MAGAZÍN DOMINICAL # 577 MAY 22 1994
En marzo 20 de 1983, se lanzó el ejemplar “Magazín Dominical” número uno en papel periódico, con el mismo nombre del suplemento. Los lectores de El Espectador fueron sorprendidos por el cambio de formato del Magazín Dominical. La modificación llegó acompañada de una pequeña nota editorial titulada: Los tiempos cambian. En ella se anunció que un concienzudo estudio sobre los hábitos de lectura mostraba que el interés por los temas culturales estaba intacto, pero existía una resistencia en el lenguaje tradicional. A tono con el auge de los medios electrónicos, El Espectador introdujo un cambio generacional inevitable. En este formato la revista circuló hasta el ejemplar número 843 de julio 11 de 1999 y luego volvieron al formato del suplemento tabloide, con la numeración que traía la revista, el cual no duró mucho tiempo, (sólo 32 ediciones en este tamaño). El suplemento se titulaba EL ESPECTADOR MAGAZIN, dirigido por Fernando Garavito, desde el # 848 (agosto 15 de 1999) hasta el # 876 (febrero 27 de 2000).
En marzo 20 de 1983, se lanzó el ejemplar “Magazín Dominical” número uno en papel periódico, con el mismo nombre del suplemento. Los lectores de El Espectador fueron sorprendidos por el cambio de formato del Magazín Dominical. La modificación llegó acompañada de una pequeña nota editorial titulada: Los tiempos cambian. En ella se anunció que un concienzudo estudio sobre los hábitos de lectura mostraba que el interés por los temas culturales estaba intacto, pero existía una resistencia en el lenguaje tradicional. A tono con el auge de los medios electrónicos, El Espectador introdujo un cambio generacional inevitable. En este formato la revista circuló hasta el ejemplar número 843 de julio 11 de 1999 y luego volvieron al formato del suplemento tabloide, con la numeración que traía la revista, el cual no duró mucho tiempo, (sólo 32 ediciones en este tamaño). El suplemento se titulaba EL ESPECTADOR MAGAZIN, dirigido por Fernando Garavito, desde el # 848 (agosto 15 de 1999) hasta el # 876 (febrero 27 de 2000).
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
edicionescamaleón@gmail.com
Vorletti
Con este cuento Samuel Serrano (Aracataca 1964), obtuvo el segundo puesto en el Concurso Nacional
de Cuento Clemente José Zabala, organizado por el Instituto de Cultura y Deporte de Cartagena. Antes
había publicado su libro de poemas Ritual del recluso en 1991. Serrano en la actualidad hace su
postgrado en linguistica y literatura hispanoamericana en el Instituto Caro y Cuervo de Bogotá.
Creemos que la más ambiciosa antología del relato fantástico, o del humor negro, no negaría sus
páginas al excelente texto narrativo del escritor magdalenense.
Por SAMUEL SERRANO
in
algo
duda
extraño
había
breque
en aquel
solicihomcio.
taba
Era
el serviindefinido
algo
el cabello hiren
rasgados,
suto, los ojos
pelambre osla
cura que le embozaba el rostro.
La
tarde
hora
se fundía
de cerrar
con
estaba
la noche
cerca,
y el frío
la
acuchillaba
Pero con una
la
mano
ciudad.
podía darse el lujo de
tan
rechazar
pesada,
un
no
al
cliente
recién
y con
llegado
resignación
quitarse
le
el
solicitó
El desconocido asintió sin chistar
saco.
hacerlo,
palabra a
el
pesar
barbero
del intenso
observó
frío
que
y, al
hombre tenía un par de manos larel
gas
Recibió
y huesudas,
el paño oscuro,
pero no
lo
se
colgó
alarmó.
percha, invitó a su cliente a sentaren
la
que
se, lo
extrajo
cubrió con
de
un
una
blanco
gaveta
peinador
inquietarse porque el sujeto le
y
tenía
sin
rada
clavada
penetrante
desde el
como
principio
una lezna,
una mipuso
a preparar el jabón con dilise
brocha
gencia, revolviendo
en una ponchera
la pasta
de
con
agua
la
tibia
ma.
hasta hacer suficiente espuque
Luego
pendía
pulió
de
la barbera
la silla y
en
se
la
dispuso
badana
iniciar su labor.
a
da
Enjabonó
barba y
abundantemente
con el pulso firme
la tupimachetero
que se abre paso en
del
monte, fue desbastando las apretael
MAGAZIN DOMINICAL
en
das
la
breñas
mejilla
hasta
izquierda.
que abrió un claro
hombre,
Cuando
le
pudo
pareció
apreciar
extremadamenla
piel del
te
se.
pálida, pero trató de no alarmar
La
yor,
sorpresa
ya que tan
con
pronto
las orejas
pudo
fue
verlas,
mapuntiagudas
se percató de
de
que
lo
eran
normal.
más
Sin
largas
emy
y
bargo
terminó
hizo un
por
esfuerzo
pensar
por
que
calmarse
malías de su cliente obedecían
las anoalguna
tara congénita, y aunque
a
abstuvo
sintió gran
por
deseo
pudor.
de preguntarle, se
La
está enferma es muy
gente
quisquillosa,
cuando
pensó.
nada,
Decidió
hasta
entonces
que hubo
proseguir
terminado
como
de
si
rasurar
tro del sujeto
la mejilla
quedó
izquierda
como una
y el
piña
rosda.
a la
Luego,
que le han
sin decir
cortado
palabra,
una rebanaprendió
con la mejilla derecha,
la
afaemcerse
nándose
lo más
en su
pronto
labor,
posible
a fín de
de
deshamolesto
individuo que no cesaba
aquel
mirarlo un instante con sus ojos
de
taba
oblicuos
a punto
y horadantes.
de terminar
Cuando
con
esmejilla
derecha, el barbero, que era
la
vioso
un hombre
y de antiparras,
regordete, pequeño,
se detuvo
nermomento
y echó hacia atrás la caun
beza
total del
para
rostro
tener
del
una
sujeto
perspectiva
sólo le faltaban unos toques
al
de
que
barya
bera;
recorrió
pero
su
al
cuerpo
hacerlo,
y gruesas
un escalofrío
de sudor le surcaron la frente.
gotas
rostro de aquel hombre dejaba ver
El
tras
tan sólo
la izquierda
la faz derecha
seguía
limpia,
cubierta
mienuna
espesa barba.
por
16
Sus manos se crisparon y la navaja
rodó por tierra. El hombrecito se
extrajo
enjugó el
del
sudor
bolsillo
con
de
un
la
pañuelo
camisa,
que
limpió una y otra
y
vez sus lentes,
ojos.
pero seguía sin dar crédito a sus
Estaba seguro de haber iniciado su
labor por la mejilla izquierda.
cordaba perfectamente la primera
Reprodujo
impresión
la cara
de piña
a medio
mellada que le
afeitar
sujeto, la misma que ahora aparedel
rio.
cía ante sí, pero en sentido contra
No, no, su memoria no podía andar
tan
limpiaba
mal, se
la
decía mientras recogía y
barbera;
últimamente había sufrido
es cierto
de
que
somnio, que su corazón no trabajainba
el cigarrillo
bien y él
y
se
el
negaba
tinto como
a abandonar
sejó el doctor, pero aquello no
le
podía
aconser
suficiente para dar paso a las
alucinaciones.
el
Entonces,
error y terminó
sólo quedaba
por
pensar en
aceptarlo.
vez se había equivocado, tal
Tal
vez
ansiedad por concluir ese día que
la
había estado tan gris, y
catadura del sujeto que
la
a
extraña
hora se presentaba, habían contriúltima
buido a exaltar su imaginación.
mientras
Empezó a
se
silbar
disponía
para
a reanudar
calmarse,
labor, concentrando su esfuerzo en
su
golpes
la mejilla
de barbera
izquierda. Cinco o seis
y
mientras aplicaba
ya está, se decía
la
za. Mejilla pelada,
navaja
cliente
con
despafuer
Dejó
chado.
agua
la
con
barbera
jabón que
en la
tenía
ponchera
a su lado
de
y
tra,
tomando
la hizo
la
girar
silla
de
con
tal
la
manera
mano diesque