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Un personaje de mi barrio

Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.

Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.

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Nezahualcóyotl en Chapultepec

Seguramente algo que tenemos en común la gran mayoría de los

habitantes de la Ciudad de México con relación al bosque de

Chapultepec es que nos evoca gratos recuerdos de la infancia. En

mi caso son muchos, relacionados con paseos familiares o

escolares, pero el más significativo es, sin lugar a dudas, una

ocasión en que visité con mi padre un muro que me pareció

enorme, cubierto de rocas redondas, imágenes en bloques de

piedra y un sin número de caídas de agua, al inicio del cual había

además una escultura altísima de un hombre de gran dignidad. Ese

día mi padre me dijo que ese personaje esculpido en piedra era el

rey Nezahualcóyotl y me contó su historia, grabada en las

imágenes del enorme muro que no era otro sino la fuente

monumental dedicada al rey poeta. Sé que ese día no comprendí

todo lo que trató de explicarme mi padre, pero guardo con gran

cariño la memoria de esa historia y hoy le dedico esta de mi parte

sobre esa maravillosa fuente y aquel gran monarca.

En la vida del rey Acolmiztli Nezahualcóyotl, cuyos

nombres significan brazo o fuerza de león y coyote hambriento o

ayunado, hay episodios tanto legendarios como históricos que lo

vinculan significativamente a Chapultepec y, por extensión, a la

Ciudad de México: convertir el cerro de Chapultepec en un bosque

donde él mismo sembró los ahuehuetes que perviven hasta

nuestros días, la edificación de un palacio al pie en este sitio y,

sobre todo, la construcción de un acueducto que fuera

trascendental para el desarrollo de México-Tenochtitlan y,

posteriormente, de la capital novohispana.

En 1956, al cuarto año de la larga estadía de Ernesto P.

Uruchurtu como regente del Departamento del Distrito Federal, se

proyectó la construcción de una fuente monumental en el bosque

de Chapultepec que integrara, como parte de su estructura, un

muro perteneciente a los restos del antiguo acueducto colonial que

había conducido a México las aguas de los manantiales del bosque

y debajo del cual, se conjeturó, debían de estar los restos del

acueducto prehispánico construido por Nezahualcóyotl. 1 Se puso

1 Ortiz M., La fuente monumental, p. 9

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