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Resistencia, 17 de diciembre de 2017
Test de Bechdel
Aparecen al menos dos personajes femeninos
Hablan entre ellas
La conversación no trata de hombres
ACÁ
Stella Gibson-The Fall (BBC Tw o)
The Fall (2013) es reconocida por la crítica
como una serie feminista y su protagonista, la
detective superintendenta, Stella Gibson (Gillian
Anderson), como una heroína feminista.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que
los productores, directores y guionistas de la
serie son todos varones.
Así es que en la llamada “serie más feminista
de la televisión”, tenemos otra vez a
una mujer protagonista (blanca, cis) construida
desde la mirada de un hombre o de
un grupo de hombres. Y también, como
en la mayoría de las grandes producciones
audiovisuales de cine y televisión,
se achica el porcentaje de mujeres detrás
de cámara.
The Fall se estructura narrativamente
como un drama policial, tenemos
a nuestra heroína como principal
detective en el caso de un femicida en serie.
Paul Spector (Jaime Dornan), tortura,
asesina y abusa de mujeres jóvenes.
Stella es el tipo de la
mujer fuerte: ocupa
un puesto
alto en un trabajo
que históricamente
se entendió
como “de
hombres”,
es llamada
a una ciudad
específicamente
para ocuparse
del caso, su autoridad no es cuestionada. Además
de fuerte, inteligente y respetada Stella es soltera
y vive su sexualidad libremente. Aun así, no pasa
el test de Bedchel, inclusive en momentos en los que
se relaciona con otras mujeres (profesional, personal
o sexualmente) la conversación gira en torno a hombres.
FRASES CÉLEBRES
Pero Stella es nuestra heroína feminista porque
está llena de frases y conversaciones que aleccionan
sobre cuestiones centrales del feminismo y de la lucha
por los derechos de las mujeres.
Habla de consentimiento. Cuando su colega Jim
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Burns acude, ebrio, a su habitación de hotel e intenta
con mucha insistencia tener sexo con ella y al día siguiente,
en el trabajo, tienen una conversación sobre
el femicida.
“Soy un hombre, pero, por Dios, no soy
como él. No, no lo sos. Pero igual viniste a
mi habitación de hotel, sin haber sido invitado,
y te me tiraste encima borracho en una
especie de ataque. No fue un ataque. Eso es
injusto, yo era ... solo quería ... ¿Qué querías?
No lo sé. ¿Querías garcharme?, ¿cojerme? No
usaría esas palabras sobre ti. Estaba diciendo
que no, Jim, con bastante claridad. Me ignoraste
y continuaste. No es lo mismo. No, no
es lo mismo. Pero igual cruzaste una línea”.
De la libertad sexual.
“Eso es lo que realmente te molesta, ¿verdad?
La aventura de una noche. El hombre se coje a
la mujer. Sujeto: hombre. Verbo: cojer. Objeto:
mujer. Está bien. La mujer se coje al hombre.
Mujer: sujeto. Hombre: objeto. Eso no es
tan cómodo para ti, ¿verdad?”.
Del tratamiento sexista de los medios de
comunicación.
“¿Qué pasa si mata a una prostituta después?
¿O una mujer caminando borracha, a altas horas
de la noche, con una falda corta? ¿Serán de
alguna manera menos inocentes, por lo tanto
menos merecedoras, culpables? A los medios
les encanta dividir a las mujeres en vírgenes
y vampiros, ángeles o prostitutas. No los incitemos”.
De la violencia de género. Cuando el femicida la
llama por teléfono e intenta justiicar su violencia,
Stella le remarca que no se trata de un trastorno especial
o una expresión artística, sino que es la misma
violencia que nos toca sufrir todos los días.
“Intentas digniicar lo que haces, pero es sólo
misoginia. La ancestral violencia machista contra
las mujeres”.
Stella también cita a Margaret Atwood para ilustrar,
mediante una anécdota, la profunda desigualdad
y el posicionamiento de los poderes en la estructura
patriarcal.
“¿Por qué los hombres se sienten amenazados
por las mujeres?, le pregunté a un amigo mío,
‘los hombres son más grandes, la mayoría de
las veces, pueden correr más rápido, estrangularse
mejor y tienen, en promedio, mucho más
dinero y más poder’. ‘Temen que las mujeres
se rían de ellos’, contestó.
Luego, pregunté a algunas mujeres estudiantes
en un seminario de poesía que estaba dando,
‘¿Por qué las mujeres se sienten amenazadas
por los hombres?’ ‘Temen que las maten’, dijeron”.
t
6
¿Qué sucede en los silencios
de esta conversación?
Esa que trata de la libertad
y la política y la falta de pasión.
Sólo esto: pienso en la mujer
que no mataron, sino que le cosieron
la cara; le taparon la boca hasta dejar
un agujero como una paja,
y la devolvieron a la calle,
un signo mudo.
No importa dónde
lo hicieron o por qué, o si
Tortura
lo hizo un partido u otro;
esas cosas se hacen en cuanto
existen los partidos.
Y no sé si los hombres buenos
con sus lamantes vidas existen
gracias a esta mujer o a pesar
de ella.
Pero un poder
como ése no es abstracto,
no tiene que ver con la política
ni con la libertad, va más allá de lemas de
partidos;
*por Margaret Atw ood
y respecto a la pasión, he aquí
su intrincada negación:
ese cuchillo que te arranca los amantes
de la carne como tumores,
dejándote sin pechos
y sin nombre,
plana, sin sangre, tu propia voz
cauterizada por tanto dolor;
un cuerpo desollado que desatan
cuerda por cuerda y cuelgan
de la pared, un estandarte
desplegado por el mismo motivo
que las banderas.