07.12.2016 Views

Ficción

1480697156MX_v9n5_Fiction__Web_

1480697156MX_v9n5_Fiction__Web_

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

1995 por Maximiliano Barrientos<br />

que es un montón de partes juntas, se encuentra cubierto<br />

por una lona. Lo destapo, allí está. Paso dos dedos por el<br />

capó, hay una fina capa de polvo. Dejo líneas donde la<br />

pintura está intacta. El mecánico no retira la mirada de<br />

mi rostro, siente pena, me provoca risa: la aguanto. Por la<br />

postura, por el movimiento continuo de sus dedos, asumo<br />

que está incómodo.<br />

Recojo fragmentos de vidrio, los aprieto, los acerco<br />

a mis ojos.<br />

Quiero que lo lleven a casa, digo.<br />

Se saca la gorra y menea la cabeza.<br />

¿Qué?, dice como si no me hubiera oído la primera vez.<br />

Eso, que lo lleven a casa.<br />

***<br />

Falta poco para que amanezca. Me inclino sobre el<br />

volante. Hay fragmentos diminutos de vidrio repartidos<br />

aquí y allá. Toco, huelo el cuero, la humedad. El velocímetro<br />

se mantiene en cero.<br />

No querés entrar y hacerme compañía, le digo al muerto<br />

que está apoyado en la puerta del garaje, al lado de una<br />

cortadora de césped que nunca usé.<br />

No responde. Vacila.<br />

No te va a pasar nada, digo.<br />

Digo esto más:<br />

Es un Ford Mustang Fastback del sesenta y ocho, una<br />

auténtica reliquia. Mi padre siempre deseó manejar uno<br />

de estos, pero nunca tuvo el dinero pa comprarse uno.<br />

Digo:<br />

Siempre manejó un pequeño Daihatsu hasta que el<br />

motor se pudrió. Literalmente eso fue lo que pasó.<br />

La pierna, dice. ¿Sigue doliendo?<br />

Ya no, respondo. Me queda una cojera, nunca va a irse,<br />

pero por lo demás estoy bien.<br />

A veces te veo cuando tenías quince años, dice.<br />

Veo cómo te daban unas palizas brutales a la salida<br />

del colegio.<br />

Me aferro al volante, lo muevo a izquierda, a derecha.<br />

Cambio la caja. Acelero, pero no me muevo, no salgo del<br />

garaje. El auto está estropeado, es chatarra. Desde ahora<br />

siempre será chatarra.<br />

Sucedió hasta segundo medio, digo. Luego ya no.<br />

Te defendiste, dice. Al líder de ese grupito, al revoltoso<br />

cuyos padres se estaban divorciando, le arrancaste un<br />

pedazo de orejea de un mordisco.<br />

Sonríe. Tiene el cráneo destrozado, le falta un ojo, pero<br />

sus dientes siguen intactos. Pudimos haber sido amigos. Si<br />

nos hubiéramos conocidos en otras circunstancias, él y yo<br />

hubiéramos ido a algún bar, hubiéramos vaciado cervezas,<br />

hubiéramos contado historias, hubiéramos hablado de<br />

la naturaleza de nuestros trabajos, de los lugares donde<br />

vivimos, de los lugares a donde pensábamos volver cuando<br />

gozáramos de tiempo.<br />

Mierda, dice. Qué lío hiciste esa mañana, qué manera<br />

de haber sangre.<br />

Se lo merecían, digo.<br />

¿Te acordás de cómo te miró tu madre cuando te dio<br />

encuentro en la oficina del director? ¿Te acordás de cómo<br />

se le fue el color del rostro cuando te vio con la polera<br />

llena de sangre y cuando supo que ninguna gota era tuya?<br />

Se lo merecían, digo. Debí hacerlo antes.<br />

Te expulsaron, dice. Es probable que hasta ahora sigan<br />

hablando de vos, del pelao que le arrancó de un mordisco<br />

la oreja al matón del colegio.<br />

Cambio la caja, aprieto el acelerador. Giro a izquierda,<br />

acelero. El muerto sigue allí, mirándome. Cierro los<br />

ojos, reconstruyo el accidente, la curva en que los autos<br />

chocaron.<br />

Eliana, digo. ¿A veces la ves?<br />

Claro, dice. La veo con quince y también con trece.<br />

La veo siendo una niña de once. Veo cómo va dejando de<br />

ser niña y se va convirtiendo en una belleza de dieciséis.<br />

Hay deseo en su voz. Me enoja, no quiero que sepa que<br />

tengo celos. Acelero, no me muevo. Corro a toda velocidad<br />

pero no consigo salir del garaje. En mi mente cruzo la<br />

ruta donde nos encontramos, donde nos hicimos mierda.<br />

Describímela, digo. ¿La estás viendo ahora?<br />

Sí, dice. Sólo puedo ver lo que está en tu cerebro, lo<br />

que alguna vez viste. ¿Acaso ya no la recordás?<br />

¿Qué lleva puesto?, digo.<br />

Una faldita de jean y una polera blanca.<br />

Dice:<br />

Qué pedazo de piernas tiene esa hembrita. Una pelusita<br />

rubia se hace visible cuando le da el sol.<br />

¿Qué está haciendo?<br />

Oh, no querés saber qué está haciendo, no querés saber<br />

con quién está hablando.<br />

Contame.<br />

¿Por qué? ¿Qué importancia tiene? Sucedió hace<br />

mucho. ¿Por qué te hacés daño?<br />

¿Podés olerla?, ¿podés decirme a qué huele?<br />

¿Por qué nunca le hablaste? ¿Por qué nunca te atreviste<br />

a buscarla?, dice. Te hubiera dado lo que le dio a otros.<br />

Toco las cicatrices, presiono sin importar si jodo los<br />

puntos, sin importar el dolor. Sigo esos patrones que se<br />

extienden hasta la rodilla, no significan nada. Decoración,<br />

ornamento.<br />

¿Con quién está? ¿Con Juan? ¿O con el hijo de puta<br />

de Alfredo?, digo. ¿Conversan en la cancha de fútbol?<br />

¿Apoyados en el kiosco?<br />

Digo:<br />

¿Me mira? ¿Sabe que estoy ahí?<br />

Ríe. El único ojo del muerto deja de escrutarme, mira<br />

algo que está encima de los despojos del auto.<br />

Dice:<br />

Si pudieras ver el cielo, si pudieras ver el puto cielo del<br />

noventa y cinco como lo viste esa tarde.<br />

VICE 23

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!