REVISTA xxx

EL REFLEJO DE
LA NOCHE
Teniendo conocimiento que en
el barrio La Paz, Zipaquirá
se hallan varios prostíbulos
decidimos ir a realizar este
trabajo, un tra bajo en el cual se
quiere exponer y evidenciar una
parte de la prostitución, de sus
trabajadoras quienes en la mayoría
de los casos son discriminadas,
señaladas y hasta maltratadas.
Iniciando el trayecto que nos dirigiría
al barrio la Paz se comienza a hacer
presente el cambio de ambiente: el
aire que se empieza a respirar se torna
pesado, en la mayoría de las casas hay
talleres de los cuales se expide un olor
a combustible y aceite quemado, más
adelante se encuentra una bomba
de gasolina la cual sirve como punto
de referencia de muchos viajeros.
Estando en esta bomba de gasolina
decidimos preguntar a diferentes
personas en donde podíamos
encontrar un prostíbulo; inicialmente
una compañera fue la que preguntó
pero después de ver que nadie le daba
información (por pena o porque en
verdad no sabían) decidí preguntarle
a un señor quien no titubeó cuando
me respondió que conocía dos
prostíbulos, dándome las indicaciones
exactas de éstos. Nos dirigimos a
uno de ellos llamado “Damas de la
Realeza” en este pudimos hablar con
el administrador quien después de
haberle comentado qué era lo que
queríamos accedió a colaborarnos
y nos dio una cita para el otro día.
Al día siguiente cuando llegamos a
Damas de la Realeza para cumplir la
cita , observamos a un grupo de 6
hombres quienes se encontraban en
una esquina del prostíbulo fumando
junto a una camioneta azul cuyos
vidrios eran oscuros, enseguida
pudimos
reconocer al
administrador
quien estaba de
espaldas con su
pantalón camuflado y
una chaqueta gruesa con
la que se identificaba fácilmente,
al acercarnos poco a poco a donde
estaba empecé a sentir un olor a
marihuana que se intensificaba con
cada paso que daba; lo salude como
a un amigo más refiriéndome a él
con un alias que nos había dado y
por el cual era conocido “minutos”
él respondió el saludo, cruzamos un
par de palabras y enseguida le dijo
a una persona -quien a mi parecer
era su mano derecha- que nos
acompañara dentro del prostíbulo.
Al entrar esperaban dos muchachos
encargados de la seguridad del sitio,
iban a requisarme pero la persona con
la que íbamos a entrar les dijo que nos
dejara pasar, una vez adentro pude
escuchar cómo los dos muchachos de
la seguridad junto con otro que estaba
“Empecé
a sentir
un olor a
marihuana
que se
intensificaba
con cada paso
que daba”
REVISTA: CORAZÓN AL DESNUDO
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