Edicion Especial 12-08-2020
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REPORTE ESPECIAL<br />
SANTO DOMINGO, RD. MIÉRCOLES, <strong>12</strong> DE AGOSTO DE <strong>2020</strong><br />
17<br />
realidad, en los que los egresados<br />
han sido protagonistas. Estas son sólo<br />
algunas de las maneras en las que<br />
la universidad ha dicho presente y<br />
ha aportado a la sociedad dominicana<br />
cuando más nos ha necesitado.<br />
El reto de enfrentar<br />
desafíos estructurales<br />
En estas circunsancias, no podemos<br />
pasar de vista un elemento de vital<br />
importancia, y es que esta crisis ha<br />
evidenciado y magnificado las desigualdades<br />
estructurales que aquejan<br />
a la inmensa mayoría de los países,<br />
incluyendo el nuestro. Esto así<br />
porque a pesar de que estas crisis<br />
nos afecta a todos, sin importar condición<br />
socioeconómica, los datos demuestran<br />
que afectan desproporcionadamente<br />
a los más vulnerables de<br />
la sociedad.<br />
En el sector educativo estas desigualdades<br />
se ponen de manifiesto<br />
con la brecha digital que impide<br />
a miles de estudiantes acceder a la<br />
educación virtual, aun cuando sus<br />
intituciones provean la instrucción<br />
en esta modalidad. La falta de equipos,<br />
de conectividad y de un espacio<br />
adecuado para el estudio en sus hogares<br />
constituyen un impedimento<br />
para acceder a la educación.<br />
Un reciente estudio del BID señala<br />
que estas disparidades se encuentran<br />
presentes en todo el mundo. En<br />
el 2018, menos de la mitad de los estudiantes<br />
de bajos niveles socioeconómicos<br />
en la región de América<br />
Latina y el Caribe vivían en un entorno<br />
preparado para participar en<br />
el aprendizaje remoto. Solo el 30%<br />
tenía computadoras para el trabajo<br />
escolar y menos de la mitad tenía acceso<br />
a Internet. En contraste, casi todos<br />
los estudiantes de entornos más<br />
privilegiados tenían acceso a computadoras<br />
(95%) e Internet (98%).<br />
Lo que ha ocurrido con la educación<br />
superior para manteenr las clases<br />
en modalidad virtual constituye<br />
un esfuerzo loable, pero debemos<br />
reconocer y asumir que no se trata<br />
de una transformación. Ha sido una<br />
especie de salvataje, necesario, imprescindible,<br />
pero insuficiente para<br />
enfrentar los retos que ya venían<br />
acumulándose en el sistema, más<br />
los nuevos que impone la situación<br />
sanitaria y económica.<br />
Distintos autores vienen planteando<br />
la necesidad de una “innovación<br />
disruptiva” en las instituciones<br />
de educación superior bajo el<br />
argumento de que el modelo de<br />
operación estaba demostrando desde<br />
hace años una gran fragilidad.<br />
Clayton Christensen, quien fue un<br />
destacado profesor e investigador<br />
de la Universidad Harvard, adaptando<br />
el concepto al sector universitario,<br />
señalaba la urgente necesidad<br />
de una significativa transformación<br />
en la educación superior.<br />
El modelo financiero, los niveles<br />
de deserción, la estructura organizacional<br />
obsoleta, la falta de conección<br />
con las demandas de la sociedad son<br />
algunos de los retos pre-pandemia<br />
que los autores señalan como urgentes,<br />
y que se magnifican con esta situación<br />
actual. Estos retos solo pueden<br />
abordarse de forma certera con<br />
propuestas novedosas que superen<br />
las acciones remediales muchas veces<br />
intentadas. Francisco Marmolejo,<br />
asesor de educación de Qatar<br />
Foundation, sostiene que las instituciones<br />
de educación superior<br />
debemos cuestionar nuestros supuestos,<br />
desestabilizarnos desde<br />
dentro, estar dispuestos a correr<br />
riesgos, para evitar que tan pronto<br />
como la situación se estabilice<br />
retornemos al estado de situación<br />
anterior. Argumenta, y estamos de<br />
acuerdo con ello, que ese es un lujo<br />
que no nos podemos dar si queremos<br />
seguir siendo instituciones relavantes<br />
que impulsan el desarrollo<br />
de las personas y la sociedad.<br />
Podemos estar tentados a creer que<br />
cambiar la modalidad en la que impartimos<br />
los cursos y digitalizar algunos<br />
servicios contituyen un cambio<br />
trascendental. Sin embargo,<br />
para que este cambio ocurra es fundamental<br />
diseñar un plan integral<br />
que implique no solo el necesario<br />
componente de transformación digital,<br />
sino también replantearnos<br />
el modelo pedagógico inherente,<br />
adecuar el currículo, modificar las<br />
estructuras organizacionales, y especialmente,<br />
promover una nueva<br />
cultura institucional de calidad, innovación<br />
y excelencia.<br />
Educación incluyente<br />
Fernando Reimers, especialista de<br />
educación señala que las instituciones<br />
educativas nos encontramos<br />
en medio de una ola de innovación<br />
y tenemos el desafío de encontrar<br />
maneras de sostener las oportunidades<br />
que han surgido. Debemos<br />
asegurar el desarrollo y amplitud<br />
de las capacidades esenciales en<br />
el siglo XXI. Nuestro currículo universitario<br />
debe ser redefinido para<br />
promover, intencionalmente,<br />
habilidades socioemocionales como<br />
la empatía, la adaptabilidad,<br />
la perseverancia, competencias como<br />
ciudadanía global, colaboración<br />
y comunicación, creatividad e<br />
imaginación, pensamiento crítico y<br />
solución de problemas, alfabetización<br />
digital, liderazgo y desarrollo<br />
profesional. Estas competencias y<br />
la capadidad de aprender a lo largo<br />
de la vida, constituyen el equipaje<br />
imprescindible de un profesional<br />
del Siglo XXI. Si hace dos décadas<br />
era una intención integrarlas de<br />
manera armónica y transversal en<br />
los planes de estudio, ahora es una<br />
necesidad impostergable para que<br />
los programas universitarios pasen<br />
la prueba de la relevancia.<br />
Para que estos cambios sean incluyentes<br />
e impacten a todos los<br />
estudiantes, se necesitan políticas<br />
públicas que permitan reducir la<br />
brecha digital, proveyendo una<br />
mayor conectividad y dispositivos<br />
para alumnos y docentes, así como<br />
fomentar la formación de los<br />
distintos actores del sistema educativo.<br />
Debemos ser capaces de institucionalizar<br />
las nuevas modalidades<br />
de docencia y mantener los formatos<br />
híbridos, los cuales rompen<br />
las barreras geográficas y permiten<br />
fomentar la colaboración y el<br />
aprendizaje activo. Esto requiere<br />
redefinir y expandir las estructuras<br />
a cargo de la educacion virtual en<br />
nuestras instituciones, el servicio a<br />
estudiantes y docentes, el soporte<br />
técnico, integrando nuevos actores<br />
como diseñadores intruccionales y<br />
creadores de contenido. Las IES debemos<br />
invertir en nuevas tecnologías<br />
y crear el hábito de utilizar de<br />
manera ágil e inteligente los datos<br />
y las analíticas que proveen las plataformas<br />
de aprendizaje y servicios<br />
para tomar decisiones que permitan<br />
mejorar continuamente la calidad.<br />
Necesitamos estar prestos<br />
a atender las nuevas ncesidades<br />
de formación para las ocupaciones<br />
emergentes, en distintos niveles<br />
(educación continua, técnico,<br />
grado y postgrado), con formatos<br />
flexibles y adaptables a las necesidades<br />
de los estudiantes. Es fundamental<br />
fortalecer el desarrollo<br />
profesional de los docentes, pues<br />
se requieren de nuevas competencias<br />
para ser un profesor exitoso en<br />
estas modalidades virtuales, híbridas<br />
y flexibles. Se hace necesario<br />
expandir las redes de instituciones<br />
con las que colaboramos, incorporando<br />
programas de movilidad virtual<br />
para el fomento de competencias<br />
de ciduadanía global.<br />
Hacia un nuevo<br />
modelo institucional<br />
Esta transformación requiere afianzar<br />
el compromiso con el aseguramiento<br />
de la calidad y la rendición<br />
de cuentas, adoptando estándares<br />
y acreditaciones que validen la relevancia<br />
e impacto de la formación y<br />
servicios que ofrecemos.<br />
En este modelo, debemos replantearnos<br />
las líneas de investigación<br />
y los modelos de extensión, de<br />
modo que se genere conocimiento<br />
relevante para proponer políticas<br />
públicas coherentes con el ideal<br />
de sociedad que compartimos y fomentemos<br />
la creación de nuevos<br />
modelos de gestión en los distintos<br />
ámbitos en los cuales formamos<br />
profesionales, modelos que sean<br />
más creativos e inclusivos.<br />
Las instituciones de educación<br />
superior han estado en el centro de<br />
la pandemia, recobrando parte de<br />
su esencia de creadora de conocimientos.<br />
Este ha sido para muchos<br />
una consecuencia positiva, pues<br />
se ha fortalecido la confianza. Esto<br />
nos compromete a todos los actores<br />
del sistema a trabajar por la<br />
construcción de una sociedad más<br />
justa.