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Savages

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<strong>Savages</strong>, de Oliver Stone<br />

Un repaso a vuelo de águila por las películas realizadas por Oliver Stone en<br />

años recientes permite ver un director que ha procurado más atención al efecto<br />

controversial y poco matizado de sus historias, que a hacer planteamientos<br />

visualmente arriesgados. Ya sea en la costosa épica Alejandro Magno -que<br />

fracasó estrepitosamente en taquilla-, o su deslactosada mirada sobre el Che<br />

Guevara en Comandante, la tendencia por producir filmes menores a sus<br />

habilidades parecía irreversible, hasta este año.<br />

Oliver: ¿en dónde estabas?<br />

En alguna entrevista, Stone afirmó que se considera un hacedor de dramas<br />

antes que un comentarista político. Si bien sus polémicas a veces resultan ser<br />

tan inflexibles como las del documentalista Michael Moore, es difícil negarle a<br />

Stone su capacidad para crear dramas intensos, verosímiles y lograr<br />

actuaciones clásicas de sus protagonistas. Un ejemplo claro es Wall Street de<br />

1987, donde Michael Douglas brillaba como el cínico e inescrupuloso inversor<br />

Gordon Gekko. El filme se convirtió en un ícono de aquella década, cuando los<br />

valores del libre mercado y la economía especulativa se conformaban como el<br />

orden económico que prevalece en la actualidad.<br />

En 2010, Stone rescató esta historia en la secuela Wall Street: Money Never<br />

Sleeps de nuevo protagonizada por Douglas. La película se estrenó a escasos<br />

meses de la peor crisis financiera desde 1929, y con ella Stone demostraba su<br />

don para incidir en la opinión pública en el momento más oportuno. La secuela<br />

no tuvo la recepción más esperada, pero despertó en el director la pericia para<br />

elaborar historias tensas, con pulso, como su clásica trilogía de guerra (Platoon<br />

1986, Born on the Fourth of July, 1989 y Heaven & Earth 1993) o JFK de 1991.


En efecto, <strong>Savages</strong> promete ser el regreso de Oliver Stone, su proyecto más<br />

ambicioso en por lo menos una década. Atento como siempre a los temas<br />

actuales, Stone ofrece una mirada cáustica y agresiva en <strong>Savages</strong>, que versa<br />

sobre el problema del narcotráfico entre México y Estados Unidos, y se basa en<br />

la novela homónima del periodista-detective-escritor especialista en thrillers Don<br />

Winslow, quien también colaboró en la autoría del guión junto a Shane Salerno.<br />

Como se hiciera en la saga Ocean’s Eleven, Ocean’s Twelve y Ocean’s<br />

Thirteen, el reparto es una apuesta segura con Benicio del Toro, Blake Lively,<br />

John Travolta, Uma Thurman y Salma Hayek en los estelares, además de<br />

Damián Bichir, ya bien instalado como actor de Hollywood. Todos interpretan<br />

personajes en el límite y con poco margen de maniobra, que por momentos<br />

recuerdan la tensión y el desasosiego de True Romance de 1993, Man on Fire<br />

de 2004 y de manera más obvia, Natural Born Killers (1994) y U Turn (1997)<br />

dirigidas por el mismo Oliver Stone.<br />

<strong>Savages</strong> se mueve en el terreno de lo post-moral. En la concepción que Winslow<br />

tiene sobre el narcotráfico y sus partícipes, todos corruptos o perfectamente<br />

corrompibles, cabe preguntarse si es posible cierta redención en ellos. No<br />

obstante el humor ácido, esta pasarela de malandros, antihéroes, víctimas y<br />

victimarios están trazados con un esquematismo difícil de ignorar.<br />

El más obvio es la figura de la matriarca narcotraficante y de sociopatía probada<br />

que interpreta Salma Hayek, dibujada con una brocha de punta gruesa; lo mismo<br />

sus compatriotas mexicanos, todos caricaturizados, tanto como sus contrapares<br />

norteamericanos, como John Travolta interpretando a un agente corrupto de la<br />

DEA, o la rubia californiana Blake Lively en el papel de víctima.<br />

A Winslow y Stone no les interesa “retratar la realidad”, sino que su película es<br />

una postura política visceral y un comentario estilizado que surge en un contexto<br />

propicio, pero que no sustituye ni complementa explicaciones sobre una<br />

problemática real y compleja.


El tema del narcotráfico tiene muchas aristas; una de ellas es lo explotable que<br />

resulta la estética del exceso, un tema que ha fascinado a Oliver Stone desde el<br />

inicio de su carrera. En <strong>Savages</strong> lo observaremos con un encomiable sentido de<br />

la competencia, intentando ganar terreno a directores como Quentin Tarantino o<br />

Tony Scott. No sorprenda, entonces, que <strong>Savages</strong> se convierta en el Natural<br />

Born Killers de esta década. Stone es un maestro del cómo.

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