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Uso terapéutico y
recreativo del cannabis
Uno de los estándares de derechos humanos más importantes
es el derecho a la salud. Es violatorio de este derecho humano
e inconstitucional castigar a los pacientes que se benefician
con el uso de cannabinoides.
El Estado debería producir marihuana de grado medicinal y
extractos estandarizados a través de su Ministerio de Salud y
dispensarla por medio de efectores públicos, y también expenderse
en farmacias, haciéndola accesible a pacientes con
cáncer, VIH o con problemas neurológicos, u otras patologías
para las que se compruebe su eficacia, y aliviar sus síntomas.
Conclusiones y
recomendaciones
Uno de los estándares de derechos humanos
más importantes es el derecho a la
salud. Es violatorio de este derecho
humano e inconstitucional castigar a los
pacientes que se benefician con el uso de
cannabinoides. El Estado debería producir
marihuana de grado medicinal y
extractos estandarizados a través de su
Ministerio de Salud y dispensarla por
medio de efectores públicos, así como
expender en farmacias, haciéndola
accesible a pacientes con cáncer, VIH,
problemas neurológicos u otras patologías
para las que se compruebe su
eficacia, y aliviar sus síntomas.
La revisión de la literatura sugiere que la
mayoría de los usuarios de cannabis que
usan la droga ocasionalmente, no sufren
ningún daño físico o mental.
Aquellos que consumen grandes dosis en
forma regular tienen una pequeña
tendencia a tener menores logros educativos
y menores ingresos, si bien estos
estudios no detectan los posibles beneficios
que estos consumidores obtienen,
en detrimento de educación formal o
poder adquisitivo.
Las personas con trastornos psicóticos
latentes o en curso tienen más posibilidad
de presentar una comorbilidad de
abuso de cannabis. Este consumo tendría
efectos paradójicos y estaría contraindicado.
Los datos que arroja la ciencia
cuestionan la división entre fármacos
legales y sustancias ilegales. Esta
diferencia está forjada en la dialéctica de
la historia y la geopolítica, y no tiene que
ver directamente con las cualidades
farmacológicas de las sustancias. Es una
división que deriva de los actores institucionales
y no de la naturaleza en sí de las
drogas como objeto.
Si, efectivamente, al regular el acceso
se genera un reemplazo del consumo de
alcohol o tabaco (u otras drogas de
abuso como la pasta base) por cannabis,
es muy posible que descienda la morbimortalidad
en Argentina, sea por disminución
del daño directo e indirecto que
estas sustancias de gran toxicidad
producen, o por los posibles efectos
preventivos y protectivos de los cannabinoides.
El acceso a formas farmacéuticas
también permitiría reemplazar o
disminuir la dosis de opioides u analgésicos,
con efectos adversos potencialmente
letales.
Además de los estudios poblacionales
revisados, investigaciones preclínicas
indican que podría prevenir o retrasar
la incidencia de enfermedades de gran
prevalencia como el Alzheimer , enfermedades
cardiovasculares, u otros
tipos de cáncer, estas últimas primera y
segunda causa de muerte tanto en
países subdesarrollantes como en vías
de desarrollo. El cannabis es un
compuesto psicoactivo susceptible de
abuso, pero con un potencial de
adicción y de daño psico-bio-social
incomparablemente menor que el
producido por el alcohol y el tabaco.