8° Aniversario Cuarto Tercio

¿Cuál es tu concepto del toreo? Es clásico, me gusta cuando el toreo se
hace con verdad, admiro tanto al toro y siempre me refiero a él, como
un héroe que no puedo concebir otro tipo de toreo que no sea el más
respetuoso. No me gusta burlarme del toro, ni de nadie y siempre trato
de ser ese torero en la plaza, a veces tienes que sacrificar los aplausos
fáciles por hacer el toreo que traes dentro. Es bien difícil que te
entiendan cuando las tendencias son comerciales y a veces parece que
vale más lo barato, sin embargo, yo soy fiel a mis convicciones y fiel por
convicción así que no veo otra manera de plantear el toreo que no sea
del toreo de frente y sin engaños.
¿Cuál es la ganadería con la que te sientes más cómodo? Todas las que
tengan toros bravos, escuchaba a mi abuelo decir Los toros bravos no
pegan cornadas, son los mansos los que las pegan y es verdad. Pero
cualquier toro con calidad, emotividad y buen tranco, no importa de
qué ganadería sea.
¿Qué quiere demostrar Pedro Louceiro? Me gustaría que la gente aprendiera a identificar los diferentes estilos de
toreo a caballo, a pie es muy fácil identificarlos, pero a caballo parece más difícil encontrar la originalidad cuando
tristemente solo se copian unos a otros más pendientes de las modas que de los cánones del toreo.
Solo quiero ser un torero clásico en esta generación, para que así las futuras generaciones tengan algo de variedad
para definirse como toreros, pues creo que es bueno que existan toreros que preserven las técnicas clásicas, pues los
modismos pueden terminar cualquier día y el clasicismo solo se pierde el día que se deje de practicar y eso sería
terrible.
¿A quién admiras? Admiro al toro bravo, capaz de enfrentar solo a su destino, que embiste con valentía y se crece a
los castigos, embistiendo siempre con la nobleza de quien se sabe un verdadero y poderoso rey. Admiro a todos los
toreros que, como el toro bravo, entregan su vida en una tarde sin pensar en el mañana y admiro a los aficionados
que todavía asisten a las plazas en espera de un toro y un torero bravo.
¿Cómo fueron los años antes de tomar la alternativa? Fueron casi 12 años de lucha, de ilusión, de trabajo, de
inversión, de perseverancia, de soñar, de aprender, de crecer, de caer y levantarse.
¿Qué es más importante, el jinete o el caballo? Es un binomio, ambos son importantes, sin embargo, una vez que el
jinete llega a cierto nivel de dominio de los caballos, el caballo se convierte en el elemento clave para el triunfo.
Puedes subir a un genio en un caballo malo y a lo mucho podrá tener un rendimiento regular, pero si subes a un
jinete regular en un gran caballo, el jinete aportará un mínimo y caballo aportará todo lo demás.
¿Desde cuándo se empieza a domar a un caballo para rejoneo? Normalmente a los 3 años empieza su proceso de
entrenamiento. El primer año se centra en el equilibrio básico del caballo y en la preparación física.
Los años posteriores son para perfeccionar ejercicios más difíciles y así empezar con el entrenamiento metódico con
carretón, vaca mansa, vacas y toros fáciles en plazas. Pero durante el proceso hay muchos caballos que no reúnen las
condiciones psicológicas y/o espirituales que se necesitan para forjar un caballo torero.
¿Cómo se sabe que un caballo sirve para rejoneo? Una vez que se deja dirigir y domina ciertos ejercicios ya de nivel
más complejo, se les empiezan a hacer pruebas para ver sus reacciones y basados en esto se plantea la estrategia del
entrenamiento tomando en cuenta sus habilidades físicas y sus reacciones psicológicas.
No cualquier caballo torea. Muchos deberán ser rechazados durante el proceso.
¿Qué facultades o actitudes debe tener? Físicamente Debe tener fuerza, elasticidad y agilidad.
En términos de actitud debe tener la nobleza para dejarse llevar, la frialdad para resolver en la reunión con el toro, la
valentía para ir y la expresión para transmitir.