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LA CLASE DEL 10

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túnel JUL- AGO 2016<br />

Yo sentía, de joven, que jugar por Rivera<br />

era lo máximo; era jugar un Mundial.<br />

En esos meses de enero y febrero éramos<br />

“populares”, era una fiesta.<br />

El portuñol es un idioma muy rico, ¿le<br />

costó cambiar la forma de hablar cuando<br />

vino a Wanderers?<br />

Nunca intenté cambiar mi forma de<br />

hablar. Obvio que tengo que hablar en<br />

español y no en portuñol, lo intento, a<br />

veces hay palabras que no me salen. Creo<br />

que ahora algo he mejorado, pero cuando<br />

llegué me trababa muchísimo. En Rivera,<br />

menos en las cuatro horas que iba a la<br />

escuela o en la UTU, todo lo demás era<br />

portuñol. De la puerta de mi casa para<br />

afuera, en la calle, todo portuñol. Cuando<br />

cruzábamos a Livramento había que hablar<br />

más en portugués o en español, porque<br />

nos entienden mejor incluso que cuando<br />

hablamos portuñol.<br />

¿Había mucha pica?<br />

Impresionante. Después entre nosotros<br />

somos muy unidos; de Rivera hacia acá<br />

el de Livramento se suma, y nosotros nos<br />

sumamos a ellos cuando compiten en Río<br />

Grande del Sur. Sólo hay problema cuando<br />

juegan Uruguay y Brasil, después Rivera<br />

Aprendí de Tabárez “la forma de ser ante la victoria y la derrota, el equilibrio, el elogio normal y la crítica normal para mejorar”. (Foto: LM)<br />

“Hay que tener cuidado<br />

con la seguridad, hubo<br />

momentos en que a los<br />

jugadores les apuntaban<br />

con armas dentro de<br />

Los Aromos. Ellos me lo<br />

contaron y yo decidí que<br />

esa gente no entrara<br />

más, ¿cómo van a entrar<br />

a Los Aromos? En mi<br />

época de jugador nunca<br />

me había pasado, la<br />

diferencia es abismal”.<br />

y Livramento es una ciudad sola, no hay<br />

inconveniente alguno.<br />

Europa, Europa<br />

Mundo nuevo. Vida nueva. Junto a Fanny<br />

se fueron a Sevilla y se codearon con el<br />

profesionalismo bien de cerca. Completó<br />

cinco temporadas en el club del barrio<br />

Nervión y conoció las costumbres del<br />

sevillano a flor de piel. En esos cinco<br />

años disputó 158 partidos (134 por<br />

Liga Española, 21 por Copa del Rey y<br />

2 en Copa UEFA) y marcó 31 goles,<br />

según consigna Pablo Bengoechea: la clase<br />

del Profesor, de Leonardo Haberkorn<br />

(2002). Anton Polster, Rinat Dassev, Iván<br />

Zamorano y Davor Zuker fueron algunos<br />

de los futbolistas con los que compartió<br />

vestuario en esa época.<br />

Arribó a España con 22 años, le pasó<br />

todo muy rápido desde que jugaba<br />

en Rivera, llegó a Wanderers y pasó a<br />

Sevilla, ¿cómo se paró ante esa situación?<br />

Yo extrañaba Rivera, o sea que estando<br />

en Montevideo o en Sevilla me daba lo<br />

mismo, obvio que estaba mucho más<br />

lejos. Extrañé mucho Rivera cuando<br />

llegué a Montevideo porque todo me<br />

sorprendía, estábamos saliendo de la<br />

dictadura y no era sencillo. A Sevilla<br />

ya fui casado, o sea que estaba siempre<br />

acompañado, y llegué al mundo que<br />

siempre soñás: una ciudad linda, limpia,<br />

la gente tenía trabajo, no se quejaba, el<br />

estadio era enorme, te ibas a equipar y<br />

sobraba ropa; ahí me sentí jugador de<br />

fútbol.<br />

Era un fútbol de primer nivel y anduvo<br />

muy bien.<br />

Cuando llegué había sólo dos extranjeros<br />

por equipo y éramos varios los uruguayos.<br />

Nos juntábamos siempre que podíamos.<br />

De los veinte equipos sólo dos no tenían<br />

extranjeros, el Real Sociedad y el Athletic<br />

Bilbao, o sea que en España en Primera<br />

División había sólo 36 extranjeros, y<br />

llegamos a estar Wilmar Cabrera, Amaro<br />

Nadal, José Luis Zalazar, Arsenio Luzardo,<br />

Eduardo Belza, Ruben Sosa, Miguel Bossio<br />

y Javier Zeoli. Éramos un montón, y el<br />

extranjero jugaba siempre.<br />

Se dice que hace buenas feijoadas, ¿qué<br />

aprendió de la cocina española?<br />

El tema de la comida era impresionante,<br />

los mariscos eran una novedad. Todas<br />

cosas que ni soñábamos que podíamos<br />

ver. Fuimos muy jóvenes con mi esposa<br />

y vivimos muchas cosas súper lindas. Yo<br />

jugaba al fútbol y después disfrutábamos<br />

juntos, paseábamos, hacíamos de todo.<br />

Estuvo cinco años en España, ¿cómo es el<br />

sevillano?<br />

Sensacional, alegre a full. Es como dicen<br />

ellos: en el norte se trabaja y en Andalucía<br />

se vive. Obviamente que ellos trabajan<br />

también, pero disfrutan mucho la vida.<br />

Es una ciudad en donde el clima ayuda<br />

muchísimo, frío prácticamente no hace<br />

–por lo menos en aquella época–, llovía<br />

diez o doce veces al año. El andaluz sale<br />

de la casa permanentemente; desayuna en<br />

la calle, se trabajaba en horario cortado<br />

entonces antes de ir a almorzar iban de<br />

tapas, después la siesta, el cafecito en el<br />

bar y de nuevo a trabajar, y ya de noche<br />

cena afuera. Por lo menos en donde<br />

vivíamos nosotros era así: tapitas, cafecito<br />

y todo así.<br />

Su carrera en Europa no le dio la<br />

posibilidad de ver el nacimiento de sus<br />

dos primeras hijas. Esos sacrificios no<br />

salen en los diarios.<br />

Claro, ellas nacieron en Rivera. Como se<br />

jugaba un partido en casa y otro afuera<br />

siempre estaba viajando. A Fanny la<br />

dejaban viajar a los seis meses y medio, así<br />

que se venía y en Rivera esperaba. A los<br />

catorce días lograba viajar, así que conocí<br />

a mis hijas con quince días. Nosotros<br />

siempre priorizamos la familia. Incluso<br />

en los viajes de trabajo que hice yéndome<br />

con [Sergio] Markarián a México, Chile<br />

y Perú, lo más importante pasó a ser el<br />

estudio de nuestras hijas, así que tanto<br />

ellas como mi esposa se quedaban. El<br />

fútbol como entrenador es importante,<br />

pero más importante es que mis hijas<br />

estudien.<br />

¿Qué diferencias hay entre el vestuario<br />

del Río de la Plata y el europeo?<br />

Yo cumplía el rol de recibir a los<br />

jugadores. Era extranjero pero como<br />

hablaba español tenía más contacto<br />

con mis compañeros; recibí a todos<br />

los extranjeros que llegaron después,<br />

salíamos, les mostraba la ciudad. Acá pasa<br />

lo mismo: el jugador va aprendiendo, el<br />

que ya vivió en el exterior y sabe que al<br />

comienzo puede ser difícil se prepara para<br />

recibir al que viene de afuera.<br />

Juguemos en el bosque<br />

En el Lobo jugó poco tiempo pero<br />

pudo demostrarle su pegada a los<br />

hinchas triperos, que lo vieron llegar<br />

“He llegado a pensar que<br />

tenían tantas ganas de<br />

criticarme por mi etapa<br />

de jugador –cosa que<br />

no hacían mucho– que<br />

descargaron todo ahora.<br />

Hubo gente que estaba<br />

ensañada conmigo, todas<br />

las semanas era lo mismo:<br />

‘si no gana el fin de<br />

semana lo echan’”.<br />

como un desconocido y se metió en<br />

la larga lista de orientales que vistió<br />

la camiseta de Gimnasia, con dieciséis<br />

partidos y cinco goles en el club del<br />

bosque platense.<br />

El paso por Gimnasia de La Plata fue<br />

corto si tomamos en cuenta lo extenso<br />

de su carrera, ¿cómo lo evalúa?<br />

Fueron tres meses: de setiembre a diciembre<br />

de 1992. Una ciudad universitaria,<br />

muchísima gente joven. Casi siempre<br />

los días libres los usábamos para viajar a<br />

Buenos Aires y conocer un poco. Pasamos<br />

muy bien porque estaban Gregorio [Pérez],<br />

Guillermo Sanguinetti, Hugo Romeo<br />

Guerra, José Montelongo; éramos un grupo<br />

de uruguayos que nos juntábamos siempre.<br />

El clásico con Estudiantes [le marcó un gol<br />

de penal] se vive como acá pero en una sola<br />

ciudad.<br />

Es un club con mucha gente pero muy<br />

sufrido.<br />

Cuando llegué no sabía que era tan<br />

sufrido, después uno se va enterando que<br />

nunca le tocó salir campeón y al tener a<br />

Estudiantes ahí, que ganó todo lo que<br />

jugó, es difícil. Pero a todos los uruguayos<br />

les ha ido muy bien en Gimnasia; yo pasé<br />

espectacular. Gregorio estuvo dos meses,<br />

fue cesado, y yo me quise ir porque él me<br />

había llevado.<br />

El último romántico<br />

Sus pasos en nuestro fútbol comenzaron<br />

en el Montevideo Wanderers. El destino<br />

lo dejó en el Prado de Montevideo, donde<br />

se curtió, entre el Centro, el Parque Batlle<br />

y las canchas de la gloria. En su camino<br />

se cruzó el Maestro Tabárez y empezó a<br />

asomar el idilio y la receta del triunfo<br />

cuando Gregorio Elso Pérez lo tuvo por<br />

primera vez en el equipo bohemio. Esa<br />

primera vez con el de Gregorio Aznárez se<br />

repetiría en La Plata y en Peñarol. Y no les<br />

quedaría sueño por vengar.<br />

Llegó a Wanderers en 1985, ¿cómo fue<br />

esa primera llegada a la capital?<br />

Para mí fue horrible. Había venido una<br />

vez al estadio Centenario en la final de<br />

Nacional contra Inter de Porto Alegre.<br />

Vine con la hinchada de Livramento a<br />

ver a Inter, yo era fanático; estábamos en<br />

el mismo lugar que estaba la hinchada de<br />

Brasil en la Copa América 1995, debajo de<br />

la Torre de los Homenajes. Soy fanático de<br />

Inter, de Peñarol, de Falcao por la posición<br />

y de Fernando Morena porque fue el que<br />

me hizo de Peñarol; todos queríamos ser<br />

Morena cuando éramos chicos. A Peñarol<br />

lo escuchaba de noche, de día la señal de<br />

radio no llegaba.<br />

¿Qué fue lo primero que hizo cuando<br />

pisó Montevideo?<br />

Me bajé en Turil y me subí a un taxi<br />

para ir al hotel Oxford –Paraguay y San<br />

José–, y ahí dije: ¿qué hago acá? Estaba<br />

incómodo totalmente, aparte soy medio<br />

tímido y vergonzoso. Me pasó a buscar<br />

Gonzalo Madrid para ir al Viera pero no<br />

sabía si quería estar acá, sufrí muchísimo.<br />

Extrañaba mucho, me salvaron los<br />

compañeros y el Maestro que me vivía<br />

hablando. Llegué el 11 de marzo y creo<br />

que recién en agosto o setiembre me sentí<br />

cómodo.<br />

En la revista Tres, en 1996, dijo: “El<br />

jugador ya se crea desde la categoría<br />

juvenil para ser campeón. En séptima<br />

Pablo Bengoechea<br />

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