pueblo chico - julio 2018 DIGITAL

WORLDPRESSPHOTO
Foto nasa.gov
hnson para que los Estados Unidos recuperara
rápidamente el liderazgo en la exploración
del espacio. Entonces, Lyndon estipuló que la
llegada del hombre a la Luna sería una hazaña
inamovible, era la gesta máxima, y Kennedy
anunciaba que su país llegaría al satélite antes
de terminada la década. Desde ese momento,
el programa Apolo recibió un financiamiento
sin precedentes para lograr esa proeza. En su
pico, en 1966, la agencia contó con el 4,4% del
presupuesto federal; unos 5933 millones de
dólares. Finalmente, se estimó el costo total
del programa en unos 25000 millones de dólares.
Más de 200 mil millones en costo actual.
La Guerra Fría, la que había comenzado como
una carrera armamentística, se trasladaba así
a los confines del universo, y la conquista del
espacio pasó a ser una demostración pública
de poder, de capacidad tecnológica y militar.
Cuando el Apolo 11 aterrizó con éxito la hazaña
ya estaba cumplida y el interés por explorar
la Luna se disipaba poco a poco. Asumía el
mando un nuevo presidente, Richard Nixon,
quién se negó a financiar los enormes costos
del programa y lo cancelaba cuando aún restaban
tres misiones por desarrollar: Apolo 18,
19 y 20. También suspendería el proyecto para
establecer una base lunar hacia finales de los
70 y resquebrajó el sueño norteamericano de
colonizar Marte en los 80.
Años más tarde, la controversia envolvería el
acontecimiento tras una serie de acusaciones
en cuanto a la verosimilitud de los hechos y la
forma en la que el arribo lunar fue registrado.
A partir de algunos aspectos un tanto llamativos
en los registros fotográficos y filmográficos
de los tripulantes del Apolo en el satélite,
muchas personas sostienen que se trataría de
un montaje, de una falsa producción.