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Un personaje de mi barrio

Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.

Colección de crónicas del Cabildo Nacional de la Crónica de la Ciudad de México. María Elena Solórzano Carbajal (Compiladora), Jaime A. Valverde Arciniega (Presidente), José A. Carbajal Cortés, Hugo Arturo Cardoso Vargas, Ana María Castro Velasco, Héctor Castañón Basaldúa, Manuel Garcés Jiménez, Verónica Müller, Jaime Orozco Barbosa, Marisol Reséndiz Pizarro, Miguel Ángel Salgado Meyer, Antonio Sevilla Tapia, Arturo Villanueva Bazán, Juan Rafael Zimbrón Romero y Edith Padilla Zimbrón. México, 2019.

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Jaime A. Valverde Arciniega

“Hay que decirle a esa bola de ignorantes huachicoleros, que lo

que arrojó el volcán fue „magma‟, no gasolina Magna, no vaya a

ser que se les ocurra escalarlo con todo y cubetas”. Y viene la

aportación cultural indignada: “Pinches huachicoleros, tan

protegidos se sienten que ya hasta picaron al Popo”.

La presencia del dios del combustible, ha servido como

pretexto para darle aliento al uso de las nuevas tecnologías,

incluso en estos días sin gasolina creció la venta de celulares, ahí

están toda clase de cuentos, chistes y burlas: “Se piensa casar, no

sea anticuado, estos tiempos no son de anillo de compromiso,

obséquiele a su novia un bidón de gasolina”. “Deslumbre a su

novia, si ella le pide ir a un lugar caro, llévela a una gasolinera”.

Y la lisonja callejera reclama su espacio: “Te lleno el tanque

mamacita…”, donde la vulgaridad cede su lugar a la demostración

de poder económico. Y otra vez la risa: “Busco novia

huachicolera para relación sincera”. En medio del azoro popular,

un consejo vengativo: “Si tu novio trabaja en Pemex y te cortó,

marca el 066, diles que quieres denunciar a un huachicolero”.

Aparecen también los juguetes huachicoleros, solo por

internet y desde luego, como un juego más, el ingenio de la crisis

hace poner a la venta el huachicol a través de las redes sociales, a

mitad del precio oficial y además entregado a domicilio.

Una panadería del barrio de la Gustavo A. Madero, para

ponerse a tono puso a la venta las huachiconchas, conchas de

vainilla y chocolate debidamente chamuscadas, pero no tuvo

mercado.

Entre la ira, la confusión y la burla, el mexicano habilita la

risa como remedio a sus males, en las largas filas de las

gasolineras no hay pleitos ni discusiones, la gente apoya lo que el

gobierno haga contra los ladrones de combustible, hacen bromas y

se pasan información: “En la gasolinera de Insurgentes y Nuevo

León, van a vender unos taquitos de canasta, que están de lujo”. Y

los vendedores en bicicleta hacen su “agosto” en las heladas

madrugadas, vendiendo a los seguidores del dios de la gasolina

aparentemente fuera de todo pecado, café, atole, pan de dulce y

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