />

ciudad de Nueva York durante la posguerra 1 , narra el deprimente transcurrir de<br />

Holden Caulfield después de saber que será expulsado nuevamente del internadobachillerato.<br />

Éste es un adolescente de diecisiete años, de clase privilegiada, que ha<br />

sido echado de distintos colegios. Con una actitud incluso nihilista llega al punto de<br />

“mandar al carajo” todo aquello relacionado con la escuela, la religión, la sociedad<br />

(…). Todo se lo cuestiona.<br />

“Idiota” o “maldición”, (…) son algunas palabras que podemos encontrar en la<br />

novela, una de las peculiaridades del estilo de J.D. No contiene un lenguaje<br />

especializado, sino coloquial debido al relato en primera persona por Holden, quien<br />

narra todos los sucesos que se le presentan y que rememora. De ahí, también, que<br />

se le catalogue como “novela juvenil”.<br />

El protagonista tiene tres días para decidir qué hacer y cómo reaccionar cuando sus<br />

padres se enteren de su expulsión. Ante la incertidumbre e indecisión del porvenir<br />

de su aún precoz vida, decide abandonar el internado y vagar por las calles de Nueva<br />

York con el poco dinero que tiene ahorrado. En su deambular se encuentra con<br />

distintos personajes y visita distintos sitios que le permiten reflexionar agudamente<br />

lo que le está sucediendo. Hay que destacar que sus hermanos (Allie, Phoebe y D.<br />

B.) son su motor de felicidad.<br />

La novela de Salinger deja ver un adolescente deprimente y despreocupado de la<br />

vida. Sin embargo deja puntos a debate acerca de los problemas que se le presentan<br />

a un adolescente ordinario.<br />

8


A más de cincuenta años de su publicación, se podrá cuestionar la temporalidad de la<br />

novela, no obstante nuestra realidad no es lejana a la que experimenta Holden ya que<br />

aborda temas cómo el cuestionamiento de la sexualidad -no olvidemos que los<br />

cincuenta son los albores de la liberación sexual en Estados Unidos, a partir de ahí su<br />

desprendimiento a lo largo del mundo-, el consumo de alcohol y la inmadurez. Pero este<br />

deseo por no abandonar la infancia va más allá de un mero capricho; es un temor de él a<br />

convertirse en falsedad, que es como percibe a las personas adultas. Falsas, siempre<br />

cubiertas de apariencias, ponderando el dinero y el consumismo. Ese es el temor de<br />

Holden, él no quiere abandonar la genuina inocencia de un niño que ve reflejada en sus<br />

dos hermanos menores Phoebe y Allie (a quién añora debido a su muerte prematura por<br />

leucemia). Holden no quiere crecer, no quiere ser un adulto que cubre sus apariencias y<br />

que se relacione por convencionalismo; él sólo quiere volver a la pulcra inocencia de un<br />

niño.<br />

El abordaje de la sexualidad en El guardián… con relación a Holden resulta un tanto<br />

ambiguo. Esto nos podría indicar que es así como le sucede al personaje, y a nosotros<br />

cuando estamos en esa “etapa”. Es durante la adolescencia cuando brotan los primeros<br />

impulsos y deseos sexuales. De “experimentar” qué te gusta, qué te atrae, qué tratas de<br />

evitar, qué te asusta.<br />

Ese “experimentar” no es obligadamente carnal, Holden aún con las ansias que dice<br />

tener de “copular” no se atreve a ir adelante cuando tiene la oportunidad,<br />

conformándose con las experiencias que sus compañeros del internado cuentan cuando<br />

se reúnen. Hay algo que le impide llegar al coito. Según nos narra cuando una chica dice<br />

que pare, que no se sobrepase, él se detiene; a diferencia de otros chicos como su<br />

compañero de cuarto Stradlater.<br />

Jane Gallagher es su “primer amor”, no se la puede sacar de la cabeza, a donde vaya<br />

piensa en ella. Sabe que podría sobrepasarse con ella, sin embargo prefiere pasar<br />

tiempo con ella, jugando damas chinas o tennis, charlando, riendo, (…). En su desolado<br />

vagar por las calles de Nueva York intentó llamarla a su casa en distintas ocasiones, pero<br />

no se atrevió a hacerlo. Cuando contrata a una prostituta en un hotel de la ciudad<br />

tampoco se atreve ir más allá, sólo quiere charlar. Podríamos entender que es un<br />

momento en que Holden se siente desolado, no sabe qué hacer con su vida, y sólo está<br />

ahí, perplejo.<br />

1 Se menciona que el hermano mayor de Holden, D. B. Caulfield, participó brevemente en la Segunda Guerra<br />

Mundial. Además de la referencia al lanzamiento de la bomba atómica: “Pero, como les decía, me alegro muchísimo de<br />

que hayan inventado la bomba atómica. Si hay otra guerra me sentaré justo encima de ella. Me presentaré voluntario, se<br />

lo juro”; acorde al sentimiento deprimente del Holden a lo largo de la historia. De igual manera como forma críticasarcástica<br />

de Salinger al periodo de guerra, y más precisamente a los bombardeos en Hiroshima y Nagasaki.


En los últimos capítulos de la novela cuando no tiene un lugar a donde ir, antes de<br />

regresar a su casa y que sus padres descubran que fue expulsado de nuevo, decide<br />

pedir asilo a un antiguo profesor y amigo de la familia, el Sr. Antolini -importante<br />

mencionar que es un hombre casado- con el cuál sucede algo que nos deja con<br />

bastantes dudas. Cuando Holden duerme en el sofá-cama, el profesor empieza<br />

acariciar su cabeza, “admirándolo”. Como lo narra el joven:<br />

“De pronto ocurrió algo. No quiero ni hablar de ello. No sé qué hora sería, pero<br />

el caso es que me desperté. Sentí algo en la cabeza. Era la mano de un tío. ¡Jo!<br />

¡Vaya susto que me pegué! Era la mano del señor Antolini. Se había sentado en<br />

el suelo junto al sofá en medio de la oscuridad y estaba como acariciándome o<br />

dándome palmaditas en la cabeza. ¡Jo! ¡Les aseguro que pegué un salto hasta el<br />

techo!”<br />

¿Qué fue lo que sucedió?, ¿probablemente el profesor simplemente lo hacía para<br />

tranquilizarlo?, ¿quizás fue un acto inocente de un adulto hacia un adolescente?, no lo<br />

sabemos. Para dejarnos aún más dudas al respecto, cuando Holden sale del<br />

departamento su último pensamiento fue el siguiente:<br />

“Por fin llegó el ascensor. Entré en él y bajé hasta el vestíbulo. ¡Jo! Iba<br />

temblando como un condenado. Cosas así me han pasado ya como veinte veces<br />

desde muy pequeño. No lo aguanto.”<br />

¿Veinte veces desde muy pequeño?, ¿acaso Holden ha sufrido un abuso sexual?, ¿de<br />

quién o quiénes?, ¿quizás a ello se debe su abstención? ¿su miedo a los actos<br />

sexuales? Así de ambiguo se puede tornar la adolescencia en referente a la sexualidad.<br />

No todos sufrimos abuso sexual infantil, o quizás a diferente nivel, o quizás no lo<br />

recordamos. Distintas cosas suceden en este periodo, probablemente fuiste el/la<br />

chico/a más atractivo/a del colegio, viviste sin problema está etapa, experimentaste<br />

todo lo que pudiste, quizás no. O tal vez preferiste no hacerlo y guardarlo para<br />

después. Muchos factores intervienen. Quizá cuestionaste tu sexualidad y creíste que<br />

eso estaba mal pero al final seguiste a delante con tus deseos, o tal vez aún te lo<br />

cuestionas.<br />

En definitiva la adolescencia es la etapa de las indecisiones, de las experiencias, de los<br />

cambios hormonales, cambios en nuestro físico; lo pudiste pasar bien o fue tu peor<br />

pesadilla; pero es un periodo de dudas, se nos presenta como algo ambiguo. Es lo que<br />

pasa con Holden, se cuestiona lo que le está sucediendo; sin embargo parece que él no<br />

lo exterioriza, aún no comparte lo que le está sucediendo, o lo que le aqueja.<br />

10


Regularmente es lo que nos sucede, primero necesitamos experimentar y reflexionarlo,<br />

tal vez logremos esclarecernos muchas cosas nosotros mismos, o probablemente<br />

necesitemos contárselo a alguien más.<br />

…<br />

Como se puede notar alrededor de la novela, Holden se queja de los adultos todo el<br />

tiempo, en su mayoría -como se dijo líneas arriba- porque cubren falsas apariencias.<br />

Siempre ven por sus intereses y se vuelven hipocráticas para conseguirlos. Además<br />

parece reflejar sutilmente un preludio al consumismo salvaje que nos rige<br />

actualmente.<br />

Es evidente que las personas con las que más disfruta estar y convivir, además de Jane<br />

y sus amigos del internado, son sus pequeños hermanos Allie y Phoebe. Conocemos al<br />

primero a través de las rememoraciones de Holden, ya que él murió cuando era un<br />

niño; sin embargo lo recuerda como alguien especial, pelirrojo, e inteligente (al igual<br />

que Phoebe). La niña muestra mayor madurez sin dejar de perder su inocencia. En el<br />

caso del hermano mayor D. B., un escritor, si bien Holden no lo odia le causa enojo<br />

saber que él se adecue al sistema económico, es decir, que tenga que escribir guiones<br />

para grandes películas y así tener mayores ingresos, condicionando su trabajo y su<br />

creatividad a las necesidades del modelo económico.<br />

Mientras Holden visita a su pequeña hermana en el departamento de sus padres antes<br />

de que él vuelva definitivamente, Phoebe le hace una pregunta que en un inicio no<br />

sabe contestar e incluso trata de evadir: “dime una sola cosa que te guste”. Como<br />

elude responder, su hermana le pregunta sobre qué le gustaría ser como profesionista,<br />

igual no da una respuesta precisa, pero dice que ser abogado (como su padre) no sería<br />

algo malo, sin embargo:<br />

“Me gustaría si los abogados fueran por ahí salvando de verdad vidas de tipos<br />

inocentes, pero eso nunca lo hacen. Lo que hacen es ganar un montón de pasta,<br />

jugar al golf y al bridge, comprarse coches, beber martinis secos y darse<br />

mucha importancia.”<br />

Reiteradamente, lo que Holden detesta es convertirse en un adulto carente de<br />

humanismo e individualista como percibe a la mayoría que lo rodean.<br />

Phoebe continúa cuestionando, le dice que a él realmente no le gusta nada; a lo que<br />

responderá que no es así, que le gusta hablar con ella, le gusta Allie, pero ella le<br />

recuerda que ha muerto.


Finalmente responde, haciendo referencia a un poema de Robert Burns:<br />

“Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo<br />

de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor<br />

vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en<br />

evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde<br />

van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el<br />

tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una<br />

tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una<br />

locura.”<br />

“Yo sería el guardián entre el centeno”, recordemos el título 1 . Holden amaba tanto a su<br />

pequeño hermano que el día que murió se quebró la mano al romper los cristales del<br />

garaje por el enojo y la tristeza que le causó. Por eso Holden quiere ser El guardián<br />

entre el centeno, porque no pudo evitar la muerte de Allie, pero aún tiene a su<br />

pequeña hermana. Por eso cuando se dispone abandonar su casa definitivamente y<br />

Phoebe va tras él, decide quedarse; no puede abandonarla. Por eso quiere evitar que a<br />

los niños que vigila en el campo de centeno caigan sobre el precipicio, que en el paso a<br />

su madurez pierdan su inocencia original. Por eso también evita todos sus problemas,<br />

no está conforme, se cuestiona todo, la adolescencia ha sido confusa. ¿Pero a quién no<br />

le ha sido así de ambigua, extraña e incomprensible?~<br />

2 En inglés The Catcher in the Rye, literalmente en lugar de “guardián” sería “atrapador”; pero éste abandonaría el<br />

significado correcto.<br />

12


Retrato Literario<br />

-El núcleo de la literatura y el relato de Alice Munro-<br />

Ramón Miranda Zavala<br />

“¡Lean a Munro! ¡Lean a Munro!”<br />

Jonathan Franzen<br />

Todas las células poseen un núcleo donde ocurre el increíble fenómeno de la<br />

síntesis de los materiales que la célula necesita para sobrevivir y replicarse.<br />

Pero, ¿qué tiene que ver esto con la poesía y la literatura? Cualquier forma<br />

literaria conocida, llámese novela, cuento, ensayo, crónica, relato o poema,<br />

tiene un núcleo llamado tema que viene a ser la sustancia sin la cual el texto<br />

no podría sobrevivir, la esencia y el ser (en un lenguaje metafísico), el hueso<br />

del aguacate; la idea central de la cual surgen los súper-objetivos de los<br />

personajes que van a participar a lo largo del texto. Esos súper-objetivos le<br />

darán sentido a las acciones de aquellos. Llamaremos al resto del texto citoesqueleto<br />

pues posee una importancia estructural para el desarrollo del tema.<br />

¿Por qué la poesía es la máxima expresión de arte dentro de la literatura? La<br />

respuesta es sencilla: porque en ella encontramos el método y la libertad en su<br />

mínima expresión, en su forma más comprimida; es decir, encontramos ese<br />

núcleo, ese tema, ese hueso de aguacate al desnudo y sin demasiado citoesqueleto.<br />

¿No es en la poesía donde converge el ritmo, la rima, la métrica con<br />

el verso libre y que, a final de cuentas, resulta ser un método también? El arte<br />

salta a la vista desde el primer verso. ¿Y a qué se reduciría nuestra novela<br />

favorita si dejamos su tema y argumento al desnudo? Lo cierto es que, muchas<br />

veces, se reduciría a no más de dos o tres páginas. No defiendo la idea de que<br />

un texto sea mejor por ser más corto, sino la idea de que un simple conjunto<br />

de letras se acerca más en forma y fondo, en esencia, que el texto estructural<br />

al arte.


Hablemos ahora de la ganadora del premio Nobel de literatura del 2013, Alice<br />

Munro y su formato. Se considera a Munro la maestra del relato<br />

contemporáneo y es el relato, ese punto intermedio (en cuanto extensión del<br />

texto) entre la poesía y la novela. La razón por la cual se ganó el premio nobel<br />

de literatura es que nos muestra precisamente una forma comprimida de arte,<br />

ya que sus textos cortos van directo a ese núcleo de aguacate que no se<br />

podría reducir ya más, pues cada parte del texto es su esencia y tema en el<br />

estado más puro. “Su estilo es claro y de un realismo psicológico”, fue el<br />

dictamen final de la Academia.<br />

La conocida como “la Chéjov canadiense” se ha convertido en la punta de<br />

lanza del realismo moderno, convirtiendo la cotidianidad de distintas mujeres,<br />

que protagonizan su obra, en verdaderos vendavales existenciales, siempre<br />

con una atmósfera campirana, lo que era de esperarse, teniendo en cuenta<br />

que Alice nació en Ontario, en el seno de una familia de granjeros.<br />

Leer a Alice Munro no sólo representa un acercamiento a la comprensión de la<br />

mujer contemporánea, del realismo o del relato moderno, también en sus<br />

distintos textos viajamos desde Vancouver hasta Montreal, desde Quebec<br />

hasta la vieja Alberta, por lo que es una obligada para conocer la cultura<br />

canadiense de los últimos años.<br />

Alice es más que la autora que se puso de moda y elevó las ventas de sus libros<br />

exponencialmente luego de ganar el Nobel: es más que Las lunas de Júpiter. Es<br />

lo que la literatura había estado esperando luego de tantos años de confusión<br />

entre corrientes y la pérdida de identidad de los escritores de su generación.<br />

Alice es el núcleo, el tema, la esencia; el arte desnudo expresado en un<br />

lenguaje que encanta al crítico y al neófito. Sus personajes pasan de ser<br />

editoras a ser trabajadoras de una tienda de pavos, siempre con un estilo<br />

exquisito, por lo cual todos podemos sentirnos identificados con ellos. ~<br />

14


<strong>Trinchera</strong><br />

<strong>Literaria</strong><br />

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