Revista El Espejo 2018-2019

dolor! porque hay deliciosas sensaciones donde lo vago no excluye lo intenso; y no hay punta más afilada que la del Infinito. ¡Qué delicia ahogar
la mirada en la inmensidad del cielo y el mar! ¡Soledad, silencio, incomparable castidad de lo celeste! Sin que me dé tiempo a sentir que la
profundidad del cielo me consterna; su limpidez me exaspera. La insensibilidad del mar, la inmutabilidad del espectáculo, me rebelan... sin tener
que bramar: ¡Naturaleza, maga despiadada, rival siempre victoriosa, déjame! ¡No tientes mis deseos y mi orgullo!.
Tampoco es mentira que la jubilación me llega en el momento preciso. En ese punto crítico en el que la realidad que te
construyó se desdibuja bajo el trazo firme de otra que ni sabes, ni quieres y, quizás ni puedes, aceptar. En ese instante en el que
el mapa de la sociedad en la que vives destituye sin ambages el portulano que hasta ahora orientó tus pasos y sientes que es el
momento de dejar el sitio a otros. Te molesta la oportunidad perdida, es cierto, la de hacer de la escuela un lugar para educar
en el ejercicio de la libertad -por ejemplo-, un espacio propicio al libre pensamiento, liberado de dogmas y miserias, desuncido
de la tentación de adiestrar en la obediencia y adoctrinar en las bondades de modelos injustos y obsoletos. Pero, la oportunidad
desperdiciada es la que perdiste tú, tuya es la derrota, por muy profunda que fuera, y sea, la convicción que la sustenta.
Despedida
Quisiera despedirme de todos mis compañeros y alumnos que estuvimos allí en el Sagasta. Fueron años inigualables (casi
todos muy buenos y alguno hay malo, pero son los menos). Quiero aprovechar la tribuna que se me ofrece para daros las gracias
a todos por vuestro cariño y apoyo. Son muchos los profes y antiguos alumnos que me paran por la calle y me recuerdan los
viejos tiempos. A todos ellos muchas gracias por todo.
Lo digo de verdad.
Pontxo Ezcurdia
Tenéis que perdonarme la añoranza:
es un lujo sencillo y sin pecado.
Fui también joven y al presente erguía
su torre poderosa contra el viento,
abriendo sus brazos en la altura
para abrazar el infinito entero.
Si me hundo en los recuerdos, si me busco
en caminos de ayer, no es que me escape
cobardemente y vuelva las espaldas
a este momento exacto, a la imperiosa
exigencia del tiempo y la conciencia.
y están ahí. Las busco ardientemente
y no puedo encontrarlas. La mirada
termina en altos invisibles muros
y queda más allá sólo silencio.
Ildefonso Manuel Gil
Por no decir adiós
Carlos Usón
Mi primer año en el Sagasta
Busco la explicación de tanto absurdo,
quiero hallar del camino equivocado
la pisada primera, ¿dónde estaban
mis ojos que no vieron el desvío,
y dónde estaba yo, que no detuve
mi andar a ciegas, tan erradamente?
Yo soy el hombre y mi camino lleva
milenios hacia atrás y nadie sabe,
aunque todos seguimos, si adelante
hay suelo firme para nuestros pasos.
Hola, soy Claudia Rojas y vengo del San Pío X.
Yo vine a este instituto con otros dos chicos junto a los que había pasado mi infancia.
Al llegar, tenía muchos miedos e inseguridades, pero creo que al que más vueltas le di fue al de “¿Y si no encajo?” Bueno,
desde el primer momento, ese miedo desapareció por completo. Tanto compañeros como profesores han sido muy agradables
conmigo y con el resto de alumnos.
El entorno aquí es genial!!! La verdad, yo creo que habéis elegido muy bien queriendo ser alumnos del Sagasta.
Claudia Rojas (E1A)
Creo en la libertad del hombre entero,
criatura desnuda de fantasmas,
abierto corazón a mente abierta:
lo que soñaba ser y complacido
creía ser… El mundo que me envuelve
ajusta mis latidos, me conduce
ocultamente de la mano y lleva
mis pies a donde quiere y yo me miro
culpas en el espejo y no las veo
IES Práxedes Mateo Sagasta 2018-19
2018-19 IES Práxedes Mateo Sagasta
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