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Recordando a Azorín

1 er semestre 2017 Nº 29 Boletín Edición Alicante / Recordando a Azorín, en el cincuentenario de su muerte / Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Alicante

1 er semestre 2017 Nº 29 Boletín Edición Alicante / Recordando a Azorín, en el cincuentenario de su muerte / Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Alicante

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10<br />

Colegio Profesional<br />

de Docentes y<br />

Profesionales<br />

de la Cultura<br />

de Alicante<br />

Apuntes de<br />

Literatura<br />

Breve apunte biobibliográfico y<br />

valoración crítica de su obra<br />

José Martínez Ruiz, que adoptó el<br />

pseudónimo literario de <strong>Azorín</strong> a<br />

partir de 1904, nació en Monóvar<br />

(Alicante), en 1873, y murió en<br />

Madrid, en 1967. En 1924 fue<br />

elegido miembro de la Real<br />

Academia Española. Violento<br />

revolucionario en su juventud<br />

–su protesta contra la tradición<br />

y el presente de España<br />

es típica del espíritu noventayochista–,<br />

fue evolucionando<br />

más tarde hacia un progresivo<br />

conservadurismo y una nueva<br />

valoración, profundamente lírica,<br />

de nuestro pasado histórico,<br />

nuestras letras y nuestro paisaje.<br />

Guiado por una fina intuición, <strong>Azorín</strong><br />

penetra en el alma de aquellas cosas<br />

minúsculas de la Naturaleza y de la<br />

vida que, por sernos habituales, nos<br />

pasan desapercibidas, y que encuentran, en su delicada<br />

sensibilidad, comprensión y ternura, trasmitiéndonos lo<br />

que en ellas hay de poesía con suave lirismo y delicada<br />

emoción.<br />

La gran innovación literaria de <strong>Azorín</strong> reside en su estilo,<br />

caracterizado por la sencillez, precisión y sobriedad.<br />

Oraciones muy breves, con predominio de las simples,<br />

que se suceden con fluidez y soltura; lenguaje llano, que<br />

rehuye la retórica y la afectación para ir directamente a la<br />

expresión del pensamiento de la manera más natural; y<br />

léxico increíblemente rico, extraído tanto de la lengua de<br />

los campesinos y artesanos de los distintos rincones de<br />

Castilla que recorre como de las obras de los escritores<br />

clásicos y modernos, que nos acerca a través de personalísimas<br />

interpretaciones que manifiestan su exquisita<br />

sensibilidad.<br />

Destacan en la obra de <strong>Azorín</strong> sus evocaciones de las<br />

tierras y de las gentes de España. Pocos como él han sabido<br />

captar las escondidas bellezas que encierra la meseta<br />

castellana ni describir con tan profunda emoción sus<br />

antiguas ciudades provincianas y aldeas perdidas. El paisaje<br />

español es el tema principal de obras como Los pueblos<br />

(1905), La ruta de don Quijote (1905), Castilla (1912);<br />

obras cuya prosa delata el temperamento profundamente<br />

lírico de <strong>Azorín</strong>. También cultivó un tipo de novela en que<br />

el argumento es un mero pretexto para describir minuciosamente<br />

paisajes, tipos y ambientes. Destacan, por su<br />

carácter autobiográfico, las tituladas La voluntad (1902),<br />

Antonio <strong>Azorín</strong> (1903) y Las confesiones de un pequeño<br />

filósofo (1904). Y como intérprete –más que como crítico,<br />

ya que la suya no es una crítica erudita, sino artística– de<br />

nuestros grandes autores literarios, <strong>Azorín</strong> nos ha legado<br />

obras de tanto interés como las tituladas Lecturas españolas<br />

(1912), Clásicos y modernos (1913), Los valores literarios<br />

(1913), Al margen de los clásicos (1915), Rivas y Larra<br />

(1916), Los dos Luises y otros ensayos (1921), De Granada<br />

a Castelar (1922)… Lo esencial de su vida está recogido en<br />

Memorias inmemorables (1940).<br />

<strong>Azorín</strong> también escribió teatro, pero sus propuestas<br />

dramáticas no gozaron del éxito popular (algo similar pasó<br />

con el teatro de Valle-Inclán o el de Unamuno), de gusto<br />

más provinciano y ajeno a novedades más propias del teatro<br />

europeo que del español. Su producción dramática la<br />

integran Old Spain (1926), Brandy, mucho brandy (1927),<br />

Comedia del arte (1927) y la trilogía “Lo invisible” (1928) –<br />

integrada por La arañita en el espejo, El segador y Doctor<br />

Death, de 3 a 5–, considerada como lo mejor de su teatro.<br />

El temperamento lírico de <strong>Azorín</strong><br />

Si algo distingue el temperamento de <strong>Azorín</strong> es su profundo<br />

lirismo, su capacidad contemplativa; y de ahí le viene<br />

esa delicada sensibilidad para percibir el valor emotivo y<br />

poético de las cosas más menudas de la Naturaleza y de<br />

la vida, en apariencia intrascendentes, pero ante las que<br />

demuestra poseer una finísima facultad de comprensión<br />

y de ternura. Ya decía Ortega y Gasset que lo decisivo en<br />

<strong>Azorín</strong> no está en “los grandes hombres, los magnos<br />

acontecimientos, las ruidosas pasiones, [sino] en lo minúsculo,<br />

lo atómico”. Porque, en efecto, la atención de<br />

<strong>Azorín</strong> se centra en los pequeños –y hasta vulgares– detalles<br />

de la realidad cotidiana que suelen pasar inadvertidos<br />

y que incluso se desprecian; y en ellos descubre cuanto<br />

puede haber de poesía, y lo sabe transmitir con suave lirismo<br />

y emoción delicada. Sirva como ejemplo este breve

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