FEBRERO 2018

HISTORIA
Prof. Raúl Solís Martínez
Cronista de Cuautla y su Región
DIECINUEVE
DE FEBRERO DE 1812
Amanecía el19 de febrero de 1812 y el ejército de Calleja partía de
su cuartel provisional de Cuautlixco para asaltar el Templo y
Convento de San Diego cuyas fortificaciones estaban jefaturadas
por el Corl. Hermenegildo Galeana: trincheras de San Diego, de
El Encanto, de El Garzón y de Zúñiga, más las defensas de las
azoteas del convento con fusileros y honderos, excepto éstos, todos
estaban dotados de cañon, artilleros y fusileros.
Inicio furiosamente el asalto el Granaderos a la trinchera de San Diego, con tal ímpetu que
Galeana ordeno a Su sobrino Pablo, enviar su dotación de El Encanto para reforzar las defensas
de la de San Diego en donde murió el Jefe del Granaderos Cap. Grad. Pedro Segarra por el disparo
de Galeana. En el callejón de los Verdines, el San Luis instalaba sus cañones, pero los defensores de
las azoteas del convento acabaron con ellos incluyendo a su jefe Corl. Juan N. Oviedo herido de
muerte; la columna de la Corona cuyo jefe ordenó cañonear la pared poniente de la huerta del
convento, penetró por el gran hueco hecho con Sil cañón y dotación para bombardear San diego;
ahí estaban las, defensas de las azoteas que dieron buena cuenta de ellos incluido también su jefe
Conde de Alcaraz.
Finalmente la trinchera de El Encanto, había quedado con un vigilante para avisar en caso de la
aparición del enemigo: dice Montera que el vigilante era un joven aficionado a la artillería; vio
salir de los cañaverales la columna de Provinciales de Guanajuato gritó pidiendo auxilio según
SIIS instrucciones, pero no lo escucharon. Entonces el joven artillero, tal vez inspirado por la
Patria cogió el botafuego, encendió y prendió la mecha del cañón cargando de metralla, se produjo
el estampido del disparo y una vez que des pareció el humo del mismo, vio que gran cantidad de
muertos y heridos yacían en el suelo y también el jefe de Provinciales Corl. y Conde Diego de Rul
se contaba entre los mortalmente heridos, a cuyas consecuencias falleció poco a poco. Al escuchar
el disparo de El Encanto y sólo para balacear a los provinciales que pudieron correr: Con este
disparo de Narciso García Mendoza, Cuautla se salvó de caer en poder del enemigo pues el
Provinciales podrían haber atacado por la espalda a los defensores de la trinchera de San Diego.
Tal es el mérito de ese disparo de El Niño Artillero.
Este día Calleja perdió, además de su orgullo, a 468 hombres entre muertos, heridos, contusos y
dijo al Virrey que no volvería a asaltar Cuautla porque Morelos le acabaría la poca gente que
tenía: 4000 hombres. Grande sorpresa y alegría causó la huida del ejército de Calleja a los
heroicos insurgentes. Los bronces de sus campanas y el tronar en los cielos de los cohetes
anunciaron la alegría del triunfo obtenido.
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