04.12.2016 Views

La luna nos abandona

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

JUAN<br />

Olga ha muerto. Cuando lo digo en voz alta, porque quiero<br />

asimilar que es verdad, convencerme de que ha ocurrido,<br />

el suelo se me hunde como si fuera de algodón y la angustia<br />

me aprieta la garganta hasta casi ahogarme y aún más todavía<br />

con esta corbata que intento ponerme y que no sé si es la<br />

adecuada.<br />

¿Por qué ha tenido que pasar? Aquel primer día en que <strong>nos</strong><br />

conocimos observé durante mucho tiempo sus ojos brillantes<br />

por el reflejo de los colores de las cuentas de cristal del rosario<br />

que llevaba en las ma<strong>nos</strong>. Ojos capaces aún de sorprenderse.<br />

Cada nuevo color sobre la piedra la hacía vibrar de emoción.<br />

También me cautivó su voz cuando <strong>nos</strong> saludamos. Benditas<br />

casualidades. Nos fuimos de aquel sitio, triste y desabrido, y<br />

disfruté de su charla, siempre risueña, aunque pude apreciar<br />

su fuerte carácter y su peligrosa sinceridad. No se cortaba con<br />

nada, siempre tenía algo que decir en cualquiera de las direcciones<br />

que tomara la conversación. Hablaba sin tapujos. Me<br />

sentí atraído, pero de lejos, que no se me acercara demasiado.<br />

Una mujer así, inteligente y de carácter, mejor cuanto más<br />

lejos. Ya casi cuarentón lo que necesitaba era una mujer que<br />

no me alterase, que no me arrastrara como un torrente... pero<br />

más tarde me dejé llevar por el torbellino de amor y de pasión<br />

que me ofrecía, bendito torrente de vida, y me entregué para<br />

siempre... y ahora está muerta.<br />

2

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!