Un personaje de mi barrio
Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.
Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.
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Héctor Castañón Basaldúa
diploma por su participación en los Servicios de Urgencia del
Estado de México.
Sus amigos, alumnos y compañeros de la Delegación
Naucalpan le entregan un diploma y moneda conmemorativa, junto
a Lorenzo García Gallardo, uno de sus compañeros y que hizo
muchas conquistas de sótanos como el de “las Golondrinas” en
San Luis Potosí.
Durante los sismos de 2017, no lo dejan ya intervenir, se
siente desplazado de sus gustos y necesidades de ayuda
humanitaria y enseñar a los de Protección Civil, Cruz Roja y
demás rescatistas siendo esto un golpe certero en su ánimo y
esperanza de seguir haciendo.
Por su experiencia le solicitan un curso de “Protección
Civil” en el estado de Guerrero, con uno de sus discípulos, uno de
ellos el Dr. Francisco Lira, a quien le dice: “Esta es la última vez
que nos vemos” ¡No! responde Francisco, Felipe aún hay mucho
que hacer, de echo antes de estar enfermo, se comunican y le da
muchas recomendaciones al respecto y le escribe: “Hay que
empezar de nuevo a enseñar a la gente de Protección Civil y a los
grupos sobre la responsabilidad que se tiene, con el tiempo la
gente ya no está y se le olvida a los nuevos, hay que enseñarles”.
Tiempo después enferma de los riñones (decían que esto ya
era crónico) estando solo en Toluca en su casa, sus hijos y nieta
van por él y lo llevan a casa de uno de sus hijos para atenderlo,
hacen lo posible para que se atienda y en el ISSSTE lo reciben y
después lo dan de alta y señalan que tiene los riñones muy dañados
y uno de ellos no funciona, el otro funciona a la mitad de su
capacidad, sin informar bien lo que procedía lo envían a consulta
externa de urinario, desplazan las citas al tiempo y por uno de sus
hijos lo dan de alta en el IMSS en Tlalnepantla, donde de manera
curiosa no lo atienden. “Como era posible que no tuvieran respeto
por el dolor de la gente”, decía: “Yo rompía candados, cadenas,
puertas para que las personas damnificadas fueran atendidas, viví
en carne propia la amargura de la gente que no era atendida como
se debía”. La vida fue ingrata, no lo atendieron, dejaron que su mal
avanzara ya que aun habiendo una orden médica le perdieron su
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