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El folklore del ballet<br />
La danza es una de las manifestaciones<br />
artísticas más representativas<br />
del folklore de un país; en<br />
ella se encuentran de manera<br />
intrínseca la música, el vestuario,<br />
las costumbres, las creencias<br />
y las tradiciones de un pueblo.<br />
En la danza folklórica nicaragüense<br />
se puede observar la<br />
fusión de los bailes europeos, el<br />
ritmo de la marimba africana, la<br />
cadencia de la guitarra española,<br />
el palpitar de las percusiones<br />
indígenas, las costumbres, especialmente<br />
en cuanto a indumentaria<br />
y las creencias locales,<br />
formando un todo que fue asimilándose<br />
en los albores de nuestra<br />
identidad hasta lograr una actitud<br />
comunitaria de aceptación.<br />
De esta manera, la danza, al<br />
igual que los otros elementos<br />
del folklore llega a nosotros<br />
como una realidad dada,<br />
que no es sujeto de cambios<br />
o apreciaciones personales.<br />
Cuando a mediados de los años<br />
sesenta, la señora Irene López<br />
integra el primer conjunto llamado<br />
ballet folklórico, a pesar de<br />
que su propósito fue preservar<br />
y difundir nuestras manifestaciones<br />
autóctonas alrededor de<br />
la danza, sacó a la danza de su<br />
contexto original, pues en su mayoría<br />
esta es de carácter ritual y<br />
tiene efecto en lugares especiales,<br />
tales como los atrios de los<br />
templos. En ese traslado del lugar<br />
original hacia un teatro nace<br />
la diferencia entre el folklore y lo<br />
que representa el ballet folklórico.<br />
Doña Irene ha sido a lo largo<br />
de su carrera una luchadora incansable<br />
por la pureza del ballet<br />
folklórico respecto a sus raíces<br />
y una dura crítica de aquellos<br />
directores de grupos de este género<br />
que con el fin de destacar,<br />
poco a poco fueron introduciendo<br />
cambios en la danza o en la<br />
indumentaria, desvirtuando su<br />
esencia. Muchos de ellos encontraron<br />
en el folklore mexicano<br />
una nutrida fuente de inspiración.<br />
De repente, el tímido y señorial<br />
manejo de la falda de las inditas<br />
se convirtió en el vuelo y floreo<br />
tan característico del folklore<br />
mexicano. El humilde caite de<br />
las muchachas fue sustituido por<br />
el zapato español de tacón utilizado<br />
en los jarabes mexicanos y<br />
las frescas flores de sacuanjoche<br />
en sus cabellos, por los coloridos<br />
moños de la nación azteca.<br />
El ritmo acompasado de nuestros<br />
bailes, de repente adquirió<br />
el apresurado ritmo de la danza<br />
mexicana. En fin, las versiones<br />
de nuestro folklore presentadas<br />
por estos conjuntos, no tienen<br />
nada que ver con la versión<br />
original de nuestras danzas,<br />
han sido retocadas y maquilladas<br />
de tal forma que al igual<br />
que un rostro lleno de Botox es<br />
muy difícil poder reconocerlo.<br />
Los espectáculos de estos grupos<br />
de ballet tienen el colorido<br />
y majestuosidad de la música<br />
mexicana y llama la atención de<br />
quienes no conocen el verdadero<br />
folklore nacional, sin embargo,<br />
a pesar de llenar la taquilla del<br />
Teatro Nacional Rubén Darío,<br />
estos directores le han robado<br />
al folklore su base histórica<br />
y tradicional, asomándose en<br />
esta labor cierto mercantilismo.<br />
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