feb viva la equidad 2-9-17 LR

estar en el mejor salón de clases porque son
los mejores estudiantes de la escuela y juntos
seremos la mejor clase". Yo soy una persona
muy competitiva y siempre trato de alcanzar
de alcanzar excelencia. Enfatizo esta
expectativa diariamente. Todo es una
competencia sana en clase, debemos
ganarnos las cosas,
desde nuestro
comportamiento
hasta nuestros
grados
académicos. ¡No
nos conformamos
con nada menos!
Mi meta es
convencer a mis
estudiantes a
creer y honrar
esto metas
académicas. Yo
trabajo duro para inculcarles un sentimiento
de orgullo por lo que aprenden. Cada día,
escribimos la promesa de la clase y la
recitamos. Rita Pierson, una educadora y
mentora, dice: "Si lo dices lo suficiente,
empieza a ser una parte de ti." Sus palabras
de sabiduría de vienen de la discusión de Ted
Talk: "Cada niño necesita un campeón". Esta
frase se hace evidente cada día en mi clase.
Inculcar las más altas expectativas a mis
estudiantes es la forma del éxito en mi clase.
Arriba, los estudiantes en la clase de la Sra. Royse
participan en una actividad de la mañana.
Las relaciones
Las relaciones son importantes. Esto no es
nada nuevo y cada profesor compartirá esto
idea como buena práctica. Yo elijo hacer que
existan buenas relaciones cada día. Paso la
primera parte de mi año desarrollando
fuertes relaciones con mis estudiantes,
muchas veces mientras comparto el almuerzo
con ellos. Esto puede ocurrir como un grupo
entero, un grupo pequeño o individualmente.
Yo elijo dejar de comer con mis colegas o de
tomar esos
veinte
minutos para
mí misma con
el fin de
desarrollar
relaciones
que nuestro
tiempo de
instrucción
programada y
rigurosa no
permite. Yo
hago un
esfuerzo consciente para asistir a las
actividades estudiantiles fuera de la escuela,
como juegos de fútbol comunitario y
concursos, y compartir cenas por la noche en
sus casas para desarrollar relaciones
profundas. Reconozco que soy muy
vulnerable con mis estudiantes, pero
contribuyo en gran parte de mi éxito en el
aula a esta intimidad y relaciones con mis
estudiantes. Debido a estas relaciones, en
pocos meses, mi manejo de la clase requiere
muy poco esfuerzo. Mis estudiantes y sus
familias saben que me preocupo por ella por
mis acciones diarias. Esta relación y
comunicación abierta refuerza mi aula
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