El Zentauro 3
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2 elZENTAURO.MX | No. 3 | 21 de septiembre de 2015<br />
elZENTAURO.MX | No. 3 | 21 de septiembre de 2015<br />
3<br />
EDITORIAL<br />
<strong>El</strong> derrumbe de<br />
la “verdad” histórica<br />
Jorge Aguilar Pinto<br />
jorgeaguilarpinto@hotmail.com<br />
<strong>El</strong> pez por la boca<br />
Hacer de chivo los tamales<br />
Por ALBERTO CHANONA<br />
Twitter: @chanona_alberto<br />
Bazar deportivo<br />
Volver a casa<br />
Por ÓSCAR CRUZ<br />
Facebook: el bazar<br />
del viejo tío Pony<br />
CULTURA E INFORMACIÓN EN EL SURESTE<br />
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AVISO LEGAL<br />
ZENTAURO.MX es una publicación mensual<br />
gratuita que difunde contenidos informativos de<br />
cultura general. Es producida por IKONOGRÁFIKA<br />
Comunicación y Estrategia. Estás leyendo la<br />
edición Número 3.<br />
Sureste de México, 21 de septiembre de 2015.<br />
A<br />
un año de la desaparición de los 43<br />
normalistas de Ayotzinapa, noticia<br />
que sacudió incluso a la opinión internacional<br />
y que las autoridades mexicanas<br />
trataron de minimizar en todo momento, la<br />
verdad del caso no ha sido develada.<br />
Por un lado, la versión oficial se derrumba<br />
ante el inobjetable trabajo del Grupo Interdisciplinario<br />
de Expertos Independientes<br />
(GIEI) de la Comisión Interamericana de<br />
Derechos Humanos (CIDH), quienes mediante<br />
peritaje demostraron que los normalistas<br />
no fueron calcinados en el basurero<br />
de Cocula.<br />
<strong>El</strong> GIEI probó incluso que jamás se generó,<br />
en ese lugar, un incendio de las magnitudes<br />
que la versión oficial sugiere y que la<br />
PGR difundió como verdad histórica.<br />
<strong>El</strong> Grupo Interdisciplinario basó su estudio<br />
en declaraciones de los sobrevivientes<br />
y en datos obtenidos mediante peritaje. Así,<br />
se supo que para incinerar 43 cuerpos, habrían<br />
sido necesarias 60 horas, y no 6 como<br />
dijo la PGR. Esto, entre otras cosas, como<br />
la cantidad de combustible y el tamaño de<br />
las llamas que, de acuerdo con el informe<br />
del GIEI, hubieran alcanzado tal magnitud<br />
(280 metros) que habrían llamado la atención<br />
de los habitantes de Cocula, cosa que<br />
no sucedió.<br />
A los expertos no se les ha permitido<br />
(¿por qué?) el acceso a todas las grabaciones<br />
y a lugares clave, como el cuartel militar<br />
en donde habrían estado los normalistas<br />
por última vez. A pesar de ello, el proceso<br />
de investigación implementado ha sido del<br />
más alto nivel.<br />
No sólo eso. Los expertos del GIEI han<br />
formulado un documento que desacredita la<br />
versión oficial: el Informe Ayotzinapa. Esto<br />
constituye un hecho inédito en México.<br />
<strong>El</strong> análisis de los fragmentos óseos en<br />
Innsbruck es parte sustancial del proceso.<br />
Hasta el momento sólo en dos casos éstos<br />
astrolabio<br />
PASTEL DE ZANAHORIA<br />
Irresistible y sencillo de preparar.<br />
Ingredientes para la masa: 2 tazas de<br />
azúcar, 1/2 taza de margarina, 4 huevos,<br />
2 tazas de harina cernida, 2 cucharaditas<br />
de canela molida, 1/2 cucharadita de sal,<br />
2 cucharaditas de bicarbonato de sodio, 1<br />
taza de zanahoria rallada, 1 taza de nueces<br />
picadas. Mezcla la margarina, aceite y huevos<br />
en la batidora. Añade la harina con los<br />
demás ingredientes secos. Agrega también<br />
las nueces, pero al final. Vierte el contenido<br />
en un molde previamente engrasado. Hornea<br />
1 hora a 350° F (176° C) o hasta que<br />
esté listo, de acuerdo con tus costumbres<br />
de horneado.<br />
¿Quieres una cubierta de queso crema?<br />
http://www.lasdeliciasdevivir.net/2009/01/<br />
pastel-de-zanahoria-una-receta-muy-especial.html<br />
coinciden genéticamente con los familiares,<br />
aunque debido a irregularidades de la PGR,<br />
el Equipo Argentino de Antropólogos Forenses,<br />
que asesora a los padres de los normalistas,<br />
dice desconfiar de los resultados.<br />
Mientras tanto, la estrategia de gobierno<br />
es la desviar la atención. Lanza golpes<br />
TORITO DE CACAHUATE<br />
Bebida típica veracruzana, a base de leche,<br />
aguardiente de caña y frutas como guanábana,<br />
jobo, nance, coco, etc., o con otros<br />
ingredientes como café, nuez o cacahuate.<br />
Algunos lo acostumbran mezclado con hielo.<br />
La historia más difundida sobre el origen<br />
de esta bebida es esta: jornaleros de los ingenios<br />
azucareros regresaban a casa, cansados<br />
después de un largo día, entonces la<br />
preparaban y bebían. <strong>El</strong> resultado, dicen,<br />
era que recobraban las fuerzas, se sentían<br />
como toros, con nuevo brío. Ingredientes:<br />
1 lata de leche evaporada, 1 1/2 tazas<br />
de aguardiente de caña, 1 taza de crema<br />
de cacahuate, cacahuates al gusto, canela,<br />
mucho hielo. Preparación: Se licua todo. Se<br />
sirve inmediatamente. Y se disfruta.<br />
Youtube: Torito de Cacahuate en Boca del<br />
Río Veracruz.<br />
discursivos o noticias mediáticas, como la<br />
detención de más implicados, para cambiar<br />
un poco el panorama ante la opinión internacional.<br />
Pero eso no basta.<br />
<strong>El</strong> hartazgo de la sociedad mexicana por<br />
éste y otros casos de violencia va creciendo<br />
en proporciones nunca antes vistas.<br />
LILA DOWNS, NIÑA PASTORI, SOLEDAD:<br />
QUE NADIE SEPA MI SUFRIR<br />
“No te asombres si te digo lo que fuiste”.<br />
Margarita, la diosa de la cumbia, inmortalizó<br />
este cóver. Pero si te gusta la cumbia, escucha<br />
una extraordinaria versión de esta pieza<br />
en las voces de Lila Downs (cantante oaxaqueña<br />
que interpreta piezas en español,<br />
inglés, mixteco, zapoteco, maya, purépecha<br />
y náhuatl y reivindica la música tradicional<br />
y las raíces indígenas de México), Niña<br />
Pastori (cantautora de flamenco con más<br />
de 20 años de carrera, iniciada desde que<br />
era niña) y Soledad Pastorutti o Soledad La<br />
Sole (cantante de expresión folklórica de Argentina,<br />
poseedora de una voz excepcional;<br />
también actriz de cine y televisión y conductora<br />
de programas musicales).<br />
Youtube: Lila Downs, Niña Pastori, Soledad<br />
- Que Nadie Sepa Mi Sufrir.<br />
Los tamales han estado en América<br />
casi tanto tiempo como el maíz,<br />
pues es bien sabido que nuestros<br />
tatarabuelos y tatarabuelas los comían<br />
muy contentos ya desde el 100 a. C.<br />
Pero así como el tamal forma parte<br />
de nuestra historia, moldea también<br />
alguno que otro de nuestros terrores<br />
más fundados.<br />
¿Mito?<br />
Al menos desde la época colonial, una<br />
generación tras otra ha conocido la<br />
historia de alguien que halló un dedo<br />
en su tamal. Envases de refresco<br />
aparte, de ahí pal real el catálogo<br />
de hallazgos en la tierna masa es<br />
amplio: dientes, huesos, ojos de vidrio,<br />
amalgamas, anillos de boda, etc.<br />
La misma historia siempre. O casi. Y<br />
el hecho de que la relatemos cada vez<br />
que hallamos ¿un hueso, una piedrita,<br />
pero qué es esto? en nuestro tamal,<br />
también dice algo de nosotros.<br />
Varios ingredientes hierven en la olla<br />
junto a los tamales de esas historias<br />
rellenas de delitos.<br />
Primero, el horror del crimen: matar<br />
a alguien. En las historias del o de la<br />
tamalera asesinos, la víctima suele ser<br />
la pareja del asesino; aunque a veces<br />
también un amigo (o enemigo, según<br />
se vea).<br />
Segundo, el placer del crimen.<br />
<strong>El</strong> asesino es un diletante, escribió<br />
alguna vez el sabio opiófago Thomas<br />
de Quincey. Vaya, el homicida no es un<br />
profesional en eso de echarse al plato<br />
a otro, pero de ningún modo se le da<br />
mal. Más aún: no sólo no siente culpa,<br />
sino que al llevar su crimen a la cocina,<br />
el o la tamalera asesinos convierten<br />
(y pervierten) al mundo en cómplice,<br />
mediante la deglución del pecado.<br />
Y así llegamos al tercer ingrediente<br />
de esas historias: el tabú del crimen.<br />
¿Hay acaso un tabú más grande que<br />
comer carne humana, Dr. Lecter?<br />
Porque una cosa es aceptar que<br />
los asesinatos existen –y que el<br />
canibalismo ha sido recurrente desde<br />
Alaska o Canadá hasta la cordillera de<br />
los Andes–, y otra muy distinta servir al<br />
semejante de uno en un plato, echarle<br />
salsa, frijoles, crema y, en una de ésas,<br />
meterlo en medio de un bolillo arriba,<br />
abajo, al centro y pa dentro.<br />
En todo caso, el mayor elemento del<br />
horror, el que transforma una cena de<br />
tamales en un inquietante albur que<br />
nos rifamos cada sábado por la noche,<br />
es que esas historias no son simples<br />
leyendas urbanas.<br />
Porque, oh sí, estupefacto lector,<br />
suspicaz lectora: son relatos total y<br />
perturbadoramente reales.<br />
Dramas de la vida real<br />
En 1971, en la colonia Portales del<br />
DF, doña Trinidad Ramírez se cansó<br />
del maltrato al que la sometía el infeliz<br />
de su marido. Así que, bat mediante,<br />
lo mandó derechito al hoyo... o más<br />
bien, a la olla. Acto seguido, vendió los<br />
tamales en la calle y listo.<br />
Nadie se habría enterado jamás<br />
del canibalismo que su crimen desató<br />
entre los despistados transeúntes de<br />
su colonia, de no ser porque doña Trini<br />
era en el fondo una mujer sentimental<br />
(o no supo deshacerse del todo del<br />
problema), y se le ocurrió guardar en<br />
un frasco con alcohol la cabeza del<br />
difunto. Alguien lo encontraría poco<br />
más tarde dentro del ropero.<br />
Su caso, nos gustaría decir, no se<br />
repitió nunca más. Mala suerte.<br />
<strong>El</strong> 18 de abril de 2004, el tamalero<br />
Carlos Constantino Machuca destazó<br />
a su amigo Rigoberto Zabala porque<br />
le hacía bullying:<br />
“Sí, yo lo maté porque ya me tenía<br />
hasta la madre. Siempre me presumía<br />
que él era más grandote, más fuerte y<br />
más chingón que yo”, explicaría en su<br />
declaración ministerial.<br />
Pero, como dice el refrán, tanto<br />
va el cántaro al agua, hasta que se<br />
rompe. Y qué duda cabe: don Carlos<br />
se la rompió completita a Rigoberto, a<br />
cuchillazo limpio.<br />
Cuando lo cacharon, ya iba por la<br />
tercera tanda de carne cocida (con<br />
especias y hojas de aguacate) de don<br />
Rigo. Junto a los restos, en dos ollas<br />
vaporeras, la policía halló algunos<br />
kilos de masa para preparar tamales,<br />
varias salsas y atole. A pesar de ello,<br />
don Carlos siempre negó que pensara<br />
cocinarlo: “lo corté en pedazos<br />
para echarlo por el caño y que se lo<br />
comieran las ratas, no para hacerlo<br />
tamales. ¡N’ombre, si no estoy loco<br />
para hacer eso!”.<br />
Ah bueno. Así uno ya se queda más<br />
tranquilo.<br />
Lo increíble es que ni a sabiendas de<br />
que estos crímenes son el pan nuestro<br />
de cada día (a veces literalmente), deja<br />
uno de ordenar otro de bola y un atole<br />
luego de escucharlas. Porque como<br />
bien resume nuestra idiosincrasia el<br />
“Cochiloco” en <strong>El</strong> Infierno (película de<br />
Luis Estrada): “una cosa es una cosa,<br />
y otra cosa es otra cosa”. No hay que<br />
hacerse bolas. Que ni qué.<br />
<strong>El</strong> 6 de septiembre de 1995, Carl<br />
Ripken Jr. rompió el récord de más<br />
partidos consecutivos jugados<br />
en la liga profesional de beisbol de los<br />
Estados Unidos. La marca anterior,<br />
perteneciente al mítico Lou Gehrig,<br />
constaba de 2,130 juegos.<br />
Ripken Jr. lo superó y se dio el lujo<br />
de jugar 502 juegos más. Nadie en la<br />
historia de este deporte ha jugado por<br />
tanto tiempo como él, a nivel profesional.<br />
Una más de las miles de historias<br />
inspiradas en el beisbol, cuyo origen e<br />
implicaciones culturales ha propiciado<br />
estudios y análisis serios.<br />
Algo tiene este deporte que mueve<br />
masas, emociona a millones de<br />
personas y los reúne en legiones, sólo<br />
para ver a un tipo lanzar una pelota y a<br />
otro que intenta golpearla con un palo lo<br />
más lejos posible, y así poder avanzar<br />
las tres estaciones de rigor, antes de<br />
regresar al mismo punto de donde salió:<br />
Home, casa.<br />
Alguien dijo que el béisbol es como la<br />
vida. Un ciclo que termina y comienza en<br />
el mismo lugar. Una y otra vez: en casa.<br />
Por eso, la hazaña de Carl Reipken Jr.<br />
tiene un sentido de profundidad. Tal vez<br />
República Chapoy<br />
Informe rarrarrá<br />
Con el tercer informe del gobierno<br />
priista de Enrique Peña Nieto,<br />
la vieja tradición del día del<br />
presidente y el “besamanos” ha sido<br />
reinstalada, pero ya no en el Congreso<br />
(ahí hay populistas antidemocráticos):<br />
Mejor hacer la fiesta en Palacio Nacional<br />
e invitar sólo a los cuates.<br />
Para ello, les mandaron invitación<br />
personalizada y gafete oficial con<br />
fotografía. La entrada a Palacio resultaba<br />
más estricta que a la Casa Blanca (la<br />
de Washington). Arrancó la ceremonia,<br />
puntual, a las doce, con el protocolo<br />
oficial: el himno nacional y la cesión de<br />
la palabra al ciudadano presidente.<br />
Peña Nieto comenzó refiriéndose a<br />
“casos como lo sucedido en Iguala o<br />
la fuga de un penal de alta seguridad,<br />
además de las acusaciones de conflicto<br />
de interés”, como meras anécdotas de<br />
la vida nacional. Acto seguido se fue<br />
de lleno a la pronunciación de cifras<br />
tan inútiles como inverosímiles, pero<br />
alegres, eso sí, muy alegres.<br />
Hay que reconocer que, al menos,<br />
la redacción estuvo bien cuidada y el<br />
presidente (en su elemento y donde sí<br />
le aplauden) se vio en buena forma de<br />
orador. Pero transcurrieron minutos y<br />
minutos de franca aburrición, sazonados<br />
con aplausos esporádicos; el más<br />
emotivo, cuando se refirió a la reforma<br />
educativa y que “hemos liberado la<br />
educación pública en Oaxaca”.<br />
Al día siguiente, el flamante nuevo<br />
secretario, Aurelio Nuño, diría que con la<br />
reforma educativa (cito textual): “vamos<br />
Carl Ripken Sr. y Carl Ripken Jr. en 1982. Apenas un<br />
año antes, Ripken Jr. había debutado en el equipo<br />
donde militaría el resto de su carrera: en los Orioles<br />
de Baltimore.<br />
en la simpleza de un turno al bat, o en la<br />
espiral de una pelota que rompe rumbo<br />
al plato, fue capaz de ver lo efímero<br />
de la vida. Y quizá los espectadores<br />
se maravillaban con el hecho de que<br />
él, como cualquiera, pudiera revivir en<br />
cada encuentro la vieja historia, la del<br />
ciclo de la vida que siempre guarda una<br />
oportunidad: la de sacar un par de bolas<br />
de foul antes de conectar Home Run y,<br />
entonces sí, volver a casa.<br />
Por JUAN LUIS NEGRETE<br />
larepublicachapoy.blogspot.mx<br />
A LA BIO, A LA BAO, A LA BIM BOM BÁ...<br />
“Después de dos horas de ejercer la demagogia, el<br />
presidente Peña criticó la demagogia”, apuntó el<br />
escritor Juan Villoro.<br />
a traer dinero del futuro al presente” (y<br />
luego no me creen cuando les digo<br />
que estamos en un vórtice del túnel del<br />
tiempo; ayer vi pasar a Tony y a Douglas,<br />
por cierto). La cosa es que eso de traer<br />
dinero del futuro al presente en mi<br />
pueblo lo llaman deuda, y si esa deuda<br />
se pone a cotizar en la bolsa de valores y<br />
se nutre de capital privado, se adquieren<br />
otra serie de compromisos. De 20 años<br />
a la fecha han venido diciendo que la<br />
educación no se va a privatizar, pero eso<br />
es lo que ha ocurrido.<br />
¿Será que de verdad no se dan cuenta<br />
que con ese discurso le acaban dando la<br />
razón a Andrés Manuel?<br />
¿A qué le temen? ¿No se supone<br />
que ya vivimos en la “normalidad<br />
democrática”? En fin, que nos esperan<br />
tres años más de campañas, rebosantes<br />
de lodo y de caca, ya verán.