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Martín los vecinos esa noche escucharon voces terribles de niños
pidiendo ayuda y llorando desesperados mientras que los padres
no podían hacer nada por ellos, porque si intentaban buscarlo le
sucedía lo mismo.
Martín muy asustado y pensativo no sabía qué hacer y le dijo:
-Marquina, es la única opción que tenemos, yo no quiero ver a
mi bebé sufriendo, pidiendo comida, no quiero que se nos muera
en nuestras manos, no aguantaría con ese dolor y sufrimiento…,
¡yo no quiero eso Marquina!
-Bueno, Martín, aceptaré aunque no sea fácil para mí… pero resistiré.
Eso sí, no recibiremos el dinero que nos ofrezca esa señora,
porque yo no quiero vender a mi hijo.
Pasaron los nueve meses del embarazo y por fin nació él bebé. Se
lo entregaron a la señora de apariencia misteriosa, como lo prometieron,
se marcharon hacia su casa.
Paso un año de lo sucedido y Marquina quería ver a su hijo, saber
cómo estaba, cómo le estaba yendo con su otra vida. Marquina
decidió ir a visitar a su hijo después de tanto tiempo, hizo
un acuerdo con Martín para ir avistarlo.
Martín y Marquina con esas ganas de conocer a su hijo, tocaron
la puerta, en ese momento pasó un amigo del pueblo y les dijo:
-¡Vecinos! ¿Qué hacen en ese lugar?... ahí no vive nadie -y siguió
su camino con una risa de asombro.
Martín y Marquina no le prestaron atención y siguieron tocando.
Después de tanto tocar ya Martín y Marquina se empezaron a
preocupar. Pasó una vecina del pueblo y les dijo:
-¡Ahí no vive nadie hace como 50 años!
La vecina se acercó para hablar con ellos, Martín y Marquina le
contaron todo lo que sucedió con su hijo, la vecina, triste por lo
que había ocurrido, les contó algo que ellos no sabían de ese lugar:
-Hace 50 años esa casa ha sido deshabitada por los dueños y
ninguna persona de la población invadió o se apropió de ese lugar
porque esa casa está maldita, en ese lugar hay cadáveres de
niños muertos, sangre regada en las paredes. En ese lugar se dice
que esas personas de apariencias misteriosas hacen sacrificios,
culto al diablo.
>>Por eso los habitantes del pequeño pueblo oramos cada día en
nuestros hogares, para que Dios proteja a nuestra familia, para
que no nos falte nada, cada día le damos la gracias a Dios por lo
que nos falta y por lo que no nos falta, en todo hay que agradecerle
a él.
>>vecinos por eso los que creemos en Dios, no permitimos a
nuestros hijos que participen en cosas de esas, porque eso es
malo, eso es hacerle culto al diablo y al único que hay que adorar
es a Dios.
Fue en ese momento cuando esa pareja, al oír estas palabras, rogaban
al cielo para que su hijo no hubiese sido sacrificado junto
con los otros niños. Y corrían y gritaban. Sentían arrepentidos
de a ver aceptado la propuesta que aquella señora misteriosa
les había ofrecido y gritaban desconsolados adentrándose hacia
aquella montaña.
No se volvió a saber de ellos.
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