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AguaTinta Nº32

EL SUEÑO Y LOS SUEÑOS - Enero de 2018

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ENTREVISTA<br />

Damaris Abarca<br />

Más allá del juego-ciencia<br />

Por Jorge Calvo<br />

Damaris Abarca González es maestra internacional de ajedrez y está permanentemente activa en el<br />

terreno de la difusión, la competencia de alto nivel y la pedagogía ajedrecística en diversas instituciones.<br />

Tiene, además, formación en Filosofía y Derecho.<br />

Hará unos cinco años atrás, con motivo de su coronación como campeona de Chile en el arte de mover<br />

los trebejos sobre los escaques del tablero, sostuvimos una interesante y entretenida entrevista que aún<br />

hoy se puede encontrar en las callejuelas virtuales de la web. Tras el tiempo que ha pasado, el agua corrida<br />

bajo los puentes, los torneos en que ha participado, alcanzando un notable desarrollo tanto en el concierto<br />

nacional como internacional, y recién enterada de que espera a su primer hijo, retomamos el diálogo para<br />

hablar de su carrera, pero también de otros temas y episodios de interés: pensamiento abstracto, la mujer<br />

que se abre camino y el poder.<br />

Entiendo que el ajedrez llegó a tu vida en la niñez,<br />

cuéntanos algo de esa etapa de tu vida, ¿tuviste una<br />

infancia normal?<br />

A esta altura de mi vida hablar de lo normal es<br />

bastante extraño. Pero evidentemente mi niñez fue algo<br />

peculiar. Como ya sabes, crecí en un pueblo pequeño<br />

llamado Rosario. Recuerdo que con los niños de la<br />

población y mis hermanos salíamos a jugar al tombo (1) , a<br />

las escondidas, a los países (2) , a las bolitas (3) . Mi abuela cada<br />

vez que podía nos hacía entrar a casa porque no le gustaba<br />

que jugáramos en la calle. También recuerdo ser siempre<br />

una de las pocas niñas del grupo, incluso la única. Era un<br />

ambiente entre urbano y rural, tenía una vida simple que<br />

transcurría entre la escuela y mi casa. Mis padres jugaban<br />

ajedrez y nos enseñaron a mis hermanos y a mí. Cuando<br />

esto pasó, ya no sentía esos deseos seudolibertarios de salir<br />

a jugar a la calle. Prefería jugar con mis hermanos en las 64<br />

casillas. De a poco, otros niños se fueron entusiasmando<br />

también con el ajedrez y en la escuela donde yo estudiaba<br />

(Manuel Francisco Correa de Rosario) las autoridades del<br />

establecimiento decidieron instaurar un taller de ajedrez,<br />

que impartía mi padre y que continúa hasta el día de hoy.<br />

Desde pequeña siempre fue un juego, familiar incluso.<br />

Y tuvo que pasar un buen tiempo para que decidiera que<br />

iba a ser ajedrecista.<br />

¿A qué edad ocurrió esto?<br />

Me acerqué definitivamente al ajedrez a los 14<br />

años. Recuerdo que fue una lucha con mi padre, porque<br />

yo hacía mil cosas. Pertenecía a un grupo folclórico, me<br />

gustaba la pintura, la literatura y la política. Entonces, mis<br />

padres decidieron que debía elegir. Me costó muchísimo<br />

escoger el ajedrez, pero simplemente no podía dejar<br />

de jugarlo. Ahora bien, para responder a tu pregunta,<br />

decidí ser ajedrecista ya de grande, cuando estudiaba<br />

Derecho en la Universidad de Chile. Era el año 2011, un<br />

período de muchas movilizaciones estudiantiles, por<br />

lo que estuvimos en huelga muchos meses del año y<br />

retomamos recién en enero y febrero del 2012. Yo ya había<br />

empezado a sufrir ciertos malestares físicos y además<br />

debía jugar el Campeonato Nacional para clasificar a la<br />

Olimpíada de Turquía de aquel año. Fue una época súper<br />

agotadora, recuerdo haber jugado todo el campeonato<br />

con fiebre, mientras en los ratos libres me preparaba para<br />

los exámenes de la universidad. Era imposible. Ese año<br />

continué, pero al regresar de la Olimpíada decidí congelar<br />

la carrera. Luego intenté retomarla, pero honestamente,<br />

no me veía haciendo algo que no estuviera relacionado<br />

con ajedrez. Siempre que alguien que recién me conoce<br />

me pregunta a qué me dedico, yo digo “ajedrecista”. Y no<br />

sólo porque he pasado años compitiendo (en las últimas<br />

cuatro Olimpíadas Mundiales de Ajedrez, Continentales,<br />

(1) El tombo es un juego de pelota con bases similares a las del béisbol, que suelen practicar los niños en las calles del barrio.<br />

(2) Los países (o el Alto): Juego popular en que cada participante se atribuye un país. Uno de ellos lanza una pelota al aire mientras grita uno<br />

de los países en juego, el aludido debe correr a coger la pelota antes de que caiga al suelo y luego lanzarla para golpear (“quemar”) a uno de<br />

los demás chicos que escapan.<br />

(3) Bolitas: canicas.<br />

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