Un personaje de mi barrio
Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.
Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.
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Héroe del rescatismo
Nace en la ciudad de México un 28 de diciembre de 1934,
familiarmente se celebraba el 28 de noviembre, decía que se
habían equivocado en el Registro Civil, es hijo de Felipe Castañón
Romero y de Elvira González Arellano, él de Oaxaca, Cuicatlán y
ella de Zacatecas. Le pusieron por nombre Felipe Castañón y
González.
Vivió en el Centro Histórico, en las calles de Ecuador y
Allende, sus lugares de primeros juegos y sueños, después su papá
compró un terreno en la Segunda Cerrada de Jaime Nunó, en el
número 7 y 9, registrada familiarmente como el “siete”, allí vivían
dos familias, una Adelina Gasca y la otra de un licenciado, que
tenía un hijo de nombre Federico y una hermana con la que su
mamá convivía mucho. Su papá compró allí un terreno donde se
construye la casa donde vivirían, esta era grande con tres
recámaras, sala, comedor, cocina, recibidor en la entrada y baño,
que aún existen, después su papá construyó siete departamentos,
uno para cada hijo: Altagracia, Guadalupe, Gloria, Eugenia y
Felipe construyeron departamentos bien hechos, le ayudó su
hermano, que era masón. Ese edificio ha resistido varios
temblores.
Felipe contaba que cuando era niño había inundaciones, y
con otros amigos, entre ellos Agustín ayudaban a pasar a la gente
cargándolas en su espalda hasta las calles que estuvieran secas, por
supuesto que les pagaban una propina por hacerlo, cerca de la calle
de Reforma.
También tenía su palomilla (amigos) con los que se reunían
a jugar y echar relajo. De adolescentes buscaban tener novias y el
asunto era que los invitaran a ser chambelanes de las quinceañeras
o a las fiestas, ya de perdida -en ese tiempo era un gusto para los
jóvenes participar como chambelanes de las chicas del barrio, pues
les compraban zapatos, traje, corbata, camisa y los ensayos que
incluían ver a las chicas, bailar con ellas y disfrutar mucho esos
momentos, previos a la misa y fiesta de quinceañera.
Cuando tenían alguna dificultad con otro galán de otras
calles o colonias “brincaban”, es decir salían a defender la calle o a
la novia o chica que alguno pretendía, y se armaban los pleitos, a
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