You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
109<br />
— Árbol sagrado, te solicito que elimines <strong>de</strong> mí <strong>la</strong> sensación <strong>de</strong> miseria económica que siempre me<br />
ha acompañado a pesar <strong>de</strong> que nunca me ha faltado nada; no permitas que termine en <strong>la</strong> indigencia.<br />
De nuevo, en el regreso me vi obligado a permanecer inclinado hacia atrás, sostenido únicamente<br />
por mi piel que sentí que se reventaba. Hice mi tercer avance rítmico.<br />
—Encarecidamente te suplico que me quites esta sensación <strong>de</strong> ais<strong>la</strong>miento que me ha acompañado<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> niño, con amigos o sin ellos, con familia o sin el<strong>la</strong>, con amantes o si el<strong>la</strong>s, <strong>la</strong> soledad ha sido<br />
mi sombra. ¡Ayúdame a salir <strong>de</strong> esta prisión!<br />
Volví a mi posición inicial y a soportar el dolor <strong>de</strong> <strong>la</strong>s estacas que pugnaban por reventar mi piel y,<br />
finalmente, hice mi cuarto avance hacia el árbol. <strong>El</strong> miedo me paralizaba, pues sabía cuál era el<br />
<strong>de</strong>sen<strong>la</strong>ce <strong>de</strong> este movimiento y no creí tener el valor <strong>de</strong> soportarlo.<br />
—Humil<strong>de</strong>mente te pido, árbol sagrado, enviarme una mujer bonita, que me ame, que comprenda<br />
mis necesida<strong>de</strong>s emocionales y mis temores sexuales; alguien con quien yo pueda conocer <strong>la</strong><br />
felicidad y con quien llene el vacío que hay en mí.<br />
Finalmente, retrocedí <strong>de</strong>cidido. Había cumplido con el requisito, había orado. Venciendo mi temor,<br />
<strong>de</strong>cidí terminar con este martirio, así que al llegar al extremo <strong>de</strong> <strong>la</strong> cuerda tomé impulso hacia atrás<br />
para arrancarme <strong>la</strong>s estacas. Sin embargo, con <strong>la</strong> misma fuerza <strong>de</strong> reacción fui impulsado hacia<br />
a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte cayendo <strong>de</strong> rodil<strong>la</strong>s.<br />
Me levanté, vi <strong>la</strong> sangre fluir por mi piel y con rabia volví a impulsarme hacia atrás; <strong>la</strong> piel se estiró<br />
a varios centímetros <strong>de</strong> mi pecho sintiendo que se <strong>de</strong>sgarraba, pero no se reventaba y volví a caer <strong>de</strong><br />
hinojos. Me incorporé <strong>de</strong> nuevo, vi al árbol con reproche.<br />
Dando un a<strong>la</strong>rido me impulsé <strong>de</strong> nuevo, pero mi piel parecía <strong>de</strong> cuero resistente, se estiraba,<br />
sangraba, pero no se <strong>de</strong>sgarraba.<br />
Lo intenté varias veces afrontando el dolor <strong>de</strong>sgarrador en mi pecho, sin resultado alguno.<br />
Ante este tormento grité:<br />
— ¿Por qué me torturas? ¿Qué te he hecho para que me atormentes <strong>de</strong> esta forma?<br />
—¡No has sido humil<strong>de</strong>! —me contestó <strong>la</strong> voz—. ¡Has tomado esta ceremonia como un espectáculo<br />
y no como un rito sagrado! ¡No has orado como es <strong>de</strong>bido!<br />
—¿Y qué quieres que diga? —grité con <strong>la</strong>s lágrimas contenidas—. ¿Qué quieres que pida para que<br />
me liberes <strong>de</strong> este martirio?<br />
—¡Ve tu interior —contestó— y pregúntate cómo <strong>de</strong>bes orar! ¡Aho!<br />
En mi mente, como un eco escuché <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras “¡Aho! ¡Mitacuye Oyasin!”. Entonces, hincado,<br />
solté el l<strong>la</strong>nto durante unos minutos; <strong>la</strong>s lágrimas se mezc<strong>la</strong>ban con mi sudor y mi sangre. Me<br />
incorporé, el tambor seguía con sus percusiones, avancé a paso rítmico y dije: “Árbol sagrado,<br />
quiero pedirte por todas mis re<strong>la</strong>ciones, por el bienestar <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia que <strong>de</strong>jé en mi país, por esa<br />
esposa y esos hijos que <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñé, por esos padres y hermanos con quienes fui indiferente. Dales a