Libro 2018

—¡Padre!, ¿qué haces aquí?
Él le respondió con la misma pregunta, pero agregando la duda de quién era yo. Ella dijo lo que tenía
que decir, aunque su padre no se lo haya tomado muy bien, porque me di cuenta de que iba a sacar
un cuchillo hecho de piedra pulida.
Tomé rápidamente a Rayén del brazo y le dije que teníamos que escapar. Corrimos por mucho tiempo
hasta que lo perdimos de vista, pero también perdimos el camino de regreso. Había comenzado a
nevar muy fuerte y estaba demasiado helado para seguir avanzando. Nos refugiamos debajo de
un árbol que era muy parecido al de la montaña, pero sabía que daba lo mismo, porque ese día
no me iba a salvar. Me acosté en el suelo y Rayén me tapó con su manta para disminuir el frío. En
ese instante ya no sentía nada de mi cuerpo. La tehuelche estaba en la misma situación que yo, me
abrazó temblorosa, tendió su cabeza en mi hombro y perdí el conocimiento por la hipotermia. Así
morí junto a la persona que más amé en este mundo, Rayén.