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Crítica a la escuela

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—Bueno, niños, ¿quién le dirá (al observador) lo que hemos estado haciendo?<br />

Aparece el acostumbrado bosque de manos y se elige a un alumno...<br />

El maestro dictó <strong>la</strong>s lecciones de aritmética, sobre todo, preguntando: “¿quién quiere<br />

resolver el siguiente problema?” Esta pregunta, comúnmente, fue acompañada de <strong>la</strong><br />

aparición de un grande y agitado bosque de manos, de quienes aparentemente<br />

competían por contestar.<br />

Lo impresionante, al respecto, es <strong>la</strong> precisión con que el maestro pudo movilizar <strong>la</strong>s<br />

potencialidades de los alumnos para mostrar una conducta social adecuada y <strong>la</strong><br />

velocidad con que éstos respondieron. También le impresiona a uno el hecho de que<br />

aunque el maestro podría haber dicho “Juanito, por favor, ¿quieres colgar el abrigo (del<br />

observador)?” prefirió más bien activar a todos los niños y darles, así, una oportunidad<br />

de activar sus Yo, de acuerdo con los enajenados objetivos del Yo de <strong>la</strong> cultura.<br />

Así, a los niños se les dio <strong>la</strong> oportunidad de exhibir un deseo frenético de llevar a<br />

cabo un acto de solicitud, un tanto despegada, por el visitante; de esta manera, a cada<br />

uno de ellos se les dio también <strong>la</strong> oportunidad de comunicar al maestro su deseo de<br />

comp<strong>la</strong>cerlo “ante los demás”.<br />

La mera aparición del observador en <strong>la</strong> puerta del salón pone en marcha una suerte<br />

de destino del salón de c<strong>la</strong>se, de auto-validación y realización de <strong>la</strong> comunión maestroalumno<br />

y de activación de los impulsos culturales.<br />

En <strong>la</strong> sencil<strong>la</strong> acción de entrar del observador, el maestro percibe instantáneamente<br />

<strong>la</strong> posibilidad de exhibir a sus niños y a sí mismo, y de demostrar al visitante y una vez<br />

más a sí mismo, que los alumnos son criaturas dóciles, ansiosas de <strong>la</strong>nzar sus Yo de<br />

“compañía” a esta tragicomedia norteamericana suburbana de <strong>la</strong> bienvenida.<br />

Mientras tanto, detrás de este decorado de valores mecánicos, el muchacho más<br />

centrado en sí mismo podría convertirse en un Ga<strong>la</strong>had de papel maché pues lo que<br />

hace no es para beneficio del visitante, sino para satis facción de <strong>la</strong> maestra y de su<br />

propio Yo culturalmente mode<strong>la</strong>do.<br />

Ei gran número de manos que se agitan demuestra que <strong>la</strong> mayoría de los muchachos<br />

ya se ha vuelto absurda; pero no pueden hacer otra cosa. ¿Qué les pasaría si se<br />

quedaran quietos?<br />

Desde esta pregunta pasamos a <strong>la</strong> inferencia de que el maestro diestro monta<br />

muchas situaciones de tal manera que una actitud negativa sólo podrá interpretarse<br />

como traición. La función de preguntas como <strong>la</strong> de “¿cuál de vosotros, muchachos<br />

amables y corteses, querrá coger el abrigo (del observador) y colgarlo?”, es <strong>la</strong> de atarlos<br />

a lo absurdo, obligarlos a reconocer que el absurdo es existencia, a reconocer que es<br />

mejor existir siendo absurdo que no existir de ninguna manera.<br />

Entonces, es natural que cuando el maestro pregunta, después, “ahora bien, ¿quién<br />

dirá lo que hemos estado haciendo?” y “¿quién quiere resolver el siguiente problema?”<br />

tenga que surgir un grande y agitado bosque de manos, pues el no levantar <strong>la</strong> mano<br />

podría interpretarse como acto de agresión.<br />

La lección de “aritmética”, transformada por el maestro, se ha convertido en una<br />

afirmación de su carisma patriarcal como símbolo del sistema.<br />

El lector habrá observado que <strong>la</strong> pregunta no se formu<strong>la</strong> diciendo “¿quién tiene <strong>la</strong><br />

respuesta al problema siguiente?” sino diciendo “¿quién quiere resolver el problema<br />

siguiente?” Así, lo que en otro tiempo, en nuestra cultura, se expresó como un desafío en<br />

materia de destreza en aritmética, se convierte aquí en una invitación a participaren el<br />

grupo.<br />

Lo que se busca aquí es crear un sentimiento de “grupidad”, más que de distinguir<br />

individuos.<br />

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