Un personaje de mi barrio
Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.
Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.
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Jaime A. Valverde Arciniega
que ven sus ojos, por experiencia el cronista sabe que esos hechos
en los que hurga no son lo que aparentan, el alma, lo invisible de
las cosas como de las personas, no está en la superficie y
descubrir ese tipo de entuertos le lleva la vida. No es fácil. Hay
poetas que sostienen que el alma esencial de los seres humanos no
está en sus ojos sino en la mirada, y el cronista tiene mucho de
poeta, no por nada la crónica está emparentada con la literatura.
Pero hagamos un alto ya que evocamos a Monsiváis, es
bueno recordar que el cronista de la colonia Portales nos alertó,
acerca de lo que se decía en muchos ámbitos culturales
mexicanos, todavía hasta1968, con relación a la crónica, ya que
había quienes consideraban a los cronistas como “…meros
endiosadores del pasado o del presente, falsos eruditos de la
trivialidad”. Los cronistas según los culturati, de acuerdo a la cita
de Monsiváis, son …los magnificadores de la minúscula
actualidad, los viudos profesionales de las tragedias, los
comprometidos en exceso, los amanuenses de las notas
frívolas…los aduladores de la vida popular a la que se aproximan
con ojos paternalistas o de adoración irrestricta”.
Era necesario el párrafo anterior, para comprender el
terreno por el que actualmente transita la crónica y darnos cuenta
que el recorrido de ésta ha sido muy complicado, y que si en la
actualidad ya no se anatematiza, se debe al trabajo de muchos
cronistas en México y en el mundo entero.
Como en esta crónica aparecerá un poco más adelante un
personaje muy singular, no me gustaría ser acusado de “erudito de
la trivialidad” (si bien me va), ni de “magnificador de la
minúscula actualidad”, ni de “endiosador del presente”.
Continuemos: El cronista en ocasiones parece un ratón de
biblioteca, investiga, se documenta, pero no se conforma con los
folios hallados a acerca de su tema de estudio, su fuerte no es
quedarse encerrado en el archivo, no se auto limita por aquella
sentencia del Padre Garibay que decía que el investigador debe
llegar hasta donde el documento se lo permita, pero no, eso
aunque el cronista lo tome en cuenta, se atreve a ir más allá del
historiador, el cronista se tira a la calle, es en realidad un fedatario
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