17.05.2018 Views

abril 2018 DIGITAL

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

12<br />

ESPACIOABIERTO<br />

EL DESTINO QUISO<br />

Hoy les voy a contar un poco sobre «El Negrito»,<br />

perro muy inteligente. De haber sido una<br />

persona seguro llegaba a diputado. Se agregó<br />

en mi casa, ya que lo habían abandonado. Con<br />

sarna en todo su cuerpo, repleto de pulgas y<br />

garrapatas; y también con un impresionante<br />

bocio, pendiente del cuello. Se arrastraba en<br />

el pedregullo, desesperado, para rascarse. Le<br />

dimos de comer, lo llevamos al veterinario. Se<br />

compuso, se puso lindo y no se fue nunca más.<br />

Se quedó en el barrio, pero casi siempre frente<br />

a la entrada de mi casa.<br />

De él tengo estas fabulitas: En mi casa comía<br />

y pernoctaba por las noches, de día desaparecía,<br />

andaba deambulando por la ciudad, pero<br />

cuando veía pasar el auto, aunque varios juntos,<br />

enseguida se prendía al mío, se ponía a la<br />

par y les llevaba la carga a las personas que se<br />

acercaban o se cruzaban. Lo mismo hacía con<br />

los otros perros, los camorreaba y cuando lo<br />

atacaban se refugiaba bajo la trompa del auto<br />

para que no lo mordieran, y tenía que avanzar<br />

despacito para no atropellarlo, era un peligro.<br />

Yo no lograba entender como de entre tantos<br />

autos reconocía el mío y me seguía. Ya no sabía<br />

como evitarlo, hasta que un día se me dio<br />

por taparle la chapa de la patente al auto y ahí<br />

si, ya no me siguió más. Resulta que lo conocía<br />

por el número de la patente el maldito perro.<br />

Ahora, cuando me sigue, en las esquinas pongo<br />

el guiño para la derecha, cuando lo ve agarra<br />

para ese lado y yo doblo a la izquierda, ahí<br />

lo pierdo, lo desconcierto, claro.<br />

Cierta vez quise desprenderme de él, porque<br />

se había puesto medio malo y mordió a algunos<br />

vecinos que pasaban frente a casa. Pensé:<br />

tengo que deshacerme del Negrito, lo debería<br />

regalar, o dejarlo en algún lugar, lejos de casa.<br />

Entonces, una vez que fui a Concordia, como<br />

a las cinco de la tarde, lo cargué en el auto y lo<br />

llevé hasta el empalme con la ruta 14, distante<br />

unos 35 kilómetros aproximadamente. Ahí,<br />

con un sentimiento profundo, con mucho dolor<br />

y un lagrimón, le hice algunas caricias, una<br />

palmada, hasta le di un beso, y me despedí<br />

para siempre de él. Lo baje en el descampado,<br />

antes de llegar al empalme con la ruta. Por ahí<br />

pasa tanta gente, y a un perro lindo alguien se<br />

lo iba a llevar, pensé. Regresé de madrugada<br />

y cuando pasé por el lugar en donde lo había<br />

dejado, me fijé y no estaba; deduje que ya se<br />

lo habían llevado. Pero grande fue mi sorpresa<br />

cuando al llegar a mi casa ahí vi al Negrito,<br />

en la puerta, muy cansado, jadeante todavía,<br />

saludándome con la cola y haciéndome fiesta<br />

¡Se había vuelto el vago! y yo no le encontraba<br />

explicación, ¿como podía ser? Después me<br />

di cuenta. De tardecita, antes del anochecer,<br />

pasaban por aquel lugar algunos transportes<br />

de pasajeros, que regresaban de Concordia,<br />

y que decían: «ciudad de San Salvador», otro:<br />

«San Salvador - Concordia», y otro: «Turismo<br />

San Salvador». ¡Claro!… al verlos habrá pensado:<br />

«clavado que San Salvador queda para<br />

aquel lado, entonces, para ese lado me voy yo<br />

también»… no tenía como errarle.<br />

Como reconocimiento a su fidelidad, lo acepté<br />

nuevamente. Pero para que pague mí generosidad<br />

le impuse una condición: lo enseñé y<br />

le asigné la tarea de no dejar que se arrime al<br />

timbre de mi casa ningún cobrador. Toda esas<br />

personas sospechosas de tal, que vengan con<br />

facturas, o algo parecido; portafolios, carpetas<br />

o algún papel en la mano puede ser uno de<br />

ellos. Por lo tanto, la debería mantener alejada.<br />

Si ustedes lo vieran como se transforma y<br />

se enfurece cuando ve a alguien sospechoso.<br />

Ni Cristo se arrima al timbre, por lo que a mis<br />

acreedores les sugiero abstenerse de tocar el<br />

timbre en casa. ¡Cuidado con el perro!<br />

UN APORTE DE<br />

Jorge Luis Andino

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!