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Ficción

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eciente del naturalista sueco 4 se dice que Linneo fue la primera<br />

persona que pudo cultivar plátanos en Holanda, mientras se<br />

encontraba al servicio de un mercader hipocondriaco que había<br />

traído una planta de Surinam. Al parecer, Linneo encontró<br />

muchos usos médicos para el fruto del banano (curas para el<br />

mal de la próstata, para la tos, para las inflamaciones del globo<br />

ocular) y observó además que si se practica un corte transversal<br />

en la pulpa, aparece una pequeña figura similar a un crucifijo.<br />

Lo cierto es que Linneo era un hombre religioso, muy creyente<br />

y devoto que, además de dedicar su vida a las ciencias,<br />

tuvo tiempo de redactar una especie de compendio de parábolas<br />

moralizantes. La obra, titulada Némesis divina, “es un libro<br />

sombrío y poderoso”, resume Claudio Magris, “en el que el<br />

genio del sistema construye una torva y perfecta economía de<br />

la existencia. Recogiendo y volviendo a contar historias sacadas<br />

de la Biblia y los clásicos, de la vida de la corte de Suecia, el<br />

ambiente académico sueco o las crónicas locales de sucesos,<br />

Linneo quiso demostrarle a su hijo, igual que se demuestra<br />

un teorema, que al mal cometido le sigue indefectiblemente<br />

un castigo” 5 . Linneo creía que había un sistema causal en el<br />

ámbito moral que era fiel reflejo de la cadena de causas y efectos<br />

que gobernaba las leyes naturales. Por tanto, para él no había<br />

calamidad que no tuviera su origen en un pecado previo. Según<br />

ese esquema, cada quien se merecería lo que le ha caído en<br />

suerte, pues Dios no puede haber creado un mundo injusto.<br />

Con estos antecedentes es muy improbable que la nominación<br />

de Musa Paradisiaca por parte de Linneo haya sido ingenua<br />

o casual, sin ningún vínculo con el arabismo musa y con la<br />

doctrina apócrifa que identifica al banano con la fruta del<br />

Jardín del Edén. Linneo no dejaba nada al azar o al capricho.<br />

Ya en su Systema Naturae (1735) había incluido un guiño<br />

enigmático al nombrar a otra especie singular. En el espacio<br />

que tendría que haber dedicado a la descripción del hombre,<br />

escribió simplemente: Nosce te ipsum. Conócete a ti mismo.<br />

Cada quien tiene lo que se merece, piensa el señor Bradshaw<br />

mientras el Modelo A avanza a trompicones por la carretera que<br />

divide en dos el paisaje uniformado de platanares. Todos somos<br />

iguales ante Dios y es el trabajo lo que pone a unos en una<br />

situación ventajosa respecto a otros. Quien se niega a trabajar es<br />

artífice de su propia desgracia, piensa en momentos en que el<br />

carro baja la velocidad. En sentido contrario viene un camión del<br />

ejército que resulta estar cargado de alborotadores de la huelga,<br />

hombres, mujeres y niños desarrapados, algunos con la cara<br />

inflamada por los culatazos. El soldado que viene manejando<br />

se detiene a saludar, pero el intercambio de frases es torpe y<br />

breve porque el señor Bradshaw está ansioso por llegar al campo.<br />

Antes de iniciar los preparativos para la fiesta de Navidad que se<br />

celebrará esa noche, debe reunirse con el ingeniero agrónomo.<br />

4 LANDELL, Nils-Erik, Doctor Carl Linnaeus, Physician, Londres, I.K.<br />

Foundation, 2008.<br />

5 MAGRIS, Claudio, “Linneo y la divina Némesis”, en Utopía y<br />

Desencanto, Barcelona, Anagrama, 2001.<br />

VICE 15

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