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Un misma Lucha
Una misma lucha<br />
Se llenaban sus ojos de<br />
melancolía cuando esperaba esa<br />
madrugada, a las puertas del museo, el<br />
autobús que lo llevaría a la lucha que<br />
estaba iniciando, en su mente solo se encontraba el<br />
olor de café de aquella mañana cuando comenzó todo,<br />
cuando los sentimientos de lucha se aferraban a sus<br />
huesos, cuando escucho por primera vez la palabras de<br />
defensa de sus derechos e injusticia; recuerda como si<br />
fuera ayer, el ruido del café chorreándose, mientras su<br />
padre comentaba con los vecinos lo que estaba<br />
pasando en su comunidad y los caminos que la<br />
municipalidad no quería hacerse responsable de asfaltar. Tal vez por su corta edad él no<br />
comprendía porque su padre y sus vecinos se encontraban tan molestos y querían reclamar,<br />
hasta ese día entendió ese sentimiento de traición e impotencia que embargaba a su padre, y<br />
que en ese momento el sentía.<br />
Un leve roce en el hombro lo despertó de sus pensamientos,<br />
mientras una voz juvenil enérgica le decía-abuelo ya llegó el autobús,<br />
en cinco minutos partimos-. Finalmente llegó el momento de ir a su<br />
destino, de hacer valer sus palabras, mientras recordaba todas las veces<br />
que se dirigía a hacia el hospital México y duraba más de tres horas de camino<br />
en una ruta abarrotada de personas irritables y frustradas que vivían esa<br />
situación día a día para llegar a sus casas o trabajos. En esos viajes<br />
interminables siempre pensaba en como esos Kilómetros les robaba la vida, el<br />
tiempo para descansar, el tiempo para compartir con sus familias.<br />
Contexto<br />
mailto:http://sopad<br />
eletras.kokolikoko.c<br />
om/?subject=Juego<br />
Acomodado en el asiento de adelante observaba por el retrovisor del autobús a todas<br />
aquellas personas que se preparaban para la batalla, una batalla contra aquella fuerza invisible<br />
llamada burocracia que quería una vez más pasar por encima de los derechos del pueblo,
proponiendo soluciones efímeras, cambiando oro por espejos de cristal. Pero esta vez sería<br />
diferente se planteó, esta vez nos van a escuchar.<br />
Miraba a los jóvenes eufóricos con sus<br />
pancartas y gritando en coro “Carretera Sí,<br />
Concesión No”, miraba a los representantes del<br />
movimiento de una forma más solemne<br />
discutiendo el plan a llevar a cabo y las acciones<br />
legales que iban acompañados de este<br />
movimiento social, miraba un grupo de madres y<br />
padres con sus hijos compartiendo su<br />
indignación con las acciones del gobierno<br />
principalmente contra la presidenta Laura<br />
Chinchilla y del ministro Pedro Castro; Se<br />
miraba el mismo en el espejo pensando que<br />
compartía con todas estas personas su sentimiento<br />
de indignación y lucha; como todas estas personas solo quería hacerse oír, no quería que<br />
después de unos años se arrepintiera de ver a las madres no poder llevar a sus hijos al hospital<br />
por el alto costo del pasaje del bus . Él iba a luchar por sus derechos, pero también por los de<br />
esos miles de personas que se trasladan por necesidad a San José, no iba a permitir que<br />
siguiera vendiendo el país en pedazos, que las empresas extrajeras (OAS) tomaran el<br />
territorio como suyo y que cobraran por transitar en el mismo. Con ese mismo pensamiento<br />
se perdió entre el paisaje de la carretera hasta llegar a su destino, Alajuela.<br />
Llegando a su destino descendió rápidamente del autobús para encontrar un escenario<br />
totalmente contrario a lo que él esperaba, un camino de vallas amarillas rodeaban la<br />
celebración del 11 de abril en la ciudad de Alajuela, mientras las personas desfilaban, él con<br />
su grupo se abría paso por las familias que deseaban ver a sus hijos desfilar con sus uniformes<br />
decorados de borlas y botones plateados.<br />
A la frente del atril donde la mandataria estaría; él junto a los demás, como una masa,<br />
como una unidas esperaba el momento para el que se habían preparado, el momento donde<br />
el gobierno tendría que escuchar sus palabras, el clamor del pueblo, las exigencias de una
población que se sentía traicionada. Con la primera palabra de la presidenta Laura Chinchilla<br />
el rechazo fue eminente, como grupo, como unidad se voltearon dando la espaldas a la<br />
mandataria.<br />
No tuvo tiempo de reaccionar cuando<br />
empezaron los gritos con los reclamos dirigidos hacia<br />
la presidenta, hacia esa figura de autoridad que<br />
violentaba sus derechos. En un abrir y cerrar de ojos,<br />
frente a su rostro empezaron a agredirse dos fuerzas<br />
contrarias, el gobierno contra el pueblo; él seguía<br />
inmóvil viendo como la policía intentaba contener a<br />
las personas que reclamaban y golpeaban el carro de<br />
la mandataria que quería escapar de la situación que se<br />
le escapaba de las manos.<br />
Cuando pasado el tumulto, regresando a sus hogares en el mismo autobus, él miraba<br />
hacia la ventana intentando analizar todo lo que se había vivido, luchando con su sentimiento<br />
de impotencia al saber que faltaron muchas cosas por decir, muchas cosas por hacer. Cuando<br />
menos lo esperaba se levantó una persona dirigiéndose al frente del autobús, aunque no podía<br />
ver su rostro supo que se trataba de una mujer por su vos; dirigiéndose a todas las personas<br />
proclamó-esto no ha terminado, ya la nación sabe que estamos luchando y porque estamos<br />
luchando, esto ha iniciado, el espíritu de<br />
lucha no debe morir, esto solo fue una<br />
batalla, la guerra no se perdido ni<br />
ganado.<br />
Al final de las palabras de la<br />
joven, él empezó a pensar en ella y sus<br />
palabras, todavía falta camino para<br />
poder cumplir nuestros objetivos,<br />
pensado-objetivos no solo míos, sino<br />
también de todos estos rostros, que sin<br />
tener algo en común nos unimos por una
misma meta, y aunque que no se comparte ideologías políticas, religiosas o espacios sociales;<br />
tenemos ese anhelo de defender nuestro pueblo, defender lo que consideramos nuestro.<br />
A la mañana siguiente lo despertó una serie de fuertes golpes en la puerta, exaltado<br />
se levantó y abriendo su puerta un joven le dijo -abuelo esto terminó por fin nos van a poner<br />
atención, el gobierno quiere abrir diálogo con el grupo, lo logramos abuelo-. Mirando<br />
directamente a los ojos le respondió-la lucha apenas comienza, el esfuerzo del pueblo será<br />
escuchado. El anciano entre sus adentros exclamo ¡Realmente las barricadas pueden cierras<br />
las calles, pero abren caminos!
Contexto<br />
Ejercicios de completar