Un personaje de mi barrio
Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.
Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.
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José A. Carbajal Cortés
los veintes realiza sus estudios de medicina en el Estado de
Coahuila, graduándose de médico-cirujano para después retornar a
su lugar de origen, a la tierra de las hormigas, Azcapotzalco. Para
el año de 1925 vuelve al béisbol y alinea con aquel legendario
equipo de los Corsarios del que también fue de los fundadores,
actuando más tarde en el bat con el Ocotlán y con el Eureka. El
Dr. Cedillo seguía cosechando glorias al bateo, ya que con el
Eureka vencen al campeón de entonces, el Comintra, por score 15-
14, sobresaliendo el Dr. Cedillo a la batea de 5-5, en el Campo de
la Naranja (atrás de lo que era la Refinería 18 de marzo, actual
Parque Bicentenario). En el Parque de la Rosita en Azcapotzalco
siguió cosechando éxitos hasta 1942 con los Chintololos de
Azcapotzalco, en la Liga Metropolitana. También anotó en el
famoso Parque Delta (hoy desaparecido) y otros diversos espacios
hasta el año de 1965, unido a los diamantes en constante acción
(Tlacuilo. Boletín de la Coordinación de Bibliotecas, 2004). Así, a
la par del espíritu de servicio médico, también tenía ese otro
espíritu: el deportivo, ya que era un consumado beisbolista
aficionado, apasionado del juego de pelota, cercano al diamante, a
la afición, por espacio de aproximadamente 55 años, más de medio
siglo recorriendo y jugando en diversas campos de beisbol a lo
largo y ancho de Azcapotzalco y del Distrito Federal, con su
todavía región más transparente, más azul diamantino, más verde
lozano, sin la contaminación y pérdida de capa de ozono de hoy
día…
Los grandes amores del Dr. Cedillo en la vida eran, por
tanto: el béisbol, la medicina y su familia que el cielo le había
otorgado al lado de su esposa María Elena Bernarda Cisneros de
Cedillo con sus seis hijos, transcurriendo en Azcapotzalco una
vida llena de anécdotas, sinsabores, satisfacciones y glorias.
La doctora Yolanda Pareyón Moreno, colega de profesión y
cronista, dedicó su pluma a un escrito de aquel Azcapotzalco: Por
donde pasaron las hormigas, que rememora varios testimonios de
esta tierra y nos escribe sobre el Dr. Cedillo:
Sobre la avenida Azcapotzalco esquina con la [calle] de la
Rosa, estaba el consultorio del Dr. Cedillo. Desde muy temprano,
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