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Perfiles Criminales

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de prevalencia más alta de suicidios de toda Europa. Los autores emplearon el método de la<br />

autopsia psicológica para analizar todos los casos de muertes de médicos en ese país<br />

considerados como suicidios en el período abril de 1987-marzo de 1988. Los resultados<br />

mostraron que los suicidas tenían diversos reveses profesionales, o bien de salud física o<br />

mental. Además, en vez de confiarse al cuidado de otros colegas, en su mayoría prefirieron<br />

medicarse ellos mismos.<br />

En un trabajo del año 2006, Gavin y Rogers critican el excesivo peso que muchos<br />

autores conceden a las enfermedades mentales o a los trastornos psicológicos como<br />

antecedentes del suicidio. Según su opinión, podemos errar en la realización de una<br />

autopsia psicológica si nos conformamos con encontrar una enfermedad mental y, a partir<br />

de ahí, inferir que el origen de la muerte fue el suicidio.<br />

Gavin y Rogers no niegan que el trastorno mental sea un factor habitual entre los<br />

suicidas, sino que critican el hecho de que dejen de analizarse otras circunstancias que, más<br />

allá de la existencia de ese trastorno en la vida del sujeto, pueden ser más relevantes a la<br />

hora de explicar la muerte de una persona a manos de sí misma. En otras palabras, una<br />

persona podía haber sido diagnosticada como depresiva —afirman estos autores— y, a<br />

pesar de ello, no haberse suicidado por esta causa sino por otras razones. E incluso podría<br />

ocurrir que ni siquiera se hubiera suicidado, sino que conociendo el asesino esa afección<br />

mental de la víctima, se hubiera aprovechado de tal circunstancia para que los<br />

investigadores pensaran que lo más lógico era que tal persona se suicidara.<br />

Empleo como estrategia terapéutica<br />

Finalmente, la autopsia psicológica puede ser de ayuda terapéutica para aquellos que,<br />

después de intentar matarse, sobreviven al intento. Los esposos Sanborn, quienes en 1976<br />

estudiaron una muestra de suicidas fracasados, encontraron que los sobrevivientes<br />

necesitaban desesperadamente hablar con alguien para explicar las emociones que sentían:<br />

culpa, vergüenza, ira… También se hizo evidente que muchas de esas personas requerían<br />

ayuda práctica para enfrentarse a tareas y requisitos de la vida cotidiana que eran<br />

importantes para su «reenganche» con la vida, cosas como dónde acudir para recibir<br />

asistencia médica especializada o cobrar pagos de la seguridad social.<br />

Así pues, queremos destacar que la labor de conocer qué les llevó a intentar matarse<br />

puede constituir un elemento terapéutico importante, porque esas personas, generalmente,<br />

quieren y necesitan hablar de lo que hicieron, de por qué lo hicieron y cómo se sienten<br />

ahora que han sobrevivido. Junto al conocimiento de los factores que llevan al suicidio, los<br />

investigadores que practican la autopsia psicológica pueden ayudar a que tales personas se<br />

recuperen.<br />

EL MÉTODO DE LA AUTOPSIA PSICOLÓGICA<br />

En su ya clásico trabajo de 1987, Ebert ofreció una lista de los factores que deberían ser<br />

investigados en la realización de una autopsia psicológica para averiguar el origen o modo<br />

de la muerte, y que aparece en el cuadro 3.<br />

CUADRO 3. Factores a examinar en la autopsia psicológica, según Ebert (1987).<br />

Historia de consumo de alcohol y drogas.<br />

Notas de suicidio.<br />

Otros textos escritos por la persona fallecida.<br />

Libros de su propiedad y que hubiera leído.<br />

Relaciones interpersonales con amigos, conocidos, familiares, médicos, profesores, etc.

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