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MAGAZÍN DOMINICAL # 577 MAY 22 1994

En marzo 20 de 1983, se lanzó el ejemplar “Magazín Dominical” número uno en papel periódico, con el mismo nombre del suplemento. Los lectores de El Espectador fueron sorprendidos por el cambio de formato del Magazín Dominical. La modificación llegó acompañada de una pequeña nota editorial titulada: Los tiempos cambian. En ella se anunció que un concienzudo estudio sobre los hábitos de lectura mostraba que el interés por los temas culturales estaba intacto, pero existía una resistencia en el lenguaje tradicional. A tono con el auge de los medios electrónicos, El Espectador introdujo un cambio generacional inevitable. En este formato la revista circuló hasta el ejemplar número 843 de julio 11 de 1999 y luego volvieron al formato del suplemento tabloide, con la numeración que traía la revista, el cual no duró mucho tiempo, (sólo 32 ediciones en este tamaño). El suplemento se titulaba EL ESPECTADOR MAGAZIN, dirigido por Fernando Garavito, desde el # 848 (agosto 15 de 1999) hasta el # 876 (febrero 27 de 2000).

En marzo 20 de 1983, se lanzó el ejemplar “Magazín Dominical” número uno en papel periódico, con el mismo nombre del suplemento. Los lectores de El Espectador fueron sorprendidos por el cambio de formato del Magazín Dominical. La modificación llegó acompañada de una pequeña nota editorial titulada: Los tiempos cambian. En ella se anunció que un concienzudo estudio sobre los hábitos de lectura mostraba que el interés por los temas culturales estaba intacto, pero existía una resistencia en el lenguaje tradicional. A tono con el auge de los medios electrónicos, El Espectador introdujo un cambio generacional inevitable. En este formato la revista circuló hasta el ejemplar número 843 de julio 11 de 1999 y luego volvieron al formato del suplemento tabloide, con la numeración que traía la revista, el cual no duró mucho tiempo, (sólo 32 ediciones en este tamaño). El suplemento se titulaba EL ESPECTADOR MAGAZIN, dirigido por Fernando Garavito, desde el # 848 (agosto 15 de 1999) hasta el # 876 (febrero 27 de 2000).

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edicionescamaleón@gmail.com

Vorletti

Con este cuento Samuel Serrano (Aracataca 1964), obtuvo el segundo puesto en el Concurso Nacional

de Cuento Clemente José Zabala, organizado por el Instituto de Cultura y Deporte de Cartagena. Antes

había publicado su libro de poemas Ritual del recluso en 1991. Serrano en la actualidad hace su

postgrado en linguistica y literatura hispanoamericana en el Instituto Caro y Cuervo de Bogotá.

Creemos que la más ambiciosa antología del relato fantástico, o del humor negro, no negaría sus

páginas al excelente texto narrativo del escritor magdalenense.

Por SAMUEL SERRANO

in

algo

duda

extraño

había

breque

en aquel

solicihomcio.

taba

Era

el serviindefinido

algo

el cabello hiren

rasgados,

suto, los ojos

pelambre osla

cura que le embozaba el rostro.

La

tarde

hora

se fundía

de cerrar

con

estaba

la noche

cerca,

y el frío

la

acuchillaba

Pero con una

la

mano

ciudad.

podía darse el lujo de

tan

rechazar

pesada,

un

no

al

cliente

recién

y con

llegado

resignación

quitarse

le

el

solicitó

El desconocido asintió sin chistar

saco.

hacerlo,

palabra a

el

pesar

barbero

del intenso

observó

frío

que

y, al

hombre tenía un par de manos larel

gas

Recibió

y huesudas,

el paño oscuro,

pero no

lo

se

colgó

alarmó.

percha, invitó a su cliente a sentaren

la

que

se, lo

extrajo

cubrió con

de

un

una

blanco

gaveta

peinador

inquietarse porque el sujeto le

y

tenía

sin

rada

clavada

penetrante

desde el

como

principio

una lezna,

una mipuso

a preparar el jabón con dilise

brocha

gencia, revolviendo

en una ponchera

la pasta

de

con

agua

la

tibia

ma.

hasta hacer suficiente espuque

Luego

pendía

pulió

de

la barbera

la silla y

en

se

la

dispuso

badana

iniciar su labor.

a

da

Enjabonó

barba y

abundantemente

con el pulso firme

la tupimachetero

que se abre paso en

del

monte, fue desbastando las apretael

MAGAZIN DOMINICAL

en

das

la

breñas

mejilla

hasta

izquierda.

que abrió un claro

hombre,

Cuando

le

pudo

pareció

apreciar

extremadamenla

piel del

te

se.

pálida, pero trató de no alarmar­

La

yor,

sorpresa

ya que tan

con

pronto

las orejas

pudo

fue

verlas,

mapuntiagudas

se percató de

de

que

lo

eran

normal.

más

Sin

largas

emy

y

bargo

terminó

hizo un

por

esfuerzo

pensar

por

que

calmarse

malías de su cliente obedecían

las anoalguna

tara congénita, y aunque

a

abstuvo

sintió gran

por

deseo

pudor.

de preguntarle, se

La

está enferma es muy

gente

quisquillosa,

cuando

pensó.

nada,

Decidió

hasta

entonces

que hubo

proseguir

terminado

como

de

si

rasurar

tro del sujeto

la mejilla

quedó

izquierda

como una

y el

piña

rosda.

a la

Luego,

que le han

sin decir

cortado

palabra,

una rebanaprendió

con la mejilla derecha,

la

afaemcerse

nándose

lo más

en su

pronto

labor,

posible

a fín de

de

deshamolesto

individuo que no cesaba

aquel

mirarlo un instante con sus ojos

de

taba

oblicuos

a punto

y horadantes.

de terminar

Cuando

con

esmejilla

derecha, el barbero, que era

la

vioso

un hombre

y de antiparras,

regordete, pequeño,

se detuvo

nermomento

y echó hacia atrás la caun

beza

total del

para

rostro

tener

del

una

sujeto

perspectiva

sólo le faltaban unos toques

al

de

que

barya

bera;

recorrió

pero

su

al

cuerpo

hacerlo,

y gruesas

un escalofrío

de sudor le surcaron la frente.

gotas

rostro de aquel hombre dejaba ver

El

tras

tan sólo

la izquierda

la faz derecha

seguía

limpia,

cubierta

mienuna

espesa barba.

por

16

Sus manos se crisparon y la navaja

rodó por tierra. El hombrecito se

extrajo

enjugó el

del

sudor

bolsillo

con

de

un

la

pañuelo

camisa,

que

limpió una y otra

y

vez sus lentes,

ojos.

pero seguía sin dar crédito a sus

Estaba seguro de haber iniciado su

labor por la mejilla izquierda.

cordaba perfectamente la primera

Reprodujo

impresión

la cara

de piña

a medio

mellada que le

afeitar

sujeto, la misma que ahora aparedel

rio.

cía ante sí, pero en sentido contra­

No, no, su memoria no podía andar

tan

limpiaba

mal, se

la

decía mientras recogía y

barbera;

últimamente había sufrido

es cierto

de

que

somnio, que su corazón no trabajainba

el cigarrillo

bien y él

y

se

el

negaba

tinto como

a abandonar

sejó el doctor, pero aquello no

le

podía

aconser

suficiente para dar paso a las

alucinaciones.

el

Entonces,

error y terminó

sólo quedaba

por

pensar en

aceptarlo.

vez se había equivocado, tal

Tal

vez

ansiedad por concluir ese día que

la

había estado tan gris, y

catadura del sujeto que

la

a

extraña

hora se presentaba, habían contriúltima

buido a exaltar su imaginación.

mientras

Empezó a

se

silbar

disponía

para

a reanudar

calmarse,

labor, concentrando su esfuerzo en

su

golpes

la mejilla

de barbera

izquierda. Cinco o seis

y

mientras aplicaba

ya está, se decía

la

za. Mejilla pelada,

navaja

cliente

con

despafuer­

Dejó

chado.

agua

la

con

barbera

jabón que

en la

tenía

ponchera

a su lado

de

y

tra,

tomando

la hizo

la

girar

silla

de

con

tal

la

manera

mano diesque

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