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ser una mancha para su buen nombre, o pretenden cobrar un seguro de vida, como el<br />
ejemplo de Nuevo México referido anteriormente.<br />
En todo caso, parece que el único modo de minimizar los errores posibles en una<br />
autopsia psicológica es estudiar con detenimiento y sin prejuicios toda la información<br />
disponible, prestando gran atención a las claves del contexto en el que sucedieron los<br />
hechos. ¿Existían circunstancias particulares —una fuerte pelea o enemistad, una<br />
revelación súbita de alguna enfermedad, un propósito de venganza que fuera creciendo en<br />
su interior— que pudieran justificar que una persona en concreto deseara morir? El<br />
contraste mediante entrevistas de personas que dan versiones diferentes acerca del carácter<br />
del difunto y de sus motivaciones también puede arrojar luz sobre el asunto, algo que puede<br />
ser particularmente útil cuando podemos hacer una entrevista a dos personas a la vez.<br />
Hazelwood y Napier nos proporcionan el siguiente ejemplo, en el que se aprecia la<br />
complejidad de la motivación de una persona que murió, aparentemente, cumpliendo con su<br />
deber de policía:<br />
Un oficial de policía llamó a la comisaría e informó de que estaba en un barrio donde era<br />
habitual el tráfico de drogas. Dijo que se disponía a seguir un coche que intentó evitarle<br />
cuando iba a ponerse con su vehículo a su altura. Le siguió hasta las afueras de la ciudad, a<br />
una zona boscosa. La operadora le dijo que esperara a que llegaran refuerzos, pero luego se<br />
escucharon dos o tres disparos y no hubo más comunicación entre la comisaría y el policía.<br />
Cuando llegaron los policías de refuerzo encontraron al policía muerto.<br />
El agente presentaba disparos en la cabeza realizados con su propia arma; al buscar los<br />
casquillos, se encontró uno a la izquierda y otro a la derecha del cadáver. Todos los efectos<br />
personales del oficial estaban en su sitio.<br />
Inicialmente todos creyeron que el policía había muerto en acto de servicio. Se pensó<br />
que los asaltantes le redujeron y luego lo mataron con su propia arma. Sin embargo, la<br />
investigación que se llevó a cabo determinó otra cosa. Por ejemplo, se supo que sus<br />
compañeros lo habían ridiculizado con frecuencia porque dedicaba mucho tiempo a poner<br />
multas de tráfico, evitando así el trabajo de «policía de verdad». De hecho, se supo que no<br />
tenía amigos en el cuerpo.<br />
También se averiguó que la pistola que llevaba el día de su muerte había pertenecido a<br />
su mejor amigo: un vigilante de seguridad que había sido asesinado por sus asaltantes,<br />
quienes le habían arrebatado su propia pistola antes de darle muerte. Hablando con la<br />
hermana del policía entendieron lo dura que fue para él esa pérdida, y lo mucho que había<br />
insistido a su hermana para que le vendiera el arma. Por otra parte, la madre del policía<br />
explicó que su hijo, el mes anterior a su fallecimiento, había grabado el funeral de un<br />
policía muerto y lo había estado viendo innumerables veces.<br />
La conclusión del investigador (Roy Hazelwood) fue la siguiente: «Este policía era muy<br />
consciente del poco respeto que le tenían sus colegas, así que simuló su asesinato para<br />
probarles que era en verdad un policía “auténtico”; capaz de morir en el cumplimiento de<br />
su deber. Mediante este acto pretendía crear sentimientos de culpa y remordimientos en<br />
todos aquellos que le habían ridiculizado, al tiempo que así se vengaba: quería hacerles<br />
creer que su muerte era algo que podía achacarles».<br />
La escena amañada (staged)<br />
Ya comentamos anteriormente que to stage es «representar», «montar una ficción». El<br />
policía del caso anterior hizo eso mismo: quería cambiar la historia de su vida y creó una<br />
obra en la que él era el héroe. Es por ello que se habla de escena simulada cuando nos