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w w w. f a c e b o o k . c o m / p a g i n a s i e te<br />
@ p a g i n a _ s i e te<br />
Opinión<br />
Página SIETE Vi e r n e s 15 de junio de 2018<br />
o p i n i o n @ p a g i n a s i e te . b o<br />
13<br />
Hablando de energía /Carlos Miranda Pacheco<br />
Bulo Bulo<br />
Frase del día<br />
“La universidad (UPEA) no fue eficaz (...) no son confiables en el manejo de la<br />
plata”. Álvaro García Linera, presidente en ejercicio de Bolivia<br />
El nombre Bulo Bulo no<br />
existía en nuestra geografía.<br />
En 1960 uno de<br />
los más distinguidos<br />
geólogos de YPFB, Humberto<br />
Suárez Roca, ubicó y mapeó una<br />
estructura al noreste de Puerto<br />
Grether en la selva del Chapare<br />
y ante la falta de un nombre local<br />
del área de trabajo, bautizó<br />
la estructura con el nombre de<br />
Bulo Bulo, presumiblemente en<br />
un homenaje a miembros de su<br />
fa m i l i a .<br />
En 1963 YPFB decidió perforar<br />
en Bulo Bulo. Esta decisión<br />
demandó un gran e imaginario<br />
esfuerzo para poder acceder a<br />
esa área. En esa época no existían<br />
carreteras asfaltadas ni<br />
puentes sobre los ríos. Para poder<br />
llegar a la estructura se improvisaron<br />
puentes con pontones<br />
de madera y se hicieron sendas<br />
en plena selva. Este trabajo<br />
fue realizado con gran entusiasmo<br />
por diferentes unidades<br />
de YPFB. En búsqueda de petróleo,<br />
la empresa estatal salía<br />
del Chaco boreal para llegar<br />
hasta la selva del Chapare. Ese<br />
esfuerzo fue recompensado<br />
porque Bulo Bulo resultó ser un<br />
campo productor de gas y condensado<br />
y no era una herencia<br />
de trabajo de Standard Oil. Los<br />
horizontes productores encontrados<br />
cerca a 2.000 m de profundidad,<br />
eran distintos y de<br />
diferente edad a los tradicionalmente<br />
conocidos en el subandino.<br />
Flotaba en el ambiente<br />
la sensación que se estaba<br />
descubriendo una nueva comarca<br />
petrolera en el país.<br />
La Nacionalización de la Gulf<br />
en 1969, exigió la total atención<br />
de la empresa estatal para cumplir<br />
con el primer contrato a largo<br />
plazo de exportación de gas<br />
a la Argentina y la construcción<br />
del respectivo gasoducto. Existían<br />
suficientes reservas y capacidad<br />
de producción, por<br />
tanto Bulo Bulo dejó de estar en<br />
primer lugar en los planes de<br />
YPFB.<br />
Solucionados el problema de<br />
la indemnización a la Gulf, la<br />
construcción del gasoducto a la<br />
Argentina, y con la exportación<br />
de gas pactada con ese país en<br />
plena ejecución, dieron un aire<br />
de tranquilidad a la empresa estatal<br />
que inició una amplia<br />
campaña exploratoria en el<br />
norte de Santa Cruz en búsqueda<br />
de petróleo, con resultados<br />
positivos de producción de gas<br />
y condensado.<br />
La última década del siglo<br />
XX, las negociaciones con Brasil<br />
para un contrato a largo plazo<br />
se fueron concretando, lo<br />
cual puso presión sobre la cantidad<br />
de reservas en el país. En<br />
esas circunstancias los pozos<br />
de San Alberto y Bulo Bulo adquirieron<br />
especial importancia<br />
porque en base a ellos se formuló<br />
la hipótesis de que ambos<br />
campos productores estaban<br />
ubicados en bloques que se habían<br />
superpuesto al devónico.<br />
Esta tesis fue confirmada por la<br />
perforación de pozos más profundos<br />
en ambas estructuras.<br />
En San Alberto (X9) se ingresó<br />
a horizontes en el devónico<br />
que dieron lugar a encontrar el<br />
primer megacampo de gas boliviano,<br />
con más de un trillón de<br />
pies cúbicos de reserva. En<br />
igual forma, en Bulo Bulo (X3)<br />
perforando más de 4.000 m, se<br />
obtuvieron resultados similares.<br />
Esos resultados conformaron<br />
la disciplina que se ha utilizado<br />
para encontrar todos los<br />
megacampos que existen hasta<br />
la fecha en el país.<br />
El 2011 se decidió instalar en<br />
el país una Planta de Fertilizantes<br />
Nitrogenados en base a gas<br />
natural. Decisión correcta y<br />
oportuna. Estamos ligados por<br />
un gran gasoducto a Brasil que<br />
es uno de los mayores importadores<br />
de amoniaco y úrea en el<br />
mundo. Puerto Suárez era el lugar<br />
ideal para esa planta. El volumen<br />
de gas necesario para la<br />
planta podía ser transportado<br />
por el gasoducto a Brasil sin alterar<br />
sus condiciones ni nosotros<br />
alterar nuestros programas<br />
de producción. En ese punto,<br />
los fertilizantes nitrogenados,<br />
amoniaco y úrea, podían<br />
fácilmente ser adquiridos por<br />
el mercado brasileño. Todo estaba<br />
perfecto, excepto que por<br />
una decisión inexplicable se<br />
construyó la Planta de Fertilizantes<br />
en el Chapare. Como se<br />
previno en repetidas ocasiones,<br />
esa ubicación era la peor<br />
que podía haberse escogido,<br />
pero con un empecinamiento<br />
imperial se llevó a cabo el proy<br />
e c t o.<br />
La construcción se atrasó por<br />
casi tres años por la naturaleza<br />
del suelo del Chapare. Muy fértil<br />
pero no acepta el peso de<br />
grandes edificaciones. Hasta la<br />
fecha la planta ha tenido grandes<br />
paros en su funcionamiento.<br />
Además, mostrando su mala<br />
ubicación y falta de vías expeditas<br />
de exportación tiene que<br />
enfrentar grandes volúmenes<br />
de producto parcialmente hidratado,<br />
inaceptable en el mercado.<br />
Finalmente, las reservas<br />
y producción de Bulo Bulo y<br />
campos cercanos no garantizan<br />
la provisión de gas natural a la<br />
planta por un largo periodo.<br />
Estimado lector, lo relatado<br />
pretende mostrar el triste fin de<br />
la historia del descubrimiento<br />
y desarrollo de una nueva comarca<br />
petrolera con el fracaso<br />
estruendoso del primer intento<br />
de industrializar gas, que hasta<br />
la fecha nos está costando alrededor<br />
de 1.000 millones de dólares.<br />
La mayor inversión que<br />
ha realizado el Estado en toda<br />
su vida en un solo proyecto. En<br />
un próximo futuro, alguien tendrá<br />
que explicar por qué se<br />
adoptaron decisiones para tratar<br />
de dotar de una personalidad<br />
especial a la zona del Chapare<br />
y sobre todo la obstinación<br />
de pretender industrializar gas<br />
en la zona menos indicada al<br />
re s p e c t o.<br />
Nada es lo que parece /Guillermo Mariaca Iturri<br />
Nuestro dinosaurio<br />
Casi todos los dinosaurios<br />
se han extinguido.<br />
Aquellos que han desaparecido<br />
hace 65 millones<br />
de años lo hicieron por las<br />
consecuencias combinadas de<br />
un meteorito y la enorme actividad<br />
volcánica paralela. Pero<br />
hay todavía una especie de dinosaurio<br />
que sobrevive; no se<br />
debe a su resiliencia, claro, sino<br />
a su ambición.<br />
Todos los dinosaurios contemporáneos<br />
comparten el mismo<br />
‘ge n o t i p o’ político: la adicción<br />
al poder. Como esta adicción<br />
es cara, los ciudadanos sometidos<br />
a su violencia tienen<br />
que pagarla. Si no lo hacen, son<br />
sancionados. Si se oponen y esa<br />
oposición tiene alguna consecuencia,<br />
son castigados.<br />
Las sanciones son las amenazas<br />
de siempre: me voy con mi<br />
pelota presupuestaria a otra<br />
parte. Hay obras sólo para quienes<br />
agachan la cabeza. Las sanciones,<br />
también, son las presiones<br />
y los condicionamientos:<br />
más deberes y menos libertades.<br />
Cosas como persecuciones<br />
impositivas a todo tamaño de<br />
empresarios, prohibiciones de<br />
publicidad a todos los medios<br />
opositores, censuras por todo y<br />
por nada. Los castigos, en cambio,<br />
están dirigidos a amedrentar<br />
con el ejemplo: represión,<br />
juicios y cárcel.<br />
Los dinosaurios políticos se<br />
desarrollan, sobre todo, en<br />
países que tienen una pobre<br />
tradición ciudadana. Si algo<br />
sabe el mundo hoy es que la pobreza<br />
económica es cosa seria,<br />
pero que la pobreza política es<br />
la que la sostiene. Aunque nos<br />
duela, aunque nos humille,<br />
aunque nos avergüence, somos<br />
un país políticamente pobre.<br />
Por eso, tantas veces en nuestra<br />
historia republicana hemos<br />
estado sometidos o, peor, hemos<br />
elegido dinosaurios. Buscamos<br />
que alguien nos salve de<br />
la pobreza. Y como el dinosaurio<br />
suele ser un bicho enorme,<br />
creemos que ese volumen es sinónimo<br />
de abundancia y que<br />
podrá contagiarnos.<br />
Es ese complejo de inferioridad<br />
el que aprovecha el dinosaurio.<br />
Mírenme, soy enorme.<br />
¿Quieren ser como yo? Elíjanme,<br />
sométanse, páguenme.<br />
Además, como soy enorme, necesito<br />
un palacio enorme, un<br />
museo enorme, un estadio<br />
enorme, un avión enorme, una<br />
quinceañera eterna. Tienen que<br />
agradecer el que yo haya aceptado<br />
compartir mi sombra con<br />
ustedes. Tienen que pagar el<br />
derecho a contemplarme. Tienen<br />
que reconocer que yo sé y<br />
ustedes no. Que yo soy el país y<br />
ustedes apenas inquilinos de<br />
mi gloria o, si se resisten, suciedad<br />
de la suela de mi zapato.<br />
Un dinosaurio político es,<br />
entonces, obra nuestra, obra<br />
ciudadana. Por eso no está extinguido.<br />
Porque nosotros lo<br />
revivimos. Porque nosotros le<br />
pedimos que nos siga acompañando.<br />
Porque tardamos demasiado<br />
en mirarlo de cerca. Y<br />
saber que no es enorme sino diminuto.<br />
Que no es generoso sino<br />
mezquino. Que no es indio<br />
sino colonizador.<br />
¿Nos habremos dado cuenta<br />
que hemos criado un dinosaurio?<br />
Chaparina no parece haber<br />
sido suficiente. Los 21F tampoco.<br />
No fueron suficientes porque<br />
el dinosaurio todavía conserva<br />
una buena parte de su tamaño.<br />
Y para advertirle que Bolivia<br />
dijo no, mirarlo democráticamente<br />
de frente, demostrarle<br />
sus pies de barro, los ciudadanos<br />
tenemos que crecer a la altura<br />
de la unidad que necesitamos<br />
para reinventar un país sin dinosaurios.<br />
Como nos recuerda Benedetti:<br />
“en la calle, codo a codo,<br />
somos mucho más que dos”.<br />
Mucho más que un triste dinosaurio<br />
extinguido en su museo.<br />
Guillermo Mariaca es ensayista.<br />
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