Un personaje de mi barrio
Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.
Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.
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Un cráter de la Luna lleva el apellido Erro
grupo de científicos de este Comité encabezado por el astrónomo
Donald Menzel, experto en geología lunar y planetaria, de los
Estados Unidos conjuntamente con M. Minnaert de Holanda, B.
Levin de la URSS y A. Dollfus de Francia, cuyo proceso en total
duró casi diez años.
Este Comité consideró que hasta 1932 la nomenclatura
lunar no había llevado un orden científico para el lado visible de la
Luna, en las reuniones en Cambridge, Massasuchets. Los nuevos
descubrimientos mostraron la necesidad de usar un sistema de
nomenclatura más moderno, accesible y de carácter internacional,
sobre todo por el hecho de nombrar cráteres y otros accidentes
lunares que no se habían visto jamás.
Debido a esto, en el año de 1961, en Berkley, California, la
UAI aprobó 18 asignaciones de nombres para el lado oculto lunar
propuesto por astrónomos soviéticos que trabajaron en el proyecto
de la nave Lunik 3 con sus inéditas fotografías.
Esto incluyó a cráteres bien conocidos como Tsiolkovsky y
Giordano Bruno. Para el año de 1964, en la reunión general en
Hamburgo, donde se aceptaron unos cuantos nombres que fueron
elegidos para las regiones aún visibles del limbo lunar en su
máxima libración y que desde la Tierra se habían fotografiado en
forma imperfecta.
Ya por el año de 1967, el conjunto de fotografías de las
Zondas rusas y los Orbitadores americanos habían mejorado con
sus detalles el relieve oculto de la Luna. Esto permitiría pronto la
elaboración de un nuevo mapa, inédito hasta entonces, con un
carácter internacional utilizando, en principio una nomenclatura
básica adicionando conceptos de gramática para facilitar su
consulta por los diferentes usuarios en sus respectivos idiomas.
Esta necesidad llevó a Menzel y su grupo a reunirse en Praga ese
mismo año, estudiando varias opciones de trabajo y de
investigación de nuevos apellidos de diversos candidatos.
Así como en el lado visible los cráteres habían sido
bautizados con nombres de científicos famosos se sumaría ahora a
personas con injerencia en la Astronáutica y de vuelos espaciales.
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