Un personaje de mi barrio
Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.
Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.
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UN PERSONAJE DE MI BARRIO
MARÍA ELENA SOLÓRZANO CARBAJAL
Compiladora
JAIME A. VALVERDE ARCINIEGA
Presidente del Cabildo Nacional de la Crónica de la CDMX
José A. Carbajal Cortés / Hugo Arturo Cardoso Vargas
Ana María Castro Velasco / Héctor Castañón Basaldúa
Manuel Garcés Jiménez / Verónica Müller / Jaime Orozco Barbosa
Marisol Reséndiz Pizarro / Miguel Ángel Salgado Meyer /
Antonio Sevilla Tapia / María Elena Solórzano Carbajal
Jaime A. Valverde Arciniega / Arturo Villanueva Bazán
Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón
UN PERSONAJE DE MI BARRIO
UN PERSONAJE DE MI BARRIO
María Elena Solórzano Carbajal
Compiladora
Jaime A. Valverde Arciniega
Presidente del Cabildo Nacional de la Crónica
de la Ciudad de México
José A. Carbajal Cortés
Hugo Arturo Cardoso Vargas
Ana María Castro Velasco
Héctor Castañón Basaldúa
Manuel Garcés Jiménez
Verónica Müller, la Dama Museos
Jaime Orozco Barbosa
Marisol Reséndiz Pizarro
Miguel Ángel Salgado Meyer
Antonio Sevilla Tapia
María Elena Solórzano Carbajal
Jaime A. Valverde Arciniega
Arturo Villanueva Bazán
Juan Rafael Zimbrón Romero
Edith Padilla Zimbrón
Primera edición:
Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México, 2019
María Elena Solórzano Carbajal
Compiladora
Antonio Sevilla Tapia
Diseño editorial y fotografía de portada: Fachada poniente de la
Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.
2019, Ciudad de México
ÍNDICE
Prólogo
JAIME A. VALVERDE ARCINIEGA 9
Semblanza del médico Nicolás Cedillo
JOSÉ A. CARBAJAL CORTÉS 13
La persona que más admiro
HUGO ARTURO CARDOSO VARGAS 19
Don Alejandro Galindo.
Cronista cinematográfico de la vida cotidiana
ANA MARÍA CASTRO VELASCO 29
Héroe del rescatismo
HÉCTOR CASTAÑÓN BASALDÚA 41
Los Pinos, residencia oficial de la ignominia
MANUEL GARCÉS JIMÉNEZ 55
Personajes de mi barrio
VERÓNICA MÜLLER, LA DAMA MUSEOS 77
Los zapatistas del sur.
La estatua de Emiliano Zapata en Huipulco
JAIME OROZCO BARBOSA 91
Santa Apolonia Tezcolco, la voz de sus recuerdos
MARISOL RESÉNDIZ PIZARRO 99
Un cráter de la luna lleva el apellido Erro
MIGUEL ÁNGEL SALGADO MEYER 111
Nezahualcóyotl en Chapultepec
ANTONIO SEVILLA TAPIA 121
Santos Cajeme
MARÍA ELENA SOLÓRZANO CARBAJAL 133
La huachicrónica
JAIME A. VALVERDE ARCINIAGA 141
El arco de Coapa
ARTURO VILLANUEVA BAZÁN 153
La antigua librería Navarro
JUAN RAFAEL ZIMBRÓN ROMERO y
EDITH PADILLA ZIMBRÓN 167
PRÓLOGO
ERUDICIÓN, BUEN GUSTO Y
PLANTEAMIENTO ESTÉTICO
La crónica prehispánica no sucumbió ante la conquista española,
encontró la manera de llegar hasta nuestros días en la forma de
relatos, mitos, poesía, cuentos y mil historias orales que nos
permiten conocer cómo eran nuestros abuelos ancestrales, sus
costumbres y formas de vida. Durante el Virreinato nace el período
de la “crónica de dios”, que adquirirá la forma de evangelización
para exorcizar a los indígenas y expulsar de sus cuerpos y mentes
al demonio, a Huitzilopochtli, a Tláloc, a Quetzalcóatl, a todos los
antiguos dioses mexicas; serán 300 años de la crónica como un
instrumento del proselitismo religioso de los castellanos contra la
barbarie. Todo nace de dios y culmina con dios.
A partir de 1821, con la consumación de la Independencia
se abrirá paso la “crónica de la nación”. Empezando por el cuadro
de costumbres, según Carlos Monsiváis, poco a poco la crónica se
convierte en herramienta clave para construir la nación, concepto
hasta entonces prácticamente inexistente; mientras tanto, la crónica
evolucionará a ser la “crónica mexicana” y “patriótica”. México
existe por fin. En una época en que aparece lo “nacional” en todos
los ámbitos de nuestro territorio ya mutilado por el imperio
norteamericano, la política, la pintura, la música, la literatura, la
gastronomía serán “nacionales”; hay pulquerías que llevarán por
9
nombre “La Nacional”, lo mismo que “cajones de ropa” y tiendas
de abarrotes.
Durante el período de la Reforma y hasta finales del siglo
XIX, los temas más socorridos de la crónica están emparentados
con las libertades y el distanciamiento entre el Estado y el clero,
aparecen nuevos derechos, el ciudadano para nacer, contraer
matrimonio o morir ya no necesita de la iglesia, sino del Registro
Civil, lo que se traduce en un giro muy importante en la vida
“nacional”, en las costumbres, en la educación y en el habla
popular. Abiertamente aparecen –por ejemplo- chistes y bromas en
que el diablo vence a la corte celestial, provocando la hilaridad del
pueblo, lo que en el período de la “crónica de dios” era
impensable, asuntos que la crónica y la literatura irán permeando
muy lentamente sobre una masa popular que es analfabeta, ya que
la lectura y la escritura son privilegio de unos pocos.
En el siglo XX evidentemente la crónica se solazará con la
Revolución mexicana y se fusionará plenamente con la literatura;
erudición, buen gusto y planteamiento estético hacen desaparecer
las barreras que antiguamente las separaban. Al llegar a 1968, la
crónica refuerza sus atributos y demuestra que está del lado de los
que menos tienen y de los que han sido víctimas y marginados por
el poder político, particularmente los jóvenes. En el terremoto de
1985, la crónica saca de los escombros las voces que no escucha el
régimen, e igual que en 1968, es un instrumento de denuncia, de
crítica y lucha al servicio de los más afectados y de la verdad, lo
que la evidencia como una herramienta de cambio, que ya no está
dispuesta a refugiarse en aquello de que “todo tiempo pasado fue
mejor”.
En épocas más recientes, con gran valentía, la crónica ha
sabido enfrentar uno de los períodos más violentos de los últimos
30 años en nuestro país al dar cuenta de hechos vergonzosos
protagonizados por el crimen organizado, ya sea a través de libros,
de la prensa escrita y de las redes sociales, lo que a algunos
colegas, sobre todo de los medios escritos, les ocasionó la muerte.
Por vocación el cronista es un amante de la verdad, es
respetuoso de los hechos, no inventa nada, para interpretar la
10
realidad no sólo se obliga a estar bien informado, sino a
documentarse, después de ello a confrontar su información no con
una fuente, sino con todas las fuentes posibles, luego de lo cual
hace sus propias investigaciones; es decir, procede con una
metodología académica y con la metodología de la experiencia que
le ha dado la vida, así realiza la investigación de campo.
El cronista observa, compila, registra, coteja con la realidad
su información, interpreta y no levanta hipótesis que no tengan un
sustento verdadero, demostrable; esta es una característica del
cronista, trabajar con los hechos, por lo que no publica
informaciones falsas y cuando se equivoca en alguna parte de su
trabajo, se obliga a enmendar públicamente su dislate.
La crónica, independientemente del tema en cuestión,
además de ser sencilla y de expresarse con claridad en cuanto a su
forma, busca educar, entretener, ilustrar, y documentar a sus
interlocutores, ayudarles a reflexionar sin imponer su punto de
vista.
En esta obra que el lector tiene en sus manos se muestra un
abanico bondadoso de temas sugerentes, por medio de los cuales
miembros del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de
México buscan establecer un diálogo con el lector acerca de una
variedad de temas de interés general.
Desde Juan Francisco Sahagún de Arévalo si tomamos
como referencia al primer cronista de la Nueva España, una
pléyade de cronistas han documentado nuestra existencia, pasando
por Bernardino de Sahagún y Hernando Alvarado Tezozomoc
entre otros de los más remotos. Mucho más recientes, los más
conocidos son Guillermo Prieto, Manuel Payno, Ignacio Manuel
Altamirano, Micrós y el Zarco. Ya en el siglo XX Artemio de
Valle Arizpe, Luis González Obregón, Salvador Novo, Guillermo
Tovar y de Teresa, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska,
Fernando Benítez, José Emilio Pacheco, Vicente Leñero y muchos
más.
En este contexto es imposible omitir que por fortuna existen
cientos de cronistas en todo el país –como los que hoy suscriben
este libro- que diariamente, pie a tierra, están registrando y
11
certificando sus comunidades, sus fiestas patronales, sus héroes
anónimos, sus tragedias y festividades, en una palabra, toda la
vida, para que lo trascendente y aún lo efímero perdure y pase a
formar parte de la historia y la memoria colectiva de nuestro
pueblo.
Jaime A. Valverde Arciniega
Presidente del Cabildo Nacional de la Crónica
de la Ciudad de México
12
SEMBLANZA DEL MÉDICO
NICOLÁS CEDILLO
José A. Carbajal Cortés
José A. Carbajal Cortés
Egresado de la ENBA. Profesional Asociado de la Información en
Biblioteconomía. Archivista. Cronista. Investigador del patrimonio
documental y cultural de Azcapotzalco. Colaborador del Consejo
de Cronistas de Azcapotzalco y a partir de 2018 integrante del
Consejo de la Crónica de Azcapotzalco. Exmiembro de la
Sociedad de la Academia Mexicana de la Historia. Miembro actual
del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México.
Difusor cultural de Azcapotzalco en bibliotecas, autoridades y
grupos culturales. Cronista del barrio de Nextengo y de la alcaldía
de Azcapotzalco, asimismo estudioso de temas relacionados con
Azcapotzalco y de la sociología de la Ciudad de México.
Semblanza del médico Nicolás Cedillo
Los temas y los personajes no se agotan en el ir y venir en nuestra
ciudad, tal es el caso de una hombre ejemplar: el Dr. Nicolás
Cedillo, esperando rememorar un personaje de nuestro
Azcapotzalco, cuya vida transcurrió en su gran parte en el barrio
de Nextengo y San Lucas, que, en su pasos como activa hormiga
vale decir, le llevaron por los diversos lugares de todo el territorio
del hormiguero y, aún, en ese andar incansable, en muchos
espacios de la ciudad antes de la llegada del asfalto que cubriera el
verde diáfano de lo fue en otro tiempo esta ciudad, siendo de las
historias que pertenecen al colectivo testimonial, que se
comparten, se unifican y se atesoran. Los recuerdos, se dice,
siguen vivos en las remembranzas, en el escrito de un libro, en una
plática, de un conocido a otro, de colega a colega, de vecino a
vecino, así es como nos llega esta ejemplar historia.
El doctor Nicolás Manuel Cedillo Soriano nació en un mes
de diciembre de 1899 o de 1900 según versiones de vecinos y
conocidos, en los albores del naciente siglo XX, en la calle del
Antiguo camino de Nextenco, actual Nextengo en la municipalidad
de Azcapotzalco, que después se convirtió en delegación y ahora
en alcaldía. Vivió su niñez, su juventud, su vida adulta, casi por
completo en este lugar. Observó los caminos y cambios de aquel
Azcapotzalco: de campos llenos de alfalfares, establos, terrenos
donde se sembraba maíz y alfalfa, árboles de pinos, de olivos,
caminos de terracería, conviviendo con las familias que se
saludaban día a día con aquellas costumbres de antaño. Conoció y
seguramente abordó aquellos tranvías -desde los de mulitas hasta
el de energía eléctrica, donde la ilusión viajaba en tranvía- que
circulaban, tanto de pasajeros como de remolque, por la avenida
Azcapotzalco y por todos los alrededores de entonces.
Su inquietud en el deporte del béisbol empezó en un mayo
de 1911 con la compañía de su amigo Artemio Rivera, iniciando la
carrera de pelotero en el béisbol de aficionados. Fundó junto con
Vicente Postigo, Felipe Ramírez, Javier Escalona y otros, la Liga
Centenario, con la posición de short stop; para 1915 siguió
peloteando con el equipo Medicina y ya en el año de 1919 este
club alcanza cierta fama en el juego del diamante. En la década de
15
José A. Carbajal Cortés
los veintes realiza sus estudios de medicina en el Estado de
Coahuila, graduándose de médico-cirujano para después retornar a
su lugar de origen, a la tierra de las hormigas, Azcapotzalco. Para
el año de 1925 vuelve al béisbol y alinea con aquel legendario
equipo de los Corsarios del que también fue de los fundadores,
actuando más tarde en el bat con el Ocotlán y con el Eureka. El
Dr. Cedillo seguía cosechando glorias al bateo, ya que con el
Eureka vencen al campeón de entonces, el Comintra, por score 15-
14, sobresaliendo el Dr. Cedillo a la batea de 5-5, en el Campo de
la Naranja (atrás de lo que era la Refinería 18 de marzo, actual
Parque Bicentenario). En el Parque de la Rosita en Azcapotzalco
siguió cosechando éxitos hasta 1942 con los Chintololos de
Azcapotzalco, en la Liga Metropolitana. También anotó en el
famoso Parque Delta (hoy desaparecido) y otros diversos espacios
hasta el año de 1965, unido a los diamantes en constante acción
(Tlacuilo. Boletín de la Coordinación de Bibliotecas, 2004). Así, a
la par del espíritu de servicio médico, también tenía ese otro
espíritu: el deportivo, ya que era un consumado beisbolista
aficionado, apasionado del juego de pelota, cercano al diamante, a
la afición, por espacio de aproximadamente 55 años, más de medio
siglo recorriendo y jugando en diversas campos de beisbol a lo
largo y ancho de Azcapotzalco y del Distrito Federal, con su
todavía región más transparente, más azul diamantino, más verde
lozano, sin la contaminación y pérdida de capa de ozono de hoy
día…
Los grandes amores del Dr. Cedillo en la vida eran, por
tanto: el béisbol, la medicina y su familia que el cielo le había
otorgado al lado de su esposa María Elena Bernarda Cisneros de
Cedillo con sus seis hijos, transcurriendo en Azcapotzalco una
vida llena de anécdotas, sinsabores, satisfacciones y glorias.
La doctora Yolanda Pareyón Moreno, colega de profesión y
cronista, dedicó su pluma a un escrito de aquel Azcapotzalco: Por
donde pasaron las hormigas, que rememora varios testimonios de
esta tierra y nos escribe sobre el Dr. Cedillo:
Sobre la avenida Azcapotzalco esquina con la [calle] de la
Rosa, estaba el consultorio del Dr. Cedillo. Desde muy temprano,
16
Semblanza del médico Nicolás Cedillo
sentados en las escaleras, estaba la gente esperándolo. Ayudaba a
los pobres del rumbo y de otros lados. No explotó a sus pacientes
y logró un mejor local trasladándose cerca de la delegación, a un
edificio tipo morisco. Todos lo recordamos con cariño y respeto
(Pareyón, 1990).
Se le conocía al Dr. Nicolás Cedillo, como “El médico de
los pobres”, nos dicen las consejas -comenta la cronista y poeta
Mtra. María Elena Solórzano Carbajal en Junto al agua: San
Lucas Atenco -, altruista y de gran valor, seguramente ejercido
desde aquel juramento del Galeno Hipócrates que hiciera, y que lo
llevaría por siempre con el espíritu de servicio y vocación,
juramento dicho y hecho en lo más hondo de las fibras de su ser,
ya que no se negaba a ver a los enfermos en la noche o madrugada
en visitas domiciliarias; se dice que no cobraba consulta a los
pobres del rumbo y en ocasiones les regalaba la medicina. Laboró
asimismo en el Hospital General del D. F., siendo adjunto del Dr.
E. Azcárate y del Dr. Castillo.
En un 14 de diciembre de 1966, este incansable médico y
beisbolista de gran mérito deportivo en el beisbol de aficionados,
con la inconmensurable y gran marca de 55 años en los diamantes,
es llamado al campo del azul cielo diamantino, a la sala blanca,
después de una gran labor…
El 21 de mayo de 1967, un conjunto de aficionados
chintololos y petroleros se reunirían en el Parque Ing. Salvador
Benavides en la colonia Petrolera, conocido como el Parque de la
Petrolera, para rendirle homenaje al beisbolista, amigo y doctor,
develando una placa en su honor y ofreciendo ese día un juego
entre los equipos de los Chintololos de Azcapotzalco y los
Petroleros, dedicado al hombre, al amigo al que admiraron y
estimaron.
De forma breve, al hablar de doctores también recordar a un
médico y además escritor, literato y cronista: el Dr. José A. de
Labra, michoacano que tenía su consultorio en la Av. Camarones,
en el barrio de Sta. María Malinalco, cercano al barrio de San
Lucas y de Nextengo, quien perteneció a la Sociedad Médica de
Azcapotzalco, presidente e integrante del Grupo Cultural
17
José A. Carbajal Cortés
Tepanecah, así como de diversos organismos e instituciones y
quien publicó escritos sobre temas de medicina, novela y crónica;
también fue promotor de la cultura en Azcapotzalco.
Las letras, la crónica, la medicina y el deporte de
aficionados se honran con los nombres de estos médicos.
Seguramente en nuestro Azcapotzalco hay más galenos que, sin
fronteras de su profesión, están dedicados a su labor altruista
médica y a otras actividades loables en sus vidas particulares,
además de su dedicada profesión.
Sea este un breve pero gran homenaje a la labor médica y
deportiva del Dr. Nicolás Cedillo Soriano. Su legado, su nombre
continua en el camino de las hormigas ya que, conocido
originalmente como el Hospital Regional del Rosario, a partir de
1971 esta institución médica se renombró orgullosamente Hospital
Regional del Departamento del Distrito Federal Dr. Nicolás M.
Cedillo y actualmente ostenta el nombre de Hospital Materno
Infantil Dr. Nicolás M. Cedillo Soriano en honor merecido al Dr.
Nicolás Cedillo que entregara su vocación y servicio a la
población de Azcapotzalco.
Fuentes
Coordinación de Bibliotecas Públicas de la Delegación
Azcapotzalco. (2004). “El Dr. Nicolás Cedillo”. Tlacuilo.
Boletín de la Coordinación de Bibliotecas Públicas de la
Delegación Azcapotzalco, (6-7), 15-17.
Pareyón Moreno, Yolanda. (1990). Por donde pasaron las
hormigas. México: Edición del autor.
Solórzano Carbajal, María Eelena. (2018). Junto al agua: San
Lucas Atenco. México: Delegación Azcapotzalco.
18
LA PERSONA QUE MÁS ADMIRO
Hugo Arturo Cardoso Vargas
Hugo Arturo Cardoso Vargas
Licenciado en Sociología y maestro en Ciencias de la Educación.
Integrante de los seminarios: Arquitectura y vida cotidiana en la
CDMX y Medición del significado a través del análisis de
contenido. Coordinador del Seminario Permanente de Estudios de
la Fiesta en México. Coordinador de los libros: El legado de los
clásicos: naturaleza, objeto y método de la Sociología (2006). La
Fiesta en México, una mirada interdisciplinaria (2011). El
análisis de contenido técnico y desarrollo metodológico (2010).
Las aplicaciones multidisciplinarias del análisis de contenido
(2012). En coautoría con Francisco Morales Silva, Las categorías
del análisis sociológico I (2009) y II (2011). Dos textos sobre la
historieta publicados por la FES Acatlán. Colaborador en varios
libros colectivos y revistas impresas y electrónicas en diversas
líneas de investigación.
La persona que más admiro
La persona que describo aquí no es el personaje del barrio; porque
no nació ni creció en ningún barrio. No es el personaje de la
colonia, aunque vivió algún tiempo en la tristemente célebre
colonia Pantitlán. Tampoco es el personaje del pueblo porque,
aunque nació en un pueblo no pertenece a la actual Ciudad de
México. Menos aún el personaje de la unidad habitacional en
donde yo vivo desde hace más de 15 años. Pero es una persona
que, poco a poco, a través de los años cada vez más admiré,
respeté y me sigue llenando de orgullo.
La historia de su vida empieza en un pueblo perdido en las
estibaciones del llamado Nevado de Toluca; apenas lejano 30
kilómetros de sus raíces familiares. Un pueblo pequeño y aunque
tuvo su importancia en otro tiempo hoy enfrenta problemas que ni
siquiera figuraban en el peor escenario imaginado por sus
habitantes. Nació en el mismo hogar que dos de sus hermanos;
pero como murió su madre cuando llegaba a los tres años regresó a
donde sus raíces lo llamaban. Por cierto, en ese pueblo todos sus
habitantes originarios eran de piel blanca, con ojos claros (azules o
verdes) y un atributo muy poco cercano al español tradicional. Así,
era una población que contrastaba demasiado con los habitantes de
los pueblos cercanos donde aunque existan algunos grupos de
gentes blancas, no predominan.
Según sus propias palabras, desde muy pequeño fue tan
travieso que su padre angustiado y, tal vez, con gran dolor en su
corazón lo envío a la casa de otro matrimonio con la intención de
que se corrigiera.
Así, su infancia fuera del hogar paterno no fue como la de
cualquier niño que se cría en el campo y que disfruta de correr por
la tierra húmeda -en tiempo de lluvia- o terregosa -cuando era el
tiempo seco. Tampoco se conformaba con cazar aves pequeñas,
aunque sin llegar a comerlas previa cocción; no se escapaban de
bromas y travesuras sus amiguitos -porque a pesar de todo tenía
algunos amiguitos. Hasta en su propio cuerpo quedaron marcas de
esas travesuras como la lesión en su pie izquierdo que se provocó
al manejar mal (no lo cuenta así) su improvisado arco y flecha con
que cazaba.
21
Hugo Arturo Cardoso Vargas
Con la madre ya muerta y padre fallecido al poco tiempo,
los hermanos se enfrenaron a un futuro incierto y para no extender
el drama debo decir que la hermana menor se fue a vivir con una
familia en un pueblo vecino, otro hermano menor se quedó
“adoptado” por una de sus tías, otra hermana mayor regresó a una
ranchería cercana a dónde había nacido nuestro personaje. Los
demás como ya eran un poco más grandes de edad se colocaron en
otros lugares como aprendices o trabajadores.
Ante este escenario de diáspora familiar nuestro personaje
abandonó el hogar de los padres sustitutos; por desgracia siempre
se arrepintió de esta decisión que afectó toda su vida futura.
También fue invitado a abandonar la escuela primaria, después de
haber cursado ¡seis meses! Sólo seis meses de educación formal
recibió (esto entre comillas) nuestro personaje. La razón fue obvia:
la maestra no soportó sus travesuras; aunque eran de un niño, no
dejaban de generar violencia y hasta rechazo hacia nuestro
personaje, así que la docente no tuvo más opción, por la presión
que ejercieron los otros padres de familia, de expulsar a un
pequeño de seis años, huérfano de madre y padre, sin más familia
que lo aceptara en su seno. Así empezó una carrera de tiempo
completo en ir y venir de un lugar a otro, de un hogar a otro,
siempre invitado a abandonarlo cuando se desataba la euforia de
travesuras sobre los integrantes de la familia o sus vecinos. En
algunos de esos lugares ingresaba como trabajador -siempre fue
muy trabajador y productivo, debo confesarlo.
En uno de sus tantos “hogares” llegó a la casa de quien
llamara “el patrón”; nunca mencionó su nombre, pero no importa
en esta crónica. Ahí vivió una de las experiencias más fuertes y
estremecedoras a las que se puede enfrentar un adolescente: el
patrón pidió a los trabajadores que se quedaran a cuidar la cosecha
que no pudo llevarse a la troje porque el vehículo estaba
descompuesto y era necesario evitar el robo (porque ya existía el
robo en despoblado).
Ninguno de los trabajadores más grandes quisieron
quedarse alegando que debían estar en el hogar con sus hijos o
cónyuges y se fueron eliminando poco a poco todos los
22
La persona que más admiro
trabajadores y como sólo quedó nuestro personaje, el patrón no
tuvo más remedio que asignarle esta labor y le proporcionó su
“rancho” para paliar el hambre y una vieja carabina para combatir
o alejar a los amigos del maíz ajeno. Nuestro pequeño héroe se
encaramó encima de las mazorcas y con sus manos hizo un espacio
para colocarse a vigilar y, al mismo tiempo, no ser visto por los
merodeadores.
Por la presión, el susto o hasta el gusto se olvidó de llevarse
el rancho y el arma a ese sitio. Con la noche le llegó el sueño que
interrumpió un largo rugido porque un enorme tigre se acercó al
lugar donde estaba; el pequeño despertó y el miedo debió ser
tremendo al imaginarse devorado por esa fiera. El fin de este
capítulo de la historia fue que al tigre le atacó un alacrán que lo
mató y al amanecer los trabajadores y el patrón no dieron crédito a
sus ojos: creían que el menor había matado a la bestia. Esto elevó
la autoestima de nuestro personaje y la envidia entre los
trabajadores porque el patrón empezó a darle un trato preferencial
entre sus compañeros y ahí empezó otra historia que no fue tan
afortunada ni memorable para nuestro personaje. Muchos años
después gracias a su “sólida formación académica” ganó un
concurso convocado por el periódico El Universal, un cuento corto
titulado “El león(sic), el alacrán y yo” donde recuperaba esa
experiencia.
La vida de nuestro personaje siguió en medio de
deserciones familiares, ir de trabajo en trabajo, sin olvidar su tono
travieso y bromista que -seguro- eran de un tono más fuerte,
incluso agresivo para sus víctimas o compañeros de aventuras
como prefería llamarlos. Pero sus ojos -que de un tono azul
dominante de repente se transformaban en un verde relajantequerían
ver el mundo y así decidió abandonar el pueblo.
Recuerda que en un camión de redilas, de los que traían
mercancía a la Merced o al Mercado de Jamaica, después de cargar
los productos, que no recuerda si eran maíz o algún otro, llegó a la
Ciudad de México, después de cumplir su adiestramiento militar
con motivo de la Segunda Guerra Mundial entre sus coterráneos.
23
Hugo Arturo Cardoso Vargas
Sin duda el frío debió ser tremendo, insoportable al cruzar
Toluca, que apenas merecía el nombre de villa, con sus bajas, muy
bajas temperaturas, especialmente si se está acostumbrado al clima
de 1500 metros menos de altitud. Pero ni el frío ni los peligros de
una carretera, digo, de un camino de terracería expuesta a ser
testigo mudo de los atracos a camiones y demás medios de
transporte doblegaron su decisión. El chofer ni se acordaba de su
carga humana y manejaba como debe de manejarse en un camino
lleno de hoyos, zanjas, oquedades y demás accidentes geológicos
inevitables.
Casi muerto de frío, cansado, con hambre, aporreado por el
viaje y además magullado entre la mercancía que transportaba la
unidad que lo trajo desde su lugar de origen -a sólo 100 kilómetros
de la Ciudad de México- llegó nuestro personaje sin saber a dónde
llegar; con quién acercarse; a quién recurrir para satisfacer sus
necesidades más urgentes. Porque si vivían familiares y vecinos
era seguro que no le abrirían las puertas de su hogar, por muy
modesto que fuera: su fama de tremendo bromista le precedía.
Así que solo, sin amigos, sin parientes, sin dinero, sin lugar
donde llegar empezó a caminar desde el Mercado de Jamaica,
como a las tres de la mañana -el reloj de pulsera o tipo
ferrocarrilero era un verdadero lujo para él- hacia el centro de la
ciudad: el viejo centro de la Ciudad de México.
Su primer ingreso se debió al trabajo en un puesto de jugos
que se encontraba (hasta hace muy poco) en la esquina de Luis
Moya y Arcos de Belém. Una vez colocado en una habitación
ubicada en la Calle de Luis Moya logró ingresar a una tintorería de
la misma calle y por el destino, el plan divino o a un complot del
Cosmos en ese lugar conoció a otra persona que no puedo dejar de
admirar y que fue, por algún tiempo, importante en su vida.
Con esa dama de piel más bien obscura que su padre
presumía como “mi Luz negra” se ligó sentimentalmente y ya
como matrimonio se trasladaron a la colonia La Joya, por allá muy
cerca de la siempre famosa Bondojito. Pero no duraron mucho
tiempo en ese lugar porque nuestro personaje consiguió un trabajo
como conserje en un edificio de la Calle Palma y ahí se trasladó la
24
La persona que más admiro
pareja con sus dos hijos (una niña y un niño recién nacido; la
primera hija desafortunadamente falleció muy pequeña).
Fue tal su fortuna que en menos de seis meses consiguió
otro trabajo, ahora en una empresa financiera -que ocupaba los dos
primeros pisos y el sótano de un edificio inconfundible por su
fachada- ubicada a menos de dos calles de Palma sobre la bella
avenida Madero; muchos años después cambió de sede y sólo
cruzó la calle porque estaba enfrente y junto al Templo de la
Profesa (en realidad el Oratorio de San Felipe Neri).
En Palma su trabajo consistía en abrir el edificio a las 8:00
y a las 8:30 empezar a dar el servicio de elevador hasta las 14:30
horas, y en la financiera su horario era -no recuerdo bien- pero
entraba a las 16:00 y salía a las 0:00 horas unos días y otros
entraba a las 12:00 y salía a las 8:00 horas. Esto hacía muy
compatible sus dos actividades; porque su pareja le ayudaba -como
casi siempre sucede- en algunas actividades propias del conserje.
Durante la jornada, que interrumpía para almorzar o hacer
alguna otra actividad que se requería para el mantenimiento del
edificio, generalmente uno de sus hijos le sustituía en el control de
subir y bajar pasajeros, casi siempre elegantes abogados muy
propios; en otros, clientes de esos despachos legales más bien
angustiados o acelerados; también se colaban al elevador clientes
de un par de talleres de piezas dentales. Toda esta caravana era, de
repente, interrumpida por algún mensajero que con bultos
voluminosos o pequeños preguntaba por tal o cual persona o la
ubicación de su despacho (a pesar de un enorme directorio que
cubría la superficie de la pared izquierda del acceso al edificio).
A los que frecuentemente usaban el elevador, poseedores de
los despachos, secretarias, empleados de distintas categorías,
nuestro personaje les conocía, a fuerza de verlos diariamente no
uno ni dos sino varias veces al día. Algunos jóvenes jugaban a
subir por el elevador y bajar por las escaleras y hacerlo como
deporte (mejor era subir las escaleras y bajar por el elevador).
El Edificio Mon (casi se me escapa el nombre) tiene dos
etapas históricas. La primera cuando era único dueño un español y
la administradora era una señora fuerte, enérgica y hasta autoritaria
25
Hugo Arturo Cardoso Vargas
y que mantuvo el control, limpieza y buena imagen del edificio;
pero como el español lo vendió y pasó al régimen de condominio
se fue al traste todo, porque todos se creían dueños y en realidad lo
eran, pero sólo de una parte del edificio: sus despachos y nada de
las áreas comunes. Pero como había mucho abogado ya se
imaginarán el lío constante hasta que los abogados fueron
desplazados por joyeros (que hacen, labran o tallan joyas y no
“joyos”).
Así que a nadie de los usuarios (debería decir pasajeros) del
elevador le extrañaban ver a don “Eze” con su libro leyendo y al
siguiente viaje verlo escribir en una posición bastante incomoda e
incorrecta (que le provocó muchos años después un problema
muscular de cierta importancia), porque ya fuera sentado sobre un
banco metálico o de pie sostenía el libro en su mano derecha y con
la izquierda controlaba los distintos botones para mover el gran
“bote”. Claro, cuando escribía -porque escribía, vaya que si
escribía- la mano izquierda sostenía su libreta -invariablemente- de
forma francesa y con la derecha escribía. Debo recordar que su
paso por la escuela duró muy poco tiempo: ¡seis meses!
Cuándo, por qué, por quién, con quién aprendió a leer y
escribir no lo sé y nunca me había hecho esas preguntas y obvio no
podría responderlas yo. Así, sin ningún esfuerzo puedo cerrar mis
ojos y verlo en ese viejo elevador, según la historia no escrita del
edificio destinado, inicialmente, para hotel -hasta tinas de baño
tenía- ese elevador fue de los cinco primeros que se instalaron en
la Ciudad de México. Siempre leyendo o escribiendo; escribiendo
o leyendo. Pero esta rutina de leer y escribir no terminaba en el
elevador del edificio, porque después de concluir su labor de
limpieza de las oficinas de la financiera, ¡ya se imaginan!, volvía a
la lectura y a la escritura. Incluso recuerdo que elaboró un dibujo
de un personaje muy conocido en esa época a base de
mecanografiarlo y el tamaño no era carta u oficio; era medio
pliego de cartulina y todo en los distintos tonos que correspondían
al negro de la cinta y, claro, la máquina era de carro muy grande.
Muchas fueron las experiencias; desazones y tristezas de
nuestro personaje en ese edificio; edificio que conocía desde el
26
La persona que más admiro
sistema de drenaje, en medio de las aguas cenagosas del ex lago de
Texcoco que siguen ahí hasta la tapa de los tinacos colocados en la
azotea; sin olvidar el cubo del elevador y el cuarto de máquinas.
Las dos que más recordaba fueron el sismo del 19 de septiembre
de 1985 y la muerte de su pareja sentimental y perdón, pero era
una señora fea en lo físico y en lo espiritual que alejó a sus hijos y
en general, a toda la familia.
Por qué admiro a este personaje; esa es una buena pregunta
y para responder necesitaría mucho espacio para detallar las
razones. Recuerdo sus dos viajes a Estados Unidos; no muy lejos,
a Corpus Christi y Houston; su apasionada afición a los deportes,
en especial a la natación, pues cruzaba medio Distrito Federal para
ir al Elba y otros balnearios en el oriente de la ciudad.
Pero ¡Cómo no admirar a un hombre que aprendió a leer y
escribir sin haber asistido a la escuela! ¡Cómo no hacerlo si tomó
cursos de capacitación tanto en una célebre empresa
norteamericana hasta en una “escuela” de Argentina en varios
temas como Administración y Periodismo! ¡Cómo olvidar que
logró imprimir un libro de cuentos: Campés, incluido el cuento
con que ganó el concurso de la empresa periodística! ¡Cómo no
admirar a quien sin formación escolar lo mismo escribió guiones
cinematográficos, poesía, cuentos y varias novelas ¡Por qué no
admirar su entereza cuando empezó a practicar la arquería y llegó
a construir con sus propias manos no sólo los contrapesos sino
hasta las cuerdas que empleaba en su arco! ¡Cómo olvidar que
logró diseñar sus trajes de charro, con todo y sombrero, con
botonaduras y todo engalanado! ¡Cómo olvidar que sin haber
tomado cursos de canto; no solo cantó, sino que fue director de un
grupo coral formado por personas de la tercera edad y que se
reunían bajo los viejos ahuehuetes de Chapultepec! ¡Cómo no
admirar y nunca olvidar a una persona así!
¡Porque… ese personaje era mi padre: Ezequiel Cardoso
López!
27
Hugo Arturo Cardoso Vargas
El Maestro Hugo Arturo Chávez y su padre, don Ezequiel Cardoso López
Vargas.
(Acervo fotográfico del autor)
28
DON ALEJANDRO GALINDO
CRONISTA CINEMATOGRÁFICO DE
LA VIDA COTIDIANA
Ana María Castro Velasco
Ana María Castro Velasco
Egresada de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación., con
diplomados en Historia Colonial y en Preservación Patrimonial.
Integrante del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de
México como cronista del patrimonio histórico coyoacanense.
Vocal de la Asociación de Amigos Protectores del Panteón Civil
Dolores. Coautora de la monografía Coyoacán Tradicional y
Cosmopolita. (2000, 2019). Autora de Espiral de lo imaginario
(crónicas de Semana Santa y Día de la Candelaria en Coyoacán).
Autora de reportajes, artículos y ensayos publicados en revistas y
en libros de crónica, editados por la Asociación de Cronistas del
Distrito Federal. Ponente en diversos coloquios y congresos de
crónica. Actualmente Coordinadora del Centro de Investigación y
Documentación Histórica de Coyoacán, de donde es cofundadora.
Don Alejandro Galindo. Cronista cinematográfico de la vida cotidiana
De momento no logramos identificar al personaje que nos
preguntó, jovial y decidido, si podía sentarse con nosotras a la
mesa del atiborrado café de la librería “El Parnaso” en donde,
perdidas entre una gran multitud, aguardábamos -por lo menos
desde tres horas antes de que iniciara el evento- a que Mario
Benedetti llegara a platicarnos sobre su Primavera con una
esquina rota. Por supuesto que aceptamos compartir con él nuestro
privilegiado espacio.
De repente, en el fragor de la espera todo se transformó
aquella soleada tarde coyoacanense de hace más de tres décadas en
que la mesa que compartía con Elvira, una de mis más entrañables
amigas universitarias, se volvió fortuitamente el centro de
atracción: jóvenes que nerviosos algo le inquirían a nuestro
protagonista, personas con aire intelectual que afectuosas
palmeaban su espalda, opiniones, sugerencias, carcajadas que
revoloteaban entre las mesas ante nuestros sorprendidos ojos.
Aquella vorágine terminó cuando se anunció la llegada del
escritor uruguayo y nuestro huésped temporal, un hombre de edad
avanzada, vestido con un saco y una boina café a cuadros guardó
de inmediato respetuoso silencio, como recordándonos que aquella
tarde era el escritor sudamericano el personaje a admirar, no él.
Más tarde nos enteramos: el afable y sencillo hombre que se
había sentado junto a nosotras -obligado por la falta de lugares
disponibles- era ni más ni menos que el único cineasta mexicano a
quien –de acuerdo a la opinión del especialista en el tema, Jorge
Ayala Blanco- podría considerarse como “neorrealista”: Alejandro
Galindo.
El evento se desarrolló en medio de pinceladas jocosas,
literarias, políticas y, sobre todo, de extrema afabilidad, en la que
ninguno de los integrantes de la pléyade del mundo intelectual y,
principalmente, de los amezclillados estudiantes, que ese día y en
ese momento ahí nos reunimos, no queríamos que llegase a su fin.
Era una tarde de ensueño. Ambos personajes en la cumbre de su
oficio y mi amiga y yo, idealistas, esperanzadas, agradecidas.
Espectadoras de un mágico momento.
31
Ana María Castro Velasco
Don Alejandro Galindo, con su inseparable boina y su eterno
cigarrillo. (Acervo fotográfico de la autora)
Transcurrió un tiempo relativamente largo desde aquella
ocasión en que mi amiga y yo fuimos testigos del encuentro de
dos espíritus afines, en el que Benedetti habría de estrechar con
gran calidez y deferencia, la mano de quien se definiría como uno
de sus más profundos admiradores: don Alex, cronista
cinematográfico del ámbito urbano de nuestro país e iniciador de
una nueva era del séptimo arte, cuando éste -nuestro cine- inició su
éxodo en los años cincuenta de los bucólicos paisajes campiranos
y vernáculos, hacia los convulsos días y noches del desasosiego
bajo social o clasemediero capitalino, en una especie de exilio auto
infligido
Algunos años después, lo fortuito del destino encaminó
nuevamente mis pasos a Coyoacán en busca de trabajo para
costear mis estudios; un golpe de buena suerte me ayudó a ingresar
al área cultural de la demarcación.
En ese tiempo tuve la oportunidad de volverme a acercar al
cineasta, ya de edad avanzada, como su alumna al inscribirme en
el taller de apreciación cinematográfica que impartía en la casa de
cultura Jesús Reyes Heroles, en el añoso barrio de Santa Catarina.
En cada ocasión, no dejaba de maravillarme su don de
gente, su picardía, su bondad, el pródigo afecto con el que
32
Don Alejandro Galindo. Cronista cinematográfico de la vida cotidiana
compartía sus conocimientos cinematográficos y la experiencia
que adquirió a lo largo de su fructífera vida pero me asombraba,
también, la energía con que nos llamaba la atención o la
mordacidad con que criticaba a algunos personajes de su ámbito
profesional. Ese crisol fue el abrevadero en el que saciamos
nosotros, sus discípulos, nuestra sed de cinéfilos en ciernes.
La vida pronto me envolvió en nuevos intereses y
obligaciones y dejé de asistir a su taller; al poco tiempo el maestro,
ya quebrantado por los años y por una insuficiencia respiratoriopulmonar
crónica dejó de dar clases.
Los estudios universitarios habían quedado atrás, mis
ímpetus “revolucionarios”, también, lo que aún permanecía en mí
era el acendrado gusto por las bohemias intelectuales (tan típicas a
esa edad y en esos tiempos) y una mañana, madre ya de mi único
hijo, volví a entrecruzar mis pasos con don Alejandro: el “impacto
fue demoledor”, como le diría el canta autor argentino Alberto
Cortés (el amigo que acaba de partir) a su entrañable Mariana:
apenas pude reconocer en aquel mínimo viejecito, postrado en silla
de ruedas y acompañado por su eterna enfermera y su cálida
esposa, la actriz y maestra de teatro Mariella Flores, al
emblemático cineasta nacional.
Aquel 11 de febrero de 1997 las autoridades delegacionales
rendían homenaje en vida al director fílmico, inaugurando en el
mismo centro cultural en donde prodigó a caudales sus
conocimientos, una biblioteca con su nombre. don Alex acusaba ya
una marcada sordera y sus manos, manchadas por el tiempo
implacable, no dejaban de temblar, sin embargo en sus ojos
brillaba esa luz especial que le acompañaría hasta el último de sus
días, y en su boca reinaba la sonrisa -entre pícara y mordaz- que
solía confundir a su interlocutor, al tiempo que pedía a las
edecanes delegacionales y a cuanta mujer se le acercaba a
saludarlo que besaran su mejilla… ¡genio y figura!
33
Ana María Castro Velasco
Don Alex, entrañable vecino coyoacanense. (imagen utilizada para la
invitación al homenaje que le rindió Coyoacán en 1997.
(Acervo fotográfico de la autora)
Las salutaciones, las oratorias gubernamentales, los
testimonios apologéticos de las personas que lo conocían de
tiempo atrás, las remembranzas, en fin, hacía mucho tiempo que
habían dejado de sorprenderlo… en ese momento era un anciano
de 91 años de edad al que la vida le había pasado factura.
Tal vez ni siquiera supiera qué estaba haciendo ahí, ni por
qué ni para qué, ni sospecharía que la biblioteca con la que en ese
día se honraba a su trayectoria y a su persona, tendría una muy
corta vida en ese barrio de casonas históricas y preclaras en donde
abundaban atiborrados acervos bibliográficos personales, por lo
que hubo que reubicarla a otra colonia con menos pretensiones
sociales: el pedregal de Santa Úrsula, en la zona de los pedregales
“pobres”… el otro Coyoacán.
Tan disminuido lo re encontré que supuse que aquel día en
su memoria apenas se perfilarían con dificultad algunos de los
momentos cumbres de su producción cinematográfica; las actrices
y actores que se volvieron como parte de su familia -verbigracia:
David Silva, protagonista insustituible en gran parte de su
filmografía.
34
Don Alejandro Galindo. Cronista cinematográfico de la vida cotidiana
De igual manera, los títulos de sus libros como: Carta
abierta de un director de cine al futuro presidente de México; Una
radiografía histórica del Cine mexicano; El cine, genocidio
espiritual; Qué es el cine; Verdad y mentira del Cine mexicano y
El Cine mexicano, un personal punto de vista, probablemente poco
le remitieran a aquellos días, noches y amaneceres en que su
pluma se deslizaba veloz sobre el papel en un inconmensurable
afán por transmitir sus puntos de vista y sus experiencias acerca
del séptimo arte.
El maestro Galindo recibiendo el Ariel de oro, por su invaluable aportación
al cine nacional.
(Acervo hemerográfico del Centro de Investigación y Documentación
Histórica y Cultural de Coyoacan)
35
Ana María Castro Velasco
Perfeccionista como era,
realizando modificaciones al
libreto de la cinta en turno.
(Acervo hemerográfico del
Centro de Investigación y
Documentación Histórica y
Cultural de Coyoacan).
Y qué decir de los galardones y distinciones que recibió a lo
largo de su existencia como el nombramiento, en 1992, de la sala
cinco de la Cineteca Nacional; el Ariel de Oro, de la Academia
Nacional de Ciencias y Artes Cinematográficas, por su labor en
pro de la cinematografía nacional y la medalla Salvador Toscano
al Mérito Cinematográfico en 1997. Por cierto en aquella ocasión,
con los últimos arrestos que le quedaban gritó al mundo del
celuloide: “¡Quiero volver a filmar”! aún a sabiendas de que el
“¡Nunca más!” que solía graznar El Cuervo, de Edgar Allan Poe,
por fin lo había alcanzado.
En fin, todos sabemos: don Alejandro fue el gran cronista
de la vida cotidiana de la segunda mitad del siglo XX; aquélla que
se desarrolló en las antaño señoriales casonas de la aristocracia del
porfiriato, convertidas para entonces en vecindades o en humildes
casas de una naciente clase media cuyo reinado terminó con la
llegada del neoliberalismo y su ímpetu globalizador.
Don Alex, asegura el columnista Ricardo Pacheco, “retrató
al mexicano que se echaba el trompo en la San Rafael, Santa María
la Rivera a la menor provocación o sin ella, y que luego pasaba a
36
Don Alejandro Galindo. Cronista cinematográfico de la vida cotidiana
la Coliseo a ver una buena función de box o que después de ir al
Follies refinaba en Los Caldos de Indianilla” 1 . Pocos días después
de ese sencillo pero emotivo homenaje, algún diario capitalino
publicó la noticia de que don Alejandro se encontraba no sólo en
una precaria condición de salud sino económica incluso; ahora era
su pasión por el mundo del celuloide la que le cobraba factura a él,
el gran director, guionista y activista de nuestro cine que
comprometió su propia estabilidad profesional, económica y
familiar, al aportar de su bolsillo el dinero que hacía falta para
concluir la filmación de alguna película, debido a que las
productoras desde siempre suelen trabajar con números rojos.
Ahí estaba, tendido en el lecho de una larga enfermedad que
había mermado los pocos recursos que le quedaban a la familia
Galindo, la cual convocó en 1999 a la exhibición de una de sus
películas cumbres: Una familia de tantas, para recaudar fondos
que ayudaran a paliar los sinsabores que enfrentaban…
La respuesta no fue la que se esperaba, ni se alcanzaron a
recaudar los dineros que se requerían. Esa suele ser una ley de la
vida: ayer, oropel y certidumbre: mañana, ausencias, nostalgias y
olvidos… ¡Si algún día te alabé y me dije tu amigo del alma, ni me
acuerdo!
Dos o tres días después, la noticia no por esperada, menos
temida y desgarradora, se dispersó vorazmente: Héctor Alejandro
Galindo Amezcua falleció el 1 de febrero de 1999, a la edad de 93
años, dejando tras de sí una larga estela de 84 películas filmadas, 6
obras de teatro e igual número de libros, bagaje todo, al que –como
solía decir- le entregó el corazón.
Los recuerdos me hicieron volver a aquella memorable
tarde coyoacanense en que los que estuvimos presentes en aquella
librería y nos sentimos tocados por un hado maravilloso; aquella
ocasión cuando el destino me permitió no solo enterarme por qué a
la primavera benedittiana se le había roto una esquina, sino por
qué don Alejandro era no solo el vecino más abrigado por el afecto
1 Pacheco Colín, Ricardo. (2016, 14 enero). La Crónica, sección
Culturas
37
Ana María Castro Velasco
de los coyoacanenses, sino el cineasta que se asemejó –en palabras
del crítico de cine Jorge Ayala Blanco- “al Vitorio de Sica: vivaz,
tierno, grave, bonachón y sentimental pequeño burgués”.
Sin duda, el maestro fue al cine lo que Salvador “Chava”
Flores, a la picaresca música de la capital posrevolucionaria; el
hombre que transformó al cine de nuestro país, otorgándole un
carácter social y rompiendo con prototipos y convencionalismos
como el de la necesaria pobreza económica en calidad de
instrumento purificador del espíritu o su parangón: la riqueza
como sinónimo inequívoco de la maldad por natura y por
convicción.
El cineasta avecindado durante muchos años en la Colonia
del Carmen, Coyoacán, nos entregó toda una gama de denuncias
sociales, corruptelas y manifestaciones de desintegración social de
la época que le tocó vivir, ya en plena madurez personal y ascenso
profesional.
Nos mostró la sórdida vida que tiene lugar Mientras México
duerme y dibujó un Campeón sin corona como preludio de lo que
hasta el día de hoy sigue siendo una triste y, parece ser,
insuperable certeza: el mexicano y su eterno temor al triunfo;
reflejó las penas, glorias y el rompimiento de los viejos esquemas
sociales de Una familia de tantas; realizó el perfil psicológico de
los Rebeldes sin causa y en Los Fernández de Peralvillo, Galindo
polarizó la franca “gandallez” del arribista social con el intelecto
populachero del “teporocho” del barrio.
Anticipándose a su tiempo, el cineasta regiomontano puso
el dedo en la llaga de una problemática que parece no tener fin
sino recrudecerse ahora con Donald Trump y la cantaleta de su
muro fronterizo e “insalvable”: la de los Espaldas mojadas y la
vida de humillaciones, torturas y abusos que sufren al otro lado del
ensangrentado Río Bravo, por sólo citar algunos ejemplos.
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? ¡No lo sé! lo que sí es
para mí una certeza es el hecho de que sentarse a ver cualquier
película de Galindo es sinónimo para la gente mayor, de un
recorrido por las calles y sitios icónicos de la ciudad de México
que se les fue; aquélla de la que solo perviven tristes jirones en su
38
Don Alejandro Galindo. Cronista cinematográfico de la vida cotidiana
memoria y también es una hermosa crónica para los jóvenes, que
gustan de abrevar en su histórico pasado.
Para las nuevas generaciones, cada cinta cinematográfica es
noticia de lugares emblemáticos que no alcanzaron a conocer; de
modas y costumbres que nunca se imaginaron que alguna vez
existieron; de fotogramas en blanco y negro que retrataban
personajes sui generis, plenos de picardía, de dolor, de
desencuentros: de trágicos destinos pero también de luchas y
afanes para no ser absorbidos por el bajo mundo o por un sino
torcido que no tiene por qué ser -obligadamente- cuna y mortaja.
Después de todo, “solo a través de algunas películas
mexicanas, con un poco más impacto emocional que la fotografía,
podemos ver y recordar lugares que se han ido, calles y avenidas
que se han transformado; colonias y barrios que se negaron a
morir, y que fueron captados como eran, en las muchas y variadas
historias de nuestro cine, antes de desaparecer o cambiar”, nos dice
el articulista José Xavier Návar.
En este año de 2019, a dos décadas de la ausencia física del
admirado Alejandro Galindo, es triste comprobar que la gente
muere realmente cuando se le olvida, y el pasado primero de
febrero, no supe de algún acto conmemorativo que honrara su
recuerdo. Acaso no me enteré, pero si lo hubo, mucha difusión no
se le hizo. Sirva este pequeño escrito para rendir homenaje a don
Alex quien con sus cintas inmortalizó al México y, en especial a la
ciudad capital de mediados del siglo xx, empeñando en ello salud
y solvencia económica pero también, invirtiendo experiencia
profesional, denuncias sociales, pinceladas citadinas y un
inconmensurable amor por su país.
Alejandro Galindo, no has muerto, el olvido no te ha
vencido: pervives en tu vasta, profunda y emotiva crónica
cinematográfica.
39
Ana María Castro Velasco
Fuentes
Pacheco Colín, Ricardo. (2016, 14 enero). La Crónica, sección
Culturas.
40
HÉROE DEL RESCATISMO
Héctor Castañón Basaldúa
Héctor Castañón Basaldúa
Médico Veterinario Zootecnista, especialista en Educación de
Adultos y Maestro en Desarrollo Rural. Académico en
CONALEP, UPN Hidalgo, UAGro. MVZ, CECyT 15 DAE IPN.
Ha trabajado con grupos indígenas de Chihuahua, Estado de
México, Chiapas, Zacatecas, Guerrero, Oaxaca; recorrido
territorios y comunidades con el fin de conocer las historias y
tradiciones que las personas guardan y transmiten por la forma
prehispánica, la tradición oral. Autor de crónicas e investigaciones
sobre estas tradiciones, educación, experiencias de desarrollo
comunitario, leyendas y cultura.
Héroe del rescatismo
Nace en la ciudad de México un 28 de diciembre de 1934,
familiarmente se celebraba el 28 de noviembre, decía que se
habían equivocado en el Registro Civil, es hijo de Felipe Castañón
Romero y de Elvira González Arellano, él de Oaxaca, Cuicatlán y
ella de Zacatecas. Le pusieron por nombre Felipe Castañón y
González.
Vivió en el Centro Histórico, en las calles de Ecuador y
Allende, sus lugares de primeros juegos y sueños, después su papá
compró un terreno en la Segunda Cerrada de Jaime Nunó, en el
número 7 y 9, registrada familiarmente como el “siete”, allí vivían
dos familias, una Adelina Gasca y la otra de un licenciado, que
tenía un hijo de nombre Federico y una hermana con la que su
mamá convivía mucho. Su papá compró allí un terreno donde se
construye la casa donde vivirían, esta era grande con tres
recámaras, sala, comedor, cocina, recibidor en la entrada y baño,
que aún existen, después su papá construyó siete departamentos,
uno para cada hijo: Altagracia, Guadalupe, Gloria, Eugenia y
Felipe construyeron departamentos bien hechos, le ayudó su
hermano, que era masón. Ese edificio ha resistido varios
temblores.
Felipe contaba que cuando era niño había inundaciones, y
con otros amigos, entre ellos Agustín ayudaban a pasar a la gente
cargándolas en su espalda hasta las calles que estuvieran secas, por
supuesto que les pagaban una propina por hacerlo, cerca de la calle
de Reforma.
También tenía su palomilla (amigos) con los que se reunían
a jugar y echar relajo. De adolescentes buscaban tener novias y el
asunto era que los invitaran a ser chambelanes de las quinceañeras
o a las fiestas, ya de perdida -en ese tiempo era un gusto para los
jóvenes participar como chambelanes de las chicas del barrio, pues
les compraban zapatos, traje, corbata, camisa y los ensayos que
incluían ver a las chicas, bailar con ellas y disfrutar mucho esos
momentos, previos a la misa y fiesta de quinceañera.
Cuando tenían alguna dificultad con otro galán de otras
calles o colonias “brincaban”, es decir salían a defender la calle o a
la novia o chica que alguno pretendía, y se armaban los pleitos, a
43
Héctor Castañón Basaldúa
veces varios muchachos o dos de ellos, de la pelea limpia salía un
vencedor y se terminaba el pleito.
Algunos de sus vecinos eran personajes importantes, había
un general de apellido Castañón, en un edificio enfrente los
integrantes de: Los Panchitos, después llamados Los Castro y
multitudes de personas que hacían oficios y beneficios, porteros,
boxeadores, empleados, comerciantes.
A esta actividad se dedicaba el abuelo, es decir su papá don
Felipe, quien vendía ropa en lo que antes era el mercado original
de La Lagunilla. Tuvo dos locales donde vendía ropa: camisas de
vestir, corbatas, vestidos para niña, por cierto muy bonitos, sus
nietas los vistieron y los tenían muy bien cuidados. Su hijo Felipe
Jr. se dedicó a eso, no le gustó la escuela. Dice que en una ocasión
se fue de su casa y anduvo vagando y trabajando y al darse cuenta
de que no era tan fácil, regresó, nunca nos dijo cuanto tiempo
estuvo ausente, el abuelo, o sea su padre habló con él a instancias
de su mamá y le dijo: “¿Qué quieres ser en la vida?”: “Yo quiero
ser como usted, papá”, es conocido que Felipe, su hijo, lo veía
contar dinero diario y decía: “Mi papá tiene mucho dinero, quiero
ser como él”.
Felipe era un amante del baile, bailaba muy bien el Mambo,
la Rumba, el Cha Cha Cha, el Swin, Rock and Roll, todos los
bailes de la época, durante la década de los 50´s, asistía a los
bailes, entre ellos a los del salón Los Ángeles, en la colonia
Guerrero, decía que allí había conocido a varios artistas, como
Resortes, David Silva, entre otros famosos del cine.
Se casa con Blanca Luz Basaldúa y Soto, en una iglesia que
se encuentra por el Monumento a la Madre, a ella la entrega su tío
Celso Soto Coronel, ya que no tenía mucho contacto con su padre
el coronel de caballería Juan Albino Basaldúa, su mamá se llamaba
Concepción, fallece poco después de su nacimiento.
Decía Felipe que cuando fueron a decirle a su ya suegro
Juan Albino, que ya estaban casados entró con mucho miedo
porque el suegro era grande, grueso y con voz grave, al saludarlo
lo abrazó y le dijo: “Muy bien muchachito, muy bien”. Y respiró
tranquilo. Pensaba que algo le habría de hacer.
44
Héroe del rescatismo
Tienen dos hijos, Blanca Alejandra (Paty) y Juan, quien
fallece al año de nacido por deshidratación y ella por una
enfermedad complicada: hemiplejia. Juan dice que no tenían
dinero, en ese tiempo se va a vender ropa a los municipios,
mercados y tiendas provincianas, dice que cuando fallece su hija
traía dinero, que no le sirvió para ayudarla (teniendo dudas sobre si
ir a vender, con su hija enferma, le pregunta al doctor si podía salir
a los pueblos, le dice que sí y se va de ventas).
Él abre una fábrica de ropa con nombre comercial
“Castañón y Drake”, elaboran camisas, vestidos, camisetas, entre
otras, y se iba a vender a los pueblos. Sin embargo llega de la
venta y encuentra a su hija fallecida, entre la muerte de Juan y la
de Alejandra nace Héctor, el tercero de sus hijos, en 1959, esta
situación que viven le baja a ambos esposos la moral y se quedan
con Héctor, muy tristes.
Felipe buscaba algo que le ayudara a salir de esa
pesadumbre cuando al pasar por el edificio de la Cruz Roja, en las
calles de Durango y Monterrey, se quedó viendo hacia dentro,
siguió caminando y se le acercó un socorrista de la Cruz Roja y
miembro de los hombres rana de nombre Rodolfo Rubén García
Campos y le preguntó: ¿Qué desea? Felipe le responde que se ve
interesante eso y le dice: vente; en eso suena la chicharra para ir a
un servicio de emergencia, Rodolfo le pone el brazal (un distintivo
que se utilizaba para saber que alguien era miembro de la
institución, de color blanco y con la cruz roja, que se usaba con y
sin uniforme), se van al servicio y regresa emocionado; luego se
van cenar y regresa a tomar los cursos de primeros auxilios y
entrenamiento militar.
Se involucra de manera sorprendente, tomando cursos y se
introduce a la sección de Alta Montaña Rescate, donde realiza una
labor enorme organizando confederaciones y eventos en el Volcán
Popocatépetl e Iztaccíhuatl.
Realizan simulacros, caminatas, entrenamientos,
convivencias y rescates, en el Cerro de la Estrella, el Ajusco,
llegando al Pico del Águila, el Citlaltépetl (Palabra en Nahuatl que
significa “Cerro de la Estrella”) o Pico de Orizaba, la Malinche, el
45
Héctor Castañón Basaldúa
Nevado de Toluca. Los años sesenta fueron de muchas actividades
como voluntario: participa en accidentes, rescates,
conmemoraciones, entrenamientos, logrando muchas cosas dentro
de esa noble institución. Se dedica al cierre de su fábrica, a la
venta de uniformes y ropa para niña, posteriormente vende autos,
de estas actividades obtiene dinero necesario para la manutención
de su familia integrada por Blanca Luz, Leticia, Luis y Héctor.
Como familia iban seguido al panteón a ver a sus difuntos.
La familia se reunía el uno y dos de noviembre, en 1966 muere su
mamá y quedan sus hermanas y él al pendiente de su papá.
Cada vez que había un rescate, fuera la hora que fuera, le
llamaban de la Cruz Roja. ¡Oye Felipe, hay esto! (ya sea un
accidente, extraviado, caído, muertos o avionazo como le
llamaban), ¡Vamos por ti! La ambulancia pasaba a la casa y nada
más le daba chance de vestirse, uniformarse, preparaba su mochila
y se lo llevaban, en la cerrada era para los vecinos interesante y
molesto ver la torreta roja de la ambulancia y escuchar el sonido
de la sirena, los vecinos se asomaban para ver qué pasaba. Él,
según el tipo de servicio, regresaba después de tres o cuatro días y
comentaba con su familia las cosas que había vivido.
En Abril de 1968 nace su último hijo, Ricardo Felipe, único
con su nombre ya que no quería repetir el nombre de él y su padre
a sus hijos, sin embargo su esposa Blanca al registrarlo le pone en
el acta el nombre de su papá, ya estaba su junior.
Cercano a la fecha que nace su hijo Ricardo, uno o dos días
después, llegando a su casa con el mayor de sus hijos de nombre
Héctor, por ese rumbo se veía una estela de humo, y observa que
se estaba quemando el cine “Máximo”, sito en la calle de Santa
María la Redonda, hoy Eje Central Lázaro Cárdenas, cerca de la
calle de Mosqueta y Reforma, deja a su hijo en su casa y se va a
hacer las labores de rescate y apoyo a los bomberos, decía que en
esa ocasión, sale entonces con un compañero corriendo con unos
tanques de gas y contaba que los que estaban cerca de la entrada
del cine se asustaron, por miedo a que estos llegaran a explotar,
cabe mencionar que previamente los habían cerrado.
46
Héroe del rescatismo
En las fechas de junio de 1968 se empieza a gestar el
movimiento estudiantil que tan grandes transformaciones tuvo para
nuestra vida actual. Él encontraba por las calles del centro
histórico a los jovencitos de secundaria, prepa y vocacional,
quemando autobuses, enfrentando al ejército y a los granaderos,
comenta que hablaba con ellos para impedir más daños, recogió
heridos, muertos, el sale en una revista denominada por ese
entonces ¿Por Qué? Él aparece en una foto cargando a un
muchacho tratando de llevarlo a una ambulancia, en la foto se ve
que habla con los granaderos, solo tenía su brazal y nada más, se
identifica y lo dejan pasar pero el chico estudiante ya estaba
muerto, lo recogió vivo.
Logra observar el problema de Tlatelolco, narraba que una
de sus primas que vivía en la parte de atrás del edificio Chihuahua,
en otro edificio de nombre Durango, ella y su esposo habían
refugiado a varios estudiantes en su casa y los militares y las
guardias blancas empezaban a entrar a los hogares, le dice su
prima; “Qué hago prima” y empiezan a hablar y en clave se
entienden, va a ver qué pude hacer y con apoyo de amigos
periodistas y de miembros de la Cruz Roja los logra sacar del
edificio y poner a salvo, decía que el rostro de los hombres y
mujeres estudiantes era de mucho miedo. Saca a los últimos y al
regresar para ver a su familiar, decía Felipe: ¿Cómo pudo pasar
por los retenes militares y entrar a la casa de nuevo?
Pasa ese momento histórico cuando llegan las Olimpíadas y
los silencios de los estudiantes; termina el año y se sigue
dedicando a la montaña y rescates. Recuerdo cuando se estrella un
avión particular con los Trouyet 1 a bordo y participa en el rescate
de los cuerpos, así muchas de esas acciones de búsqueda y
salvamento de personas accidentadas y extraviadas, como
1 Familia de recursos económicos altos. Algunos de sus miembros
viajaban en una avioneta de su propiedad y se estrellan, la Dirección
de Aviación le solicita a los Rescatistas de Alta Montaña que
encontraran el avión y pudieran llevarle a la familia los restos de los
accidentados.
47
Héctor Castañón Basaldúa
agradecimiento a él y a su equipo de rescate les regalan un reloj
Rolex, el cual rechaza, pero recibe órdenes de aceptarlo para él y
sus compañeros del rescate.
En el año de 1970 hace una expedición al Cañón del
Sumidero, en el estado de Chiapas, la idea de ellos era atravesarlo
antes de que se construyera la presa, y así lo hicieron, un equipo de
miembros de la Cruz Roja, con sus recursos, conquistaron esa
travesía.
En 1971, se le ocurre conquistar el río subterráneo, llamado
“el Escopetazo” localizado en el estado de Chiapas y van sobre la
caída del río y lo siguen de lleno, ya no tenían equipo para llegar a
la parte considerada final – ese río nadie lo conocía por dentro- y
uno de los integrantes, Gabriel, que estaba esperándolos al no
verlos salir se introduce por la salida del río y al poco tiempo los
encuentra, cabe mencionar que uno de los integrantes de la
expedición era un joven muy fuerte de nombre Mc Gregor, quien
le decía por su experiencia “padre”. Salen del río de noche, en eso
Mc Gregor, dice: “Padre estoy viendo las estrellas, es hermoso”, él
le había dicho días antes que su máximo deseo en ese momento,
dentro del río, y estar tantos días encerrados, era ver las estrellas.
Esta expedición la hizo después con los integrantes del
cuerpo de montaña de la Cruz Roja de Naucalpan, en donde era
instructor. Aquí duró muchos años, haciendo lo que le gustaba,
disfrutar la vida y enseñar, creó varios grupos de montaña en el
país y sus amigos trabajaban en ERUM, en el Estado de México
un grupo denominado SUEM (Servicios de Urgencias del Estado
de México), donde se convierte en instructor de Rescate de varias
generaciones y les enseña como solo él lo sabía hacer, es su primer
trabajo en este asunto del voluntariado, del que obtiene sueldo y se
lleva a varios de sus amigos a trabajar. Entre ellos al Zorro Bruno
Palomino, muy bueno para maniobrar en rocas, a quien conocía
del Socorro Alpino y fueron buenos amigos,
Ese mismo año estaba como Presidente de la República el
Lic. Luis Echeverría A. Cuando sucede el “Jueves de Corpus”, un
grupo de estudiantes de la Normal, UNAM, IPN, entre otras se
reúnen en San Cosme para realizar una marcha con el fin de
48
Héroe del rescatismo
apoyar a la Universidad Autónoma de Nuevo León y pedir el
respeto a su autonomía, son agredidos al salir rumbo a la Rivera de
San Cosme, dando continuidad a la México Tacuba, ahí, él como
siempre cercano a los acontecimientos, se encontraba en la zona y
le llama a la Cruz Roja para que llegaran refuerzos ya que había
varios heridos de bala y golpeados, en ese momento marcando el
teléfono un individuo con un rifle se posiciona en el lugar donde él
estaba y empieza a disparar, dice que termina de hacer la llamada y
se retira por temor de que hubiera respuesta al fuego. Al ver la
película Roma, recordé esos acontecimientos, como en la película
Rojo Amanecer, donde sale en una foto expuesta en la revista ¿Por
qué?
Él trabaja en un negocio de venta de autos con uno de sus
cuñados, el Capitán de Altura León Oloarte Espinoza, ahí el
venden autos usados.
Tiene un local sobre avenida Santa María la Redonda, hoy
Eje Central, convirtieron las oficinas en espacios donde llegaban
los miembros de la Cruz Roja a platicar de sus cosas, de sus
anécdotas y sus planes.
Posteriormente alquila muy cerca un local en la calle de
Luna Núm. 35 A, en la popular y difícil colonia Guerrero, por su
trabajo de apoyo a los heridos y necesitados logró ser respetado su
negocio y su persona.
Es ahí, en el taller, donde pone un pulido de parabrisas y
después de muchos ejercicios de experimentación crea una tinta
para polarizar vidrios de auto y vivienda, en esto le va bien, trabaja
con sus hijos y tiene un buen de trabajo, llegaban las ambulancias
de la Cruz Roja a pulir los parabrisas tanto del área central como
de la Delegación Naucalpan. Ayuda a los vecinos de la calle de
Luna a resolver conflictos por su labor altruista y hasta hoy existe
el local, afectado por los sismos de 1985, pues la estructura del
edificio original resultó dañada.
En los sismos de 2018, septiembre del día 19, lo involucran
creando grupos de rescate en casos de desastres, siendo el creador
de la primer Escuela de Desastres de la Cruz Roja a nivel nacional
en la Ciudad de México, Naucalpan, Toluca y en donde más
49
Héctor Castañón Basaldúa
tiempo le dedica es el Estado de Guerrero, inicialmente en
Petatlán, municipio de la Costa Grande que resultó dañado con los
sismos.
Toma cursos, seminarios, talleres para enseñar a los
socorristas y después forma técnicos en Urgencias Médicas, así
como cuestiones de organización, asesoría, atención de enfermos,
heridos y labores de rescate y reconstrucción.
Por su labor altruista tiene entonces ya muchos hijos
adoptados: Jaime, Paco, José Luis, Mercado, Juanita, entre muchos
otros.
Uno de ellos José Luis Villegas López le dice: Don Felipe
Castañón González (QEPD). “Un ser humano extraordinario,
sencillo y noble de corazón, con mucha pasión y entrega al
servicio voluntario, siempre en beneficio de los desamparados,
pero ¿Quién era Felipe Castañón sin su traje de superhéroe? Bueno
le llamamos también uniforme. Él era un buen padre, esposo, hijo,
hermano y amigo, alegre bohemio, de buen humor, muy receptivo,
capaz de dar todo sin esperar nada a cambio. Siempre dispuesto y
abierto a escuchar, a brindar todo su esfuerzo a las personas que lo
requirieran, es muy difícil tratar de escribir de él, sin tomar en
cuenta su labor altruista, cualquier recuerdo está vinculado a su
trayectoria como socorrista, lo mismo en la montaña, que en una
zona de desastre. Bastaba platicar con él para motivarse a hacer
algo, inquieto, incansable, siempre propositivo y defendiendo su
camiseta, en cualquier escenario de Desastres Naturales.
Creo que mi primer recuerdo se remonta a la sección de
Alta Montaña de la Cruz Roja, cuando por ser menor de edad, me
rechazaron dejando abierta la posibilidad de realizar algunas
prácticas y encuentros de socorristas, lo cual permitió tener un
acercamiento a esta actividad. Años después de participar en
muchos servicios de rescate logramos tener comunicación con él,
nuestros círculos de amigos y actividad en la institución nos
entrelazaron, las veredas nos llevaban a encontrarnos. El tiempo y
la afinidad de ideas nos hicieron mantener una estrecha amistad
que trascendiera al Servicio de Urgencias o Desastres, para
compartir en la escena familiar, a compartir todo.
50
Héroe del rescatismo
Así, al tratar de describir como era Felipe es difícil de
rehacer toda una vida en salvar vidas, pues los sentimientos y
recuerdos siempre me llevan a los momentos que compartimos y
en lugar de escribir unas cuantas líneas sería algo así como una
enciclopedia. Para nosotros es difícil asistir a reuniones de
veteranos de la Cruz Roja y no tener recuerdos de esas
convivencias. Recuerdos que nos vinculan y que aún me llenan de
emoción.”
Termina diciendo: “Hermanos: Héctor, Lety, Luis y
Ricardo, sobre todo a Blanquita, siempre agradecido para con
ustedes por permitirme haber compartido el cariño, como de un
hijo a un padre para con él”.
En 1979, el país de Nicaragua padece un sismo que arrasa
con la cuidad capital de Managua y otras ciudades cercanas y es
designado para asistir por los responsables de la Cruz Roja y con
el apoyo del Comandante Cojuc de origen Francés, se alistan para
ir a colaborar con los damnificados de este fenómeno y desastre
natural, permanece otorgando alimentación y realizando albergues
para que tuvieran un espacio donde guarecerse, apoyo de atención
médica, asiste como jefe de la brigada, y le da las instrucciones el
presidente Luis Echeverría Álvarez, de quien meses después
solicita el autógrafo de una foto que de casualidad un vecino de la
Lagunilla le proporciona.
Lamentablemente tienen que salir de Nicaragua porque la
presión que ejercía el presidente Anastasio Somoza hacia las sedes
internacionales de la Cruz Roja presentes, particularmente la de
México, esta institución otorgaba despensas, ropa, cobijas a los
damnificados y al parecer esto no le agradaba al nicaragüense,
años después es derrocado por los sandinistas.
Recibió muchos reconocimientos de Nicaragua, Estados
Unidos, Panamá, Colombia, muchos de la Cruz Roja por sus
diversos actos en campañas de alta montaña y rescates, uno de la
Cruz Roja de Alemania, un diploma muy querido cuando la Cruz
Roja lo nombra Socorrista del año en Ciudad Juárez, Chihuahua,
otorgándole la medalla José Barroso Gochi. El gobernador del
estado de México Enrique Peña Nieto le entrega una moneda y un
51
Héctor Castañón Basaldúa
diploma por su participación en los Servicios de Urgencia del
Estado de México.
Sus amigos, alumnos y compañeros de la Delegación
Naucalpan le entregan un diploma y moneda conmemorativa, junto
a Lorenzo García Gallardo, uno de sus compañeros y que hizo
muchas conquistas de sótanos como el de “las Golondrinas” en
San Luis Potosí.
Durante los sismos de 2017, no lo dejan ya intervenir, se
siente desplazado de sus gustos y necesidades de ayuda
humanitaria y enseñar a los de Protección Civil, Cruz Roja y
demás rescatistas siendo esto un golpe certero en su ánimo y
esperanza de seguir haciendo.
Por su experiencia le solicitan un curso de “Protección
Civil” en el estado de Guerrero, con uno de sus discípulos, uno de
ellos el Dr. Francisco Lira, a quien le dice: “Esta es la última vez
que nos vemos” ¡No! responde Francisco, Felipe aún hay mucho
que hacer, de echo antes de estar enfermo, se comunican y le da
muchas recomendaciones al respecto y le escribe: “Hay que
empezar de nuevo a enseñar a la gente de Protección Civil y a los
grupos sobre la responsabilidad que se tiene, con el tiempo la
gente ya no está y se le olvida a los nuevos, hay que enseñarles”.
Tiempo después enferma de los riñones (decían que esto ya
era crónico) estando solo en Toluca en su casa, sus hijos y nieta
van por él y lo llevan a casa de uno de sus hijos para atenderlo,
hacen lo posible para que se atienda y en el ISSSTE lo reciben y
después lo dan de alta y señalan que tiene los riñones muy dañados
y uno de ellos no funciona, el otro funciona a la mitad de su
capacidad, sin informar bien lo que procedía lo envían a consulta
externa de urinario, desplazan las citas al tiempo y por uno de sus
hijos lo dan de alta en el IMSS en Tlalnepantla, donde de manera
curiosa no lo atienden. “Como era posible que no tuvieran respeto
por el dolor de la gente”, decía: “Yo rompía candados, cadenas,
puertas para que las personas damnificadas fueran atendidas, viví
en carne propia la amargura de la gente que no era atendida como
se debía”. La vida fue ingrata, no lo atendieron, dejaron que su mal
avanzara ya que aun habiendo una orden médica le perdieron su
52
Héroe del rescatismo
pase a Geriatría. Cuando lo suben al servicio solo estuvo unos
días, ya que su enfermedad estaba muy avanzada, tenía infección
renal, esta se disemina y fallece el 22 del mes de enero de 2018,
estando con él su hijo Luis Andrés, su familia, su esposa e hijos,
dos más Javier y Sergio.
Al fallecer fueron por sus recuerdos a su casa, fotografías,
diplomas, escudos, uniforme y los colocan en la agencia. Uno de
sus hijos le lleva su uniforme y se lo pone, el uniforme que por
tantos años había llevado.
Lo llevan a la Agencia Funeraria García, allí lo recibe la
familia y la noticia cunde como abejas en el panal, sus amigos,
familiares y compañeros de cordada, como se le conoce al equipo
de trabajo en Alta Montaña, lo acompañaron; ese día en la noche le
hacen un homenaje en el Comité Central de la Cruz Roja, en
Polanco, lo lleva una ambulancia destinada para tal efecto, de los
Servicios de Urgencias del Estado de México (SUEM), lo
acompañan sus nietos, hijos, hermanas Gloria y Eugenia, primas
Luz y Chela, sobrinos, y sus compañeros de mil andanzas, repiten
su nombre tres veces y todos responden ¡Presente Comandante!.
La ambulancia da tres vueltas a la manzana en el entorno
del Hospital Central de la Cruz Roja en Ejército Nacional y lo
colocan en lo que antes era el puesto de mando donde se reciben
las llamadas telefónicas y se da la orden de que una ambulancia
salga al servicio. En ese lugar pasó mucho tiempo, muchas horas:
saliendo, llegando, reportando, conviviendo, charlando, de allí
salió en auxilio de Nicaragua, a sus expediciones a Chiapas,
Guerrero, al rescate de los cuerpos y personas que sufrieron algún
percance, allí estuvo su oficina como jefe operativo en Desastres
de la Cruz Roja.
En su última morada esta con sus hijos Paty (Blanca
Alejandra), Juan y con su suegro Juan Albino, fue acompañado por
parte de los diversos grupos conocidos de la Cruz Roja,
Socorrismo, Desastres, Veteranos, Alta Montaña y Rescate
Acuático.
Durante la noche después de que los amigos, alumnos,
familiares, se retiran a descansar, se quedan dos de sus alumnos y
53
Héctor Castañón Basaldúa
dos de sus hijos, se le puso música de tangos, baladas, “Cuando un
amigo se va” de Alberto Cortes, recientemente fallecido, las
cantamos para él, disfrutamos esa noche como otras tantas,
cantándole: “Cuando yo quería ser grande”, Tangos: “Uno”, “La
Cumparsita”, “Corrientes 348” “Por una cabeza”, y otros muchos
que el cantaba y enseñaba.
Meses después otro grupo de alumnos y amigos de la Cruz
roja de la sección de Alta Montaña le hicieron un merecido
homenaje en el monumento de la Cruz Roja en la Colonia del
Valle, a su esposa le entregaron un diploma, reconocimiento y se
tomaron una foto entre ellos, asistieron su hermana Gloria, su
sobrina Mónica, sus hijos Héctor, Lety, Luis, Ricardo, sus nietos y
muchos amigos, compañeros, socorristas, voluntarios, un evento
muy emotivo.
Su legado queda en los anales de instituciones de socorro,
urgencias, desastres y hoy Protección Civil, escribió: “No se
olviden de los niños y los ancianos”, señalaba en su Manual de
Desastres, que hizo con un compañero.
Esta crónica pretende rendirle un homenaje póstumo a
Felipe Castañón y González, por su legado y a quienes formó en
atención a los desastres. Decía: “lo único que me falta es ir a una
guerra”.
54
LOS PINOS, RESIDENCIA OFICIAL
DE LA IGNOMINIA
Manuel Garcés Jiménez
Manuel Garcés Jiménez
Nativo de Tecómitl, alcaldía de Milpa Alta. Profesor en el
C.E.C.yT. 15 del IPN, Presidente del Consejo de la Crónica de
Milpa Alta, integrante de la Asociación de Cronistas Cabildos de
la Ciudad de México, autor de los libros: Conoce la Historia de
México, Editorial Éxodo, (2010), El Zapatismo en Milpa Alta,
Edit. Quinto Sol (2014), Historia de la Secundaria diurna N° 9, 80
años de labor educativa (2017), Plan de Iguala, Cuna de la
Consumación de la Independencia (2016).
Colaboró en el suplemento Metrópoli del periódico El Sol
de México y en las revistas Nosotros y Crisol Mágico.
En 1992 obtuvo el 1° lugar en el concurso “Historias de mi
Pueblo” organizado por el Centro de Estudios del Agrarismo en
México (CEHAM) y gobierno del DF.
Colaborador en los libros: Ciudad de México, Crónica de
sus delegaciones (2007). Memoria del foro: Avances Tecnológicos
en nopal verdura (2009), Antología 6ª Reunión Nacional (2010),
Memoria de los Encuentros de Cronistas en Culhuacán (2012), Lo
que en el corazón está, en la boca sale… (2012), 690 años de la
Ciudad, Memoria del 1er Congreso de Crónica. Tlacuilos (2015),
X Encuentro de la Asociación de Cronistas del D.F. y Zonas
Conurbadas (2014), y Crónicas de la ciudad (2011), (Primer
concurso de crónica de la CDMX, organizado por el la LXI
Legislatura de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la
Unión). Es Secretario del Cabildo Nacional de la Crónica de la
Ciudad de México. Participó en el programa del Canal 11
“Crónicas y Relatos de México” sobre la alcaldía de Milpa Alta
conducido por la cronista del Centro Histórico, Ángeles González
Gamio.
Los Pinos, Residencia oficial de la ignominia
El presente nos habla del pasado y nos enseña a no caer en errores
en detrimento de la extrema pobreza en que viven millones de
mexicanos como fue el caso del inmueble presidencial conocido
como Los Pinos que bajo el cobijo de la ignominia de los
presidentes anteriores lo disfrutaron por 84 años. Ahora bien,
forjemos el futuro con base en nuestros valores que estamos
viviendo en este nuevo régimen a quiénes nos espera un futuro
mejor para los próximos años.
El Castillo de Chapultepec
El Castillo de Chapultepec 1 es y ha sido el sitio ideal y singular
desde tiempos inmemoriales, es el testigo mudo de varios
episodios de nuestra historia hasta de ataques por la artillería y
despiadado bombardeo norteamericana en 1847. Es el sitio
excelente y natural donde se admira la belleza de nuestra
metrópoli, desde el surgimiento de la gran Tenochtitlan, así como
el crecimiento y desarrollo de la colonia de la Nueva España, a la
actual y majestuosa Ciudad de México (CDMX).
Cabe hacer notar que a la llegada del segundo emperador a
nuestro país, don Maximiliano de Habsburgo la amuebló y lo
decoró con pinturas de las cuales aún son admiradas, mientras que
el jardín fue realizado al gusto de la emperatriz Carlota.
Del Castillo al Zócalo
El faustuoso inmueble ha sido el centro de innumerables hechos
históricos que han quedado en la memoria de todos los mexicanos.
De residencia del Emperador Maximiliano, a recinto presidencial y
Colegio Militar instalado en 1842 y en 1847 donde se libró la
defensa del colegio del ejército norteamericano el 13 de
septiembre de 1847 de donde surge el episodio cuando uno de los
cadetes al verse acosado por el ejército Norteamericano se lanza al
vacío envuelto en el lábaro patrio.
1 Chapultepec, del náhuatl; “Cerro del Chapulín”. 1 José Xavier
Návar, el Universal, México, Enero 1º de 2010.
57
Manuel Garcés Jiménez
“El 8 de septiembre después de 16 días de armisticio, los
norteamericanos emprendieron el ataque al Molino del Rey
(antiguo molino de trigo que operaba como fábrica de cañones), y
a la Casa Mata (depósito de pólvora), logrando apoderarse de
estos objetivos militares
Tras su victoria en Molino del Rey, Scott emprendió el
ataque sobre el Castillo de Chapultepec. Las fortificaciones para
defender este punto nunca se concluyeron, a pesar de que se
trabajó arduamente durante el armisticio
El Castillo de Chapultepec que albergaba en ese entonces
al colegio Militar contaba con una modesta fuerza de 832
soldados distribuidos en el cerro y en el edificio. Allí se
encontraba un grupo de cadetes del mencionado colegio, que se
había negado a abandonar el inmueble a pesar de la orden del
director de la escuela
Al amanecer del 12 de septiembre, la artillería
norteamericana abrió fuego en contra del Castillo. Informado del
ataque, el general Antonio López de Santa Anna envió, casi al
final del 13 de septiembre, tan solo a un batallón, el San Blas, al
mando del coronel Felipe Santiago Xicoténcatl, quién murió al pie
del cerro de Chapultepec sin poder llegar a auxiliar a los
combatientes del Castillo” 2
A la llegada de don Benito Juárez a la presidencia de la
República éste se negó rotundamente a vivir en el Castillo,
optando por trasladarse a Palacio Nacional hasta su muerte.
El Observatorio Astronómico Nacional (OAN)
Un hecho notable del Castillo fue la ciencia de la Astronomía,
considerada una de las primeras ciencias que el intelecto humano
desarrolla con la fundación del Observatorio Astronómico
Nacional (OAN) el 5 de mayo de 1878 3 fecha de cuando se
2 Las intervenciones extranjeras en México, 1825 – 1916. Pág. 25.
3 El antecedente del OAN fue en Palacio Nacional cuando en 1867 se
instaló un pequeño observatorio en la azotea. Este observatorio
contaba con diversos instrumentos básicos, como un círculo
58
Los Pinos, Residencia oficial de la ignominia
iniciaron formalmente sus labores. Se distingue la cúpula del
Observatorio y permanece aún el torreón que la sostenía, conocido
como Torreón de “El Caballero”, construido para cubrir el pilar
de 15 metros de alto que soportaba el telescopio, Relojes y
mobiliario en una de la oficina de trabajo. Se localizaba Anteojo
de pasos “Ertel”, con objetivo de 15 cm de diámetro y distancia
focal de 2.2 m, instalado en el Castillo a principios de 1863 4 .
El hecho de gran envergadura para nuestra historia fue a la
llegada del presidente Lázaro Cárdenas del Río (1934–1940) y
quién debería de posesionarse del Castillo de Chapultepec como el
recinto oficial presidencial, pero da la orden de abrir las puertas
del inmueble para todos los mexicanos y convertirlo en Museo
donde los mexicanos, sin distinción alguna puedan entrar y
recorrer su interior, salas, recámaras, pasillos, corredores y
jardines.
Nuevamente como lo sucedido con el “Tata” Cárdenas en
1934, ahora al inicio del actual sexenio con el presidente Lic.
Andrés Manuel López Obrador (2019-2024) se repite el hecho de
enorme significado para el pueblo de México en no habitar los
Pinos y en abrir de par en par las puertas de los Pinos para todos
los mexicanos y convertirlo en “El Museo del Poder”.
Desfilan los presidenciables
En el cuatrienio presidencial (1872- 1876) de Sebastián Lerdo de
Tejada remozó el paseo del Imperio de Maximiliano de Habsburgo
(10/V1864 a 15/V/1867), volviéndose como ahora se le conoce El
Paseo de la Reforma (las respectivas leyes se hicieron
constitucionales el 15 de septiembre de 1873). Durante un tiempo
efímero fue ocupado por María Iglesias (1876-1877).
meridiano, un anteojo de pasos y relojes de péndulo, sirvieron para
medir la hora, la posición de las estrellas y para el trazado de mapas
geográficos de la República Mexicana.
4 Datos obtenidos del Instituto de Astronomía – UNAM. Calendario
2019.
59
Manuel Garcés Jiménez
A la llegada de Porfirio Díaz es quién lo disfruta en todo su
esplendor y nuevamente es embellecido por más de treinta años,
hasta el estallamiento de la revolución en el año de 1910 con don
Francisco Madero I. Madero con su Plan de San Luis.
Recordemos: “En la historia de México, pocos personajes
han sido tan polémicos y controvertidos como Porfirio Díaz,
también, han experimentado en vida su transformación de héroes
nacionales, aclamados hasta el límite, en villanos repudiados por
muchos de quienes antes los exaltaba 5 ”.
Ante el estallamiento de la Revolución Díaz emprende la
graciosa huida a Francia tomando el poder don Francisco I.
Madero, a pocos meses un infausto suceso en la mañana del 9 de
febrero de 1913 6 con el levantamiento armado de Victoriano
Huerta contra Francisco I. Madero, hecho conocido como la
Decena Trágica, siendo el Castillo de Chapultepec el lugar donde
los cadetes escoltaron al presidente Madero a Palacio Nacional que
estaba bajo acecho de los insurrectos, demostrando con ello su
lealtad patriótica.
“En Chapultepec, el señor Madero, ya a caballo, y poco
antes de la hora en que aparecería frente a Palacio el general
Gregorio Ruiz, había arengado a los alumnos del Colegio Militar,
que lo oyeron armados y municionados para servirle de escolta
hasta la ciudad de México 7 ”
“El director del colegio contestó con palabras de encomio
para el colegio, cuya sola fama lo definía, y de agradecimiento
para el jefe del Estado, que, comprendiéndolo así, no dudaba de
que los cadetes lo escudaran con su lealtad. En seguida,
dirigiéndose a éstos, y alzando más la voz, resumió en un vítor lo
5 Retomado del Estudio introductorio, Porfirio Díaz y el porfiriato en
el Centenario de la Revolución del libro James Creelman “Díaz
jerarca de México”
6 El primer año de gobierno (2019), el Lic. Andrés Manuel López
Obrador encabezó el 106 aniversario de la Marcha de la Lealtad.
7 “Madero y Pino Suárez” En el cincuentenario de su sacrificio 1913
– 1963, Pag. 160.
60
Los Pinos, Residencia oficial de la ignominia
expresado por el señor Madero y lo que él acababa de
contestar 8 ”: “¡Viva el Presidente de la República”
Lacónicos y solemnes, como con una sola voz, los alumnos
respondieron: “¡Viva!”
E inmediatamente se ordenó la marcha 9 .
Años después de su asesinato se le conoció a don Francisco
I. Madero como el Apóstol de la Democracia.
Venustiano Carranza,
26/III/1913 – 30/IV/1917 / 1°/V/1917 – 21/V/1920)
Fue presidente provisional y después el primer Presidente
Constitucional de México luego de la promulgación de la
Constitución de 1917 en la Ciudad de Querétaro. Quién
actualmente sigue vigente.
Se comenta que al triunfo de la Revolución maderista don
Venustiano Carranza tuvo una relación tirante y compleja con
Madero, sin embargo, compartió con él los ideales anti
reeleccionistas. Después de la Decena Trágica, en la que perdió la
vida el presidente Madero, proclamó el Plan de Guadalupe el 26 de
marzo de 1913, desconociendo al gobierno usurpador de Victoriano
Huerta formando un gobierno provisional. A la derrota del Ejército
Federal, Victoriano Huerta huye del país, por lo que Carranza pudo
entrar triunfante a la Ciudad de México el 20 de agosto de 1914.
En ese mismo año, Carranza aceptó convocar a una
Convención Revolucionaria en esta Ciudad de México para
organizar el nuevo régimen, pero rompió relaciones con la División
del Norte de Pancho Villa, y con el Ejército Libertador del Sur de
Emiliano Zapata, lo que obligó a la Convención a trasladarse a la
Ciudad de Aguascalientes situación que fracasa con resentimientos
contra el Gral. Emiliano Zapata a quién manda a matar.
8 Idem.
9 Los autores del libro: “Madero y Pino Suárez” retoman a su vez
respecto de la Marcha de la Lealtad la cita: “De febrero de 1913, libro
inédito de Martín Luis Guzmán, para exponer
61
Manuel Garcés Jiménez
La estancia de Carranza como Presidente en esta Ciudad de
México fue efímera por lo que no se tiene conocimiento de haber
ocupado el Castillo, además, manda a construir su residencia
porfiriana de estilo francés en 1908 por el ingeniero civil Manuel
Stampa donde hoy alberga “El Museo Casa de Carranza” que se
localiza en Río Lerma N° 35 Colonia Cuauhtémoc inaugurada
oficialmente por Adolfo López Mateos como Museo de Carranza
en 1961.
Álvaro Obregón, 1°/XII/1920 - 30/XI/1924
Se ha polemizado el periodo de este gobernante por
firmarse los convenios, acuerdos, pactos o tratados de Bucareli 10
donde los norteamericanos imponen sus condiciones a México,
“Es una serie de concesiones, prerrogativas, privilegios,
facilidades para los ciudadanos norteamericanos, postergando los
derechos de los mexicanos 11 ”
Desfilan los Presidentes de la República, de Sebastián Lerdo
de Tejada a Plutarco Elías Calles.
Sebastián Lerdo de Tejada, 19/VII/1872 – 20/XI/1876
José María Iglesias, 28/X1976 – 1877.
Porfirio Díaz Mori, 23/XI/1876 – 25/V1911
Juan Nepomuceno Méndez, 6/XII1876 – 15/II/1877
Manuel González, 1°/XII/1880 – 30/XI/1884
Francisco León de la Barra, 25/V/1911 – 6/XI/1911
Francisco I. Madero, 6/XI/1911 - 6/II/1913
10 Bucareli viene del italiano, buco es agujero; bucarello: agujerito,
por lo tanto bucarelli es agujeritos. El nombre de este paseo fue hecho
durante el gobierno del virrey D. Antonio María de Bucareli y Ursúa y
se estrenó el día 8 de diciembre de 1775. Por cierto por ahí se hallaba
la cárcel de la Acordada, tribunal especial contra ladrones fundado en
1722.
11 Raúl Prieto Ríodelaloza. Álvaro Obregón resucita de los Tratado de
Libre Comercio. Pág. 155.
62
Los Pinos, Residencia oficial de la ignominia
Pedro Lascuráin Paredes 12 , 19/II/1913.
Victoriano Huerta, 19/II/1913 – 15/VII/1914
Venustiano Carranza, 26/III/1913 - 21//V/1920
Francisco Carbajal, 15/VII1914 – 15/VIII/1914
Eulalio Gutiérrez, 3/XI/1914 – 16/I/1915
Roque González Garza, 16/I1915 – 10/VI/1915
Francisco Lagos Cházaro, 10/VI/1915 – 14/X/1915
Adolfo de la Huerta, 1°/VI/1920 – 30/XI/1920
Álvaro Obregón, 1°/XII/1920 - 30/XI/1924
Plutarco Elías Calles, 1°/XII/1924 – 30/XI/1928 15
Don Plutarco Elías Calles es el personaje que ha dejado
enorme huella perene de su actividad política durante la etapa
posrevolucionaria, fundador del Partido Nacional Revolucionario
(PNR). De profesor, político a general, hasta llegar a la presidencia
de la República durante el periodo de 1924 a 1928 quién gozó de
tanto poder que aún después de su mandato es conocido como El
Jefe Máximo.
Fue en su estado natal de Sonora donde inicia su carrera
política iniciando de lleno en el: “…mes de marzo de 1914 el
general Álvaro Obregón con la anuencia del jefe del Ejército
Constitucionalista, don Venustiano Carranza lo nombró
comandante militar de la plaza de Hermosillo y jefe de las fuerzas
fijas del estado de Sonora 13 ” Su ascenso se debió a su persistencia
y participación en la vida del México posrevolucionario lo cual se
encontraba cada vez en la cúspide al involucrarse“ …en las luchas
a favor de don Venustiano Carranza, dirigiendo batallas como las
de Fronteras, Moctezuma, Gallardo, Anivácahi y Paredes, que se
llevaron a cabo durante 1915 14 ”
“Al calor de la guerra, las relaciones entre Carranza y
Plutarco Elías Calles se habían estrechado, gracias a lo cual éste
12 Presidente que ha ocupado la presidencia por espacio de 45
minutos: de las 22:30 a las 23:15 horas
13 En la pobreza y en la riqueza. Beatriz Ramírez González. Pág. 45.
14 Idem
63
Manuel Garcés Jiménez
fue nombrado gobernador interino y comandante general del
estado de Sonora, cargo que asumió el 4 de agosto de 1915” 15
Dos años después don Venustiano Carranza asume a la presidencia
de la República, Álvaro Obregón es nombrado secretario de
Guerra y Marina y Plutarco Elías Calles tomo posesión el 25 de
junio de 1917 como gobernador constitucional de su estado natal
de Sonora.
Años más tarde al asumir a la Presidencia de la República
en 1924 don Plutarco Elías Calles y su esposa Natalia Chacón
Amarillas 16 , (“se le consideraba como una mujer tímida y muy
reservada”) e hijos quienes habitaron el histórico y bello Castillo
de Chapultepec, así mismo su hija Hortensia y su esposo Fernando
quienes se mudaran al Castillo en apoyo a la esposa del presidente
en la organización doméstica así como en algunas funciones
sociales y diplomáticas.
Establecido don Plutarco Elías Calles en el Castillo con la
familia, la historiadora Beatriz Ramírez González, realizó
importante investigación de la familia se hace las siguientes
preguntas: “Qué sentiría la señora Natalia Chacón al vivir en un
castillo? ¿Estaría consciente de que desde sus ventanas podía ver
el mismo panorama que se reflejaba en los ojos de la emperatriz
Carlota? ¿Se sentiría reconfortada al contemplar al contemplar el
vasto verdor del bosque de Chapultepec?
Comenta la autora del citado libro que “Sobemos con
certeza, y gracias a una anécdota familiar que conocía muy bien
la historia de los Niños Héroes, ya que el castillo era el escenario
perfecto para que sus pequeños hijos quisieran reproducir en sus
juegos algunos pasajes de la historia de México, no sin darle a su
madre algunos dolores de cabeza” 17
15 Idem
16 Se le atribuye a la esposa de Calles haber sentado las bases para lo
que muchos años después sería el Sistema Nacional para el Desarrollo
Integral de la Familia, mejor conocido como DIF. Pág. 24.
17 Idem, Pág 101.
64
Los Pinos, Residencia oficial de la ignominia
Al respecto nos señala la autora que en la vida familiar se
comenta que cuando Artemisa y Alfredo, dos de los traviesos
niños Calles pegaron tremendo susto a la familia cuando en cierta
ocasión se colgaron del barandal del histórico inmueble
amenazando a la familia Calles con hacer lo mismo que los “Niños
Héroes” de Chapultepec. ¡Imagínese!, así fueron las travesuras de
los hijos pequeños del don Plutarco Elías Calles.
Emilio Portes Gil, 1°/XII/1928 – 5/II/1930
Algunos presidentes el disfrute en el Castillo fue efímero
como lo sucedido a don Emilio Portes Gil quien estuvo un año y
dos meses en el Castillo.
Pascual Ortiz Rubio, 5/II/1930 – 2/IX/1932
Así pasaron otros personajes como don Pascual Ortiz Rubio
a quien se le conoce en la política de aquellos años como “el
nopalito” por sus ocurrencias. Verbigracia: “Aquí vive el
presidente; y el que gobierna, está allí enfrente”, refiriéndose a
don Plutarco Elías Calles a quien se le consideraba el “Jefe máximo
de la Revolución” (el Maximato).
Abelardo L. Rodríguez, 3/II/1930 – 2/IX/1932
Crónica de una apertura anunciada. “Me canso, ganso”
Eran las 9:07 horas del sábado 1° de diciembre de 2018 cuando se
decretó el fin de una época. El enorme portón de hierro forjado que
pertrechaba la sede presidencial se abría para dar acceso público
irrestricto a la residencia oficial de Los Pinos para mostrar la
intimidad del poder con su opulencia, sus lujos y sus
despropósitos. El primer día de diciembre fue la fecha histórica
para reconvertida por el nuevo gobierno en sala de exposición: El
museo del poder.
Vedado por más de ocho décadas, su condición cambió
radicalmente. Muy temprano esperaba sólo un puñado de
ciudadanos que en poco tiempo se transformó en casi un torrente
65
Manuel Garcés Jiménez
de gente intrigada por conocer los entretelones palaciegos de Los
Pinos. Según los reportes ingresaron 20 mil, de acuerdo con el
primer reporte oficial.
Se adentraron por los caminos que cruzaban los hasta ahora
solitarios y enormes jardines a disposición del mandatario en turno
destinados a su exclusivo uso y disfrute, a la reflexión de las más
elucubradas decisiones o el sosiego de las tensiones provocadas
por el ejercicio de gobierno. Adentrarse en lo que era el epicentro
del poder, meta constitucional (dirían los clásicos para definir a los
omnipotentes presidentes del PRIAN) es entrar en largos espacios
de jardines, residencias y estatuas que ocupan 14 veces el espacio
de la Casa Blanca de los Estados Unidos de Norteamérica.
Lázaro Cárdenas del Río, 1°/XII1934 – 30/XII/1940
Es construido “Los Pinos” por órdenes el general Lázaro
Cárdenas del Río 18 y fundador del Partido de la Revolución
Mexicana (PRM). Su levantamiento fue sinónimo de austeridad
frente al despropósito republicano de no vivir en el Castillo de
Chapultepec (en la nueva época posrevolucionaria) con esto, Los
Pinos concluye su historia oficial con ese carácter de residencia,
como expresión de la parafernalia gubernamental destinándose el
Alcázar en Museo Nacional de Historia, e inaugurado en el año de
1944 por don Manuel Ávila Camacho.
Manuel Ávila Camacho, 1°/XII/1940 – 30/XI/1946. 19
Camino a la Casa Miguel Alemán él paseante pasa entre la
arboleda pulcramente cuidada por el extinto Estado Mayor
Presidencial y por la denominada Calzada de los Presidentes se
18 El primero de diciembre de 1934 asume la Presidencia de la
República Lázaro Cárdenas del Río, surgido de la mejor tradición
reformista del constituyente de 1917, quien estaba claramente
convencido de poder transformar las relaciones de producción, sin
cambiar la estructura capitalista de la sociedad.
19 Fundador del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y quién
modifica el Artículo 3 constitucional que tenía un carácter de
socialista.
66
Los Pinos, Residencia oficial de la ignominia
encuentran las versiones en bronce de quienes han sido sus
residentes: Lázaro Cárdenas del Río con sombrero en mano;
Gustavo Díaz Ordaz, quién optó por una inimaginable pose con la
mano tendida; Carlos Salinas de Gortari, cuya efigie esculpida
porta un legajo de hojas con el título TLC-Solidaridad, o la
desparpajada imagen de Vicente Fox Quezada con su inseparable
V de la victoria.
Los secretos
Al ingresar al inmueble algunos visitantes comentan: “Quiero
conocer los secretos que alberga este sitio”. Fue un hecho: la
apertura develó la exuberancia en la que vivían los presidentes en
su turno presidencial.
Miguel Alemán Valdés, 1°/XII/1946 – 30/XI/1952
Tras un largo andar se llega hasta la Casa Miguel Alemán,
una mansión concebida con estilo francés, de casi 6 mil metros
cuadrados. Es la más grande, ostentosa, opulenta y algo más: es la
que apenas desocupó Enrique Peña Nieto.
Hay días en que la historia transcurre a ritmo de vértigo: el
reciento ha pasado de albergar la cotidianidad en el ejercicio de
gobierno a convertirse en histórico sitio que expresa la suntuosidad
del poder.
Azorados, los visitantes no dan crédito: “¡Cuánto lujo!”,
lanza una septuagenaria mujer a las puertas de la casa. “Y con
nuestro dinero”, (exclama).
Un gigantesco candil dispuesto para iluminar el acceso por
donde solo ingresaban invitados distinguidos es el primer
encuentro de los visitantes con la residencia. “Como si fuese el
pianista del Titanic”, describía con sorna otro visitante, un músico
es encargado de recargar de nostalgia: Adiós a los Pinos.
Es el primer choque que admira el ciudadano al encuentro
con lo que era el centro del poder. En sucesión le seguirá, siempre
con impecable piso de mármol: la ostentosa biblioteca del
controvertido José Vasconcelos; la oficina presidencial, de la que
se llevaron casi todo, con excepción del escritorio y la bandera; la
67
Manuel Garcés Jiménez
oficina de la ayudantía, y si se tiene suerte, encontrará abierta la
puerta (de entre las docenas que aún están clausuradas) que
conduce a la alberca techada.
Hay arrobo, indignación y hasta la satisfacción del final de
una época. Conforme se adentran los visitantes en la Casa Miguel
Alemán Valdez, se torna en un caótico ir y venir de la gente. La
improvisada apertura implica conservar decenas de puertas
cerradas (de finísima madera) que conducen un laberíntico
conglomerado de salones y cuartos. Sólo la certeza de que no hay
espacio en Los Pinos abandonado por la suntuosidad adecuada al
estilo personal de gobernar.
Subiendo las escaleras de mármol se llega a espacios de
mayor privacidad: la recámara presidencial, cuyas ventanas dan a
la Rotonda de la Reforma, un extenso jardín con las efigies de
Benito Juárez y los protagonistas de aquella gesta. Un lujoso
comedor para 28 personas, una de cuyas puertas conduce a una
pretenciosa cocina de donde surgían las creaciones gastronómicas
para satisfacer el paladar presidencial.
La visita resulta toda una experiencia que permite imaginar
la práctica del poder. Los caminos conducen a las otras
residencias, entre ellas la de Lázaro Cárdenas que dista mucho de
la jactancia Casa Miguel Alemán Valdés.
Los jardines están convertidos casi en una romería. Nadie
imaginaría que conformaban una de las zonas de seguridad
nacional más celosamente resguardadas. La Secretaría de Cultura
programó decenas de grupos musicales regionales y clásicos para
celebrar la llegada de la Cuarta Transformación en el corazón
mismo del extinto régimen priísta.
En la famosa hondonada, enclavada entre los jardines, se
colocó una pantalla gigante, ante la cual se congregó una multitud
de simpatizantes de Movimiento de Regeneración Nacional
(Morena) que observaron la ceremonia de traslado del Poder
Ejecutivo y Lanzaron su irreverente grito cuando el mandatario
saliente se despejaba de la banda presidencial: “¡Fuera Peña!”,
lamentaron cuando se ratificó el perdón y vitorearon cuando el
nuevo presidente confirmó que no vivirá en Los Pinos.
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Los Pinos, Residencia oficial de la ignominia
Aun bajo resguardo castrense, las maneras de la Policía
Militar distan mucho de la despótica disciplina del Estado Mayor
Presidencial, que en su extinción aún dejó su lema en las paredes a
manera de epitafio: “Al Presidente nadie lo toca…”
De rancho la Hormiga a la residencia Los Pinos 20 .
Elegida como casa presidencial hace más de ocho décadas por una
convicción de austeridad, la misma razón con el actual sexenio
podrá ser visitada por los mexicanos enclavados en el bosque de
Chapultepec, con dirección oficial en la calzada Molino del Rey.
Se trata quizá de la única ostentosa casa en la Ciudad de
México que puede darse el lujo de no tener un número exterior,
porque todo mundo la identifica desde hace 84 años como el lugar
donde vivía el presidente.
El presidente Andrés Manuel López Obrador no es el
primero que renuncie a la casa presidencial, desde que en 1934 fue
el general Lázaro Cárdenas del Río, a punto de convertirse en Jefe
del Poder Ejecutivo se negó a ocupar el Castillo de Chapultepec
(hasta entonces morada oficial de los presidentes) por considerarlo
un lugar ostentoso.
Con 39 años cuando fue electo presidente, eligió vivir en el
rancho La Hormiga (ubicada también en el bosque de
Chapultepec) y por evocaciones románticas lo rebautizó como los
Pinos: así se llamaba la hacienda donde conoció a su esposa
Amalia Solórzano, en Tacámbaro, en el Estado de Michoacán.
Presidentes de Adolfo López Mateos a Andrés Manuel
López Obrador:
Adolfo López Mateos, 1°/XII/1958 – 30/XI/1964
Gustavo Díaz Ordaz, 1°/XII/1964 – 30/XI/1970
Luis Echevarría Álvarez, 1°/XII/1970 – 30/XI/1976
José López Portillo, 1°/XII/1976 – 30/XI/1982
Miguel de la Madrid Hurtado, 1°/XII/1982 – 30/XI/1988
20 Se comenta que el nombre de la hormiga se debe al dueño que era
terrateniente tenía este rancho como el más pequeño a las demás
propiedades. De ahí su nombre de hormiga.
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Manuel Garcés Jiménez
Carlos Salinas de Gortari, 1°/XII/1988 – 30/XI/1994
Ernesto Zedillo Ponce de León, 1°/XII/1994 – 30/XI/2000
Vicente Fox Quezada, 1°/XII/2000 – 30/XI/2006
Felipe Calderón Hinojoza, 1°/XII/2006 – 30/XI/2012
Enrique Peña Nieto, 1°/XII/2012 – 30/XI/2018
Andrés Manuel López Obrador, 1°/XII/2018 –
30/XI/2024.
Más tarde, Adolfo López Mateos (1958-1964) quien no dejó
su casa en la avenida San Jerónimo, si bien nunca (que se sepa)
tuvo la intención de darle otro uso a la residencia.
Hoy, la que ha sido vivienda de 13 presidentes (con
excepción de López Mateos) será convertido en un espacio cultural
para todos los mexicanos de todas las clases sociales.
Hasta finales del siglo pasado Los Pinos era un espacio
relativamente abierto que acabo cuando Ernesto Zedillo instaló la
gran reja verde de hierro fundido sobre el acceso de la avenida
Parque Lira. Esto sólo se abría para darle paso al convoy
presidencial.
El cerco de protección cada vez más cerrado en torno al Jefe
del Ejecutivo por parte del Estado Mayor Presidencial (EMP), ha
sido en paralelo con las crecientes medidas de seguridad y
vigilancia en Los Pinos.
La creciente y sofisticada tecnología de resguardo y
vigilancia, así como los militares destinados por el EMP con
Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, han hecho de la residencia
un sitio impenetrable al cual solo se podía acceder si previamente
era invitado, si algún servicio era requerido o si se laboraba ahí.
Controles vehiculares con plumas y dispositivos
automáticos para reventar neumáticos, cámaras de video
vigilancia, arcos detectores para metales, escáner de rayos X,
puertas de acceso controlado a oficinas, revisión de gafetes e
identificaciones representan apenas algunas medidas con
tecnología de punta que fueron utilizadas para la seguridad en esta
residencia.
70
Los Pinos, Residencia oficial de la ignominia
Mucho más estrictos fueron las medidas para cuando se
anunciaba alguna marcha de protesta con intenciones de llegar a
Los Pinos. En esos casos se desplegaban policías capitalinos,
granadero y guardias presidenciales; además se instalaban vallas
metálicas en la avenida Chivatito, a la altura de la estación del
Metro Auditorio.
Dentro de sus muros, está residencia ha vivido toda suerte
de ampliaciones, nuevas construcciones, adecuaciones
remodelaciones y la decoración ha variado según el gusto y
necesidades planteadas por sus habitantes.
Mientras con Lázaro Cárdenas apenas se hicieron algunas
reformas a la casa ya existente en 1935, Manuel Ávila Camacho
adecuó un chalet tipo inglés, hoy llamado residencia Lázaro
Cárdenas. En la casa dispuesta por Adolfo Ruíz Cortines (hoy
lleva su nombre) se encuentran los salones Los Presidentes y
Venustiano Carranza.
Miguel Alemán (1946-1952) mandó a construir otra casa de
mayores dimensiones y ha sido usada de forma alterna como
vivienda y también oficinas.
En los gobiernos de Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz
Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) se
hicieron sólo remodelaciones. José López Portillo (1976-1982)
ordenó construir la calzada de los Presidentes, una enorme
biblioteca (la cual desmontó al finalizar su sexenio para llevarse a
su residencia particular) y las cabañas a las cuales (previa costosa
remodelación) llegó a vivir años después Vicente Fox Quesada.
Miguel de la Madrid (1982-1988) cambió la distribución y
uso de los espacios, separó el área de trabajo de la festinada para
residencia familiar e instaló su despacho en la casa Lázaro
Cárdenas y es el artífice de la fachada blanca que hasta la fecha
distingue a la mansión.
Para su sucesor, Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), la
prioridad fue encabezar en la propia residencia sus actos públicos
oficiales. Por eso ordenó la construcción de los salones Adolfo
López Mateos y Miguel Ávila Camacho.
71
Manuel Garcés Jiménez
El presidente Ernesto Cedillo prácticamente no realizó
modificaciones, pero si ordenó construir un área de juegos para sus
hijos en el sótano de la casa Alemán.
En 2007, el presidente Felipe Calderón Hinojosa ordenó
remodelar esa área, pero se desconocen sus características y
contenido porque bajo reserva de ley los planos de la obra se
mantuvieron en secreto. Todo apunta, sin embargo, a que se trata
de una suerte de búnker con instrumentos de inteligencia, pues así
lo sugirió el ex mandatario en una entrevista concedida a la
televisión estadounidense en 2010.
En el sexenio pasado con Enrique Peña Nieto, por 78
millones de pesos ingenieros militares construyeron un edifico de
5 mil 310 metros cuadrados para las oficinas del jefe de la Oficina
de la Presidencia y de Comunicación Social.
Fiestas y derroche en la residencia de Los Pinos
Los caprichos del poder presidencial en México tienen sus
mayores expresiones, no pocas veces, en Los Pinos. Sus
protagonistas desmesuras y extravagancia se han hecho públicos a
partir de indiscreciones o infidencias, incluso meses o años
después de ocurridos.
Después de su primer habitante, el general Lázaro Cárdenas
del Río, sus sucesores, el anecdotario ha dado para el registro de
una serenata que llevó Irma Serrano La tigresa a Gustavo Díaz
Ordaz, pero también la fiesta que organizó ahí mismo ese
presidente para conmemorar sus 30 años de matrimonio y donde
Armando Manzanero estrenó la canción Parece que fue ayer.
El apego de la familia Echeverría Álvarez al folklor y las
costumbres mexicanas se extendió en Los Pinos más allá de servir
horchata y agua de Jamaica en las reuniones de gabinete. Doña
María Esther Zuno Arce instaló en el sótano de la residencia
Miguel Alemán un museo de trajes regionales.
José López Portillo llevó a vivir ahí a su madre, doña
Refugio Pacheco, quién fue una de las principales promotoras de la
primera visita del Papa Juan Pablo II a México y a quién se
abrieron las puertas de los Pinos.
72
Los Pinos, Residencia oficial de la ignominia
Además, ahí se casó el 21 de octubre de 1979 Carmen
López Portillo y Romano con Rafael Tovar y de Teresa, fallecido
en el 2017 y quién fuera el primer Secretario de Cultura durante el
régimen de Enrique Peña Nieto.
Los festines en la residencia oficial, por el motivo que
fuese, junto con sus exclusivos invitados, se han vuelto famosas y
han dado mucho de qué hablar.
Carlos Salinas de Gortari celebró en el salón Adolfo López
Mateos la fiesta de 15 años de su hija Cecilia, con la actuación
especial del cantante Luis Miguel.
Luego, el 2 de julio de 2001 y justo un año después de
haber ganado las elecciones que lo convirtieron en el primer
presidente de oposición en México Vicente Fox Quezada se casó
ahí con su hasta entonces vocera Martha Sahagún.
La pareja acondicionó entonces como vivienda las cabañas
construidas años atrás. Y pese al discurso propagado, pronto se
revelaría que aquello fue un acto de dispendio, pues entre los
trabajos de remodelación y avituallamiento se gastaron del erario
público 40 millones de pesos de aquellos años.
Y aunque como presidente Vicente Fox promovió las visitas
guiadas a Los Pinos y hasta patrocinó una de las obras más
completas escritas sobre la casa presidencial, también es cierto que
al concluir su mandato hizo instalar en su rancho de San Cristóbal,
Guanajuato, una réplica de la sala de juntas y ha pugnado para que
lo llamen “presidente” como se estila en Estados Unidos.
Recordemos, que el único mandatario que la historia lo
recuerda como presidente, es al prócer del Instituto Politécnico
Nacional, “El Presidente Lázaro Cárdenas del Río”.
También los hijos de Ernesto Zedillo Ponce de León
organizaron algunos festejos en los salones de la residencia
presidencial. Años más tarde, mucho se habló de las veladas
bohemias organizadas por el presidente Felipe Calderón Hinojoza.
Durante el actual sexenio, los hijos del presidente Enrique
Peña Nieto y de su esposa Angélica Rivera organizaron ahí
algunos festejos. El propio mandatario ha celebrado en compañía
de familiares y amigos algunos de sus cumpleaños. Sin embargo,
73
Manuel Garcés Jiménez
oficialmente la Presidencia siempre ha declarado estas fiestas
inexistentes.
Las pinturas localizadas en una bodega
Lo que se conoce como la Colección de pintura de la residencia
oficial de Los Pinos, consistente en 33 obras pictóricas, de igual
número de artistas comisionados en 1933 por el entonces
presidente Carlos Salinas de Gortari ha sido encontrada en una
bodega dependiente de Presidencia de la República, ubicada en la
avenida Constituyentes, por parte de su Dirección General de
Bienes Materiales.
Al parecer se trata de una bodega de grandes dimensiones
en lo se resguardan miles de objetos de todo tipo, desde muebles y
accesorios, incluso regalos recibidos de anteriores gestiones
presidenciales, aunque tiene un área reservada para obra de arte.
Fue allí donde se encontraron obras de arte de la colección
embaladas e identificadas. Falta saber si la bodega cuenta con las
condiciones necesarias para albergar piezas de arte.
¿Qué pasará con estas obras de los pintores: Rafael
Cauduro, Beatriz Ezban, Luis Nishizawa y Luis Urbán?, ¿Dónde
finalmente serán expuestas al público?, hasta el momento nadie
sabe. Y como decía mi tía Petronila: “Solo Dios sabe”.
El palacete de Huixquilucan
Dispuesto a cerrar la presente crónica hojeo el periódico la Jornada
del lunes y martes del 25 y 26 de febrero del año en curso donde
me encuentro con un tema interesante que se relaciona con Los
Pinos, es otra casa presidencial conocida como: El palacete de
Huixquilucan o de la Herradura, o Los Pinitos o también, Los
Pinos de Huixquilucan. Es la Residencia Soledad Orozco, ubicada
en La Herradura, Huixquilucan, estado de México, donde se
resguardan obras de arte y objetos suntuosos como es un óleo
titulado “Vendimia de flores” (1949) atribuido al maestro Diego
Rivera, el cual, de acuerdo con expertos podría ser falso.
“La obra que mide 1.49 por 1.79 metros, con marco dorado
de hoja, esta valuada por la oficina de la Presidencia de la
74
Los Pinos, Residencia oficial de la ignominia
República en 31 millones 551 mil 200 dólares. Se trata de un
precio absurdo, no puede valer eso, simplemente porque no es un
Rivera”
Ahora resulta que la lujosa Residencia Soledad Orozco que
mantiene la Presidencia de la República se encuentra en un litigio
promovido por los herederos del ex presidente Manuel Ávila
Camacho y su esposa, quienes a como dé lugar pretenden
recuperarla debido a que anteriores gobernantes incumplieron el
acuerdo de donación dispusieron que la mansión debería servir
exclusivamente para hospedar a mandatarios extranjeros en visita
oficial a nuestro país; así como para funciones propias de la
Presidencia de la República.
Fue en el año de 1997 cuando el gobierno federal la recibió,
pero resulta que fue mal utilizada por las administraciones pasadas
del PRI del PAN, pues fue el lugar de desmanes, pachangas y
fiestas suntuosas de los hijos de los mandatarios donde se erogaron
millones de pesos en su mantenimiento en general. Veamos estos
datos que nos proporciona la Jornada. “Los gastos en servicios de
luz son otra constancia de que no se trata de una mansión
pequeña y abandonada: el gobierno federal, a través de su partida
presupuestaria 31101, pagó el sexenio pasado por energía
eléctrica 20 millones 753 mil 425.72 de pesos” entre otros gastos.
Pues es así como se cuecen las habas en los gobiernos anteriores
donde prevaleció: el desmán, el derroche, el despilfarro, la
ignominia, mientras millones de familias mexicanas no tienen un
bocado al día, y de todos los días del año para comer.
Fuentes
Arnáiz y Freg, Arturo. (1963). Madero y Pino Suárez En el
cincuentenario de su sacrificio 1913 – 1963,Testimonio
históricos seleccionados por Arturo Arnáiz y Freg.
México: Secretaría de Educación Pública.
Creelman, James. (2003). Díaz, Jerarca de México. México:
UNAM
75
Manuel Garcés Jiménez
Macías, Carlos (Prólogo, selección y notas). (1992). Plutarco Elías
Calles. Pensamiento político y social. Antología (1913-
1936). México: SEP/ FCE.
Museo Nacional de las Intervenciones (Ex Convento de
Churubusco). (2007). Las Intervenciones de México, 1825
– 1916. México.
Novo, Salvador, (1980). Los paseos de la Ciudad de México.
México: FCE.
Observatorio Astronómico Nacional (OAN), Calendario 2019.
Prieto, Riodelaloza, Raúl. (1993). Álvaro Obregón resucita: de los
Tratados de Libre Comercio. México: Edit. Dalmon.
Ramírez González, Beatriz (2008). En la pobreza y en la riqueza.
Biografía de doña Natalia Chacón de Elías Calles
(primera dama de 1924 a 1927. México: Documentación
y Estudios de Mujeres.
LVI Legislatura, Cámara de Diputados (1997). Los gobernantes
de México, Documentos para la historia. México.
La Jornada. Domingo 2 de diciembre de 2018.
La Jornada. Martes 17 de julio de 2018.
La Jornada. Martes 15 de enero de 2019.
La Jornada. Lunes 25 de febrero de 2019.
La Jornada. Martes 26 de febrero de 2019.
76
PERSONAJES DE MI BARRIO
Verónica Müller
La Dama Museos
Verónica Müller
Dirige el proyecto Museando Ando cuya misión es enlazar museos
con personas, sirviendo a México en el terreno de la educación
mediante su cultura. Esta misión surgió hace 35 años al conocer el
Museo Nacional de las Culturas del Mundo. Tesis de Maestría
“Reorganización administrativa y propuesta de la documentación
completa del registro ordenado, actualizado y re-editable de los
museos de las 16 delegaciones del Distrito Federal en el 2008”.
Estudios de guía de turista (ENAH). Locutora (ANLM).
Promotora de encuentros de museos comunitarios. Autora del
libro-revista Museando por las Rutas Patrimoniales y Museos
Comunitarios. Conductora del programa en Radio Fórmula
Museando Ando - 104.1 fm y 1500 am.
www.radioformula.com.mx (sábados de 20 a 21 hrs), con dos años
en esta emisora y cinco años trasmitiendo por internet.
Personajes de mi barrio
Sirvan estas líneas a manera de presentación ~ Soy Verónica
Müller ~ la Dama Museos con un proyecto de vida poco común,
crear una fórmula para motivar a las personas para que visiten
museos. El proyecto se llama MUSEANDO ANDO, el cual ha
consistido en acercarme a las personas, frente a frente y
trasmitirles -- en intento contagiarles -- la gran alegría que siento al
descubrir y todo lo que he aprendido visitando MUSEOS.
La génesis.-Todo comenzó como un pasatiempo y poco a
poco sin darme cuenta me convertí en la promotora voluntaria,
independiente y con mis propios recursos de los museos de la
Ciudad de México, como un eslabón más de la importante cadena
informativa cultural con que cuenta México. Quería visitarlos
todos y como la niña que colecciona muñecos de peluche, yo
comencé a coleccionar museos y he logrado coleccionar alrededor
de 700 durante 35 años aproximadamente. Eso ha redundado en
un compromiso de buscar diversas maneras para difundirlos. Al
descubrir la carencia de información sobre la ubicación de los
museos, en mi tesis de maestría expongo la mencionada dificultad
de encontrarlos. Abundando en la fórmula arriba citada, he
incursionado en la realización de recorridos, cuentos, títeres, librorevista,
encuentros de museos comunitarios y programas de radio
por internet y por FM y AM. en Grupo Fórmula. Mi misión es
enlazar personas con museos y hacer sinergias con el mundo
cultural. Tengo en mente otro tanto de ideas para que sigan
brindando un servicio a la sociedad que en su momento saldrán a
la luz.
Ahora bien después de esta breve semblanza, les comparto
la crónica sobre una entrevista realizada a una persona que vivió
en mi barrio y nos lleva de la mano para saber los aconteceres de
un grupo de ciudadanos mexicanos que decidieron su vida en base
a sus circunstancias o que la vida la decidió por ellos. Inventé los
nombres por respeto a la identidad de los protagonistas,
comenzamos.
En mi investigación contacto a Polo mi fuente informativa,
quien de alguna manera y aunque sea a distancia conoció, a los
personajes de mi barrio, siendo el mismo todo un personaje.
79
Verónica Müller, la Dama Museos
Entrevistadora ~ ¿cómo fueron los tiempos de hace décadas
por este rumbo?
Entrevistado ~ el relato que describiré comenzó hace
cuarenta años me refiero a un grupo de personajes de la calle en un
lugar conocido como El Molinito en Naucalpan de Juárez, Estado
de México delimitando con el Distrito Federal. El Molinito tiene
una colonia que se le conoce como Guardias, la ubicación es la
siguiente: guardias estaba en el interior del Campo Militar, donde
vivían militares de guardias presidenciales, fuera del campo militar
vivían revueltos civiles y militares, aún existe la barda de piedra
que divide dicho predio. Aquí han vivido muchos personajes del
barrio como el Ratón quien sigue vivo, este mexicano quien aún
en el 2019 deambula por las calles de este barrio, su oficio era ser
ladrón, las nuevas generaciones desconocen su historia porque
ahora solo es un vagabundo indigente, que vive de comer basura,
jala una cobija más que mugrosa, sucio, maloliente, camina
arrastrando los pies, en pocas palabras una piltrafa de ser humano,
perdió un ojo y hoy es un bulto decorativo en esta jungla humana
y dicho sea de paso como tantos personajes que la sociedad ni los
ve ni los oye. Además del Ratón hay otros personajes, entre la
flota de muchachos que en aquel entonces se reunían hace cuarenta
o cuarenta y cinco años. Me refiero al Rocas, otro personaje con
una historia difícil, él no es ladrón, no es narco menudista como
los que había ahí. El Rocas es un personaje con mala suerte, por
un lado o con buena suerte por el otro, con el defecto de ser muy
holgazán, su nombre es Mario quien tuvo la desgracia de perder a
su madre a los catorce años. La señora tenía una cantina de esas
de barrio, en donde se vendía cerveza, algo de alcohol y todo lo
que se sirve en una cantina. Su padre la mató y lo metieron al
bote. Usted lector imagínese que pudo haber sucedido para que se
desencadenara esta tragedia, tantee la desgracia de este relato. El
Rocas quedó huérfano y prácticamente de dueño de una vecindad,
maltrecha, donde se reunían muchos, muchos vagos ahí con él,
donde daban chance de dormir en su cuarto, aparte de que él
rentaba el resto de la vecindad. El Rocas era muy bueno para el
futbol, o al menos eso decían ellos, la banda. Su equipo que lo
80
Personajes de mi barrio
hizo ahí mismo, chamacos de entre catorce a dieciséis años. Yo
les llevaba a todos ellos más de diez años de edad. El equipo de
futbol se llamaba el Rayito porque cuando quisieron ponerle su
nombre a su equipo se acordaron que todas las vecinas, las
chamacas le llamaban el Rayito del Sol. La colonia se llama
Guardias porque ahí estaba una sección destinada a familiares de
soldados de guardias presidenciales, gente de tropa. La gente de
tropa es de subteniente, de sargento primero para abajo o sea;
soldado raso, cabo, sargento segundo y sargento primero, o sea
pura tropa. Los del Rayo tuvieron después no sé si por fortuna o
por desgracia que pertenecer, la mayor parte de ellos, al famoso
grupo de los Halcones, que ahora dan cuenta de ellos en la
premiada película “ROMA” de Alfonso Cuarón la cual ganó tres
Oscares en Hollywood en febrero de 2019. Continuando con la
crónica, todos pasábamos por una especie de tamiz, que cuando
llegábamos a cierta edad nos enrolábamos en el ejército, la mayor
parte de ellos habían sido soldados, para luego salirse y ser parte
de los Halcones porque ganaban más. Mario sobresalió porque
aparte de ser Halcón después de que se acabó ese grupo, se enroló
en el ejército con cierto grado y muy buen tratamiento por ser
futbolista porque decían que jugaba muy bien futbol. Aparte de
que le decían el Rocas por tacaño como una roca y estaba bien
porque tenía que mantener a tres hermanos menores que él, uno de
ellos el Sonny, porque era muy bueno para golpear, era gordito y
hablaba como Chabelo. Al Sonny lo mataron porque era ladrón,
habrá muerto por 1972, era un adolescente, era entrón porque en
un momento me defendió de unos soldados borrachos y yo estaba
más borracho que ellos y no podía defenderme, así que el Sonny
siendo un niño les dio una golpiza a estos soldados borrachos, casi
casi los noqueó, sus amigos del Sonny eran de la edad de él. Le
pusieron este apodo en homenaje a Sonny Liston.
El Rocas hizo sus veinte años en el ejército, le dieron algún
dinero y reformó la vecindad que era un cuchitril, la hizo una
vecindad bastante rentable y sigue viviendo en el área. Nuestro
personaje luce como un personaje bíblico por la luenga barba que
porta y parece limosnero y a veces pirata y fan del futbol. Es muy
81
Verónica Müller, la Dama Museos
bueno para no hacer nada, o sea que vive de sus rentas y el
mencionado lugar como comenté está casi casi pegado al Distrito
Federal y allí fue la génesis, donde salió la idea de hacer.
-¿Sabes quién o quienes educaron a nuestros personajes? es
importante saberlo dado que es en la educación dónde nos
forjamos los seres humanos.
Entrevistado.- El Rocas no terminó la secundaria y se hizo
cargo de sus hermanos, el Diablo, el más chico el Daniel, quien se
dedicó a dibujar porque me veía que yo dibujaba y él quería
imitarme. Era un niño como de siete u ocho años y actualmente
tiene un taller de rótulos en el área. Hay otro hermano, el que le
apodaban el Negro y se fue a Estados Unidos y allá vive. El
mayor que ellos, le decían el Reservas, él tendría unos dieciocho
años cuando mataron a su mamá, le pusieron el Reservas porque
un día llegó de chismoso y dijo que lo habían recibido en las
reservas del Atlante, entonces de burla le pusieron el Reservas por
eso se ganó ese apodo.
Entrevistadora.- Por favor explícanos quienes son Los
Halcones.
Entrevistado.- Era un grupo formado por debajo del agua, o
por debajo de la mesa, por el gobierno del Distrito Federal, era un
montón de chamacos golpeadores que no usaban uniforme, que les
pagaba el gobierno diariamente y les enseñaron karate, kendo y un
mundo de cosas de artes marciales. Por ahí hay un libro famoso
que se llama Jueves de Corpus el cual toca este tema, su autor
Antonio Solís Mimendi narra: El kendo es una vara de bambú de
metro y veinte centímetros o más grande, las traían en las dos
manos y se usaban para golpear y defenderse del potencial
enemigo. En la estación del metro Normal hay fotos del grupo de
los halcones, en plena acción. Ahí sucedieron muchas cosas y ellos
trabajaban para el Distrito Federal como ya lo mencioné y en esa
época la mayoría de los muchachillos entre diecisiete y veintidós
años eran Halcones y había varios turnos al servicio. Después del
jueves de Corpus les dieron 5,000 pesos y les dijeron adiós y que
se fueran para sus casas.
82
Personajes de mi barrio
Muchos de ellos tuvieron cabida en la policía uniformada y
la policía de tránsito del Distrito Federal, la mayoría se dedicaron a
vaguear y lo de siempre entre drogadicción, entre peleas entre
ellos, entre vagancia, entre robos, así vivían la vida. Todavía hace
diez años, fui a tocar rock&roll a las fiestas de ahí, fiesta para los
veteranos y todavía no han perdido la tradición y para demostrarlo
se golpean en la calle, viejos de sesenta años.
Entrevistadora.-¿Ese trato era por rencor?
Entrevistado.-Te contesto con un no, era una especie de
deporte que desde chamacos lo hacían tomando cerveza. Yo no
tomaba con ellos porque yo era más grande que ellos, ellos eran
futbolistas, yo no. Entre ellos los domingos en las tardes se
peleaban con los soldados que pasaban por ahí, con quien fuera se
peleaban y se peleaban en serio y al otro día estaban como si nada,
seguían siendo cuates y todavía eso sucedía cuando ya tenían
cincuenta años, casi sesenta años. Todo eso hacía el grupo, en el
lugar ese que se llama Guardias. Es especial con respecto a su
ubicación pues para entrar allí en vehículo solo había una entrada
que servía también como salida y dos calles que aún existen por la
escalera. El área comprende cinco manzanas, por lo estrecho nos
conocíamos y nos tolerábamos todos, era como una enorme
vecindad.
Ahí también había dos calles con escaleras para entrar y
salir aparte de la única entrada y salida de vehículos. Sin exagerar
todos nos sabíamos, lo bueno, lo malo, lo regular, dicho de otro
modo se sacaban los trapitos al sol, era como una vecindad enorme
esas cuatro manzanas y había de todo, como lo mencioné antes
sobre el personaje del Ratón, que era un raterazo y fue entrevistado
por Jacobo Zabludovsky por ratero. Hay algunos otros, como el
Cuco, el Cirilo y sus ayudantes, eran la plaga del lugar.
Afortunadamente para mí y para mis hijos yo salí de ahí en
el año en que tomó posesión el presidente José López Portillo en
1976 y desde entonces vivo por el rumbo de Satélite.
Entrevistadora.- ¿Había alguna escuela por el rumbo?
Entrevistado.- La escuela en donde la mayor parte asistió se
llamaba Eva Sámano de López Mateos, estaba el grupo de futbol
83
Verónica Müller, la Dama Museos
El Rayito, el Turín, había otro que no era de los soldados sino de la
parte civil Palmeiras, eran tres equipos de futbol, la particularidad
era que todos se conocían y me reconocían. Insisto todos sabían la
vida de los demás, todos se toleraban, convivían prácticamente
todos los rateros, y eran cuates. El que si era mi cuate era el Cirilo.
Otra cosa, por las noches salía en una caminata para verlos y me
daban tristeza los teporochos. Yo en ese momento no tomaba y les
llevaba unas hojas con alcohol metidas en una olla, o en los botes
de leche vacíos bien lavados, les ponía hojas de té, azúcar y
alcohol y se los llevaba a los teporochos que dormían en los
puestos vacíos del mercado. En dichos puestos se escuchaba voces
de entre los puestos y yo les decía quiúbole, que andas haciendo
ahí pinche Cuco y Cuco con su voz aguardentosa me contestaba
¿Cómo me conociste? Yo le respondí…por los zapatos cafés guey,
yo la verdad no veía a nadie yo solo oía su voz. Entonces los
rateros estaban esperando a sus clientes, como ellos les decían,
justo ahí entre los puestos del mercado. A ellos también les daba
una ración de hojas casi hirviendo y aparte les llevaba a mis otros
cuates teporochos hojas con alcohol. Toda esa calle la recorría a
las tres de la mañana, o tres y media.
Entrevistadora.- ¿Porque se les pone apodo a las personas?
Entrevistado.- Por facilidad, para llamarlos con
desenvoltura, en Estados Unidos hay un nombre que se le dice
Jetro y su apode es el Jet, otro que se llama William y le dicen
Wili y así por el estilo. Se les pone por burla, por facilidad o por
rebote. En el batallón de zapadores había un chaparrillo que le
decían el Piteco del segundo batallón de ingenieros de combate,
antes designados como zapadores, el Piteco era chaparrito, alegre y
deportista y tenía a su esposa y ¿Cómo crees que le decían? Obvio,
la Piteca y así es como surgen los apodos. En algunas familias
tienen la costumbre de poner apodos por las causas que sean y así
crecen y luego no son reconocidos por su nombre sino por el
apodo.
Entrevistadora.- ¿Se podría pensar que solo a las personas
que están en la cárcel o maleantes tienen mote?
84
Personajes de mi barrio
Entrevistado.- Desde luego que no, algunas familias se
ponen apodos entre sí, algunos son ofensivos, otros por llevar la
contra como al alto le dicen el chaparro y es solo por molestar o
por diversión.
A los maleantes les ponen el apodo totalmente al revés, por
ejemplo si un cuate es muy rezador, va a todos los velorios y hace
sus rosarios y le gusta la onda religiosa pues le ponen el diablo, en
las cárceles son alrevesados, pues lo mismo que afuera ¿no crees?.
Si un cuate es locutor y parlanchin, le ponen el mudo.
Entrevistadora.- ¿Te pusieron algún apodo a ti?
Entrevistado.- A mí me pusieron el Elvis por burla, porque
yo iba con los López Polo. Los López Polo eran un trío de
zapadores soldados que tenían un trío e iban a cantar mañanitas en
fiestas y amenizaban borracheras, el Teniente López Polo, el cabo
López Polo y el otro era el soldado López Polo, yo me les pegaba
y les tomaba la guitarra prestada era principiante y solo me sabía
dos que tres canciones entre ellas las que tocaba Ricky Nelson,
Cindy, Restless Kid, Hello Mary-Lou porque era mucho muy fácil
cantar sus canciones, entonces un día que le llevamos mañanitas a
la novia de un tal Andrés, que era sargento segundo de guardias
presidenciales, cuando era el momento de descanso, agarré yo la
guitarra y me eché dos que tres canciones que me sabía en inglés,
era country y las chamacas se alocaron y Andrés de pura burla me
empezó a decir Elvis, ándale, cántate otra Elvis, entonces me di
cuenta que sí podía cantar canciones como el Elvis y la primera
que me aprendí fue It‟s now or never.
Entrevistadora.- Una de las virtudes que encuentro en ti es
que sin saber inglés te ibas a ver las películas donde cantaban estas
canciones, muchas pero muchas veces y anotabas las letras y luego
te las aprendiste.
Entrevistado.- La primera que vi fue la de Ricky Nelson ~
Río Bravo la vi como unas seis u ocho veces con John Wayne y
Dean Martin y era de vaqueros, trataba de un preso en una cárcel,
con el Sherif y sus ayudantes. En una escena Ricky Nelson agarró
la guitarra y canta sin más ni más y esa fue la que me aprendí y fue
Cindy y de ahí pal real.
85
Verónica Müller, la Dama Museos
Yo me hice mi conjunto, no junte amigos que quisieran
tocar sino agarré un conjunto ya hecho José, Jorge y Alberto, José
tocaba el requinto, Jorge tocaba el bajo y ojalá y viva, Alberto que
aun toca la batería con los hermanos Carreón y vive muy cerca de
los Remedios. Los fui a ver tocar porque yo me llevaba bien con
ellos, luego fuimos a tocar a San Mateo y debuté a la hora de la
hora, era 1964. Recuerdo que la gente quería oír una canción de
los Beatles y estos mis cuates no se sabían ni una y claro que
querían oír algo de ellos pues eran la novedad. Me di cuenta que
algunos no los habían escuchado y yo solo me sabía el ~ Do you
want to know a Secret y me sabía I saw her standing there,
también les dije como se acompañaba y más o menos nos salió a
pesar de que ellos no se la sabían pues el único que sí se la sabía,
era yo. Finalmente le echaron ganotas y salimos airosamente.
De ahí pal real, se vinieron conmigo los tres y nos acoplamos en el
acompañamiento, el cantante se llamaba Rodrigo y ahorita vive en
Cancún, Rodrigo era vecino de la Brigitte, ahí también cerca del
Molinito, se vinieron conmigo yo tenía como siempre un poco de
dinero guardado y seguí avanzando en este proyecto y con mis
ahorros compré un amplificador para el bajo, ya para ese entonces
yo tenía mi guitarra eléctrica, un amplificador para mi guitarra y
conseguíamos el equipo que nos faltaba y comenzamos a ensayar.
Luego luego, el día que me eché el palomazo con ellos en San
Mateo fue un sábado y el martes siguiente pa pronto ensayamos,
ya tenía yo el conjunto, bajo requinto y batería y todos
semiprofesionales.
Entrevistadora.-¿Porque no te quedaste enganchado con tus
conocidos los malvivientes?
Entrevistado.- Yo no me quedé enganchado gracias a mi
Papá, mi papá tenía muchos libros, libros que recortaba del
periódico y los empastaba, en los periódicos publicaban 36 páginas
de libro de equis autor todos los domingos y los juntaba y luego
los armaba como un libro y entonces ya era un libro en efecto.
Bueno pues yo empecé a leer desde los nueve años entonces yo
sabía que la solución mía no era meterme a la policía o quedarme
en el ejército, o meterme de comerciante como otros que estaban
86
Personajes de mi barrio
más cerca de mí, o sea, yo tenía algo que hacer y los libros me
habían dado la clave para empezar a saber cómo se lograba ser lo
que yo quería ser, en este caso soy dibujante. También me dieron
la clave de que en los libros también podía hablar inglés y en las
películas podía practicarlo de oído o sea me dieron la clave y la
clave vino de los libros, me dieron muchas ideas que hasta la fecha
tengo un argumento en donde los Beatles de hace 50 años vienen a
América, Paul MacCartney es sobrino de Elvis Presley lo van a
visitar a Arizona y ahí los Beatles cantan sus canciones y se hace
una pachanga, los cuatro Beatles vaciladores y Elvis ya maduro
pero sigue siendo Elvis o sea que aún tengo la idea y ojalá la lleve
a cabo de hacer una película animada en donde suceda eso.
Ahora te respondo del porque no me quedé enganchado, es
porque sabía que yo podía hacer cosas tal cual lo dicen los libros.
Otra fue que mis padrinos, el papá de Virginia, esposo de
Ernestina, mi padrino como que me daban cuerda de decirme que
yo era una persona que valía, me acuerdo de una vez en
Cuernavaca Morelos tenía once años y mi padrino lo mandaron de
partida a Iguala y yo me quedé de apoderado de él, yo cobraba sus
quincenas y se las llevaba a Ernestina, a mis once años me creían
responsable de hacer eso y lo hacía. Con el alcoholismo que dicho
sea de paso, ni me gustaba el trago, pero lo hice por imitación, los
libros me dieron agarraderas para poder salir del alcoholismo y
actualmente esa conducta aprendida me da agarraderas para poder
hacer un argumento sobre Villa y sobre Zapata que estoy haciendo
ahorita y presentarlo y hacer un cartón, el día de la presentación de
la revista, a la vista de todos, como show, que me tarde dos horas
y media, tal vez tres y presentar mi trabajo tal como lo hago con
lápiz grueso, con plumones y en una hoja de ilustración
grandotota. Los libros son la clave, un escalón con libros para irme
agarrando y lo bueno y lo malo es que todavía no llego arriba y no
me interesa mucho llegar arriba, lo importante es que estoy
escalando, ojalá te sirva lo que te digo.
Entrevistadora.- ¿Los otros cuates si se contaminaron?
Entrevistador.- El tema es agarrarse de los libros, es un
regalazo que nos podemos dar, los libros nos dan ideas que
87
Verónica Müller, la Dama Museos
germinan en nosotros, están ahí a la mano, son para que los tengas
y digas: Yo ya me leí, como por ejemplo, El vendedor más grande
del mundo y ya voy a vender lotes en la luna o sea para quien
tenga ese tipo de ideas. Me preguntaron en una ocasión qué cuánto
tiempo debe uno practicar para hacer historietas. Cuando pude
hacer la primera historieta me daba gusto verla impresa, no
contaba cuánto iba yo a ganar, entonces yo no tenía las ganas de
ganar sino de hacer. ¡Uy Polo, aquí has de haber ganado la pura
feria! Y yo le contesté, no importaba lo que había ganado sino que
lo había hecho y que puedo seguir haciéndolo.
No sé si eso tenga mucho que ver, mientras él veía primero
la lana, yo primero veía la parte anímica, la visual. Él en su mundo
desea mejorar cuantitativamente y es válido, más yo sin
menospreciar el dinero primero me importa mejorar mi obra pues
así en adelante puedo vender mejor mi obra.
Mi pensamiento con respecto a la compra de un coche no
me importa la marca si es Ford o Rolls-Royce, a mí lo que me
importa es que sea rojo y me traslade a mi destino, la editorial
donde tenía que dejar mi trabajo para que entonces me pagaran. A
mis cuates sí que les importa la marca para presumir.
En lo referente a la comida, mira me importa poco si como
un plato de frijoles en el suelo o en un restaurante, lo más
importante para mí es tener hambre.
Con respecto a mi obra, me es importante haber aprendido a
ha grabados en piel pues tiene un grado de dificultad diferente a la
del papel, la madera, el bastidor o cualquier otro material, pues
estos se trabajan a la superficie con diferentes accesorios, no solo
pinceles y también aprendí últimamente a hacer películas en
dibujos animados y esa manera de pensar a entrarle a estos retos,
fue gracias a los libros que leí desde los nueve años.
Reconozco que me contaminé con esas influencias de mis
“cuates” del Molinito pero los libros me marcaron para usar mi
cabeza pensante, los libros no dan soluciones como tal a los
problemas que vayamos teniendo, te van a dar panoramas para
buscar soluciones, activar las dudas que se van teniendo en el
caminar de nuestras vidas. Las dudas futuras las enfrentaré con
88
Personajes de mi barrio
gusto. Cito otro ejemplo que se me quedó grabado en mi mente, el
dato de Brasil que no tuvo guerra de independencia, nada más fue
un cuate de Brasil y dijo saben que ya no queremos pertenecer a
Portugal y le respondieron, bueno sale, fírmale ahí y listo, eso paso
en el 1850 y este conocimiento lo adquirí gracias a un libro y
tantos, detalles que para el común denominador no tendría
importancia pero para mí sí y aprendí que todos los países de
América tuvieron guerra de independencia menos Brasil y Canadá
y me quedo muy contento por saberlo.
Ojala sirva de algo todo lo que acabo de decir.
Me despido de Polo pidiéndole por favor la oportunidad de
seguir conociendo la historia de mi barrio con sus personajes y que
gracias a él hoy se más de mi barrio.
89
LOS ZAPATISTAS DEL SUR
LA ESTATUA DE EMILIANO
ZAPATA EN HUIPULCO
Jaime Orozco Barbosa
Jaime Orozco Barbosa
Nacido en la Ciudad de México. Estudió Administración de
Empresas en la UNAM. Realizó la maestría en administración
pública en París, Francia. Intervino para establecer el Museo de
Historia de Tlalpan, y la nueva Biblioteca Central Delegacional en
Tlalpan en 2006. Fue 9 años presidente de la Asociación de
Cronistas del D. F., cronista emérito y oficial de la Delegación hoy
Alcaldía de Tlalpan desde 1997. Integrante del Cabildo Nacional
de la Crónica de la Ciudad de México. Miembro honorario de las
Asociaciones de los Estados de México, Sonora, Morelos e
integrante de la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades
Mexicanas. Ha impartido 150 conferencias y participado en
programas de radio y televisión, desde hace más de veinte años.
Publicaciones: Casas Antiguas y Monumentos de Tlalpan;
Bosquejo histórico de la colonia Toriello Guerra; Minimonografía
de Tlalpan; La ciudad de México, crónica de sus Delegaciones; El
Municipio Mexicano. Tres trabajos publicados en Arquitectura
Parlamentaria en México, de 2010.
Los zapatistas del sur. Les estatua de Emiliano Zapata en Huipulco
El signo de la historia de Tlalpan ha sido en todas sus épocas la
lucha por la Tierra y la lucha por el agua.
De esta manera, en el siglo XX la caída de la Dictadura de
Porfirio Díaz se significó por el surgimiento en el Sur del
movimiento por la devolución de la tierra que les habían quitado
los hacendados, lo que motivó a Emiliano Zapata a su lema de
batalla “Tierra y Libertad” y al concluir la presidencia porfirista y
ser electo Francisco Ignacio Madero, la negativa a deponer las
armas sin que la lucha agraria tuviera un resultado tangible para el
campesinado que él representaba.
En la entrevista con Madero, que le pedía licenciar al
ejército Zapata no sólo se negó, sino que con la ayuda del Profr.
Otilio Montaño expidió el Plan de Ayala, titulado así por la
población de Villa de Ayala pero en realidad elaborado en
Ayoxuxtla, Pue.
El movimiento zapatista así se extendió por el sur, por lo
que su lugarteniente Genovevo de la O. prosiguió los combates
contra los carrancistas comandados entre otros por Pablo
González. Intervinieron decididamente ahí los hermanos Reyes
Nava, nativos de Ajusco y combatieron entre los años 1916 y
1919, por diversas poblaciones pertenecientes al Estado de
México, Morelos, Hidalgo, Puebla y el Distrito Federal, en las
actuales Delegaciones de la Magdalena Contreras, Cuajimalpa,
Tlalpan, Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta.
El General Valentín Reyes Nava, lugarteniente de
Genovevo de la O fue el más destacado, secundado por Manuel y
Gabino. Valentín fue posteriormente presidente municipal de
Tlalpan, por lo que existe una placa en la Secundaria 29, donde
quien escribe estas líneas realizó esos estudios, y en el salón de
música dice textualmente Valentín Reyes Nava, presidente
municipal de Tlalpan. El edificio que fue Casa de Moneda cuando
los poderes del Estado de México estuvieron en San Agustín de las
Cuevas, fue cuartel zapatista en la época de la Revolución. La
parte antigua sigue en pie y la escuela fue construida en los sesenta
por la filantropía del impresor español Santiago Galas Arce.
93
Jaime Orozco Barbosa
Valentín Reyes Nava, aún presidente municipal, fue
apresado el 21 de diciembre de 1923 y trasladado a Toluca. Por
órdenes de Alvaro Obregón fue juzgado y sentenciado a muerte y
se cuenta que en la víspera de su ejecución, se sentó encima del
ataúd que le tenían destinado. Fue fusilado el 27 de diciembre en
Toluca.
Manuel no logró que le perdonaran la vida a su hermano y
en 1927 fue invitado a participar en la Guerra Cristera, ya que
estos hermanos eran aún populares en Ajusco; así, al grito de
Viva Cristo Rey, Manuel secundó este movimiento, apoyado
también por su hermano Gabino, que ascendió al grado de coronel.
Después de haber emboscado a tropas federales y como
ellos conocían el prestigio de los hermanos Reyes Nava, lo
buscaron e hicieron prisionero. Relata un testigo presencial que se
lo platicó al Profr. Jesús Camacho Camacho, biógrafo de los
generales y Cronista del Ajusco, que Manuel le dijo al general que
lo capturó: “Vaya, general tal por cual, hasta que le veo la cara,
porque durante los combates sólo le veía el trasero”. Manuel Reyes
Nava fue fusilado el 21 de agosto de 1927, también en Toluca. El
coronel Gabino Reyes Nava murió hasta 1988 y es el único de los
tres que está enterrado en el panteón 20 de noviembre de Tlalpan.
Manuel fue depositado en San Nicolás Tetelco, Álvaro Obregón,
cerca de su madre y Valentín en el Panteón Jardín, al lado de su
esposa. Valentín recibió en homenaje su nombre a una calle
principal, en el pueblo de Santo Tomás Ajusco.
El Profr. Camacho, a quien conocí en las pláticas que
dábamos en la Casa Chata, en los años noventa, fue maestro,
director e inspector de escuelas en Ajusco y Tlalpan. Recibió un
homenaje en vida por su labor docente en julio de 1994, y falleció
de cáncer el 24 de septiembre del mismo año.
Hemos llegado en este año de 2019, a la conmemoración, el
10 de abril, del centenario de la muerte del Caudillo del Sur, el
general Emiliano Zapata Salazar, asesinado por las huestes de
Guajardo, quien lo convocó a Chinameca, so pretexto de ratificarle
su lealtad en ese sitio, y donde la guardia que lo recibía, lo
acribilló con múltiples disparos.
94
Los zapatistas del sur. Les estatua de Emiliano Zapata en Huipulco
A fines de los años cuarenta había aún numerosos sobrevivientes
de los zapatistas en el sur de la ciudad y en el Estado de Morelos.
Se organizaron e hicieron una colecta pública para rendir
homenaje con una estatua al general Emiliano Zapata. Eligieron
para colocarla la entonces Glorieta de Huipulco, lugar de entrada
al sur y encomendaron el bronce ecuestre al escultor duranguense
José Ignacio Asúnsolo. La colecta de los zapatistas fue tanto en
dinero como en especie, para contribuir con el bronce a la
fundición de la estatua. Se inauguró en 1952.
En 1985, al transformarse la glorieta para el tránsito de las
dos rutas del Tren Ligero, una que aún subsiste hacia Xochimilco
y otra a Tlalpan, ya suspendida definitivamente, se retiró la estatua
y con una decisión no consultada con la población, el Delegado de
Coyoacán la destinó, con un pedestal o zócalo, a menor altura, en
la llamada Alameda del Sur, parque inventado entre la Calz. Canal
de Miramontes y la Calzada de las Bombas, en la misma
Delegación de Coyoacán.
Huipulco es uno de los once pueblos de Tlalpan, y funge
como colindancia entre las Delegaciones de Tlalpan y Coyoacán.
San Lorenzo Huipulco, el pueblo más al norte de Tlalpan, es uno
de los tres a los que las autoridades delegacionales no le dan la
calidad de pueblo, sino que junto con Chimalcoyoc y Santa Ursula
Xitla, los mencionan como colonias. Sin embargo, estos tres
pueblos, ya absorbidos por la zona urbana son antiguos, con
iglesias del siglo XVII o XVIII y en Xitla (así llamada por estar en
las faldas del volcán Xitle, cuya erupción formó los pedregales),
aún subsiste el panteón antiguo.
La calidad de pueblo, cuyo glifo ha investigado el cronista
Cuauhtémoc Sánchez Salas, no tiene por qué perderla Huipulco y
también se tuvo una larga lucha para que se quitara un adefesio
tipo aula con techo de láminas, que ocultaba a la vista la iglesia
antigua, ya que las autoridades eclesiásticas construyeron un
templo moderno al lado, que se financió con la construcción de
nichos para cenizas humanas en el interior.
Desde hace más de veinte años, he visto presentar oficios de
los zapatistas sobrevivientes de Ajusco y los habitantes de
95
Jaime Orozco Barbosa
Huipulco, para que se regrese la estatua, con el argumento muy
válido que no fue una obra de gobierno, sino lograda por los
zapatistas, no únicamente de Tlalpan sino de las otras delegaciones
y del Estado de Morelos, que habían seleccionado ese sitio con
confluencia de caminos, para facilitar los homenajes al
revolucionario. En este largo trayecto, la mayoría de los viejos
zapatistas falleció, sin haber logrado de ninguna manera conseguir
su objetivo, la recuperación de la estatua a Huipulco.
Hace algunos años comenté este tema al Arq. Jorge
Legorreta, (1948-2012) que lo publicó en el suplemento La
Jornada Semanal en 2004, para hacer llegar esta voz a las
autoridades.
El libro San Lorenzo Huipulco, entrada a los pueblos del
sur, Recuperación de la identidad y la historia de un antiguo
pueblo de Tlalpan, publicado en 2007, es de la autoría de Gerardo
Mora Jiménez y Esther Gallardo González y es el primer intento
por plantear esta problemática de la estatua, en un libro procedente
de una investigación seria y responsable.
Un tiempo después, en 2013, mis compañeros cronistas,
Gerardo Mora Jiménez y Esther Gallardo, presentaron al concurso
de PACMYC, Programa de apoyo a las culturas municipales y
comunitarias, el proyecto relativo a la recuperación para Huipulco
de la estatua de Zapata, y publicaron el volumen “Emiliano
Zapata, apóstol de la revolución agraria, 1879-1919, con un largo
subtítulo: la glorieta de Huipulco y el monumento del general
Emiliano Zapata, representación histórica, simbólica e identitaria
de Tlalpan y los pueblos agrarios”.
En él se da cuenta de los esfuerzos llevados a cabo por
habitantes, descendientes de zapatistas y cronistas interesados, en
la recuperación de la estatua.
Por otra parte, durante los años 2010 y 2011, se reunió, bajo
la tutela conjunta de las Delegaciones de Coyoacán y Tlalpan, El
comité técnico para la investigación histórica y evaluación sobre
la restitución a su lugar de origen, de la estatua ecuestre del
General Emiliano Zapata Salazar, cuyos resultados fueron
plasmados en un disco compacto, apoyado con fotografías, y en
96
Los zapatistas del sur. Les estatua de Emiliano Zapata en Huipulco
los que participaron entre otros el cronista de Huipulco,
Cuauhtémoc Sánchez Salas, la cronista de los pueblos originarios
de Coyoacán, Ana María Castro y la cronista del barrio del
Calvario en Tlalpan, la Lic. Sara Espíritu Reyes. Colaboraba con
mucho entusiasmo también el doctor Félix Bañuelos, del consejo
de fomento cultural de Tlalpan, desafortunadamente ya fallecido.
Los esfuerzos de tanta gente no han tenido el fruto esperado
aún, por la burocracia y la apatía de quienes deberían hacer caso a
la opinión pública.
Como resultado de todos estos múltiples intentos
infructuosos de rescatar y devolver a su lugar original la estatua de
Zapata, obra de Ignacio Asúnsolo -1952-, la autoridad
delegacional, Maricela Contreras, electa para el periodo 2013-
2015, y sintiéndose incapaz de exigir a su colega de Coyoacan o a
las autoridades centrales, la devolución solicitada por la
ciudadanía, decidió ordenar la elaboración de una nueva estatua
ecuestre, que fue inaugurada y develada el 10 de abril de 2014,
cercana a la antigua glorieta de Huipulco, con lo que se desplazó
un monumento que contenía el glifo representativo de Tlalpan.
Estoy seguro que los grupos de trabajo que se habían dedicado a
argumentar la devolución de la estatua original no deben haber
quedado muy satisfechos con este acto de poner otra estatua, sin
consultarlos ni buscar su aprobación, en lo que se aprecia el poco
interés de las autoridades de responder a las legítimas demandas
ciudadanas, sin importar la coloración política de los funcionarios
delegacionales.
Podría pensarse de una manera optimista, que los nuevos
gobiernos, federal y de la Ciudad de México, tomaran en cuenta
esta añeja solicitud, para que en el marco de la conmemoración del
Centenario de la muerte del Gral. Emiliano Zapata Salazar, se
adicionara esta restitución, porque en las noticias de este día, 10 de
abril de 2019, se explicó que entre los actos conmemorativos
estaba la expedición de un boleto del metro conmemorativo de la
fecha; la cancelación de un timbre postal para los mismos efectos;
la expedición de dos billetes de lotería también conmemorativos y
la designación oficial del 2019 como el Año de Zapata.
97
Jaime Orozco Barbosa
Imagino que la obra material de regresar la estatua al lugar
que fue propuesto y decidido por los zapatistas de Xochimilco,
Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan, la Magdalena Contreras y del Estado
de Morelos, la ex glorieta de Huipulco, no representaría un costo
elevado y sí mostraría que se toma en cuenta a los zapatistas que
en 1952 contribuyeron para la fundición del monumento al prócer
agrario, desaparecido hace justamente un siglo. El pueblo lo
agradecería.
98
SANTA A POLONIA TEZCOLCO,
LA VOZ DE SUS RECUERDOS
Ana Marisol Reséndiz Pizarro
Ana Marisol Reséndiz Pizarro
Nació el 2 de septiembre de 1983 en la CDMX. Reside en
Azcapotzalco, CDMX. Licenciada en Filosofía de la FES Acatlán
UNAM, con preespecialidad en Filosofía de la Cultura. Diplomado
Dimensiones de una Práctica Docente Innovadora. Poeta, Cronista
de la CDMX del Cabildo de la Crónica de la CDMX y del Consejo
de la Crónica de Azcapotzalco, Cronista de Santa Apolonia
Tezcolco. Ensayista, traductora a la lengua náhuatl. Especialista en
Literatura Mexicana Siglo XX, UAM Azcapotzalco. Obtuvo el
Premio Nacional de Ensayo Nezahualcóyotl 2017 por Revolución
y Ateismo en la obra de Juan Rulfo en Tintanueva Ediciones.
Autora del libro Cactus de Cristal.Poemario (2015, Editorial
Eterno Femenino). Participación en la traducción a la lengua
náhuatl del libro Ecos ancestrales, entre otras publicaciones y
participaciones en Eterno Femenino Ediciones.
Santa Apolonia Texcolco, la voz de sus recuerdos
Entrevista a María Micaela Pizarro Gómez.
Me llamo María Micaela Pizarro Gómez y soy oriunda de este
barrio; originalmente aquí era una hacienda llamada Santa
Apolonia, dicho ranchito se ubicaba entre Ferrocarriles Nacionales
y Camino a Santa Cruz Acayucan lo que es la prolongación de la
calle Tochtli. Nos contaba mi mamá Leonor Gómez Elizalde que
en los tiempos de siembra o cosecha se hacía una gran festividad
con un sentido de celebración similar a los que las veintenas eran
para los tepanecas que eran las fiestas agrícolas que celebraban los
antiguos mexicanos. Mi abuelo el Doctor Sabás Gómez Picasso
era el caporal de dicha hacienda y también el encargado de
organizar dichas festividades; él siempre nos contaba una triste
anécdota donde se ejemplificaba la pobreza de la época ya que
muchos de los habitantes originarios que asistían a dicha
celebración utilizaban ropa de manta sin adornos y un de la misma
tela donde guardaban tacos y tortillas para poder alimentar a su
familia, no usaban zapatos, solo unos huaraches. Mi abuelo
encontró algunas necesidades en la región motivo por el cual
ejerció con mucho gusto su profesión de médico homeópata
atendiendo a la gente del barrio, además también era el encargado
de salud de los animales del rancho, curaranba a las vacas de
empacho cuando habían comido zacate caliente. En la granja de
Santa Apolonia teníamos distintos animales como: vacas, caballos,
gallinas, guajolotes, gansos, patos, palomas, cerdos y hasta un toro
que se llamaba Samuel.
Contaba mi mamá que tenían una cerda tan enorme que al
caminar serpenteaba en el patio. Nuestro patio tenía una parte de
techo de vigas a lo que se llamaba techo estilo catalán donde
hacían nido las palomas.
Este barrio es muy húmedo pues aquí era un lago lo que
provocaba que las casas se llenaran de unos insectos llamados
palomillas. Al recordar cómo era mi casa siento mucha nostalgia al
recordar que mi abuelita tenía en el corredor tablones llenos de
hermosas macetas que adornaban con pedazos de platos rotos y
espejos, así se usaba en esa época, a mi abuela le encantaba tener
101
Ana Marisol Reséndiz Pizarro
la casa llena de plantas pues eso propiciaba la llegada de las
golondrinas y otras aves.
Me acuerdo de una prima de mi abuelo, que era una anciana
cuando yo era niña, a la que le decían Dorita y nos contaba: En el
arroyo que pasaba por lo que ahora es el Eje Tres, había carpas y
muchos acociles que fue lo que le dio el nombre de Camarones a
esa estación del metro; fue un lugar que participó activamente en
la revolución, algunos vecinos del barrio platican de los tesoros
enterrados por este lugar, pero también Dorita contaba que los
rebeldes ahí escondieron las armas cuando venían huyendo del
ejército realista, armas que junto con tesoros y uniformes realistas
fueron encontrados en el cauce del arroyo y en los alrededores, ya
que Azcapotzalco participó en la última batalla de la
Independencia. Cabe señalar que Pancho Villa vino a juntar gente
para la bola, algunos de los Gómez y los Romero se fueron con
Pancho Villa.
Este lugar era un paraíso maravilloso con chinampas y
milpas, en ese tiempo no se sentía tan duramente el hambre, pues
había muchas plantas comestibles principalmente la milpa. Pero
todo ha cambiado transformándose y reflejándose en cada una de
las calles de ciudad de México. Por ejemplo en este barrio había
solo pequeñas callecitas que se inundaban una vez al año, el
drenaje era pésimo y por todos lados había mucha basura, nuestro
entorno se volvió tristemente folclórico ya que en el porfiriato
llegaron las pulquerías, las cantinas y con ellos llegaron los
borrachitos y los jóvenes se la pasaban de vagos jugando cascaritas
de fútbol, pero no de un modo inocente sino todo a través de las
apuestas callejeras, que a veces eran por unos cuantos pesos o por
unos chescos (refrescos), después de que nuestro barrio había sido
un vergel se convirtió en una romería que completaba la
experiencia barrial con hambrientos perros callejeros en cada
esquina, y uno que otro peladillo gritando groserías. Se perdieron
las buenas costumbres que tenía la gente que vivió en las
rancherías.
Pero vayamos a otro asunto importante que es la fiesta de
Santa Apolonia que se celebra cada 9 de febrero al inicio de dicha
102
Santa Apolonia Texcolco, la voz de sus recuerdos
celebración que antes duraba alrededor de ocho días; la fiesta
comenzaba cuando el mayordomo se encargaba de recoger en
efectivo donaciones de los fieles para realizar dicha fiesta, que se
engalanaba con la quema de juegos pirotécnicos, alegres bailables,
palo ensebado que en la parte de arriba tenía cinco morrales que
contenían despensas que el ganador se las podía llevar a su casa;
organizaban peleas de box, carreras en bicicleta (que se adornaban
con papel china de distintos colores), también íbamos a ofrecer
flores a la virgen, había muchos fieles ya que desde las 10 de la
mañana había misas para todos los dentistas porque Santa
Apolonia es su patrona. Recuerdo con alegría como desde
temprano lanzaban cohetes, le tocaban las mañanitas a la Santa
patrona, había música de banda y en medio de la algarabía de la
gente sacaban a peregrinar por todo el barrio a la imagen,
acompañada de los fieles y de las mojigangas que son muñecos
hechos de alambre y tela manipulados por una persona que se mete
en ellos, había dos muñecas, un muñeco, dos tortugas y un diablo
o al menos eso parecía. Por último, recuerdo a mi tío abuelo
Miguel Gómez Elizalde que nació el 14 de abril de 1931 y fue
hermano de mi madre Leonor Gómez Elizalde, en el año de 1947
estudio en la secundaria nocturna y después fue profesor y director
de secundaria. Entre las múltiples otras cosas que realizó, sembró
200 árboles en este barrio y se dedicó a cuidarlos en cuerpo y alma
después de los estragos de la deforestación que nos trajo la
modernidad, la construcción del ferrocarril y finalmente la del eje
vial. Mi tío abueloculminó sus estudios de derecho en la UNAM.
103
Ana Marisol Reséndiz Pizarro
Leonor Gómez Elizalde
Miguel Gómez Elizalde.
104
Santa Apolonia Texcolco, la voz de sus recuerdos
Luisa Elizalde (Dibujo al carboncillo) y Miguel Gómez Elizalde.
Entrevista Argelia Malagón Muñoz
Me llamo Argelia Malagón Muñoz, mi padre fue Félix Malagón
Guzmán y mi madre fue Josefina Muñoz Hernández. Se casaron el
4 de julio de 1937. Cuando yo era pequeña en donde comenzó a
pasar el ferrocarril hacía viajes a Cuernavaca. Había un hermoso
riachuelo y lo demás estaba lleno de milpas, el campo del barrio
era hermoso, pues había muchísimas flores rojas que eran
amapolas, en ese predio correspondiente a la calle de ferrocarriles
había varias viviendas y toda esa calle en el camino que va al
metro Refinería estaba llena de platanales. Recordando los
antiguos oficios. Pasaba un señor gritando ¡Chichiuilotes! Que
eran unos pajaritos que se comían y eran muy sabrosos,
desafortunadamente al construir las vías a todas las familias que
vivían ahí, les fue expropiado el terreno, algunos de los vecinos
murieron de tristeza pues no les alcanzó con el pago simbólico
para comprar otra casa y murieron de nostalgia, pues no conocían
otro hogar. En este barrio había leche pues había dos establos, de
los sembradíos más destacados teníamos chile, milpa, cañaverales,
las calles eran muy angostas donde solo pasaban carretas, todavía
105
Ana Marisol Reséndiz Pizarro
me tocó ver ranchitos, y donde ahora es el eje vial a mitad había un
hermoso ahuehuete, en esta casa, que se encuentra en frente de la
Iglesia de Santa Apolonia Tezcolco, vivió mi padre que se llamó
Félix Malagón que tenía como oficio el de ser el molinero de este
barrio, el molino estaba en la calle de Ferrocarriles Nacionales. Por
último, me gustaría contar una anécdota mi hija se llama Izel
Guadalupe, pero originalmente yo había decidido ponerle Itzel
Cuatlayopeo, pensando que Cuatlayopeo era un sinónimo de la
virgen de Guadalupe pero su padre al ir a registrarla se equivocó y
por eso ahora se llama Izel Guadalupe.
Felix Malagón Guzman y Josefina Muñoz Hernandez. Boda
4/7/1937
106
Santa Apolonia Texcolco, la voz de sus recuerdos
Daniel Gómez Elizalde.
Yo me llamo Daniel Gómez Elizalde, tengo 94 años mi abuelo fue
Sabas Gómez Picasso, mi abuela Micaela Elizalde Jiménez, yo me
críe en este barrio de Santa Apolonia Tezcolco lo recuerdo lleno de
zanjas de agua cristalina, eran llanos grandes terrenos enmarcados
por agua y zanjas de agua trasparente toda esa agua provenía del
rio de los Remedios.
Cuando llegamos a Santa Apolonia Tezcolco apenas había
pocas casitas y unas cuantas familias que eran: los Gómez, los
Malagón, los Sánchez, los Romero, los Cruz. Recuerdo a
Francisco Romero y a Pablo Romero, así como al Sr. Malagón que
tenía molinos de maíz para hacer tortillas.
Mi abuelo era Sabas Gómez Picasso venia del pueblo de
San Mateo hacia el norte en el estado de México en este barrio su
domicilio se encontraba en lo que era una pequeña calle en lo que
hoy es el Eje 3 era una casa de adobe,l sus muros eran de 60
centímetro de ancho, dicha casa fue protagonista de una de tantas
leyendas del oro en Santa Apolonia Tezcolco. Se cuenta que la
casa tuvo que ser demolida para la construcción del eje vial lo que
puso de manifiesto que en eso muros funcionaban como cofre del
tesoro, donde había dos ollas de metal donde se ocultaban
monedas de oro, los primeros albañiles que tenían asignada esa
tarea ya nunca volvieron porque hallaron dicho tesoro, solo se
encontraron dos ollas de cobre solitarias.
Otra anécdota memorable que recuerdo fielmente de mi
infancia es que algunos amigos y yo acudíamos a jugar todos los
días a un montículo de una tierra suavecita y arenosa que se
encontraba en la calle de Querétaro y al deslizarnos en juegos
infantiles siempre encontramos pequeñas piezas arqueológicas, las
cuales utilizábamos como idolillos para jugar deslizándonos por
ese montículo de modo cotidiano hasta que el montículo
desapareció y solo nos quedó el recuerdo.
Mis hermanos eran: Miguel Gómez Elizalde profesor de
primaria, Leonor Gómez Elizalde que se dedicaba a la costura y al
hogar, se quedó muy joven viuda con cuatro hijos: José Salvador
107
Ana Marisol Reséndiz Pizarro
Pizarro Gómez, María Enriqueta Pizarro Gómez, María Micaela
Pizarro Gómez y José Luis Pizarro Gómez.
Mi madre cocinaba deliciosos guisos típicos, el más rico era
un pollo en jitomate o pollo a la cacerola el cual lo disfrutábamos
cada quince días también comíamos mucho pescado; hay otro
guiso delicioso que recuerdo que eran los nopalitos navegantes o
huevos ahogados y que consiste en huevos cocinados con nopales
y jitomate en un rico caldo. Otro detalle que se ha perdido es que
comíamos el arroz y el caldo con ricas y frescas palomas
costumbre que se ha perdido en nuestros días. En mi casa
criábamos pichones y cuando eran demasiados los íbamos a vender
en 6 seis pesos cuando ya tenían 4 o 5 meses de edad, otro
recuerdo hermoso de mi infancia es que mi abuelo sembraba en la
tierra y en las chinampas que había en este barrio.
Mi abuelo era medico homeópata practico se inició en la
medicina pues era muy amigo de Francisco I Madero debido a que
en el periodo revolucionario Madero recibía unos libros de
medicina muy especializados de España, dichos libros solo eran
entregados a los más cercanos amigos de Madero yo recuerdo que
mi abuelo tenía unos frasquitos de madera y los llenaba con
glóbulos. Mi abuelo durante su vida cuido y atendió a mucha gente
incluso había ocasiones en que no les cobraba; inauguró en nuestra
familia una tradición por la cual muchos nos hicimos médicos, de
generación en generación, donde nos hemos dedicado a ejercer
está noble profesión.
Angustias Mendoza Eznaderra fue mi esposa nació en la
calle Cinco de febrero sus abuelos eran españoles y tenían una
tienda en Sn. Sebastián ellos venían de Morelos y siempre estaban
hablando mal de Zapata decían que era un rufián que les había
quitados sus tierras; los que los había hecho venir a menos por lo
cual llegaron a vivir a la Colonia el Recreo. Mi suegra siempre
estaba hablando mal de Zapata, decía que era un ladrón que se
apodero de todo el estado de Morelos. Terrenos que
probablemente fueron repartidos de manera justa entre los pobres
de Morelos.
108
Santa Apolonia Texcolco, la voz de sus recuerdos
Mi hermano Ismael de 89 años se casó de joven, pero no
pudo estudiar medicina porque tenía epilepsia, incluso un día
fuimos a cortar caña y casi se lleva la mano por causa de su
enfermedad.
El Piojo era una vecindad en donde estaba a las espaldas de
la Iglesia de Santa Apolonia, junto a ella había un aserradero que
funcionó hasta 1960.
Manuel Gómez Elizalde mi hermano era mecánico práctico
continuando con dicha tradición en la familia.
Aquí en Santa Apolonia tenemos una gran tradición
deportiva, la liga de Azcapotzalco de football soccer acudía a la
jugar a Naucalpan, pero lo que más me gusto fue el beisbol donde
gané varios partidos de los cuales aún conservo con orgullo pues
siempre me gustó combinar la medicina con el beisbol, e ir a
entrenar en las mañanas para atender a mis pacientes.
Otra de las anécdotas memorable es la siguiente: En el
barrio vino un día un español a pedirnos que le pegáramos a un
originario por haberlo insultado y al enterarse que era del barrio de
Tlilhuaca los vecinos de Santa Apolonia Tezcolco entonces le
dijeron al español no vamos pues de Tlilhuaca son los brujos y no
nos vamos a arriesgar a caer en su embrujo y al español no le
quedó otra que quedarse con las ganas de la venganza.
Volviendo al tema de la medicina ejercí gustosamente mi
profesión de médico al igual que mi padre Sabas Gómez Picasso
que les cobraba a sus pacientes solo 30 centavos con todo y el
medicamento; me inicié en esta profesión la que convive con mi
afición al beisbol cuando mi padre no estaba yo atendía a los
pacientes pero yo les cobraba un peso y les daba un frasco de
vidrio más moderno y medicamentos homeopáticos de distintas
potencias, desafortunadamente ya no ejerzo la profesión, porque
todo por servir se acaba, aunque algunas veces que vienen mis
antiguos pacientes, mi hija Angustias les prepara los medicamentes
siguiendo mis indicaciones, cabe señalar que me titulé de medico
homeópata en el año 56.
En mi consultorio nacieron muchísimos niños ya que antes
las parteras que atendían los partos que se les complicaban,
109
Ana Marisol Reséndiz Pizarro
acudían a este consultorio ubicado en la calle de Tochtli, y en esta
silla de fácil expulsión nacían los bebés sin problemas, en la parte
del fondo esta una habitación donde las mujeres que daban a luz
descansaban con su propio baño y todas las comodidades.
Mi hermano Rufino ejerció la medicina en está mismo
barrio, la homeopatía es una grandiosa medicina, de las hermosas
anécdotas que recuerdo que logré curar a un niño que sufría
ataques epilépticos y su familia en agradecimiento me obsequio un
hermoso cuadro, que coloqué en mi sala de espera que por años
estuvo llena y la gente se formaba en la calle por horas para ser
atendida.
110
UN CRÁTER DE LA LUNA LLEVA EL
APELLIDO ERRO
Miguel Ángel Salgado Meyer
Miguel Ángel Salgado Meyer
La misma curiosidad de la gente, periodistas, locutores de radio y
televisión ante los fenómenos naturales como eclipses, lluvias de
estrellas, sismos, y fenómenos astronómicos me ha empujado a
escribir en forma clara y concisa acerca de todo ello en
innumerables revistas especializadas, periódicos, y otros medios
incluso publicitarios. Es por ello que en mi carácter de divulgador
de las ciencias exactas investigo y reuno información pertinente e
interesante detallando aspectos desconocidos para mucha gente.
Este medio, el libro de cronistas, es uno de las mejores formas para
llevar esta información a mucha gente, cosa que me place
apasionadamente.
Un cráter de la Luna lleva el apellido Erro
Se cuentan muchas anécdotas de don Luis Enrique Erro. Lo cierto
es que su apellido se encuentra en la Luna debido a la gran
trayectoria que logró en vida, entre otras cosas fue Presidente del
Congreso de la Unión y eso lo llevó por diferentes y ejemplares
caminos. Otro de ellos fue sin duda el de la Astronomía y en mi
calidad de empleado durante treinta años del célebre Planetario
que lleva su nombre y al estar temporalmente encargado de la
pequeña biblioteca que existía fui encontrando diversas fuentes
donde hablaban del ilustre hombre, del astrónomo y de su versátil
obra.
Erro se compró un telescopio el cual existe en perfecto
estado hasta el día de hoy. Al público que visitaba el planetario se
le explicaba quién y porqué su nombre estaba en la Luna, después
de varios aniversarios luctuosos, el 18 de enero de cada año, fui
conociendo a varios personajes ilustre quien daban cuenta de su
interés por la astronomía, sobre todo al tener una vista tan aguda
que sólo una persona con esa capacidad visual puede al telescopio
observar el brillo diferente de cierto tipo de estrellas. Pues
entonces, don Luis descubrió 20 estrella variables reportándolas al
organismo internacional pertinente. Científicamente abrió las
puertas de la astrofísica a nuestro país creando y dotando de
soberbio instrumental al Observatorio Astrofísico Nacional, en
Puebla, con la Cámara Schmidt de un metro de diámetro la cual
hasta la fecha sigue electrónica y digitalmente funcionando
adaptada por mexicanos además de otros excelentes instrumentos
dando certeza de la calidad y preparación de los científicos
nacionales. Es amplio el tema, pero me referiré en estas líneas al
proceso internacional que valoró la obra de este gran educador,
pues fue también ideólogo de una de las instituciones de gran
prestigio que es el Instituto Politécnico Nacional.
Breves consideraciones
La Unión Astronómica Internacional tuvo uno de sus mejores
momentos en la década de los años treinta del siglo XX. Fue en
este
113
Miguel Ángel Salgado Meyer
lapso en que se dividió la bóveda celeste en 88 partes a las que
llamamos constelaciones, con linderos bien definidos,
reconociendo también sus nombres provenientes de la mitología
griega, aceptando oficialmente que las estrellas continúen con sus
nombres árabes y a las de menor brillo sus respectivos números en
cada región del cielo.
Los distintos comités en que se divide la UAI, se reúnen en
diversas partes del mundo, cada una con distinta periodicidad
según los descubrimientos, avances teóricos y tecnológicos como
en este caso el Comité de Nomenclatura Lunar, reunido por las
fotografías obtenidas de la cara oculta de la Luna por las
incipientes naves espaciales de los EUA. y de la URSS de aquellos
años.
La traducción a veces no puede ser totalmente literal, pero
en escancia se tradujo de tal forma que españoliza el texto sin
omisión de ninguna índole.
Por tratarse de Luis Enrique Erro, mexicano ilustre, sólo
trataremos lo relacionado al proceso que la UAI llevó a cabo
tomando en cuenta a los astrónomos que participaron, a los
diversos expertos y a las vicisitudes que enfrentaron los personajes
involucrados.
Al final, en un ADENDUM, hago una lista de otros
mexicanos importantes en nuestra historia cuyos nombres se han
dado a ciertos cuerpos celestes.
Nombres en el lado oculto de la luna
Un poco más de 500 cráteres lunares, que se encuentran en el lado
oculto de la Luna, tuvieron nombre propio y oficial gracias a los
trabajos del Comité de Nomenclatura Lunar de la Unión
Astronómica Internacional (UAI), en Agosto de 1970 reunidos en
Brighton, E.U.A.
En un ambiente novedoso, los nuevos nombres de
accidentes topográficos lunares nunca antes vistos y agregando
detalles de opiniones de muchos expertos los cráteres descubiertos
ahora estarían colocados en nuevos mapas. Todo ello gracias al
114
Un cráter de la Luna lleva el apellido Erro
grupo de científicos de este Comité encabezado por el astrónomo
Donald Menzel, experto en geología lunar y planetaria, de los
Estados Unidos conjuntamente con M. Minnaert de Holanda, B.
Levin de la URSS y A. Dollfus de Francia, cuyo proceso en total
duró casi diez años.
Este Comité consideró que hasta 1932 la nomenclatura
lunar no había llevado un orden científico para el lado visible de la
Luna, en las reuniones en Cambridge, Massasuchets. Los nuevos
descubrimientos mostraron la necesidad de usar un sistema de
nomenclatura más moderno, accesible y de carácter internacional,
sobre todo por el hecho de nombrar cráteres y otros accidentes
lunares que no se habían visto jamás.
Debido a esto, en el año de 1961, en Berkley, California, la
UAI aprobó 18 asignaciones de nombres para el lado oculto lunar
propuesto por astrónomos soviéticos que trabajaron en el proyecto
de la nave Lunik 3 con sus inéditas fotografías.
Esto incluyó a cráteres bien conocidos como Tsiolkovsky y
Giordano Bruno. Para el año de 1964, en la reunión general en
Hamburgo, donde se aceptaron unos cuantos nombres que fueron
elegidos para las regiones aún visibles del limbo lunar en su
máxima libración y que desde la Tierra se habían fotografiado en
forma imperfecta.
Ya por el año de 1967, el conjunto de fotografías de las
Zondas rusas y los Orbitadores americanos habían mejorado con
sus detalles el relieve oculto de la Luna. Esto permitiría pronto la
elaboración de un nuevo mapa, inédito hasta entonces, con un
carácter internacional utilizando, en principio una nomenclatura
básica adicionando conceptos de gramática para facilitar su
consulta por los diferentes usuarios en sus respectivos idiomas.
Esta necesidad llevó a Menzel y su grupo a reunirse en Praga ese
mismo año, estudiando varias opciones de trabajo y de
investigación de nuevos apellidos de diversos candidatos.
Así como en el lado visible los cráteres habían sido
bautizados con nombres de científicos famosos se sumaría ahora a
personas con injerencia en la Astronáutica y de vuelos espaciales.
115
Miguel Ángel Salgado Meyer
La lista era ya internacional y tenía que incluir en lo posible a 150
nombres propuestos por Yu N. Lipsky de Moscú en 1967.
Para evitar confusiones de nombres ya existentes se optó
por omitir a nombres muy parecidos, por ello, lamentablemente, se
omitió a Rutherford (creador de cierto modelo de átomo), por ya
existir el nombre de Rutherfurd en la Luna. A la vez se consideró
el arreglo de los apellidos en orden alfabético, desde la A
empezando en el Polo Norte Lunar y terminando con la Z en el
Polo Sur.
Esa idea se aceptó después de la sugerencia de cartógrafos
profesionales señalando y evitando confusiones para los nuevos
mapas del lado oculto, ya que los nombres podrían tener cierto
parecido y así facilitar la identificación usando el orden alfabético
en secuencia.
Con esto al ser presentado este trabajo a la UAI se hicieron
otras correcciones sugeridas por otro grupo de expertos en
nomenclatura lunar. La publicación oficial de esta nueva
nomenclatura fue hecha por la revista Space Science Reviews en
1970, cuya editorial es D. Reidel Publishing Co. de Dordrecht,
Holanda. Además la Oficina de Prensa Gubernamental a través de
la NASA, publicó los nuevos mapas actualizados y con los nuevos
nombres. Ampliando la colaboración de difusión la revista Sky
and Telescope dio a conocer los nuevos mapas actualizados, con
los nuevos nombres en noviembre de 1970.
Mientras tanto los mapas aquí mostrados con las nuevas
correcciones fueron hechos por el Centro Cartográfico de St. Louis
Missouri. Al reverso del mapa se imprimió un índice alfabético de
los nombres de los cráteres del lado oculto introducidos y
aceptados en Brighton en 1970.
El deletreo adoptado de los nombres no siempre es familiar
para la gente de habla inglesa ya que la lista algunos nombres se
acentúan con gramática eslava para dar conformidad internacional,
tanto en escritura como en fonética de acuerdo a los distintos
idiomas.
116
Un cráter de la Luna lleva el apellido Erro
Algunos nombres interesantes
Los hombres que han sido colocados en el lado oculto fueron de
actividades -muy variadas. Aparte de las figuras míticas como
Dédalus e Ícarus, o desde la época del siglo IV A.C. como el
nombre del astrónomo de Babilonia Kidinnu, hasta científicos que
murieron en 1970 como Elvey Sydney Chapman y como países
representados por primera vez que son: Australia (Pawsey),
Canadá (Petrie), Finlandia (Sundman), México (Erro), India
(Saha), Japón (Hirayama) y Rumania (Spiro Haret).
Encontramos también a distinguidos astrónomos como son:
Belopolsky, Danjon, Hertzprung junto con grandes matemáticos
como Hilbert y Galois y muchos físicos, químicos y biólogos. Los
poetas Chaucer, Dante y Omar Khayyan están ahora en nuestro
satélite. Los grandes fabricantes de telescopios están representados
por Cassegrain, Clark, Gregory e Ingalls, en compañía de
astrónomos aficionados como Denning, Espin, Kearons, Lacchini
y Olcott.
La importante innovación es la adición de varios nombres
relacionados con la investigación astronáutica y sobre todo con
viajeros espaciales. Así que encontramos a los tres primeros
astronautas que circunvolaron la Luna: Anders, Borman y Lovell,
a ellos les corresponden cráteres cercanos al gran cráter Apolo el
cual conmemora el gran proyecto conocido por todos. Para
celebrar la llegada del hombre a nuestro satélite tres pequeños
cráteres cercanos a la Base de la Tranquilidad –Sabine B, E, y D-
fueron renombrados con Aldrin, Armstrong y Collins, ninguno de
estos está en estos mapas por estar en el lado visible. Para
equilibrar estos seis nombres americanos fueron escogidos seis
nombres de cosmonautas soviéticos muy honorables en las
cercanías del mar Moscoviense y que son: K.P. Feoktistov,
científico a bordo del Vostok 1 en 1964; A.A. Leonov, el primer
hombre en caminar en el espacio, en Marzo en 1965; N.G.
Nikolaev, comandante de la nave Soyuz 9 en Junio de 1970; V.A.
Shatalov, quien dirigió al grupo de vuelos de tres naves Soyuz en
Octubre de 1969; Valentina Tereshkova, primera mujer en volar
117
Miguel Ángel Salgado Meyer
una nave espacial en 1963 y G.S. Titov, piloto del Vostok 2 en
1961.
También se encuentran hombres clave en los programas
espaciales de E.U.A. y Rusia, como el cráter que lleva el nombre
de Hugh Dryden, jefe de la NASA y otro para Leonid
Vokresensky, el científico soviético quien supervisó al tempranero
Sputnik, el Lunik y el lanzamiento del Vostok.
Obviamente también están los nombres de famosos
escritores de la astronáutica como Willy Ley quien junto a
H.G.Wells tienen sus propios cráteres respectivamente. También
están William Congreve, Max Valier, Walter Hohman y Robert
Esnault Peltiere.
No podría faltar el legendario Wan-Ho, quien en 1500
supuestamente le puso a una silla 47 grandes cohetes para llegar al
cielo. La nueva nomenclatura incluye a Nikolaev Kibal-chich
(1853-1881), considerado un científico de la astronáutica rusa,
pero los historiadores lo consideran mejor como un creador de
bombas quien murió en el asesinato del Zar Alejandro II, junto a él
en otro cráter Alfred Nobel creador de la dinamita.
Cambios en la nomenclatura existente
Hubo algunos cambios en las designaciones de los cráteres del
lado oculto quefueron adoptados por la UAI por las fotografías del
Lunik 3 en 1961 y que fueron renovadas en 1970.
Un ejemplo fue el de la familia Curie ya que en 1961 se
designaron con el nombre de Sklodovska Curie y a otro cráter con
el nombre de Joliot Curie. En 1970 se decidió que los tres
familiares dedicados al trabajo y descubrimiento del Radio –
elemento radioactivo- y su hijo, físico nuclear, F. Joliot Curie. Para
no duplicar nombres a cierto relieve se le nombró al padre con el
nombre de Curie, a Marie solo se le dejó Sklodovska, mientras que
a otro cráter se le honra con el nombre del hijo como Joliot.
El nuevo mapa contiene importantes cambios diferenciando
zonas marginales entre el lado visible y el lado oculto. Como
ejemplo la Cordillera y las Rook Montains, en el limbo oeste lunar
marcadas ya en mapas del siglo XIX. En 1964 la UAI latinizó
118
Un cráter de la Luna lleva el apellido Erro
estos nombres cambiándolos a Montes Cordillera y Montes Rook.
Ahora, y desde 1970, esas designaciones se redefinieron. Los
Montes son ahora la parte externa y los Montes Rook la parte
interna del gran accidente lunar llamado Mare Orientale. La razón,
desde luego, es que esta parte de la Luna no podría haber sido
estudiada sin ayuda de las naves espaciales.
De la misma manera el enorme cráter Pingré muy cerca del
limbo Suroeste ha sido definido como una formación de aspecto
único, así que este nombre fue transferido a un cráter bien definido
de 85 km de diámetro conocido antes como Pingré A. Esta
decisión fue sugerida por D.W.G. Arthur, autoridad en cartografía
lunar del U.S. Geological Survey en el Centro de Astrogeología de
Flagstaff, Arizona,
Además, Mr. Arthur, criticó muy seriamente el trabajo del
grupo de nomenclatura por algunos cambios hechos en el limbo
lunar, como ejemplos fueron el cráter Banachiewicz, cuyas
coordenadas en latitud 5º 5„ N, longitud 80º 5„ E, fueron movidas a
51º N, 135º W y el accidente topográfico de nombre Hedin
cambiado de coordenadas 3º,0 N y 76º5„`W a 62ºN 136ºE,
argumentando Arthur en Brighton en 1970, que habían dejado
estos accidentes lunares en el anonimato siendo formaciones muy
importantes.
Algunos problemas de nomenclatura
En los momentos finales de los trabajos el grupo de astrónomos
encontró dos asuntos contradictorios. La selección de las nuevas
asignaciones habían sido totalmente internacionales, aún siendo
fácilmente pronunciables y deletreadas para los usuarios de varios
idiomas. La primera estaba resuelta pero no la segunda. Algunos
cráteres habían sido bautizados con nombres poco conocidos y
difíciles de recordar, otros con una gramática muy cuestionable.
Algunas veces la traducción de nombres rusos provocaba
confusión al ser pronunciados como el nombre de Fridman,
Gansky, y otro Litke que pueden ser confundidos con Friedman
119
Miguel Ángel Salgado Meyer
(relatividad general), Hansky (físico solar), y el geógrafo Lütke
que son ampliamente conocidos.
Mayor discusión provocó nombrar los cráteres más
pequeños. La solución más simple fue la de agregar letras, como
ya se había hecho antes en el lado visible, de esta manera Dante B
sería un cráter menor en las cercanías de Dante, y Dante BC sería
aún más pequeño que Dante B.
Los selenógrafos soviéticos A.A. Gurshtein y K.B.
Shingareva objetaron que tales asignaciones contenían muy poca
información posicional. Ellos sugirieron sufijos numéricos para
cráteres que indicarían tamaño y localización para los cráteres
pequeños.
De todas maneras los mapas no llegan a tener tanta
definición ni detalles para exigir demasiada precisión en un
hemisferio que finalmente no se ve.
Fuentes
Space, Science Reviews (1970). Discusiones. D. Reidel Publishing
Co. de Dordrecht, Holanda.
Sky And Telescope. Nov. 1970.
Centro Cartográfico de St. Louis Missouri.
Oficina de Prensa Gubernamental. NASA. E.U.A.
Conferencias de la Dra. Paris Pishmish (finada), Decana del
Instituto de Astronomía. UNAM.
Palabras y conversaciones personales con la Sra. Margarita Salazar
Vda. de Erro, en 1983.
120
NEZAHUALCÓYOTL EN
CHAPULTEPEC
Antonio Sevilla Tapia
Antonio Sevilla Tapia
Pedagogo por la Universidad Pedagógica Nacional. Consultor
educativo, cronista y fotógrafo. Especialista en historia del arte y
la literatura mexicanos. Ponente en numerosos congresos
universitarios. Participa regularmente con crónicas para el
semanario El Emisor y fotografías para la revista Km Cero Centro
Histórico.
Fb/In: Antonio Sevilla
Nezahualcóyotl en Chapultepec
Seguramente algo que tenemos en común la gran mayoría de los
habitantes de la Ciudad de México con relación al bosque de
Chapultepec es que nos evoca gratos recuerdos de la infancia. En
mi caso son muchos, relacionados con paseos familiares o
escolares, pero el más significativo es, sin lugar a dudas, una
ocasión en que visité con mi padre un muro que me pareció
enorme, cubierto de rocas redondas, imágenes en bloques de
piedra y un sin número de caídas de agua, al inicio del cual había
además una escultura altísima de un hombre de gran dignidad. Ese
día mi padre me dijo que ese personaje esculpido en piedra era el
rey Nezahualcóyotl y me contó su historia, grabada en las
imágenes del enorme muro que no era otro sino la fuente
monumental dedicada al rey poeta. Sé que ese día no comprendí
todo lo que trató de explicarme mi padre, pero guardo con gran
cariño la memoria de esa historia y hoy le dedico esta de mi parte
sobre esa maravillosa fuente y aquel gran monarca.
En la vida del rey Acolmiztli Nezahualcóyotl, cuyos
nombres significan brazo o fuerza de león y coyote hambriento o
ayunado, hay episodios tanto legendarios como históricos que lo
vinculan significativamente a Chapultepec y, por extensión, a la
Ciudad de México: convertir el cerro de Chapultepec en un bosque
donde él mismo sembró los ahuehuetes que perviven hasta
nuestros días, la edificación de un palacio al pie en este sitio y,
sobre todo, la construcción de un acueducto que fuera
trascendental para el desarrollo de México-Tenochtitlan y,
posteriormente, de la capital novohispana.
En 1956, al cuarto año de la larga estadía de Ernesto P.
Uruchurtu como regente del Departamento del Distrito Federal, se
proyectó la construcción de una fuente monumental en el bosque
de Chapultepec que integrara, como parte de su estructura, un
muro perteneciente a los restos del antiguo acueducto colonial que
había conducido a México las aguas de los manantiales del bosque
y debajo del cual, se conjeturó, debían de estar los restos del
acueducto prehispánico construido por Nezahualcóyotl. 1 Se puso
1 Ortiz M., La fuente monumental, p. 9
123
Antonio Sevilla Tapia
manos a la obra y con gran acierto se decidió que este magno
proyecto escultórico estuviera dedicado a la memoria del artífice
del acueducto antiguo y mentor del boque de Chapultepec.
La fuente monumental de Nezahualcóyotl estuvo a cargo
del escultor Luis Ortiz Monasterio y se inauguró el 15 de
septiembre de 1956, en el entonces llamado Jardín Nezahualcóyotl
que se encuentra en la actual primera sección del bosque de
Chapultepec.
La sola presencia de esta monumental fuente basta para
fascinar a quien la contempla. Su sólida estructura de estética
tolteca-azteca, la armonía entre la roca perdurable y el agua en
perpetuo movimiento que invita a transportarnos a un mundo hace
más de 500 años del que nos sentirnos orgullosos.
Pero si además nos adentramos en el simbolismo que
permea al conjunto escultórico - arquitectónico y escudriñamos en
la historia que nos narra (historia que aquel día me contó mi
padre), en la cual además hay interesantes pasajes de la estancia de
Nezahualcóyotl en el bosque de Chapultepec, la experiencia es
aún mayor.
El monumento
Como lo describe Luis Ortiz Monasterio, se compone de un muro
en talud, una plataforma que emerge de su parte inferior, una
pirámide truncada al lado norte de la plataforma y una estatua de
Nezahualcóyotl al lado sur de la misma.
La estatua de Nezahualcóyotl se asienta sobre un pedestal
en forma de altar nahoa, El estilo de la pieza es sólido, sobrio y
sereno. El rey poeta se presenta con atributos de guerrero
civilizador: la mano del brazo derecho, extendido verticalmente,
sostiene un escudo adornado con arte plumario; la mano izquierda
sostiene contra el pecho una tablilla con un colibrí; al lado
izquierdo del monarca, un carcaj.
La pirámide truncada sirve de basamento a un sahumerio
votivo en forma de bracero prehispánico dedicado a
Nezahualcóyotl. Sobre su superficie lateral están esculpidos alto
124
Nezahualcóyotl en Chapultepec
relieves alusivos a las ciencias y a las artes, además de la cabeza
de un coyote que emerge de la parte frontal. En la parte superior
hay dos hileras de esferas que suman cuarenta y dos en total: el
número de años que gobernó el rey.
Sobre el muro en talud, al lado izquierdo, hay una lápida
con una narración sobre el carácter y empresas de Nezahualcóyotl
que hoy en día, lamentablemente, no puede leerse del todo a causa
del deterioro de los años.
En este mismo muro, en la parte central, se aprecian los
glifos de los reinos de la Triple Alianza: Tezcoco, Tenochtitlan y
Tlacopan los cuales encabezados por Nezahualcóyotl, Itzcóatl y
Cuauhtlatoa, respectivamente, tras la llamada Guerra Tepaneca
instauraron el imperio mexica, el más grande de Mesoamérica que
perdudaría por un siglo, de 1428 hasta 1521. Este trascendental
capítulo de la historia prehispánica forma parte de bella narración
pictórica de la fuente.
La fuente
Construida sobre el muro que fuera parte del antiguo acueducto
colonial, corre de poniente a oriente; es decir, a partir del
monumento hasta un cubo de remate del que emerge un arbotante
en forma de cabeza de coyote con las fauces abiertas, adornada
con una gola de tres listones: el coyote hambriento o ayunado.
A lo largo del muro de la fuente hay ocho contrafuertes. En
la parte superior de cada uno hay un tablero que enmarca un bajo
relieve con un episodio crucial de la vida de Nezahualcóyotl y,
extensivamente, de la historia de la conformación del imperio
mexica. Para la representación de estos episodios, Luis Ortiz
Monasterio utilizó con gran conocimiento histórico y maestría
artística, dibujos semejantes a los ideogramas mexicas. Para
mayor claridad didáctica, debajo de cada episodio están inscritos
sus títulos; además, las fechas en que acontecieron los hechos se
encuentran grabadas en números romanos en pequeños relieves
cuadrangulares que funcionan como vertederos (y que por lo
125
Antonio Sevilla Tapia
mismo rara vez pueden leerse claramente; en realidad, apenas se
distinguen).
Si bien la estatua de Nezahualcóyotl es imponente, lo que
más recuerdo del día que conocí el conjunto escultórico dedicado
al rey de Tezcoco y huésped distinguido del bosque de
Chapultepec son los relieves de la fuente, la épica vida que narran.
Por supuesto, no recuerdo las palabras exactas de mi padre cuando
me contó esta historia, pero años después, al leer a los cronistas
del siglo XVI, mi memoria quiso escuchar ecos de aquellas
palabras en estas crónicas, las mismas a las que recurro para
reconstruir los ocho episodios esculpidos en la fuente de
Nezahualcóyotl.
Nacimiento de Nezahualcóyotl
El 28 de abril de 1402, Ce mázatl o 1 Venado, del año Ce tochtli o
1 Conejo, nació en Tezcoco, capital del señorío de Acolhuacan, el
príncipe Acolmiztli Nezahualcóyotl, nombres que significan brazo
o fuerza de león y coyote hambriento o ayunado, respectivamente.
Hijo de Ixtlilxóchitl Orne Tochtli o Ixtlilxóchitl el Viejo, quien a
su vez era hijo de Techotlala, ambos señores sucesivos de
Tezcoco; y de Matlalcihuatzin, quien a su vez era hija de
Huitzilíhuitl y hermana de Chimalpopoca, también señores
sucesivos de México-Tenochtitlan. 2
Muerte de Ixtilxóchitl
Por el tiempo en que nace Nezahualcóyotl, el entonces imperio
hegemónico tepaneca de Azcapotzalco, regido por Tezozomoc, se
muestra cada vez más decidido a someter al señorío de Tezcoco.
De tal forma, el 24 de septiembre de 1418 un soldado avisa al rey
Ixtlilxóchitl que los tepanecas estan a las puertas de la ciudad. El
monarca, sabiendo que la muerte le alcanzaría ese mismo día, se
despidie con emotivas palabras de su hijo y le ordena que se
esconda en una arboleda. Nezahualcóyotl obedece y desde la copa
de un árbol presencia el último combate y la muerte de su padre.
2 Martínez, Nezahualcóyotl, p. 11.
126
Nezahualcóyotl en Chapultepec
Cuando los tepanecas se retiran y el cuerpo de Ixtlilxóchitl es
rescatado por sus hombres, Totocahuacan, uno de sus capitanes,
declara tristemente:
“Oh, Ome Tochtli Ixtlilxochitl, ya llegó el fin de tus
desdichas, y principio de tu descanso; empiece ya el llanto de todo
tu imperio, y goce de su orfandad… pues hoy le falta su luz y su
padre: sólo me pesa en dónde irá a parar el niño Acolmiztli
Nezahualcóyotl, mi príncipe y señor, y con él sus leales y
desdichados vasallos”. 3
Comienza entonces el exilio de Nezahualcóyotl para salvar
su vida. Primero es socorrido por los señores de Tlaxcala, luego
puede establecerse en México-Tenochtitlan, no sin ser
permanentemente vigilado por Tezozomoc.
Sueño de Tezozomoc
Cerca del final de sus días, Tezozomoc tiene un sueño que reaviva
su odio y temor hacia Nezahualcóyotl, el cual le comparte a
Coyohua, un servidor de éste con la finalidad de que lo traicione,
prometiéndole futuros favores:
“He aquí para qué te he mandado llamar:
¿Quién hay que sea el único verdadero? Una mala cosa
soñé:
sobre mí estaba parada un águila,
sobre mí estaba parado un tigre,
sobre mí estaba parado un oso,
sobre mí estaba tendido el rey de las serpientes.
Muy azorado me dejó todo esto que soñé.
Ahora bien, digo yo, Coyohua: no vaya a ser mi ruina
Nezahualcóyotl. No requiera venganza de su padre y de su tío
Cihuacuenotzin… ¡No vaya a cobrar en mis hijos, los reyes y los
príncipes, la sangre ardiente!…” 4
3 Anales de Cuauhtitlán, Cf. Martínez, Nezahualcóyotl, p. 14.
4 Garibay, Historia de la literatura náhuatl, t. I, p. 253.
127
Antonio Sevilla Tapia
Toma de Azcapotzalco
A la muerte de Tezozomoc uno de sus hijos, Maztla, desata una
cruenta lucha intestina en la casa real tepaneca para hacerse del
poder del reino de Azcapotzalco, lo cual es aprovechado por los
pueblos que le eran tributarios para revelarse. Este episodio es
conocido como la Guerra Tepaneca, cuyo desenlace narra de esta
dramática forma Alva Ixlilxochitl:
“Rompieron y desbaraton el ejército de Maztla, haciendo
huir sus gentes, y en el alcance quedaron muchos de ellos, y
entrando por la ciudad [de Azcapotzalco], la destruyeron y
asolaron… Maztla, que se había escondido en un baño de sus
jardines, fue sacado con gran vituperio, y Nezahualcóyotlzin lo
llevó a la plaza principal de la ciudad y allí le sacó el corazón
como una víctima y sacrificio a sus dioses, diciendo lo hacía en
recompensa de la muerte de su padre el emperador Ixtlilxóchitl, y
que aquella ciudad por ignominia fuese desde aquel tiempo un
lugar donde se hiciese feria de esclavos. Este fin tuvo aquella
ciudad insigne, que fue una de las mayores que hubo en la Nueva
España, y que por su grandeza se le puso el nombre que tiene de
Azcapotzalcoi, que quiere decir hormigueros…” 5
Constitución de la Triple Alianza
Después de sometido el reino de Azcapotzalco, los mexicanos y
tezcocanos decidieron formalizar el pacto militar y político que
asegurara su hegemonía y atrajeron, además, al pueblo tepaneca
de Tlacopan, conformándose así la Triple Alianza.
En sus Memoriales, Motolinía refiere sesenta y ocho
pueblos tributarios de la Tripla Alianza. 6 A lo largo de la parte alta
del muro de la fuente de Nezahualcóyotl del bosque de
Chapultepec están esculpidos en discos de recinto que funcionan
como vertederos superiores, los glifos y nombres de los reinos y
señoríos que fueron tributarios de la Triple Alianza.
5 Alva I, Obras históricas, t. II, p. 82.
6 Motolinía, Memoriales, pp. 394-396.
128
Nezahualcóyotl en Chapultepec
Introducción del agua de Chaputepec a Tenochtitlan
Las campañas militares para la consolidación de la Triple Alianza
se prolongan hasta 1430, año en que Nezahualcóyotl, quien radica
todavía en México-Tenochtitlan, realiza obras en Chapultepec de
onda trascendencia para la ciudad. Alva Ixtlilxóchitl refiere que
además de unos palacios que construyó para su propia habitación,
“hizo el bosque de Chapultepec y metió el agua en la ciudad por
tarjea, que hasta entonces iba por una zanja” 7 . José Luis Martínez
agrega: “la leyenda lo hace constructor de un palacio al pie del
cerro, de los manantiales y el acueducto, y aun agrega que él
sembró los ahuehuetes del bosque”. 8
El acueducto de Chapultepec fue la obra civilizadora que
coronó los servicios de Nezahualcóyotl a México-Tenochtitlan.
Dos crónicas del siglo XVI lo documentan. En las Relaciones de
Chalco-Amaquemecan, de Chimalpahin, se dice que en el año
1454 o 1 Conejo:
“Se dio comienzo al canal para el agua que los tetzcucas
construirían trayéndola desde Chapoltépec. Quien propuso que
fuera construido fue el Nezahualcoyotzin, jefe de Acolhuacan,
buscando que México-Tenuchtitlan tuviese una fuente de agua
para mayor comodidad de su tío, el señor Huehue Motecuhzoma
Ilhuicaminatzin” 9
Más adelante asienta:
“Año 13 Conejo, 1466. Entonces fue que llegó el agua a la
ciudad de México, traída de Chapoltépec, obra de la cual los
tetzcucas habían sido los contratistas bajo la orden de
Nezahualcoyotzin. Los trabajos duraron 13 años antes de ser
terminados” 10
Por otra parte, los Anales de Cuauhtitlan también hablan
del acueducto de Chapultepec. El inicio de la obra lo establecen
7 Alva I, Obras históricas t. I, p. 317.
8 Martínez, Nezahualcóyotl, p. 24.
9 Chimalpain, Relaciones, p. 201.
10 Chimalpain, Relaciones, p. 206.
129
Antonio Sevilla Tapia
mucho después, en 1463, 12 Calli, pero coinciden en el año de
conclusión, 1466:
“13 Tochtli. En este año fue Nezahualcoyotzin a dirigir el
agua que por primera vez entró en Tenochtitlan. Desde su
nacimiento la vinieron acelerando los tepeyacahuacas y sacándose
sangre en sacrificio delante del agua. Por este tiempo únicamente
desde Chapoltépec se sacaba agua”. 11
Fue tal la fama del acueducto construido por
Nezahualcóyotl que a mediados del siglo XVIII Clavijero da
noticia del mismo con estas palabras:
“Hacían los mexicanos, para comodidad de las poblaciones,
muy buenos acueductos. Los de México para conducir el agua de
Chapultépec, distante como dos millas de la ciudad, eran dos
canales paralelas de piedra y argamasa, altas casi dos varas y
anchas dos pasos, que corrían por una calzada formada sobre el
lago y llegaban hasta la entrada de la ciudad, desde donde se
repartía el agua a diversas fuentes, especialmente a las de los
reales palacios. Aunque eran dos los acueductos no corría el agua
sino por uno, y entretanto limpiaban el otro para que siempre fuese
el agua limpia”. 12 Coronación de Nezahualpilli
Sintiendo su muerte cercana, Nezahualcóyotl nombró como
sucesor a Nezahualpilli, de tan solo siete años de edad, en una
solemne ceremonia en la que estuvieron presentes el resto de sus
hijos, a quienes dirigió estas palabras:
“Veis aquí a vuestro príncipe señor natural, aunque niño,
sabio y prudente, el cual os mantendrá en paz y justicia,
conservándoos en vuestras dignidades y señoríos, a quien
obedeceréis como leales vasallos, sin exceder un punto de sus
mandatos y de su voluntad; yo me hallo muy cercano a la muerte,
y fallecido que sea, en lugar de tristes lamentaciones cantaréis
alegres cantos, mostrando en vuestros ánimos valor y esfuerzo,
11 Anales de Cuauhtitlan, Cf. Martínez, Nezahualcóyotl, p. 68.
12 Clavijero, Historia antigua de México, t. II, pp. 307-308.
130
Nezahualcóyotl en Chapultepec
para que las naciones que hemos sujetado y puesto debajo de
nuestro imperio, por mi muerte no hallen flaqueza de ánimo en
vuestras personas, sino que entiendan que cualquiera de vosotros
es solo bastante para tenerlos sujeto…” 13
Muerte de Nezahualcóyotl
Poco tiempo después, en el año 1472, Chicuace técpatl o 6
Pedernal, muere Nezahualcóyotl a los setenta y un años de edad y
cuarenta y dos como señor de Tezcoco, poniendo fin a la era
gloriosa de la Triple Alianza, tal como lo expresa Axayáctl,
entonces señor de México-Tenochtitlan, en estos versos:
¿Acaso alguno viene del lugar del Sortilegio?
¿Acaso es sitio allí de donde ha de regresar?
¿Dónde está el lugar de los ya Descarnados?
¿Vendrán a darnos noticias Motecuzoma, Nezahualcóyotl,
Totoquihuatzin?
¡Ellos nos dejaron huérfanos!
Entristeceos, oh príncipes.
¿Dónde vagaba mi corazón?
Yo, Axayácatl, los busco…” 14
Esta es, en fin, la historia que narra el espacio, la roca, el
agua, el arte, el espíritu de la fuente monumental que se levanta
sobre los cimientos de una de las obras que le dieron fama y gloria
tanto al bosque de Chapultepec como al mismo a quien la fuente
rinde tributo: Nezahualcóyotl. Un círculo que se cierra. De igual
forma, con esta narración quisiera cerrar el círculo de aquella otra
que me obsequiara mi padre en un día lejano y querido.
13 Alva I, Obras históricas, t. I, p. 242.
14 Garibay, Poesía náhuatl, t. III, p. 16.
131
Antonio Sevilla Tapia
Fuentes
Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de, 1952, Obras históricas, 2 tomos,
México, Editora Nacional.
Clavijero, Francisco Javier, 1950, Historia antigua de México, 4
tomos, México, Editorial Porrúa.
Chimalpahin Cuauhtlehuanitzin, Don Francisco de San Antón
Muñón, 1965, Relaciones originales de Chalco
Amaquemecan, México, Fondo de Cultura Económica.
Garibay K., Ángel María, 1953-1954, Historia de la literatura
nahuatl, 2 tomos, México: Editorial Porrúa.
León-Portilla, 2015, Quince poetas del mundo nahuatl, México,
Editorial Diana.
Martínez, José Luis, 1984, Nezahualcóyotl, México, Fondo de
Cultura Económica.
Motolinía, Fray Toribio de Benavente, 1971, Memoriales o Libro
de las cosas de la Nueva España y de los naturales de
ella, México, Universidad Nacional Autónoma de
México, Instituto de Investigaciones Históricas.
Ortiz Monasterio, Luis; González, Jesús, 1957, La fuente
monumental de Nezahualcóyotl, México, Departamento
del Distrito Federal.
Torquemada, Fray Juan de, 1969, Los 21 libros rituales y
Monarquía indiana, México: Editorial Porrúa.
132
SANTOS CAJEME
María Elena Solórzano Carbajal
María Elena Solórzano Carbajal
María Elena Solórzano Carbajal
Fue miembro de la Asociación de Cronistas del D.F. y Z.C.,
Presidenta honoraria del Consejo de la Crónica de Azcapotzalco.
Pertenece al Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de
México. Autora de: San Lucas Atenco, México 1991 Cuéntame tu
milagro, Bienal Guadalupana, México 1997. Los oficios de los
abuelos, FES Zaragoza, México 2010. Clavería Centenaria, Info
Editores, México 2011. Tiempo de higos, San Lucas Atenco,
Nextengo, San Marcos Ixquitlan publicados por la Alcaldía de
Azcapotzalco en 2017 y 2018. Más de 50 publicaciones colectivas
Titular del programa de conferencias “Crónicas con Aroma Café”
en Casa de Cultura Azcapotzalco. Ha participado en varios
programas de televisión sore temas de Azcapotzalco.
Santos Cajeme
Es una tarde lluviosa, el barrio de San Lucas Atenco huele a tierra
mojada, todos los nietos están alrededor de la mesa de la cocina
saboreando una rica taza de chocolate con bolillos crujientes. El
abuelo es maestro jubilado, le gusta mucho la Historia de México
y ese mismo gusto tiene Emiliano su nieto, muy serio y estudioso
para su edad.
-¿Tata, qué nos vas a contar ahora?- pregunta uno de los
niños.
-La historia de un pueblo indio-contesta papá grande…
“La República de los Yaquis se encontraba en un valle
regado desde tiempos inmemoriales por un río, llamado también
Yaqui y, quienes se asentaron ahí por primera vez, se convirtieron
en los dueños de esas tierras que hoy se ubican en el estado de
Sonora.
Eran considerados como buenos trabajadores. Esta etnia
está constituida por individuos muy altos y fuertes, pues en la
antigüedad su tipo de alimentación y sus actividades físicas daban
por resultado unos cuerpos musculosos sin una gota de grasa.
Cuando los españoles llegan a quererlos sojuzgar se
encuentran con un yaqui de piel acanelada, altivo, que, tomando
un puño de tierra en actitud retadora se adelanta con arco y flecha,
traza una línea en el suelo al mismo tiempo que dice: si pasan de
esta raya los mataremos.
Los yaquis nunca se sometieron a las leyes dictadas por la
Corona de la Nueva España, jamás pudieron anular su
autodeterminación a pesar de las políticas y las guerras para
exterminarlos. Los ibéricos son derrotados constantemente. Ania
Baá Lu Utek y seis mujeres negociaron la paz con los españoles
que fueron sometidos. Hubo una tregua y vivieron en paz durante
algún tiempo.
La conquista de estos grupos no se realizó con las armas
sino que fue religiosa y económica. En el siglo XVII los jesuitas
lograron por medio de sus misiones ganarse la voluntad de los
yaquis, todo parecía ir por buen camino, pero los abusos de los
españoles volvieron y lo echaron todo a perder.
135
María Elena Solórzano Carbajal
Hay periodos de paz muy relativa. Juan Bantea proclama la
INDEPENDENCIA DE LOS PUEBLOS INDIOS y forma una
especie de confederación.
Las agresiones por parte de los extranjeros son cada vez
más violentas. Los yaquis se defienden de quienes les arrebatan
sus tierras y se inicia una lucha sin cuartel. Surge un nuevo
caudillo, Cajeme, que muere combatiendo con fiereza. Otro líder,
Tetabiate, continúa la lucha para que sus tierras no les sean
robadas, por fin firman la paz en la estación de Ortiz. No obstante,
las cosas siguen igual o peor y se desata la sangrienta batalla de
Masacaba, y al poco tiempo se inicia la deportación de los yaquis,
tildados como bárbaros y rebeldes
La Independencia de México se consuma el 27 de
septiembre de 1821 y se declara abolida la esclavitud.
Los yaquis fueron los primeros que intentaron
independizarse de la Nueva España, hecho poco conocido. Sé de
esa historia y les diré. La esclavitud se abolió pero sólo en el
papel, siguió existiendo por mucho tiempo la venta de hombres,
mujeres y niños. Mi abuelo Felipe me contaba lo que a su vez le
había contado su abuela María Lirio, la que fue mujer de Santos
Cajeme en la finca henequenera allá por Yucatán.
Cuando empezó la deportación de los indios, cientos de
ellos eran embarcados a sangre y fuego, el barco regresaba por
otro cargamento porque los hombres yaquis, en un acto de valentía
y dignidad, arrojaban a sus niños al mar y enseguida se aventaban
las mujeres y los hombres, pues preferían morir a ser reducidos a
esclavos.
Cuentan también que los lazaban como animales y después
los colgaban; eran tantos los ahorcados que se les acababan las
cuerdas y ya después de media hora, todavía calientitos los
cuerpos, los descolgaban para seguir ahorcando más gente:
hombres, mujeres y niños.
Los yaquis no eran salvajes, al contrario tenían escuelas
para el pueblo, eran buenos agricultores, inventaron y
construyeron sistemas de riego muy avanzados, vivían en ciudades
construidas con bloques de adobe, explotaban las minas de la
136
Santos Cajeme
región, tenían un gobierno muy bien organizado, normas bien
establecidas para una convivencia donde había justicia, inclusive
acuñaban un tipo de moneda para realizar su intercambio
comercial”.
Papá grande descansó un momento. Con cierta
preocupación recordó que los niños le habían pedido un cuento y
el sentía como que estaba impartiéndoles una clase. Comprobó
como sus nietos lo escuchaban con atención y esperaban
expectantes la continuación del relato, y con calma continuó…
“El siguiente relato ha pasado de generación en generación,
desde que María Lirio lo contó por primera vez.
Santos Cajeme se llamaba -le pusieron ese nombre en
recuerdo del caudillo Cajeme que murió por defender a su pueblo-
, llegó a la finca henequenera con otro compañero.
María Lirio decía: yo viví en el infierno, no podía llamarse
de otro modo, trabajábamos de sol a sol, dormíamos en un jacalón
largo, largo, nos echábamos como perros en unos petates rotos y
mugrientos, sin nada más. Hombres y mujeres revueltos, las
pobres viejas no sabían ni quién era el tata de su criatura. Al
chamaco lo parían a campo abierto, las otras mujeres ayudaban a
que naciera el niño y…luego, luego a trabajar otra vez, nomás
cargaban al chilpayate en el rebozo y a seguir la faena, muchas se
desangraban en medio del campo.
Si alguien moría no gastaban en cajas o petates, ni siquiera
dejaban que sus compañeros de infortunio les dieran cristiana
sepultura, a todos los aventaban a los caimanes, esa era su comida,
pues a diario había agonizantes y muertos.
El otro yaqui llamado Annia Baá trató de escapar, fue
capturado y sometido a una serie de azotes con varilla, el
muchacho de apenas dieciocho años se desmayó, cuando volvió en
sí escupía sangre y parte del pulmón, no volvió a ser bueno.
Apenas se podía sostener, y como no tenía fuerzas para trabajar lo
volvían a golpear con una cuerda mojada. Al poco tiempo se
agusanó, con fiebre permanente y sin poder moverse…todavía
estaba vivo cuando lo aventaron a los cocodrilos, sus gritos
desgarradores se escucharon por toda la plantación.
137
María Elena Solórzano Carbajal
Como ven, mis hijos, los horarios de trabajo eran
inhumanos, desde que despuntaba el sol hasta que desaparecía en
el horizonte. Además el capataz azotaba con el látigo a los que se
detenían un momento para tomar un respiro.
Sus vidas transcurrían en condiciones infrahumanas,
vestían harapos y su alimentación no saciaba su hambre. El
desayuno y la cena consistían en un jarro de atole de masa de
maíz, un plato de frijoles acedos y tortillas duras. Ese mísero
alimento era insuficiente para sobrevivir, así que muy pronto
enfermaban y cuando ya no servían para nada eran arrojados a los
animales de la ciénaga.
El mismo día llegaron: Cajeme, su amigo y María Lirio,
una indita muy agraciada, menudita, de grandes ojos negros y
hermosas trenzas, sus pechos apenas despuntaban, tendría a lo
mucho dieciséis años, Santos Cajeme procuró estar cerca de ella,
tanto que en la noche la amarraba a su muñeca con uno de los
cordones de su pelo para no perderla en aquel hacinamiento, se
enamoraron, en su amor encontraron un paliativo a sus penas. Ella
tuvo un hijo y resignada lo cargaba a sus espaldas para seguir
trabajando sin descanso.
Un día la mandaron a servir a la cocina, el ama se encariñó
con ella y la pidió como criada de compañía. Estuvo mejor en la
casa de la hacienda, donde gran parte del tiempo debía pasarlo en
la cocina ayudando a preparar los guisos de la familia. Hasta que
terminaban de comer los amos, les permitían disponer de las
sobras que quedaban en los platos.
Lo único que sentía era que ya no podría ver ni hablar con
Santos Cajeme, muy pocas veces pudo entregarle algunos
alimentos. Solamente de lejos, tenía oportunidad, a veces, de
hacerle una seña con la mano a modo de saludo.
Un día de repente, el ama le dijo que se iba con ella para la
capital pues iba a consultar a los doctores sobre una dolencia que
no cedía. Sé que esa noche lloró mucho, pues el alejarse de allí
significaba no volver a ver a su amado. Llegaron a México, su
patrona fue recibida por unos parientes que eran dueños del
Rancho de la Puerta Azul cerca del barrio de San Lucas Atenco.
138
Santos Cajeme
Jamás volvió a saber de Santos Cajeme, ella lo lloraba,
presentía que ya había muerto, como todos por falta de comida y
por agotamiento, y que había sido devorado por los hambrientos,
sin derecho a descansar en el seno de la madre tierra.
Su ama Rosalinda murió y María Lirio siguió en ese rancho
como sirvienta. En la capilla de San Salvador Nextenco bautizó a
su hijo con el nombre de Santos, ahí creció y ya joven pasó a
formar parte de los peones de la finca. Era buen muchacho y muy
trabajador, alto y fuerte como su padre. María Lirio lo
contemplaba y veía en él la figura querida de Santos Cajeme.
En ese rancho de la Puerta Azul vivían miserablemente,
pero sin ser azotados, tenían una humilde choza y sus alimentos
eran mejores: un jarro de atole de masa de maíz con piloncillo,
tortillas recién hechas que su anciana madre preparaba, salsa
martajada, una rodajita de queso y frijoles de la olla cocidos con
epazote; en la comida nopalitos o quelites (que abundaban en los
llanos).
Santos se casó con la Rosita y nacieron varios hijos, se
lograron: Marica, Felipe, Tiburcio y Cleofás que crecían felices al
gozar del campo corriendo por doquier y recolectando renacuajos
en tiempo de lluvias.
Su hijo Felipe siguió trabajando en el Rancho Puerta Azul,
era el encargado del establo y de distribuir la ordeña por varios
lugares, para lo cual montaba en un caballo con los botes
amarados a los lados del animal. Al casarse tuvo varios hijos y
casi todos murieron al extenderse una epidemia de cólera. Se
salvaron tres: Jacinto, Valeriano y Lorenzo.
Cuando estalla la Revolución, los nietos de Santos Cajeme
deciden enrolarse en sus filas y se van hacia el norte para luchar
por un México mejor, donde el pueblo tenga derecho a la
educación y a una existencia más digna.
La vida dio un giro de ciento ochenta grados. Se acabaron
las haciendas. Pasaron muchos años y nadie supo de esos
muchachos. Sólo Valeriano regresó, ya cuarentón, con un tasajo
en una mejilla y una pierna agujerada de bala.
139
María Elena Solórzano Carbajal
Traía unas monedas de oro, no eran muchas, pero le
alcanzó para comprar un terrenito allá por San Martín
Xochináhuac, sembró una hortaliza. Era buena tierra y se daban
unas verduras de encanto. Sus productos los iba a vender al
mercado, los cargaba en una pequeña carreta que el mismo
construyó arrastrada por un burro. Así sacaba para ir viviendo. Se
casó ya grande con Amapola de la Luz y tuvo un hijo. Después
consiguió un puesto en el mercado donde vendía flores y verduras.
A su hijo le puso Emiliano pues admiraba mucho al general
Emiliano Zapata. Su chilpayate le salió muy inteligente y lo
mandó a estudiar para maestro.
-Abuelo, ¿por qué sabes toda la historia de Santos Cajeme?
-Porque yo soy el hijo de Valeriano y mis tatarabuelos
fueron yaquis, nosotros somos descendientes de Santos Cajeme y
María Lirio, la indita de los grandes ojos negros.
140
LA HUACHICRÓNICA
Jaime A. Valverde Arciniega
Jaime A. Valverde Arciniega
Tula, Hidalgo. Cronista urbano y presidente del Cabildo Nacional de la
Crónica de la Ciudad de México. Economista por el IPN. Maestría en
Humanidades por la Universidad Anáhuac. Diplomado en Historia por el
Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM. Doctor Honoris
Causa por el Claustro Doctoral Iberoamericano. Conductor de programa
en Radio Educación, Canal 11, Radio IPN, SerMedia.mx, colaborador de
Capital 21 TV. Autor y coautor de varios libros. Profesor-investigador de
tiempo completo en el IPN
La huachicrónica
Vayamos a la raíz, ir al origen, es lo mejor para entender casi
cualquier cosa o fenómeno; si se descubre de dónde proviene este,
damos por hecho que estamos en condiciones de entenderlo,
enfrentarlo, paliarlo, controlarlo, erradicarlo o para lo que sea,
hasta para adorarlo
Este México nuestro, acaba de enrumbarse no se sabe bien
a dónde, pero el caso es que hay un nuevo gobierno que apenas
lleva unos días en el poder, el Presidente que lo encabeza goza
como pocos de sus antecesores, de un gran apoyo popular y arriba
a la silla presidencial cargando un cúmulo de esperanzas; los
escépticos (que no son pocos), en respeto a la decisión
inmensamente mayoritaria de los electores, están obligados a
concederle al menos el beneficio de la duda (tema que aún está
por verse), lo que pasa es que lo está en juego es mucho dinero,
son muchos los intereses creados, nacionales y extranjeros y estos
generalmente no están dispuestos a quedarse quietos si les ha
quitado poder. Bueno, pero eso aunque en el fondo tenga que ver
con esta crónica es otra cosa y no quisiera incursionar en ello, al
menos por ahora.
Esta crónica está en búsqueda de un personaje, así que
continuemos, pero antes de ello demos un breve y necesario
rodeo, acerca de algunas consideraciones alrededor de la tarea del
cronista, mismas que podrían verse involucradas en la relatoría de
acontecimientos que irán sucediéndose.
El cronista es poco dado, como coloquialmente se dice, a
hacer política, le gusta ir más al fondo de todo lo que ve, lee y
escucha, quizá para algunos carece de visión y piense que su
imaginación, como apuntaba Carlos Monsiváis que a su vez
evocaba a Ignacio Manuel Altamirano, no es la del águila y
apenas es una golondrina que roza con sus alas el suelo y no
consigue apartarse del techo; el cronista ha sido atrapado por la
realidad, necesita no solo datos sino hechos para adentrarse en
ellos; no importa que en ocasiones nimios, intrascendentes, por lo
que puede ser que se le tilde de superficial, pero no, yo diría que
tal vez el cronista tenga, incluso hasta por manía, el
convencimiento de que las cosas no son exactamente igual a lo
143
Jaime A. Valverde Arciniega
que ven sus ojos, por experiencia el cronista sabe que esos hechos
en los que hurga no son lo que aparentan, el alma, lo invisible de
las cosas como de las personas, no está en la superficie y
descubrir ese tipo de entuertos le lleva la vida. No es fácil. Hay
poetas que sostienen que el alma esencial de los seres humanos no
está en sus ojos sino en la mirada, y el cronista tiene mucho de
poeta, no por nada la crónica está emparentada con la literatura.
Pero hagamos un alto ya que evocamos a Monsiváis, es
bueno recordar que el cronista de la colonia Portales nos alertó,
acerca de lo que se decía en muchos ámbitos culturales
mexicanos, todavía hasta1968, con relación a la crónica, ya que
había quienes consideraban a los cronistas como “…meros
endiosadores del pasado o del presente, falsos eruditos de la
trivialidad”. Los cronistas según los culturati, de acuerdo a la cita
de Monsiváis, son …los magnificadores de la minúscula
actualidad, los viudos profesionales de las tragedias, los
comprometidos en exceso, los amanuenses de las notas
frívolas…los aduladores de la vida popular a la que se aproximan
con ojos paternalistas o de adoración irrestricta”.
Era necesario el párrafo anterior, para comprender el
terreno por el que actualmente transita la crónica y darnos cuenta
que el recorrido de ésta ha sido muy complicado, y que si en la
actualidad ya no se anatematiza, se debe al trabajo de muchos
cronistas en México y en el mundo entero.
Como en esta crónica aparecerá un poco más adelante un
personaje muy singular, no me gustaría ser acusado de “erudito de
la trivialidad” (si bien me va), ni de “magnificador de la
minúscula actualidad”, ni de “endiosador del presente”.
Continuemos: El cronista en ocasiones parece un ratón de
biblioteca, investiga, se documenta, pero no se conforma con los
folios hallados a acerca de su tema de estudio, su fuerte no es
quedarse encerrado en el archivo, no se auto limita por aquella
sentencia del Padre Garibay que decía que el investigador debe
llegar hasta donde el documento se lo permita, pero no, eso
aunque el cronista lo tome en cuenta, se atreve a ir más allá del
historiador, el cronista se tira a la calle, es en realidad un fedatario
144
La huachicrónica
del haber histórico y cultural, un humanista que generalmente no
ha egresado de ninguna universidad con ese título, si acaso el
cronista poseyera un aval, ese sería el de la vida, consulta con la
gente involucrada, vive los acontecimientos, busca a los
protagonistas, los sigue, a veces hasta los asedia con tal de
conseguir tal o cual dato o atisbo de dato que lo acerque a lo que
está buscando, quema la suela de sus zapatos recorriendo las
calles y husmeando en recintos, casas y edificios; esta actitud no
es cualquier cosa ni es un capricho, forma parte de su metodología
de trabajo.
El cronista certifica hasta el vuelo de la mosca, en su
comunidad o en su barrio, nadie mejor que el cronista para dar
cuenta de lo que ahí ocurre, como de lo que ha ocurrido a lo largo
y ancho de los años; para realizar esa labor se ha ganado el cariño
y el respeto de mucha gente, es lo único, así como con la verdad,
con lo que el cronista tiene compromiso.
Sin alterar o modificar la realidad -su materia prima-, el
cronista procede con ética para enterarnos de su quehacer sin
lastimar a las comunidades que ha estudiado. Para ello no
investiga o escribe por consigna de un periódico o de alguna
autoridad, le es imprescindible ser libre en sus interpretaciones,
valoraciones y juicios; un cronista al servicio del poder, se obliga
a escribir a favor del poder o de lo que no vulnere al poder. Sin
embargo ser auténticamente un cronista, requiere además de
vastos conocimientos, de libertad absoluta de conciencia y de un
acendrado sistema de valores.
Si la materia prima del cronista son los hechos, la
“mezquina” realidad, vayamos a su encuentro.
Mucho antes de que apareciera entre la población mexicana
el personaje en cuestión, la música fue la primera en darnos
noticias de Él, aproximadamente dos años antes o un poco más,
dieron razón de ello las redes sociales y plataformas como
YouTube y Spotyfy, a este respecto, no existe documentación o
relato alguno que pueda darnos fidedignamente razón de que
nuestros ancestros, Huitzilopochtli o Tláloc, Coatlicue o
Tezcatlipoca, hubiesen empezado a existir primeramente en la
145
Jaime A. Valverde Arciniega
música, antes de aparecerse en la vida y la devoción mexica,
como sí lo hizo a principios del mes de febrero de 2019 el dios
Huachicóyotl.
Un tema muy popular en las redes sociales lanzada en
YouTube en enero de 2017, con decenas de miles de fervientes
seguidores, fue la “Cumbia del huachicol” acompañada con
mariachi e interpretada por Kary Siza y los Chikos Kumbia: “El
tema del momento es el huachicol, “…bailemos con sabor este
cumbión…” reza su huachicumbia mientras ilustra señalando por
sus nombres las localidades que integran el “Triángulo Rojo del
Huachicol” en Puebla, a saber: Huixcolotla, Palmar del Bravo y
Acatzingo. Para otros intérpretes el disputado “Triángulo” es
Tepeaca, Palmarito y Amozoc: “Olvida ya las penas y a bailar al
ritmo de la Cumbia del huachicol”. El dios Huachicóyotl se
anunciaba en las redes sociales con decenas de miles de fieles
devotos y aparentemente nadie se percataba de ello, mucho menos
las autoridades. ”Yo uso huachicol, huachicol…” entona la
vocalista.
“El Wachicolero” de Tamara Alcántara, es una pieza
norteña que ensalza el robo de combustible, ahí se canta que los
poblanos metamorfosearon su identidad, que de ser “camoteros”
pasaron a ser “huachicoleros…”. Todo el mundo, bebe, baila y ríe,
los parroquianos festejan el robo y la puntada del cambio de
identidad.
Los Chicos Kumbia y Tamara Alcántara, juntan dinero,
cantándole al robo de gasolina en las fiestas privadas de los
municipios que viven de la venta y compra del combustible mal
habido, hacen bromas y chistes con el descubrimiento que hizo la
Policía Federal de una toma clandestina ubicada debajo de un altar
a la Virgen de Guadalupe, en un domicilio de San Martín
Texmelucan. Más tarde en otros estados de la república vendrán
otros descubrimientos del dios Huachicóyotl, en un cementerio, en
un mercado, donde sea.
Ni qué decir que también hay corridos, verdaderas crónicas
musicales que dan santo y seña de mil historias, uno de ellos, es el
corrido “Los huachicoleros”, en la plataforma de Spotyfy
146
La huachicrónica
interpretado por la “Banda Renovación”, de Culiacán Sinaloa:
“Ya le cantamos a narcos, ya le cantamos al jefe y ahora vengo a
cantarle a todita esta gente, que se la rifa bonito, chingando a
Pemex, pariente…lo dijo mi general allá por el 38, Pemex es de
los mexicanos, entonces es de nosotros, de que se lo chinguen los
gringos, mejor chingamos nosotros…”, canta en el clímax de su
interpretación. Y por si no hubiera quedado claro sostiene a favor
del robo a la nación: “Buen negocio el que agarraron, si en el
peligro les gusta andar, haciendo hoyos como los topos, bajo los
ranchos y la ciudad, huachicoleros, así les llaman a donde van”.
Los vídeos no se quedan atrás, como el que produjeron en
Tehuacán, Puebla los Reyes Klan, también con decenas de miles
de reproducciones: Un hombre baja de su camioneta con varios
bidones y coloca un letrero: “Se vende huachicol frío o crudo”,
mientras se aprecian largas filas de presuntos compradores.
Ya anunciada desde 2017 la venida del dios Huachicóyotl,
como siguiendo un guión, viene la tragedia, el terror en
Tlahuelilpan, Hidalgo, el 18 de enero estallan ductos de Pemex
que eran ordeñados por los huachicoleros, causando la muerte de
al menos 135 personas, lo que deja en la orfandad a cerca de 200
niños que perdieron a sus padres que acudieron por combustible
robado; pero nadie entiende, ocho días después ahí cerca, en
Munitépec de Madero, Hidalgo, las autoridades acudieron a
sofocar otra fuga de combustible causada por los ladrones
huachicoleros. Y ni por la tragedia se bajaron de las redes sociales
las cumbias, los corridos o los videos que reverencian a los
seguidores de Huachicóyotl. La muerte en México, tan bien puede
significar el máximo momento de la fama de los que se pasan de
vivos. Si a unos les toca sufrir, a otros les toca reír, reza la
sabiduría popular.
Fue antes del terror de Tlahuelilpan, Hidalgo, que
arqueólogos urbanos mexicanos descubrieron los restos del dios
Huachicóyotl, el dios de la gasolina en horas de la tarde del día 8
de enero de 2019. Según dijeron, existen diferencias sustantivas
con relación al descubrimiento de esta deidad, respecto al de otras
deidades o personajes relevantísimos, como con la “Adornada de
147
Jaime A. Valverde Arciniega
Cascabeles” la Coyolxauhqui, con Tláloc, Pakal, Coatlicue o con
cualquier otra representación en piedra del México antiguo, ya
que Huachicóyotl, en contraposición de todos sus ancestros,
apareció bajo el don de la ubicuidad dejándose ver
simultáneamente en la Ciudad de México, en Querétaro, en
Guanajuato, en el Estado de México, Hidalgo y en Jalisco, aunque
hay testimonios de que también se le vio indistintamente y poco a
poco en Puebla y Michoacán y después de estos estados
prácticamente se le avistó en todo el territorio nacional, por lo
demás, de lo que no hay duda según los expertos, es que además
de su aparición sincrónica, se trata claramente de una deidad
mesoamericana, es decir geográficamente del centro del país hacia
el sur.
El cuerpo de Huachicóyotl ha sido definido por los
especialistas como volátil e inflamable, su rostro es grave y su
mirada profunda, como si avistara al mundo desde hondos
socavones o túneles, en todo caso su mirada es oscura,
desconfiada y amenazante, su prominente nariz devela duro,
irritable y solemne el conjunto de su rostro, su bocaza es redonda
y hedionda, algún día quizá pronuncie palabras terribles cargadas
de reproches e injurias que nos hagan temblar, que nos digan que
Él está aquí porque nuestros odios y toda la violencia que hemos
desatado lo levantaron de su sueño eterno para venir a destruirnos;
que nos diga en una palabra, que Él es nuestra creación.
A diferencia de sus antepasados, Huachicóyotl el protector
de los huachicoleros es de plástico, lo que lo hace ser considerado
una deidad posmoderna que no desaparecerá sino hasta dentro de
quinientos, mil o más años si se le entierra, ya que parece estar
hecho de tereftalato de polietileno, entre otros componentes que
los microorganismos no tienen mecanismos para atacarlos.
México está huachicolado, ¿quién lo deshuachicolizará? El
deshuachicolizador que lo deshuachicolice, un buen
deshuachicolizado será, la devoción de la gente tan tradicional,
del México tradicional, ya hizo trabalenguas de Huachicóyotl, es
decir ya lo hizo suyo. “Me canso ganso”, incluso al volátil e
inflamable cuerpo de la nueva deidad, para emparentarlo con una
148
La huachicrónica
expresión del actual Presidente de la República, ya se le dice
popularmente “gansolina” y se le presume como el nuevo
combustible posterior a la aparición de “Huachicóyotl”: la
“gansolina”. ¡Sí, esto es México!
En medio del desconcierto, hay quienes al dios
Huachicóyotl, tal vez para sentirse más próximos a Él,
solemnemente le llaman “Huachi”. Y ya metidos en la
controversia ante la repentina aparición del personaje, hay quienes
señalan que la principal misión del dios es garantizar el abasto de
gasolina, sin embargo, otros opinan que no, que su principal
misión es controlar y encarecer el precio del combustible, lo que
apuntaría a la casi desaparición de la clase media mexicana, así
como a la devaluación del peso y al descontrol y elevación de la
inflación, reduciéndose drásticamente las tasas de crecimiento
económico, donde “Huachi” vendría siendo algo así como un
abortivo, para el proyecto económico del anti neoliberal nuevo
gobierno.
No se sabe aún si la furia de esta deidad pueda ser tan letal,
que arruine los planes del recién ungido presidente de la
república, pero lo cierto es que alguien soltó y alborotó al dios
Huachicóyotl, claro, ya se entiende que fueron sus adoradores
llamados huachicoleros, pero lo interesante para la mayoría de la
población sería saber quién está detrás de estos adoradores
agitando el incensario, atizando el copal, tiznando al dios.
En las largas filas para ver y llevar a casa algo del
venerable cuerpo de Huachicóyotl, que haga que la economía, los
vehículos y la familia se activen, desde el día ocho de enero hay
personas que van a dormir a las afueras de los templos erigidos en
su honor: las gasolineras, escuchando ya un medio centenar de
melodías que vienen muy a cuento y que rápidamente fueron
incorporadas al culto del sagrado personaje, para hacer menos
sufrida en medio del frío que vive la Ciudad de México, la espera
en pipas del dios de la gasolina. La gente reza a las afueras de
estos santuarios porque el dios se aparezca.
Para colmo, el Popocatépetl tuvo la ocurrencia de hacerse
sentir con bocanadas de humo y ceniza, en respuesta un “meme”:
149
Jaime A. Valverde Arciniega
“Hay que decirle a esa bola de ignorantes huachicoleros, que lo
que arrojó el volcán fue „magma‟, no gasolina Magna, no vaya a
ser que se les ocurra escalarlo con todo y cubetas”. Y viene la
aportación cultural indignada: “Pinches huachicoleros, tan
protegidos se sienten que ya hasta picaron al Popo”.
La presencia del dios del combustible, ha servido como
pretexto para darle aliento al uso de las nuevas tecnologías,
incluso en estos días sin gasolina creció la venta de celulares, ahí
están toda clase de cuentos, chistes y burlas: “Se piensa casar, no
sea anticuado, estos tiempos no son de anillo de compromiso,
obséquiele a su novia un bidón de gasolina”. “Deslumbre a su
novia, si ella le pide ir a un lugar caro, llévela a una gasolinera”.
Y la lisonja callejera reclama su espacio: “Te lleno el tanque
mamacita…”, donde la vulgaridad cede su lugar a la demostración
de poder económico. Y otra vez la risa: “Busco novia
huachicolera para relación sincera”. En medio del azoro popular,
un consejo vengativo: “Si tu novio trabaja en Pemex y te cortó,
marca el 066, diles que quieres denunciar a un huachicolero”.
Aparecen también los juguetes huachicoleros, solo por
internet y desde luego, como un juego más, el ingenio de la crisis
hace poner a la venta el huachicol a través de las redes sociales, a
mitad del precio oficial y además entregado a domicilio.
Una panadería del barrio de la Gustavo A. Madero, para
ponerse a tono puso a la venta las huachiconchas, conchas de
vainilla y chocolate debidamente chamuscadas, pero no tuvo
mercado.
Entre la ira, la confusión y la burla, el mexicano habilita la
risa como remedio a sus males, en las largas filas de las
gasolineras no hay pleitos ni discusiones, la gente apoya lo que el
gobierno haga contra los ladrones de combustible, hacen bromas y
se pasan información: “En la gasolinera de Insurgentes y Nuevo
León, van a vender unos taquitos de canasta, que están de lujo”. Y
los vendedores en bicicleta hacen su “agosto” en las heladas
madrugadas, vendiendo a los seguidores del dios de la gasolina
aparentemente fuera de todo pecado, café, atole, pan de dulce y
150
La huachicrónica
tamales; le piden, le ruegan a Huachicol que se aparezca. “Una
pipa por lo menos”.
El resentimiento en los “memes” y la misoginia tiene
cabida: “Tú me ignoras y la despachadora de la gasolinera me
echa de menos”. Y otro, el visionario: “A veces quisiera irme muy
lejos, luego recuerdo que no hay gasolina y se me pasa”.
Si en la apariencia de los acontecimientos es mucho lo que
está cambiando, aún es temprano para descubrir lo que en realidad
está ocurriendo en el mundo profundísimo de la esencia de las
cosas, las llamadas “relaciones humanas” ya no son las mismas
desde los inicios del presente siglo gracias a las nuevas
tecnologías de la información, el teléfono celular es vital, casi
ninguno se atreve a salir de su casa sin su aparato, a través de él
cada persona está comunicada con quien quiera y literalmente con
todo el mundo, es más normal, sostienen algunos teóricos
sociales, mirar una pantalla luminosa que mirar a los ojos de una
persona; por los párrafos anteriores nos damos cuenta que las
nuevas tecnologías se han entrometido hasta la médula en la
intimidad de las personas, donde ni siquiera la muerte –y menos
en México-, significa un límite.
Todavía cuando la tragedia de San Juan Ixhuatepec en
1984, conocida como “El infierno de la tierra”, los chistes y las
burlas (muy mexicanos) ante la muerte, corrieron por la radio y
los periódicos a la velocidad de una tortuga, en comparación con
lo que en la actualidad tarda el dedo índice en dar un clic para
enviar una información a todo el mundo, lo que además incluye
foto y video. En 1985 luego de los terremotos de aquel año, los
periódicos publicaron chistes como que “Las mujeres de Polanco
estaban enojadas, porque las de Tlatelolco no las invitaron a la
movida”, o bien, dieron cuenta de los juegos de los niños en la
calle, en que jugaban a ser edificios y en caer desplomados; todo
ello ahora ya forma parte de una historia muy lejana. La radio es
veloz, la televisión, en 1985 el periodista Jacobo Zabludovsky
causó un altísimo impacto al “radiar” los estragos del terremoto,
eso también es historia, ahora cada persona (sin ser periodista y
mucho menos cronista), que tenga un celular puede registrar y
151
Jaime A. Valverde Arciniega
describir al instante cualquier cosa, lo que sin duda ayudó a la
pronta aparición del dios del combustible, Huachicóyotl, mismo
que debido a los intereses creados entre los grupos de poder
político en México, no había sido tomado en cuanta desde que
apareció invencible e impune en las redes sociales y en las
plataformas digitales, Facebook, Twitter, Spotyfy, etcétera.
El cronista y con él la crónica, ni es un “magnificador de la
minúscula realidad”, ni es “viudo profesional de la tragedia”, ni es
un “adulador de la vida popular”. El cronista compila
información, la registra, la investiga, la crítica hasta encontrar la
bisagra, lo que articula el cambio de lo que era y que ya pasó a ser
otra cosa, por ello es un fedatario.
Con la aparición de Huachicóyotl, los huachicoleros y los
seguidores de estos, no conformes con tener la protección de este
dios, metamorfosearon no sólo aquella expresión acerca de la
pérdida de identidad de los poblanos, que de “camoteros” pasaron
a ser “huachicoleros”, sino que yendo más allá, transformaron la
advocación católica del Niño Jesús representada por el Santo Niño
de Atocha, tradición de la Nueva España, a la del “Santo Niño
Huachicolero”, donde al de Atocha le quitan de una mano su
canasta y de la otra su espiga de trigo y su garrafita de agua, para
cambiarle estos símbolos, por una garrafa de gasolina en una
mano y una manguera en la otra.
Esta es la “mezquina” realidad, con datos para la historia,
durante los primeros días de gobierno del presidente Andrés
Manuel López Obrador: Huachicóyotl llegó y los mexicanos nos
revelamos ante Él.
Al concluir esta crónica, los mexicanos aún estamos lejos
de saber el origen del dios del combustible, como para elevarlo a
divinidad o abrogarlo; antes habrá que resolver el enigma:
¿AMLO es Huachicóyotl o Huachicóyotl es el fantasma del PRI?
152
EL ARCO DE COAPA
Arturo Villanueva Bazán
Arturo Villanueva Bazán
Nació en la Ciudad de México, D, F. el año de 1950. Estudió en la
Facultad de Ingeniería de la UNAM. Profesor de Matemáticas por
la ENSM. Bibliófilo, lector asiduo de los autores clásicos de la
literatura universal. Autor de el libro Memorias, Experiencias y
Opiniones de un Chivo Expiatorio, sin editar aún, en el que expone
sus vivencias de 32 años de profesor ante grupo, y hace un análisis
crítico del sistema de educación media. Ingresó al Cabildo
Nacional de la Crónica de la Ciudad de México en el año de 2017
en donde ha participado con varias crónicas.
El arco de Coapa
Fue el día 2 de Febrero de 1967. Un desmemoriado como yo,
recuerda el día y casi la hora en que en compañía de mi padre el
Profesor D. Agustín Villanueva Y; llegamos a la esquina de
Calzada de Tlalpan y Calzada del Hueso. En esa esquina, estaba un
anuncio de parte de la UNAM, en el que avisaba que la
Preparatoria No. 5 “José Vasconcelos” se encontraba a una
distancia de 800 mts.
En ese entonces se respiraba en toda esa zona un agradable
ambiente a provincia, al campo, a tierra alejada del centro. Y en
efecto, aquella era zona de campo, de cultivo, de alfalfa, de vacas
(y ya ni completo la porra de la prepa 5 por respeto al lector), con
sus consabidos canales de riego.
Un grupo de unos 10 escandalosos estudiantes, esperaba el
camión para ahorrarse la distancia de los 800 mts. y abreviar el
tiempo para llegar a la “prepa”, la prepa 5, la que habría de ser mi
Alma Mater.
Era repito, el año de 1967, en aquel entonces, hacía ya
varios años que los Beatles se habían enseñoreado del Hit Parade
no solo de los EU, sino del mundo entero, aunque todavía faltaba
un año para que apareciera lo mejor de lo mejor de ellos, la obra
maestra de Los Genios de Liverpool: el disco parteaguas de la
música del siglo XX: Stg. Peppers Lonely Earts Club Band, es
decir “El Club de la Banda de los Corazones Solitarios del
Sargento Pimienta” o sea “el SargentoPimienta”. Para muchos,
entre los que desde luego me cuento, el álbum de rock más grande
de todos los tiempos. El Pájaro Madrugador (Early Bird) levantaba
su vuelo el 25 de Junio de aquel año 1967 y nos dejaba ver a
Picasso, el nacimiento oportuno de un bebé (¿dónde andará ese
personaje?) y lo que la gran mayoría de jóvenes esperábamos: a
The Beatles! Fue impactante verlos (es inevitable que sobresalga
en mi memoria la figura de John Lennon con sus grandes y
redondas gafas, y el también inolvidable Mike Jaeger sentado a un
lado a sus pies) con vestiduras “estrafalarias” (muy propias de las
bandas hippies), abriendo con las primeras notas de La Marsellesa,
la impactante All You Need is Love. Estábamos a dos años de que
el hombre se dejara ver en la luna (16 de Julio de 1969) con
155
Arturo Villanueva Bazán
aquella frase pobre (el suceso merecía algo más filosófico, más
profundo, más poético) pero emblemática: “un pequeño paso para
el hombre pero un gran paso para la humanidad”. Había un “algo”
que presagiaba a los grandes amigos, y sobre todo a los grandes
amores. Nada presagiaba para el año siguiente, la bota de la bestia
en Tlatelolco aquél terrífico 2 de octubre. Eran tiempos alegres y
tiempos de revoluciones sociales. Daniel Cohn –Bendit “EL Rojo”
y el olvidado mártir Alexander Dubcek, el primero haciendo
temblar los cimientos de la sociedad francesa en aquel memorable
Mayo de 1968 y el segundo en Checoeslovaquia, que creyó que el
socialismo soviético podía adquirir un rostro humano, con aquella
Primavera de Praga también en 1968, y que terminó de
convencernos a miles de aspirantes a socialistas de que la
dictadura del proletariado no era más que una infame quimera, y el
gobierno soviético una pandilla de canallas más. Nuestra alma en
contradicción sana, por un lado, sufría por Vietnam ansiando la
derrota de los comunistas, y por el otro la desaparición de los
militares carniceros que asolaban los países de América Latina, el
repudio en México contra el cáncer social materializado por el
PRI, era mínimo, el PAN y el PCM eran la única oposición
decente. El PARM y sobre todo el PPS eran las alcahuetas del PRI
para aparentar la democracia que varias décadas después, Vargas
Llosa definiría genialmente como la “dictablanda”. El “pan o
palo” y el “mátalos en caliente” de Porfirio Díaz había sido
diabólicamente refinado por una casta infame que se hacía llamar
“revolucionaria”.
La oposición era víctima de la Policía Secreta o del silencio
cómplice de la radio y la Televisión (¿alguien puede no recordar el
noticiero “24 Horas”?) únicos medios de “información”.
Solamente en los medios escritos -los diarios-, se encontraba uno
que otro periodista, o editorialista honesto que desafiando a la
dictablanda se atrevía a publicar alguna crítica, que a veces era
demasiado tímida.
Era 1967, un año después del asesinato masivo de la
familia Jaramillo en el estado de Morelos, y se empezaba a dibujar
en el horizonte la figura de Lucio Cabañas Barrientos y de Genaro
156
El arco de Coapa
Vázquez Rojas al frente de la guerrilla que pretendía cimbrar las
bases de un gobierno soterradamente injusto y violento. Por lo
demás, todo era calma. Nada fuera de lo común sucedía en
México. Perdón, se me pasaba: empezaba a tomar forma la idea de
construir en ésta capital el metro (según recuerdo).
Habíamos llegado mi padre y yo en aquel legendario
tranvía, que conectaba gran parte del norte con el sur de la capital,
es decir, la Villa de Guadalupe con Xochimilco, y que hacía una
parte de su recorrido partiendo a todo lo largo, en dosel camino
que fue construido en el año de 1427 por los Xochimilcas como
imposición de guerra del altanero Izcóatl y que hoy se conoce
como la Calzada de Tlalpan, en un recorrido de 14 kilómetros, de
la calle de Lucas Alamán hasta la Glorieta de Huipulco. De ahí,
torciendo un poco la dirección a la izquierda, enfilaba rumbo a
Xochimilco ( a ese tramo, se le daba el nombre de: “camino de
México- Xochimilco”) pasando por el pueblo de Tepépan de
donde eran mi buen amigo José Luis Becerril y mi querida
compañera Alma Rosa García O, ambos de mi amadísima
Secundaria 13, y que hacían a diario ese recorrido de ida y vuelta.
El tramo de la villa a Xochimilco es de 32 kms.
Verdaderamente era un recorrido fascinante, sobre todo,
pasando la estación que estaba a la altura de Taxqueña. A partir de
ésta, se empezaba a respirar el aire de “provincia”.
No recuerdo el nombre de la estación en la que nos
bajamos, pero correspondía a la esquina de Calzada del Hueso y
Tlalpan. Para llegar a la Prepa, decidimos hacer el recorrido a pie,
siguiendo la calzada del Hueso. La entrada hasta el arco, como se
le puede admirar actualmente, no ha variado casi nada en su
aspecto, era, y sigue siendo, una calle amplísima de unos 400
metros de profundidad y de cerca de 25 mts. de ancho, al centro y
a lo largo de éste tramo, se extendía el mismo hermoso camellón
que se puede admirar actualmente poblado profusamente de
añosos árboles, sin duda testigos de muchos de los hechos que aquí
pretendo reseñar, árboles añosos, que conviven actualmente con
otros de reciente aparición. Del lado izquierdo, había algunas
construcciones que correspondían a fábricas, del lado derecho,
157
Arturo Villanueva Bazán
había algunos terrenos baldíos cercados por alambres de púas.
Habíamos recorrido unos 300 metros, cuando de pronto llamó mi
atención un gran arco que se veía al final de un breve callejón por
el cuál era obligatorio pasar si se quería seguir adelante. Conforme
nos íbamos acercando, más llamaba mi atención, y aunque soy
malísimo para eso del cálculo de distancias, me atrevo a “echarle”
unos diez metros de altura. Si no mal recuerdo a unos 20 metros
antes de llegar al arco (viniendo de la calzada de Tlalpan), había
del lado derecho, a ras de piso y a la entrada de un gran portón,
una plataforma de madera, móvil, por la que se podía caminar sin
el menor problema, era una báscula para varias toneladas, que en
ese momento creí ya en desuso, pero que pronto por mi diario
transitar por ese lugar, me habría de desengañar.
Acerca del arco.
Del arco, la marquesa Calderón de la Barca nos dice en su
famosa crónica titulada “La Vida en México” cuando visita la
Hacienda de San Antonio (Coapa) el 15 de Junio de 1840 que :
“La hacienda es una hermosa y sólida masa de edificios, y
conforme se penetra en ella y para llegar al patio, se pasa por
debajo de un PROFUNDO ARCO (las negritas son mías para
resaltar la mención), se advierten las dependencias exteriores, los
establos, y especialmente el granero, que parecen restos del
feudalismo por lo grande y lo magnífico”. (Marquesa Calderón de
la Barca: La Vida en México T.1 p. 317 carta XXI, Libro Mex
editores. Méx. D.F. 1958).
Pero 6 años antes, Charles Joseph Latrobe, viajero inglés9,
quien a decir de D. Manuel Romero de Terreros fue el verdadero
autor de aquella frase que describe a la Capital como “la Ciudad de
los Palacios” atribuida injustamente según Romero de Terreros, a
Humboldt (Antiguas Haciendas de México), Manuel Romero de
Terreros, p. 165. Ed. Patria, S.A. México MCMLVI Agosto de
1956), también menciona a dicho arco. Tras una rápida descripción
de la Hacienda Charles Joseph lo describe como: “Un ancho arco a
158
El arco de Coapa
la izquierda de la calzada da acceso al interior de la hacienda”.
Esto, a principios del año de 1834.
Ese arco del que hablan y por el cual tuvieron que pasar, la
Marquesa y Latrobe (ingleses ambos), es el mismo bajo el que
hemos transitado miles y tal vez millones de personas, es el mismo
que nos vio pasar, tristes, alegres, jubilosos, llenos de esperanzas,
desilusionados, agotados, animosos, enamorados, derrotados,
victoriosos, a miles o para ser más exactos a todos los que, fuimos
cobijados por nuestra entrañable Preparatoria No. 5 de la UNAM,
escuela que lleva por nombre a una de las mentes más preclaras,
más incisivas, más visionarias del siglo XX mexicano: don José
Vasconcelos Calderón, cuyo busto se encuentra en medio del patio
de la entrada, justo frente al auditorio Gabino Barreda, acaso
ambos (Vasconcelos y Barreda), contrarios ideológicos.
La historia de Coapa se remonta a la época precolombina,
aparece –nos dice en un magnífico libro titulado: “Coapa La
Ciénaga de la Culebra y las Aguas Dulces (1500-1968)”-, en
códices, libros y documentos antiguos con el nombre de: “Coapa,
Coapan, Coaapan, Coahapan, Quapa, Quapâ, Coahuapan y
Cohuapan” sin afectar lo que finalmente quiere decir: río o agua de
las culebras.
Por culpa del Xitle, el valle de México, se convirtió en un
inmenso charco de aguas, dulces en unas zonas y saladas en otras
(con algunos islotes con extensiones apenas suficientes para dar
cobijo a algunos asentamientos humanos) y que poco a poco y
como efecto del paso del tiempo fueron transformándose en
pantanos y ciénegas, aptas para la vida silvestre, entre las que
abundaban el pescadito plateado o charal llamado iztacmichin, las
ranas, los patos, las pequeñas gaviotas de agua dulce o apaipixcas,
los ya legendarios chichicuilotes, aquellos que todavía a mitad del
siglo pasado en parvadas pequeñas o grandes eran literalmente
arreadas con un palo y una cuerda atada a la punta por indígenas
ofreciéndolas en venta al grito de “mercaraaaaaan su
chichicuiiiiilotitooooo”, garcitas que hasta hace algunos años no
era raro ver al pie de la enorme mole que representa la cabeza de
Benito Juárez y que está, casi, sobre la avenida Zaragoza a más o
159
Arturo Villanueva Bazán
menos un kilómetro del cerro del Peñón, tecolotes, halcones y
lechuzas, conejos y todo tipo de roedores, que sin duda, eran el
alimento preferido de serpientes venenosas -conocidas como
coralillos, y cascabeles, también inofensivas culebras como el
cincuate, en tal cantidad, aunque nada deseable proliferación de
estos reptiles.
Coapa está ubicada en el sureste inmediato al centro de lo
que hoy se denomina Ciudad de México y que pertenece a la ahora
Alcaldía de Tlalpan. Desde tiempos de la colonia es una región
que a pesar de sus características topográficas está llena de
historia, en la que se pueden narrar un sinnúmero de litigios por
posesión, por demarcación, o por acciones indebidas para
beneficio particular, como el desvío de corrientes acuíferas que
ocasionaban la inundación dañina a tierras de haciendas aledañas.
Era sitio de tres haciendas entre las que destaca para fines del
presente trabajo, la de San Antonio.
La hacienda de San Antonio Coapa, la describe D. Manuel
Romero de Terreros (en el libro Antiguas Haciendas de México,
pp. 165-168), descibeuna capilla ubicada “…no lejos de Huipulco,
sobre la Calzada de Tlalpan”. “Era una hermosa casa de dos
pisos”, aún está funcionando aquella Capilla que a decir del mismo
historiador: “…parecía parroquia”. Presumía de floridos jardines y
naturalmente, las consabidas trojes, caballerizas y demás
dependencias de una finca agrícola, y aunque en efecto para la
fecha de ésta narración, todo había desaparecido y no quedaba más
que su recuerdo; todavía hasta 1971, se podía respirar algo de lo
que fue la provincia del Distrito Federal. Preciso el año de 1971,
porque fue el año en que se empezaron a construir las primeras
casas habitación sobre el lado sur de la Calzada del Hueso sobre el
tramo que va del Arco a la Preparatoria. Campo abierto, extensos
sembradíos, canales de riego, vacas, peones en labores
evidentemente agrícolas, y el inevitable e incontenible, pero
totalmente, característico olor a estiércol.
Y cita Romero de Terreros a un ya conocido nuestro
(porque ya lo citamos antes): Charles Latrobe, quien ubica la
hacienda a sólo “…8 millas de la ciudad, en medio de una comarca
160
El arco de Coapa
muy fértil que se extiende en ancho trecho desde el camino hacia
el este y al sur.” y, “exactamente en frente, una pequeña y
pintoresca iglesia rodeada de árboles”, ésta iglesia, que aún existe,
nos marca el límite, según Latrobe, “…de un vasto páramo de lava
negra, que asola los aledaños de San Agustín y la falda de la
montaña del Ajusco”, o sea, El Pedregal, de donde nacía el arroyo
que corría frente a la hacienda.
La hacienda era un conjunto de edificios que imponía
“…por su tamaño y sólida construcción. Además de la habitación
de los propietarios, con corredores y patio central, como en los
palacios de la ciudad, hay una iglesia, casa para los dependientes,
caballerizas y otras oficinas en gran escala, y una troje que, por sus
dimensiones y su maciza construcción, podría servir de “prisión de
estado”. Para admirar este conjunto, se podía pasar por “Un ancho
arco, a la izquierda de la calzada”.
La Marquesa Calderón de la Barca, en el libro que también
ya citamos, describe la hacienda como “…hermosa y sólida masa
de edificios, y conforme se penetra en ella y para llegar al patio, se
pasa por debajo de un profundo arco, se advierten las dependencias
exteriores, los establos, y especialmente el granero, que parecen
restos del feudalismo por lo grande y lo magnífico. Es una
propiedad inmensa y valiosa que produce tanto maíz como
maguey…Almorzamos espléndidamente, en una hermosa y
antigua sala y nos quedamos un corto tiempo visitando los jardines
y la capilla…”. Hace reconocimiento de la hospitalidad y grandeza
de su, en aquella época, propietaria: la Marquesa viuda de
Vivanco.
Uno de los hechos históricos más sobresalientes que se
vivieron en esa hacienda se registra en la época de la invasión de
México por los E.U. Resulta que tras el desembarco del ejército
estadounidense en Veracruz el 11 de Marzo de 1847 -y que por
cierto, Gómez Farías saludó alborozado-, Winfield Scott, inició un
avance incontenible con el objetivo de tomar la ciudad capital. Era
el enfrentamiento de un pueblo orgulloso pero inepto que poco o
nada pudo hacer, contra un ejército debidamente pertrechado y
mejor dirigido y entrenado. La corrupción dentro del “ejército”
161
Arturo Villanueva Bazán
mexicano había tomado dimensiones terribles al grado que se
afirmaba no sin razón, que era un ejército en el que había más
oficiales que soldados rasos. La defensa, se concentró en dos
puntos principales; ambos, entradas naturales a la ciudad de
México: la primera (la que sería el frente oriental) y más directa
era la hoy conocida Calzada de Ignacio Zaragoza, con su puerta
natural que es el Cerro del Peñón, y la segunda (el frente
meridional), una línea dramáticamente extensa que involucraba a
Chalco y Xochimilco con sus más o menos extensos lagos, y el
hoy conocido Churubusco, que implicaba una zona tan extensa que
abarcaba toda la zona coapense, con sus prósperas haciendas. El
Cerro del Peñón, estaba armado hasta los dientes y su toma se veía
por demás complicada. Informado eficientemente por sus
exploradores, Winfield Scott no tardó en sopesar la situación, y
dejando al Ejército de Oriente con un palmo de narices, torció todo
su poderío hacia la zona de Churubusco. La Hacienda de Coapa
que había sido pensada, fortificada y armada ineficientemente
como un baluarte inexpugnable, fue tomada con relativa facilidad
por el ejército del general norteamericano Worth, y fue
precisamente en Coapa en donde éste, plantó su cuartel. Así,
dolorosamente, la historia se escribió de una manera
completamente diferente a como se quería, y desde Coapa,
fortalecido y debidamente pertrechado, el invasor precipitó el
desastre de los defensores (más civiles que militares) nacionales y
algunos generosos extranjeros voluntarios.
Nunca se nos mencionó a los estudiantes coapenses este
hecho, por profesores tan eruditos y capaces como aquel casi
legendario Eduardo Blanquel, de Historia de México -¡cuídense
muchachos, ¡la vida no retoña!- nos aconsejaba cuando el
movimiento de 1968 dejaba sentir sus primeros pasos. Y ya que en
eso de recordar nombres de profesores memorables estoy, no
puedo omitir el nombre de otros legendarios de la prepa 5:
Mayoral, de Geometría Análitica y Martha Mejía con quien tuve el
orgullo de aprobar siendo ella de las más “duras”, dos de las más
difíciles materias: Temas selectos de Algebra y Cálculo
Diferencial e Integral. Otro profesor de quien a pesar de las
162
El arco de Coapa
circunstancias conservo buena memoria es Gregorio de la Luna
Esparza, el más fanático de los ateos y que constantemente ponía
en entredicho nuestro credo religioso. Puedo afirmar que él fue el
que despertó en mí, el afán por la apologética. Aún recuerdo el
breve debate que sostuve con él ante un cuestionamiento acerca
del poder omnipotente de Dios. Con él, como parte de nuestro
ciclo, elaboramos una “Microtesis de la Filosofía y de la Cultura”,
que se imprimió y que desde luego aún conservo. Tampoco
sabíamos que, oriundo de Coapa fue también Luis G. Inclán
(1816-1875, Hermanos de la Hoja), o de que Coapa, fue camino y
muchas veces, zona de refugio de las huestes zapatistas, y que bajo
su arco, muy posiblemente, pasó Don Emiliano para su entrevista
famosa con Francisco Villa. Otro gran personaje al que vio pasar
en innumerables ocasiones el Arco de Coapa, fue (y así nos lo
hacen saber mediante un hermoso mosaico que conmemora el
hecho), la Familia Medina González, Monseñor Rafael Guízar y
Valencia hombre sobresaliente por su vida entregada a su fe
religiosa, al grado de alcanzar la Santidad, misma, que le fue
otorgada (según reza el mosaico) el 15 de octubre de 2006, según
la fecha por S.S. el Papa Benedicto XVI.
En un espléndido libro ya citado antes, titulado Coapa, la
autora nos informa que ahí, en la Hacienda de Coapa, e intentando
refugiarse de la Política de atosigamiento de Plutarco E. Calles (el
carnicero le llamaba José Vasconcelos), Monseñor, estableció el
Seminario Menor, Y el Seminario Mayor con medio centenar de
seminaristas llegados de Veracruz, Zamora, Cuernavaca y San
Luis Potosí (pag. 306 del libro citado) el éxito fue tal que 3 años
después la población había aumentado a 200 alumnos. Un penoso
incidente causó revuelo y temiendo ser descubiertos, y con ello
causar daño a la hacienda como el nada remoto de ser confiscada,
Monseñor decidió levantar el seminario y trasladarlo conforme sus
posibilidades a otros distintos estados de la república. Como antes
lo señalé, la Familia Medina González a la entrada de su casa,
recuerda con orgullo la presencia de San Rafaél Guízar y Valencia
con un hermoso mosaico conmemorativo.
163
Arturo Villanueva Bazán
Finalmente, la Hacienda de Coapa, donde fueron sus
terrenos, aproximadamente a 400 metros del casco, alberga
oficialmente desde el 19 de Abril de 1955, a la Escuela Nacional
Preparatoria No. 5 José Vasconcelos (datos tomados del libro ya
mencionado: Coapa. La Ciénaga de la Culebra y las Aguas
Dulces). Es un espléndido conjunto de edificios que albergan
además de los salones de clases ubicados en la parte que da al
oriente, una alberca de dimensiones olímpicas, un estadio de fútbol
con su cancha reglamentaria, con sus gradas de concreto, un
gimnasio sumamente completo, laboratorios, sala de tareas, una
inmensa biblioteca, estacionamientos, espaciosos campos de
atletismo, canchas de basquetbol y de volibol y un espléndido y
espacioso auditorio con todas las características de un auditorio
completo y moderno, incluyendo un foro giratorio y que en el año
de 1971, se engalanara con la actividad del grupo femenil Max
Aub de la Asociación Femenina de Coapa. Integrado por algunas
de las más hermosas chicas de esa generación (Carolina, Beatriz,
Laura etc.). En un breve tiempo fueron capaces de presentar obras
de teatro en una Semana de la Juventud del 26 al 30 de abril
algunas obras de teatro como “Paren el Mundo quiero bajarme”,
“No somos islas”, “Los olvidados” y “Esa cara no la conozco”,
cerrando con broche de oro con un círculo de debate adelantando a
su tiempo; “¿Debemos legalizar las drogas?” ¡En el año de 1971!
Solamente una plaga apestaba el ambiente de la prepa 5: la caterva
de rufianes que formaban la porra.
Finalizo la presente crónica con un párrafo tomado del libro
–repito- excelente, de la Doctora en Letras por la Facultad de
Filosofía y Letras de la UNAM Delfina E. López Sarrelangue para
formalizar por éste medio, la exigencia al INBA y a las
autoridades implicadas en la conservación de nuestros
monumentos y lugares históricos, para que dispongan lo necesario
para que:
“Por ningún motivo se permita la destrucción del arco que
es históricamente la entrada formal a un mundo que se nos va
escapando; el mundo de las tierras, pantanos, ciénegas, aguas
164
El arco de Coapa
dulces y culebras, de Coapa, Coapan, Coaapan, Coahapan,
Cuapan, Cuapa, Quapà, Coahuapan y Cohuapan (*)”
“…entre las páginas más remotas de la historia de Coapa, la
huida de Topilzin-Quetzalcóatl, revistió un singular significado. El
fugitivo se detuvo ante la fuente de Coaapan y en ella ocultó sus
riquezas más preciadas, no solo las que fortalecen al cuerpo, sino
también los que iluminan el alma. Y, aquella fuente mágica los
custodió celosamente y los hizo fructificar. Así, joyas de saber y
de las artes en Coapa lanzaron dos rayos de luz, uno que albergó al
seminario de Xalapa y se extinguió en breve, y otro que siguió
brillando con una promesa de longevidad: la Escuela Nacional
Preparatoria Núm. 5 en la región de las aguas dulces”.
(*) Coapa. La Ciénega de la Culebra y las Aguas Dulces. pp. 31 y
308 respectivamente.
165
LA ANTIGUA LIBRERÍA NAVARRO
Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón
Juan Rafael Zimbrón Romero
Estudio la licenciatura de Diseño de los Asentamientos
Humanos en la Universidad Autónoma Metropolitana
Xochimilco, hizo una especialidad en Planeación Regional y
Urbana en el Politécnico en Polonia, tiene una Maestría en
Historia- Etnohistoria en la Escuela de Antropología e historia
y un Doctorado en estudios Arqueológicos en esa misma
institución. Publico su tesis de maestría bajo el título “Paisajes
Tallados en Piedra en Xochimilco y Milpa Alta, una guía
arqueológica del sitio de Cuailama en Xochimilco” y varios
artículos en revistas y libros científicos y comerciales sobre
temas arqueastronómicos al sur del Valle de México. Es
miembro de la Sociedad Interamericana de Astronomía Cultural
(SIAC) y recientemente ingreso al Consejo de la Nacional de la
Crónica CDMX , con interés en el estudio de la región sur de la
ciudad de México, Portales, Ermita, Iztapalapa, Tlalpan,
Tláhuac.
Edith Padilla Zimbrón
Profesora de Educación Primaria, licenciada en Letras
Hispánicas por la UAM-I; maestra en Letras mexicanas por la
FFyL de la UNAM. Cuenta con el Máster en Literatura en la
Era Digital, otorgado por la Universidad de Barcelona. Es
Profesora de Tiempo Completo Titular “C” en el CCH-Oriente,
UNAM. Ha sido ponente en eventos académicos organizados
por diversas instituciones educativas mexicanas y extranjeras.
Ha publicado en revistas como Didáctica XXI, Máscaras,
Poiética, entre otras.
La antigua librería Navarro
La librería Navarro fue fundada por los hermanos Daniel y
Enrique Navarro Orejel quienes eran oriundos de Ocotlán,
Jalisco. Enrique celebró nupcias con doña Manuela Zimbrón,
originaria de Singuilucan, Hidalgo. El acervo inicial de la
librería se formó con la adquisición de dos bibliotecas, por lo
que se puede decir que el negocio inició con la compra-venta de
libros usados, allá en la lejana segunda década del siglo veinte.
Su ubicación era el extinto mercado de “El Volador”, predio
que hoy ocupa la Suprema Corte de Justicia. Luego, en la
siguiente década, se trasladaría a la calle de Seminario número
12.
Manuela tuvo dos hermanos, Juan y Petra. Mi padre, de
nombre Rafael, convivió mucho con el tío Juan, tanto, que yo
llevo el nombre de mi padre y del tío.
Juan Zimbrón estuvo casado con Inés García. Su hogar lo
formaron cinco hijos. Su casa se localiza en la colonia Vallejo.
Ahí precisamente se encontraba una bodega donde se
guardaban linotipos y papel, que luego se llevarían a la
imprenta para armar los libros de la editorial Navarro y Fuente
Cultural.
Otra bodega se encontraba en la colonia Álamos. Ambos
locales albergaban textos comunistas y de historia que no
agradaban al gobierno de la época post revolucionaria. El
recinto céntrico sirvió en algún momento de guarida de algún
líder político que sufriera el acoso del gobierno y como centro
de reunión entre el dueño de la empresa y líderes comunistas
tanto nacionales como de América Latina. Había un
intercambio muy estrecho entre soviéticos y líderes mexicanos
quienes de cierta manera financiaban la publicación de
volúmenes que luego se venderían entre los círculos
intelectuales y obreros del país y más adelante en el extranjero.
Estas acciones furtivas se diluían con la producción de
volúmenes, sobre todo de historia, que servían como textos
escolares universitarios.
169
Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón
Recordemos que después del movimiento armado de la
Revolución, el gobierno mexicano requería de estabilidad
económica y social. Los cambios no fueron pocos en esa época.
Por ejemplo, algunos de los hombres que habían luchado con
los líderes revolucionarios se vieron beneficiados y obtuvieron
tierras y prosperidad económica y social.
Baste mencionar, como un mínimo ejemplo, a don
Lucino Eslava Reza, quien se dice combatió “codo a codo” con
Emiliano Zapata y luego, al término de la etapa violenta del
movimiento, fue un terrateniente del pueblo de Parres, Estado
de México, muy querido por la comunidad porque, se dice,
intercedía ante el gobierno para destrabar asuntos de tenencia
de la tierra que llegaban a tener los pobladores del lugar.
También sembraba verduras, tenía una tienda y proporcionaba
leña en rajas a la fábrica de papel “Peña Pobre” 1
Es interesante conocer la trayectoria de vida de algunos
personaje como don Lucino, porque ellos son un claro ejemplo
de cómo el sistema capitalista mermó la ideología inicial por la
que lucharon aquellos hombres y cómo el recién nacido partido
político hegemónico PNR y luego PRI, abanderado de la
llamada revolución social, cooptó a este tipo de hombres para
que fungieran como intermediarios en los problemas
comunitarios.
Es en esa época cuando la agricultura cede terreno a las
industrias que toman un rol preponderante en el engranaje
social y político del país. La movilidad del campo a la ciudad se
hace patente con el crecimiento paulatino de la incipiente clase
media. Y ni qué decir de la preocupación del gobierno del
presidente Lázaro Cárdenas por lograr una educación
masificada, factor clave en esos años de postrevolución en
México.
1 Datos proporcionados por el arqueólogo Elías Vázquez Rodríguez.
170
La antigua librería Navarro
Esa coyuntura permitió que la industria editorial tuviera
un auge en esas décadas, tanto que Riviera Mier le ha llamado
“La edad de oro del libro en México” 2 .
En la tercera década del siglo XX, se abre en la calle de
Seminario la Librería Navarro, y no por casualidad en ese
perímetro del Centro Histórico, pues hay que recordar que no
solo ahí se concentraba el poder político de la Ciudad, sino
también, en esa época, se localizaban escuelas superiores de la
Universidad y la Escuela Nacional Preparatoria, sin mencionar
a la Secretaría de Educación Pública y otras dependencias
gubernamentales.
La ubicación estratégica de la librería Navarro permitió,
además de un comercio abundante de textos antiguos de la
historia de México, ser testigo y partícipe directo en hechos
históricos trascendentales que han dado rumbo a nuestra nación,
como “La masacre estudiantil del 68” en la prepa vecina al
local.
El negocio era atendido por gran parte de la familia
Navarro, incluidos los propietarios y algunos empleados, entre
los que se destacó Luis Rosas, oriundo del Estado de Guerrero,
quien, al igual que don Enrique Navarro, fue autodidacta y
erudito en cualquier tema de conversación que se tocara. 3
Cuando los hijos mayores de don Enrique ingresaron a
niveles superiores de estudio, tuvieron que echar mano de
algunos sobrinos para no desatender el negocio. Guillermina y
Juan Carlos, hijos del ya citado tío Juan Zimbrón, pasaron
2 Sebastián Rivera Mier. “El expendio de libros de viejo en la ciudad
de México (1886-1930). En busca de un lugar entre pájaros, fierros y
armas”, en Información, cultura y sociedad,36 junio de 2017, p. 60.
3 Como dato curioso menciono que don Luis Rosas, a pesar de que
padecía de sus facultades mentales, era políglota y un amante del
conocimiento. Pasaba horas ensimismado “platicando” con un amigo
imaginario sobre cultura e historia universal.
171
Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón
muchas tardes en la librería conviviendo y colaborando en lo
que se requería en ella.
La tía Guille contaba que llegaba a la librería gente
importante, periodistas como Jacobo Zabludosky al que se le
prestaban libros durante sus estudios universitarios y que el
negó por ser anticomunista cuando un día le preguntaron si
tenía alguna relación con nosotros; también llegaron
académicos, políticos y personas de diversos sectores a
intercambiar pláticas con don Enrique o don Luis y por
supuesto a comprar las últimas novedades marxistas impresas
por la casa editorial, muchas veces, de manera clandestina.
Esa época fue de esplendor para la familia Navarro, pues
en la tercer década del siglo XX, se convirtió, “…en uno de los
editores más importantes de su época, solo equiparable con
otras casas editoriales como Botas y Porrúa Hermanos”. 4
La actividad editorial de la época comprendió la
publicación de obras fundamentales para el estudio de la
ciencias sociales como los volúmenes El Manifiesto Comunista
y El Capital de Carlos Marx; El origen de la familia, de
Federico Engels; obras diversas de Lenin y otros autores
pioneros del socialismo y el comunismo.
Con la muerte de don Daniel Navarro en 1939, comenzó
la expansión de la casa editorial, pues muchas obras de cultura
general se distribuyeron en América Latina y otras más fueron
libros de texto en algunas universidades del país. Al mismo
tiempo, la librería Navarro se convirtió en uno de los pocos
distribuidores en México de libros hechos en Chile, Venezuela,
Colombia, Perú y Argentina, este último país, en ese tiempo,
uno de los principales editores de libros de América.
4 Juan Rafael Zimbrón. Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y
Milpa Alta, México, Fuente Cultural, 2010, 420 pp. Solapa trasera. En
adelante, retomo la información de este libro la cual he parafraseado
en algunos momentos.
172
La antigua librería Navarro
Pero la librería Navarro se expandió también en América
del Norte y logró tener relaciones comerciales y culturales con
las principales bibliotecas norteamericanas a quienes vendió
obras sobre la intervención Norteamericana en México; la
guerra de Texas; la anexión de nuestro territorio a los Estados
Unidos y otros temas relacionados con la historia de ambos
países. Es importante mencionar que durante la primera época
del auge librero salieron del país verdaderas joyas literarias
rumbo a galerías y bibliotecas de Europa y Estados Unidos.
En las siguientes tres décadas, hasta la muerte de don
Enrique Navarro ocurrida en 1975, la editorial se caracteriza
por publicar obras fundamentales que versan sobre el
conocimiento de la Historia de México y obras “clásicas y
fundamentales para la investigación de nuestro pasado”. Por
ejemplo, el Diccionario de Aztequismos y el Diccionario de
Mitología Náhuatl, ambos de Cecilio Robelo y la Biblioteca
Hispano Americana Septentrional del R.P. José Mariano
Beristáin y Souza, ésta fue merecedora de un homenaje especial
en el Palacio de las Bellas Artes, presidido por el Ingeniero
Vito Alessio Robles. Y otras más, no menos importantes, como
la Historia de la Santa Inquisición de Toribio Medina, El
carácter de la conquista de México de Genaro García, la
Historia Antigua de México de Manuel Orozco y Berra, Los
procesos del Padre Hidalgo y Rebeliones Indígenas de
González Obregón, […]” 5
Pues bien, con el lamentable deceso de don señor
Enrique, la librería pasó a poder de mi abuela doña Manuela
Zimbrón y de sus 7 hijos, y por acuerdo familiar la
administración se delegó a mi padre Rafael Zimbrón que a su
vez la transmitió a mi tío el doctor Mario Navarro Zimbrón
quien terminó sus funciones en el mes de octubre de 2005,
momento en que los miembros restantes de la familia
5 Ibid.
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Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón
decidieron vender el inmueble y nombrarme a mí como dueño
único de todos los libros que hasta la fecha subsisten.
No cabe duda que el legado de la editorial ha sido muy
importante, tanto que aún se pueden consultar dichos textos en
cualquier biblioteca de renombre como la Biblioteca Nacional,
el Archivo General de la Nación, la Biblioteca Central de la
UNAM, la Biblioteca del INAH, etc, sin dejar de mencionar
que siguen circulando en menor proporción entre los libreros,
materiales que son muy cotizados por su antigüedad, calidad e
importancia; más aún, a la Hemeroteca Nacional en el 2005 se
le donaron cerca de 100 000 revistas de diversos temas, pero la
que era la jefa en ese momento se negó a darnos una lista del
material donado.
Y es que el interés por difundir el conocimiento no cesa
por parte de la familia, pues no he abandonado del todo el
negocio que dio vida y sustento a mis abuelos.
El negocio de los libros trae consigo muchas
experiencias, pues el trato directo con personas interesadas en
diversos temas enriquece la vida de cualquier ser humano.
Todo comenzó en el metro Hidalgo de la Ciudad de
México en la última década del siglo pasado. Nuestros papás se
acercaron y se estrecharon la mano como haciendo un pacto de
honor. Nosotros estábamos en la etapa de la vida en que la
juventud es impetuosa; donde todo se hacía fácil y el mundo era
pequeño, una mujer y un hombre solteros y estudiantes
recientes de la vida. No fue necesario que los viejos comentaran
que respetaríamos las normas establecidas por la sociedad y
que, los primos en segundo grado, viajaríamos con el único
afán de asistir al Festival Internacional Cervantino en
Guanajuato para concurrir a algunos eventos y, sobre todo, para
participar en la vendimia de libros que se llevaría a cabo en la
Plaza de San Fernando.
Aún no podemos encontrar una explicación de cómo nos
dejaron entrar al metro porque llevábamos en un “diablito” unas
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La antigua librería Navarro
ocho cajas de libros. Además del peso, nuestro cargamento
ocupaba mucho espacio en el andén.
Las cajas albergaban una gran colección de libros,
muchos de ellos impresos durante la primera mitad del siglo
XX, los cuales formaban parte de la herencia del abuelo
Enrique Navarro Orejel, originario de Ocotlán Jalisco y
fundador de la Librería Navarro, casado con doña Manuela
Zimbrón, cuya familia procedía de Singuilucan, Hidalgo.
El sobrepeso de los libros y las mochilas personales
impidieron que cargáramos con la casa de campaña donde
dormiríamos durante los próximos días, así que lo único que
teníamos eran nuestras bolsas de dormir, una cobija y una gran
salud que nos permitiría subsistir al frío otoñal.
Abordamos el último Estrella Blanca de ese día, el cual
salía a las 11:59 de la noche. Antes del amanecer, llegamos a
nuestro destino. La estación de camiones se ubicaba en alguna
calle empedrada del centro de Guanajuato. No sabemos las
circunstancias, pero cuando nos asomamos por la ventana y
vimos que las cajas estaban en medio de la calle, bajamos
rápidamente del transporte para rescatarlas. Luego, las
transportamos hasta una pequeña “librería de usado” que había
en el centro, cercana a la Plaza de San Fernando y que
pertenecía a un ex miembro del extinguido PSUM (Partido
Socialista Unificado de México).
Los recuerdos se borran y no queda claro si se tenía ya el
contacto desde México o ahí se hizo la relación con aquella
persona. Lo que sí está a flor de piel es que el dueño del sitio,
después de ver nuestro material, le entraron unos grandes celos
profesionales que se tradujeron en algunas fricciones
ideológicas y existenciales, sin que llegara el agua al río. A
pesar de ello, siempre estaremos agradecidos de que nos
permitiera guardar nuestras cajas de libros mientras se
desarrollaba el Festival.
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Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón
El estar todo el día en la Plaza de San Fernando, que,
como ya se dijo, era en donde se encontraba una pequeña feria
del libro montada ex profeso para dar vida al Festival
Internacional Cervantino en su edición décima octava, nos
agotaba demasiado, pero también nos permitía entablar
relaciones con los transeúntes que compraban o por lo menos
preguntaban el precio de los ejemplares que llevábamos, entre
los cuales se encontraban Diálogo de la lengua de Juan de
Valdés, La historia del tribunal del Santo Oficio de la
Inquisición en México de José Toribio Medina; Historia
antigua y de las culturas aborígenes de México de Manuel
Orozco y Berra, Carácter de la conquista española en América
y en México de Genaro García, Tratado de las supersticiones y
costumbres gentilicias que hoy viven entre los indios naturales
de esta Nueva España del autor Hernando Ruiz de Alarcón;
editados muchos de ellos por la Casa Editorial Fuente de
Cultura, perteneciente a la ya mencionada pareja Navarro
Zimbrón.
Libros con olores a biblioteca, rancios y dispuestos a
desentrañar su misterio ante algún lector curioso, lego o
erudito. Libros de: Filosofía, Antropología, Literatura y demás
artes; pero los que más abundaban eran textos donde se hablaba
de la construcción de un mundo mejor sin clases sociales, es
decir, marxistas.
Claro que las ventas no fueron fabulosas, pues a pesar
que la gente que asistía al evento internacional les gustaba el
arte y la cultura, también como a nosotros, les escaseaba el
dinero y los que tenían suficiente regateaban mucho, asistían
mecánicamente y casi como obligación a las presentaciones
más exclusivas y dormían en los hoteles más caros alejados de
la ciudad.
Una tarde-noche, después de guardar el puesto, fuimos a
tomar algunas cervezas en aquella pizzería que estaba en el ala
oriente de la plaza. Acompañamos nuestro elíxir con una
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La antigua librería Navarro
hamburguesa que literalmente nos revivió. Luego, nos
dispusimos a caminar rumbo, supuestamente, al “Trailer Park”.
Serían las doce de la noche cuando empezamos la
travesía. Subimos por la calle Pocitos, entramos al túnel Santa
Fe y desembocamos en alguna calle subterránea que nos
conduciría a las afueras de la ciudad. El camino se hacía
llevadero entre la charla seria y las bromas que ambos
hacíamos. Cuando tomamos una curva de la carretera, nos
percatamos que ya estábamos muy alejados del centro de la
ciudad y de la ciudad misma. Las luces de las casas formaban
un cúmulo de luciérnagas, todas unidas por líneas luminosas.
En otros momentos la obscuridad nos parecía un vacío
interminable.
Grillos cantores, estrellas mirando nuestro andar y una
luna tímida asomándose entre algunas nubes eran nuestros
acompañantes. A ratos había más luminosidad, la luna descorría
las cortinas del cielo y podíamos ver, que, solo había delante de
nosotros la carretera pavimentada que conducía no sabíamos a
dónde.
Seguimos caminando, cargando solo nuestras mochilas y
nuestro sleeping bag. Vimos a lo lejos una muralla enorme e
imponente. Nos acercamos cautelosamente y el reflejo de
nuestro satélite permitió que viéramos una construcción de
piedra ceniza, con muchos contrafuertes. Después supimos que
era la Mina de Rayas, primer yacimiento guanajuatense,
descubierto por el arriero Juan Rayas en 1558, ubicado en el
cerro del Cuarzo.
Quedamos asombrados ante tal construcción.
Apresuramos el paso ante la imponente mole, se respiraba un
ambiente sobrenatural, sin embargo, ninguno de los dos tuvo
ánimo de pronunciar palabra. Sabíamos que teníamos que salir
de ahí lo más pronto posible. La luna se escondió detrás de
unas tenues nubes, lo cual agudizó más el paisaje tenebroso.
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Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón
De repente, de la nada, aparecieron ante nosotros cuatro
jinetes con apariencia antigua, de otra época, distintos a la gente
del siglo veinte, montados en enormes y briosos caballos:
moscos y alazanes. Los hombres salieron de no sé dónde,
porque nunca oímos los cascos de los animales. Todos llevaban
carrilleras, bigote y sombreros a la usanza de Emiliano Zapata.
En definitiva, su atuendo era de soldado revolucionario del Sur.
Nos saludaron.
-¡Buena noche! Dijeron y nosotros contestamos de
manera cortés y muy sorprendidos:
-¡Buenas, noches!
Ellos siguieron su camino, y, cuando volteamos, los
cuatro hombres montados en las bestias habían desaparecido de
la carretera.
No tuvimos miedo. Después de media hora más de
camino llegamos al “Trailer Park” y ahí descansamos.
Quisimos buscar una respuesta lógica a lo sucedido. Nunca la
hemos encontrado.
Ahora, en el siglo veintiuno, después de tantos años del
suceso, hemos decidido hacer nuevamente el recorrido aquel,
con la finalidad de buscar un encuentro con aquellos jinetes,
que, acaso serían guardianes eternos de la plata que
seguramente esconde aún ese misterioso lugar llamado la Mina
de Rayas.
Sucesos como estos nos permiten reflexionar sobre el
mensaje que nos trataron de transmitir esos personajes venidos
de un tiempo diferente al nuestro, en el que coincidimos en
aquel espacio semidesértico y deshabitado.
Quizás sea, el que la realidad es muy basta para acabarla
de entender en su totalidad.
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Fuentes
Rivera Mir, Sebastián, “El expendio de libros de viejo en la
ciudad de México (1886-1930). En busca de un lugar
entre pájaros, fierros y armas”, en Información, cultura
y sociedad, 36, junio 2017.
Zimbrón Romero, Juan Rafael, Paisajes tallados en piedra en
Xochimilco y Milpa Alta, México, Fuente Cultural,
2010, 420 pp.
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