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Cuentos

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Los días pasaron y los ruidos de la criatura no me dejaban dormir,

tuve un mal día en el colegio y el estrés se apoderó de mí. Recordé

de las noches en las que mi madre lloraba desconsolada en

almohada para no causar ruido, así que tomé mi almohada y se la

puse en la cara a la criatura, después de unos segundos hubo paz,

los ruidos desaparecieron y con el mi estrés, volví a acostarme y

pude descansar tranquilo.

A la mañana siguiente, mi madre me despertó de un grito.

-¡Llame un taxi, rápido!, sin saber hice caso, mi madre tomó la

criatura en sus brazos, tomó el taxi y se dirigió al hospital, me

quedé en casa y al volver vi a mi madre con más lágrimas que

nunca y con ella venían unos hombres de chaleco verde en el que

decía “Bienestar Familiar” La miré asombrado y me dijo:

-Lo siento y con un beso en la frente me despidió.

La guerra no es un juego de niños

(Génesis Barajas)

En las noticias sólo hablan de problemas, escuché que las guerrillas

hacen de las suyas. Mientras tanto, seguía jugando con mi

hermana.

Hubo un silencio muy raro, al rato se escuchó un alboroto. Observé

a través de la ventana y detallé a unos manes con armas

en la calle. Hubo un ruido fuerte en la puerta, fui a ver, entró un

hombre que inmediatamente me agarró del brazo. Grité fuerte,

empecé a patalear, no entendía muy bien lo que pasaba, mi madre

lloraba y gritaba. Me llevaron en un camión, me di cuenta de

que no era el único niño y que la guerrilla nos estaban secuestrando.

Nos comenzaron a bajar, inmediatamente nos dividieron

y metieron en cuartos, por grupos.

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Durante esa noche tenía mucho miedo, no le hablé a nadie, recordé

a mi mamá, ¿seguiría llorando? Pensé en intentar dormir,

pero no podía, no podía creer en la situación en la que estaba. El

sueño me vencía, pero pensaba en que me matarían al despertar.

Llegó un guerrillero y me puso a trabajar, dándome el mando de

mi grupo, nos estaba enseñando a defendernos, pensé en ganarme

la confianza del que estaba a cargo de todo esto, para así realizar

un plan de largarme de esta mierda.

Uno de los guerrilleros me empezó a conversar, pero no me convencía

de que era bueno ya que su mirada me causaba escalofríos,

era algo perturbador, aunque su historia era triste:

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