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NINA BARDI, LA BIOFÍSICA SALVADOREÑA
N
pudieron darle una mejor calidad de vida o
acida incluso controlar”.
un 13 de julio del año 1967 en
San Salvador, Nina Bardi es biofísica
de profesión, que ha demostrado su compromiso
con la ciencia y la salud. Radicada en París a
consecuencia de la enfermedad que enfrentó su
madre, Nina creció parte de su infancia en el
hogar de sus tíos y sus primos, inició sus estudios
en Francia y ganó un concurso que le permitió
conocer en detalles, la fabricación y diseño
especial de los motores Rolls Royce y otros
medios de transporte con ingeniería de punta y
energía “limpia”.
Nina, reconoce que ese fue el primer
acercamiento con el mundo del diseño industrial
y la ingeniería de punta, lo que la motivó después
a sus estudios especializados en física, reactores
y biofísica, lastimosamente la enfermedad
de su madre avanzó paralelamente para esta
época por lo que tuvo que retornar a El Salvador.
“terminé mi bachillerato en el Liceo
Francés para luego iniciar la Universidad, en la
escuela de arquitectura y diseño de la Universidad
Albert Einstein, luego proseguí en la Escuela
Superior de Economía y Negocios”.
Tras una pausa de más de 8 años, la
esperanza de retomar sus estudios en la rama
biomolecular y en la rama de la ingeniería en
reactores aún estaba presente en su vida, por lo
que Nina se inscribió en un programa de intercambio
en la Universidad de Bélgica que le permitió
cumplir su sueño y avanzar en sus estudios
especializados en Europa hasta obtener un nivel
de PhD.
Bardi realizó sus estudios en Biofísica y
su aplicación en la Medicina Biomolecular con
gran éxito, además obtuvo un master en Ingeniería
biológica del diseño celular en Purdue University
de Estados Unidos, específicamente del
Weldon School of BioMedical Engineering -
Exchange programs.
Al cuestionarla y preguntarle ¿Quién fue
su ejemplo para estudiar Biofísica? respondió:
“mi profesora de matemáticas y física en Francia,
Mme. Roujol; y la enfermedad incurable de
mi madre ya que no parecía haber nada que
pudiera darle una solución diferente a su proceso
de salud, el cual he vivenciado a su lado desde
que tuve 8 años de edad, y que ni en los mejores
hospitales de Estados Unidos ni de El Salvador,
Además, reconoce que su motivación
principal fue investigar para darle una respuesta
diferente a las enfermedades con tratamientos
que tuvieran resultados aceptables con poca o
ninguna toxicidad para el cuerpo humano y para
lograrlo, se debe siempre dudar de los resultados,
ver los fracasos de cada intento como una
forma de “NO” hacer o repetir las cosas y cambiar
la perspectiva de donde se está buscando la
solución, para encontrar aquella respuesta que
“SI” brinda la solución más cercana a la corrección
del problema que se está investigando.
Nina ha participado en proyectos de
investigación privada para el diseño del estudio
bio molecular y sus procesos en el cuerpo humano,
en la actualidad aún se involucra en algunos
estudios de este carácter, de igual forma ha
recibido reconocimientos de algunas universidades
e instituciones privadas europeas y fue nombrada
miembro de la sociedad biofísica mundial,
hace un par de años atrás la UNICEF la invitó a
participar y realizar pinturas que expresaran la
esencia de la ley LEPINA y protección a los
derechos de la mujer.
Bardi maneja un punto de vista muy
importante en cuanto al tema del poco apoyo
gubernamental que se les brinda a los trabajos e
investigaciones de carácter científico, puesto que
concluye en que se puede deber al desconocimiento
de los aportes que los mismos podrían
brindar al mejor desarrollo y sostenibilidad
social; además estos requieren de inversión de la
cual no se dispone muchas veces para los rubros
de educación e investigación en desarrollo científico
y es por eso que no les brindan la oportunidad
de desarrollo ni la relevancia que deberían
tener.
Nina aprovechó el espacio de las páginas de
nuestra revista para mandarles un mensaje a
todos esos jóvenes de nuestro país para que
luchen y cumplan sus sueños:
"No debemos abandonar nuestras pasiones por
las limitantes que el entorno nos impone: debemos
ver por el contrario las adversidades como
oportunidad para inventar, investigar, formarnos
y crecer para un día alcanzar nuestros sueños y
verlos hechos realidad; no importando nuestro
género, nuestras costumbres o creencias y mucho
menos nuestra edad: el ser humano es
UNO como especie y debe preocuparse por la
sostenibilidad de la misma así como de preservar
el entorno en el que vive junto a las demás especies.”.
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